Violencia intrfamiliar

MARCO CONCEPTUAL

Evidenciar la violencia contra las mujeres y cuantificarla
es tarea indispensable para avanzar en la instrumentación
de mecanismos que la eviten. La obtención
de datos concretos sobre la prevalencia, magnitud y
frecuencia de las agresiones que ellas experimentan en
los distintos ámbitos, proporciona argumentos conducentes
para diseñar e impulsar políticas públicas que
permitan enfrentar el problema.
Los primeros intentos para evidenciar la violencia
hacia las mujeres se dan en la primera mitad del siglo
pasado, con la creciente demanda de las mujeres por
obtener derechos iguales a los de los hombres. En 1946
se crea la Comisión de la Condición Jurídica de la Mujer,
de la cual han emanado varias declaraciones y convenciones,
consagrando su esencia en la Convención para
la Eliminación de Todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer (CEDAW).  Esta convención, aprobada
en 1979 por la Organización de las Naciones Unidas 
, entró en vigor en 1981 tras la ratificación de  20
países, incluido México; actualmente casi todos los paí-
ses de América Latina y el Caribe se han comprometido
con las obligaciones que dicha convención señala.

Los compromisos adquiridos en México y en la región
son resultado de estos esfuerzos internacionales; se han
concretado en múltiples programas y acciones, producto
de políticas específicas dirigidas al logro de la igualdad
entre los sexos y la equidad de género.

El origen del marco legal actual tiene como antecedente
las ideas rousseaunianas del siglo XVIII. Sus concepciones
políticas y preceptos morales tienen vigencia hasta
nuestros días.
A pesar de que las ideas renovadoras hacia un nuevo
orden social fueron la base de la Revolución Francesa,
éstas también fueron el marco ideológico a seguir del
pensamiento europeo. Las ideas de Rousseau respecto
de la posición de la mujer en la sociedad fueron determinantes
como fundamento y condición de la política: su
espacio estaba en una esfera reproductiva, doméstica y
privada, mientras que el de los hombres se ubicaba en la
esfera productiva, pública y política.
Los argumentos utilizados para excluir a la mujer de
los espacios públicos fueron los siguientes:
Las mujeres, ni por cualidades de su ánimo, esto es,
vigor moral que comporta inteligencia, honorabilidad,
imparcialidad, ni por cualidades físicas, sabida su
manifiesta debilidad corporal, pueden pagar el precio
de la ciudadanía. Regidas por el sentimiento y no por
la razón, no podrían mantener la ecuanimidad necesaria
en las asambleas y, físicamente endebles, no serían
capaces de mantener la ciudadanía como un derecho
frente a terceros.

 Las ideas modernas de Hobbes, Locke y Rousseau que
defienden la libertad e igualdad de los seres humanos,
hacen una excepción para la mujer, tratando de justificarla
a partir de su “naturaleza débil”, razón por la cual señalan debiera quedar en una posición de subordinación
en todo tipo de relación social que mantuviera.
Estos planteamientos se materializaron en la construcción
de una legislación que relegó la posición de la
mujer a un nivel de dependencia y marginación social
y política, respecto al hombre. De esta forma, la mujer
queda excluida de los ambientes publicos y es confinada
a una posición de sumisión total, privándola de los derechos
humanos más fundamentales: libertad e igualdad.
La revolución industrial transformó el nuevo orden
social, de tal forma que en el siglo XIX se consolidó
un moderno modelo sociopolítico liberal basado en los
principios básicos rousseaunianos, por lo que la revolución
deja íntegra la posición de la mujer en la sociedad.
Pensadores importantes continúan respaldando el
confinamiento femenino: Hegel, Schopenhauer, Kierekegaard,
Nitsche; su influencia en el mundo de las ideas
es determinante, al participar activamente en las nuevas
posturas humanísticas y científicas de la ppoca.
3ese a la fuerte influencia de algunos filósofos, a
mediados del siglo XIX se empiezan a gestar fuertes
movimientos sociales en el mundo: se publica el “Manifiesto
Comunista´ en 1848 y en ese mismo año se firma
la “Declaración de Sentimientos”, mejor conocida
como la “Declaración de Séneca Falls”, promovida por
un grupo de hombres y mujeres luchadores en contra de
la esclavitud. Esta declaración tendrá como objetivo primordial
el sufragio universal para hombres y mujeres, y
se transformará en un movimiento de gran envergadura.
El sufragismo fue un movimiento de agitación internacional,
presente en todas las sociedades industriales,
que tomó dos objetivos concretos, el derecho al voto
y los derechos educativos, y consiguió ambos en un
periodo de ochenta años, lo que supone al menos tres
generaciones de militantes empeñadas en el mismo
proyecto, de las cuales, obvio es decirlo, al menos dos
no llegaron a ver ningún resultado.
La primera mitad del siglo XX fue sumamente intensa:
las dos guerras mundiales tambalearon las estructuras
sociales, y la posición de la mujer se robusteció al integrarse
al mercado laboral en la industria bélica y fabril,
así como en operaciones diversas de tipo administrativo.


EL NEOLIBERALISMO Y CONSECUENCIAS

El modelo neoliberal El discurso neoliberal se basa principalmente en dos conceptos: economía de mercado y democracia en los términos de derechos individuales y representación política. Son conocidos los efectos de la redistribución regresiva de los recursos que han producido las políticas económicas basadas en estas concepciones que  al menos en el caso de nuestro país podemos designar como fundamentalismo de mercado.

En esta sociedad dual de incluidos/as excluidas/os, podemos hablar de una «feminización de la exclusión social» (baste recordar que, según el Informe de Desarrollo Humano de 1995 publicado por el programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) las mujeres representamos el 70 por ciento de las mil 300 millones de personas más pobres del mundo). 
Pero la sociedad dual significa también, en su violencia polarizante, una inducción al consumo permanente e ilimitada, que incluye cuerpos e identidades. No sólo se debe consumir mucho, sino portar los símbolos de la inclusión, que suponen entre otras cosas cuerpos cada vez más delgados, tostados, moldeados y jóvenes. Modelos de cuerpo que no se detienen ni ante la enfermedad ni la muerte. Cuerpos siliconados, lipo-aspirados, hambreados. Personas, especialmente mujeres jóvenes, anoréxicas, bulímicas, que muestran la superficie de una situación de tortura promovida por modelos culturales cada vez más opresivos en su función de control de cuerpos y vidas.

Cuerpos de mujeres gastados por el sobretrabajo, cuerpos consumidos por el disciplinamiento patriarcal de la figura femenina, cuerpos -instrumentos de reproducción y prostitución. Cuerpos y vidas de mujeres, en los que se articulan el principio capitalista de la maximización de la ganancia y la norma patriarcal de la heterosexualidad obligatoria.

Como señala Charlotte Bunch, al referirse a los diversos modos en que la heterosexualidad obligada sirve de apoyo a la feminización internacional de la pobreza, la idea de que cada «buena» mujer debe tener un hombre que la mantenga, sirve de apoyo ideológico para pagar menores sueldos a las mujeres. O, la concepción de las mujeres como seres que existimos para los hombres y estamos al servicio de sus necesidades y deseos, da lugar a especiales prácticas de disciplinamiento de los cuerpos femeninos, como analiza Sandra Lee Bartky, entre las que señala tres categorías de técnicas: las que pretenden conseguir un cuerpo de cierto tamaño y configuración; las que tiene como objetivo conseguir de ese cuerpo un repertorio específico de gestos, posturas y movimientos; y las que están dirigidas a mostrar el cuerpo como una superficie decorativa.

La propuesta neoliberal nos ofrece como marco de solución de los problemas que ella misma genera, el ejercicio de esta democracia representativa y de los derechos individuales, que, en sus versiones más progresistas, se entienden como derechos civiles, económicos, sociales y culturales. Se apela a las mujeres pobres como clientas y como proveedoras de servicios gratuitos para la familia y la comunidad. Al mismo tiempo, se presenta a las mujeres de clase media (las aún incluidas) como individuas titulares de derechos.

Disminución dramática del empleo y aumento de la pobreza y la exclusión social, altos niveles de concentración del capital y pérdida de derechos laborales y sociales.

Las mujeres son más vulnerables a la explotación por su condición de madres y cuidadoras de la familia. La mano de obra barata se concentra en mujeres que buscan conciliar su trabajo doméstico y productivo en trabajos informales y de ambulantaje, maquila y trabajo a domicilio, sin horario ni prestaciones; los abusos se expresan en cansancio y enfermedades por la explotación laboral. Las jóvenes que migran generalmente se emplean como trabajadoras domésticas o sexoservidoras en sus lugares de destino; las que se quedan son mujeres abandonadas. Otras formas de represión a líderes y activistas sociales van también contra la integridad corporal, cuerpos violados por policías y militares (Ciudad Juárez, Atenco, la APPO, Zongolica, Coahuila, Chiapas).

Desde el feminismo se ha denunciado que con estas medidas se busca el silencio, la ignorancia y la sumisión. Métodos más sofisticados y abstractos promueven esas actitudes. El integrismo y el fundamentalismo religioso están invadiendo el terreno de las políticas públicas. El integrismo consiste en convertir los principios religiosos personales en modelo de la vida política y fuente de las leyes del Estado. Está de moda entre los políticos conservadores, cristianos y republicanos en Estados Unidos, católicos y panistas en México; también hay integristas de izquierda que han movilizado a comunidades con valores de inspiración católica. El fundamentalismo es más radical y también se hace presente en la clase política de nuestro continente: consiste en rechazar toda acción que intente minar la fe en el texto sagrado (o bíblico) y pretende imponer una interpretación literal de las Escrituras. Se ha recurrido tanto al integrismo como al fundamentalismo para fomentar la movilización política, la estrategias actuales se han enfocado en la educación y las campañas publicitarias, se promueve la abstinencia sexual hasta el matrimonio, la agenda contra los derechos reproductivos de las mujeres (anticonceptivos, aborto), el rechazo a derechos sexuales de homosexuales y lesbianas, el fomento al matrimonio, al rol tradicional femenino y la familia natural (heterosexual) y perpetua.


ORIGEN DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

*El origen de la palabra familia deriva del latín famulus (sirviente, esclavo) que significa el conjunto de los esclavos y criados de una persona, el pater familias. Para los griegos, la palabra que denominaba a la familia era oikos que significa el conjunto de todos los que están sometidos a la voluntad del padre o jefe de la casa. Vemos “entonces que el concepto de familia, especialmente el de la familia patriarcal, nombra relaciones de propiedad y autoridad”

*En la Roma primitiva, el páter familias tenía derechos ilimitados sobre sus hijos. Les escogía cónyuges, podía castigarlos y aun venderlos como esclavos, divorciarlos y hasta decidir si un recién nacido tenia derecho a vivir.

*En el cristianismo, según San Pablo la mujer debía estar subordinada, y temer al marido.
*En uno de los documentos más antiguos de la Iglesia Católica, el Decretum (1140), prevalecía el derecho del marido de controlar a la esposa, a pesar del principio de igualdad de todas las almas de Dios. El relato bíblico de que Eva, tentada por el demonio, indujo a Adán a pecar, proclamó la inocencia del varón y la culpabilidad de la mujer, quien por ello fue condenada a estar sujeta eternamente al poder del marido.

* El Nuevo Testamento no varió mucho tal situación. Pretendía la pureza del espíritu en contraposición a los deseos de la carne, representados  por el sexo y matrimonio. Por este motivo, el matrimonio era entonces considerado como un estado indeseable en el que caían solamente aquellos que no podían controlar sus apetitos sexuales. Debió transcurrir un tiempo antes de que la Iglesia sacrificaria el matrimonio y el amor marital y lo convirtiera en sacramento. Al predicar el confinamiento de la mujer en el hogar, la religión se encargó de reforzar el orden del Patriarcado.
En la Inglaterra de las postrimerías del siglo XVIII, la common law establecía que la existencia jurídica de la mujer quedaba suspendida al contraer nupcias. Con ello perdía el derecho de poseer propiedades, créditos personales y la guarda de los hijos que llegara a tener.
En los Estados Unidos, una ley de 1824 imponía el derecho del marido a castigar a la esposa. En 1864, un Tribunal de Carolina del Norte se pronuncio por la no interferencia del Estado en los casos de castigo domestico, como siglos atrás se estableció en la Roma antigua.
El cambio de actitud se inicio en Inglaterra, donde en 1829 se elimino del libro de los Estatutos el acta que daba derecho al marido a castigar a su mujer. En 1853, se aprobó el Acta para la Mejor Prevención y Castigo de los Asaltos Agravados sobre Mujeres y Niños, que extendió a estos seres algunas de las medidas de protección existentes para evitar la crueldad hacia los animales. Sin embargo, no fue sino hasta 1891 que se abolió de forma absoluta el derecho legal de que había disfrutado el marido ingles para emplear la fuerza física contra la esposa.
En igual sentido se pronunciaron en los Estados Unidos las Cortes de Alabama y Massachusetts en 1851, y el de Mississippi en 1894, donde además se concedió a la mujer golpeada el derecho a divorciarse. Ya para 1910, solamente en once estados de la Unión Americana no se admitía el divorcio por la causal de crueldad extrema.

Una obra que ejerció gran influencia en este cambio jurídico fue el libro que Francés Power Cobbe escribió en 1878: Tortura de la Esposa en Inglaterra, en el que recopilo de las estadísticas judiciales mas de 6,000 casos de mujeres mutiladas, cegadas, pisoteadas, quemadas y aun asesinadas durante el periodo de 1875 a 1878.
En 1900, el Código Penal Alemán estableció la igualdad ante la ley de hombres y mujeres. Años después los países socialistas promulgaron la igualdad de derechos de ambos sexos. En Costa Rica, la Carta Magna de 1949 elevo dicho principio a precepto Constitucional.
En Escocia, sin embargo, en un fallo judicial de 1977, aun se reconocía que “el marido puede golpear a la esposa en el trasero, pero no en el rostro”.
En cada época, el modelo de familia ha ido cambiando, adecuándose a las dinámicas históricas, los cambios de organización social influyendo en ellos.

En el siglo XX donde se da un cambio familiar y social que no obedece principalmente a aspectos económicos sino a una toma de conciencia personal en las mujeres; cambio que busca nuevas formas de relacionarse y de ser como varones y mujeres, de que el poder no sea una forma de opresión dentro y fuera de la familia y de relacionarnos entre nosotros y nosotras no como objetos de posesión sino como sujetos.

En la actualidad, el concepto de familia predominante en el mundo occidental es el nuclear, “familia de constitución voluntaria, unida por relaciones afectivas y que conforma el ámbito privado de las personas. Vinculando amor y matrimonio, no necesariamente unido a la procreación, y una consideración de la infancia como una etapa especial de la vida a la cual los padres le dedican una atención preferencial”.
No podemos hablar de la familia como un término unívoco y no podemos hablar de un solo tipo de Familia. Definiciones hay muchas, dependiendo del objeto o sentido que se quiera resaltar de ella; en cada región y en cada etapa de la vida familiar se dan diferentes características dentro, y lo mas importante, muy pocas familias en nuestro país corresponden a este modelo de familia nuclear. De 1976 a 1990 el porcentaje de familias nucleares disminuyo 6 puntos, de 71.0% a 65%. 

En 1990 se calculaba que el 98.7% de las personas mexicanas formaban hogares, es decir que en el país la forma de organización social y de convivencia mas extendida es la familia, ya sea de tipo nuclear amplio o compuesto. Se calcula que el promedio de estos en el país de 1990 es de 4.9 miembros y, que en hogares compuestos y ampliados el numero va de 6 a 9 (INEGI/UNIFEM, 1995; INEGI, 1997). México se ha caracterizado por tener familias extensas, es decir, familias con gran numero de hijos y en los que los lazos de consanguinidad y de parentesco se trenzan para formar una gran familia en la que se apoyan y viven, muchas veces en el mismo espacio las abuelas y abuelos, las sobrinas y sobrinos, la comadre etc.; también están las familias en las que conviven los hijos e hijas de anteriores matrimonios de la pareja; familias en que la pareja es homosexual o lesbiana, o familias dirigidas y sostenidas solo por la madre, familias que no están civilmente registradas y existen.
Así, mas que hablar de “familia” se sugiere hablar de familias. Familias que existen y deben tener los mismos derechos, pues actualmente solo están reconocidas y tienen derechos las familias registradas civilmente, por lo tanto es necesaria que sean reconocidas desde el Derecho mismo.
Dentro de la diversidad de las familias debemos tener siempre en cuenta que a lo largo de la historia y por esta cultura en la que la figura paterna es el centro de todos los intereses y poderes, hay sujetos específicos que tienden a ser especialmente víctimas de la violencia que se genera dentro de la familia. En primer termino esta el género femenino, en todas sus etapas vitales (infancia, adolescencia, madurez y vejez); otro grupo vulnerable son los niños y ancianos; un tercer grupo son las personas con discapacidad. El caso de las mujeres es critico, si observamos que desde los inicios de la familia, “el rapto y la posterior violación fueron durante muchos años la forma primitiva del matrimonio. Desde que la mujer se convirtió en objeto de intercambio entre los hombres, la violación como
Primer acto de apropiación por parte del varón fue posible” (Sau, 1992). Es decir, que no solo es considerada la mujer un objeto de propiedad dentro de la familia, sino un objeto que se apropia a través de la violencia, casi como advertencia de su situación subordinada y de expropiación su cuerpo y su sexualidad, en la relación de pareja y en la familia.


Al leer los antecedentes, y como se fue desarrollando el modo de vivir de las familias pasadas, es muy claro que el principal factor de la violencia intrafamiliar es el “patriarcado” ya que era un derecho legitimo del hombre de corregir y educar a su esposa e hijos, en nuestros tiempos vivimos en un México machista donde es muy claro que la mujer ya ha luchado por la igualdad y derechos para ella y sus hijos pero la situación no ha cambiado del todo, aun se siguen presentando casos alarmantes de violencia en el hogar, donde el hombre aun ve a la mujer como un objeto, a la que puede manejar a su antojo.
Existe una clara diferencia en como era visto en la sociedad este problema, y como se ve en estos tiempos. Existen ya muchas leyes que defienden los derechos de la mujeres y niños, ya no le es permitido al hombre la violencia con motivos de corrección o autoridad. Pero el problema que deseo resolver ¿será que el hombre se comparta así por miedo a ser o sentirse inferior? En algunos estudios previos que tuve en clase de género, se decía que antes del patriarcado, existió el matriarcado, donde “la mujer era vista como algo divino y superior ya que ella era capaz de dar vida a un nuevo ser”  de aquí saco conclusiones y puede ser motivo para que el hombre tema perder el control. Pero no se trata de tener el control se trata de ser iguales, de ser un complemento para formar una familia estable, ser un buen ejemplo para nuestros hijos y comunicar armonía y respeto.


VIOLENCIA

Calidad de violento.
Acción violenta.
Acción y efecto de violentar o violentarse.
Acción de violar.
der. En el terreno jurídico, se distingue entre la violencia física y la moral. Puede constituir un delito previsto en el Código penal, cuando se ejerce sobre las personas. En el orden civil es susceptible de invalidar o anular el acto jurídico que se realiza por medio de ella.

Violencia de género


 Acto de violencia que comete un miembro de una pareja contra el otro, especialmente el hombre contra la mujer.

Violencia doméstica o por razón de sexo


 Acto de violencia cometido en un hogar por un miembro de la familia contra otro, especialmente un hombre contra su compañera sentimental.

VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

La  familia es la agrupación social más importante de los seres humanos
. Se trata de una forma de organización que se basa en la consanguinidad(como la filiación entre padres e hijos) y en el establecimiento de vínculos reconocidos social y legalmente (el matrimonio
). Los integrantes de una familia suelen vivir en un mismo hogar y compartir la vida cotidiana.
La violencia, por otra parte, es aquello ejecutado con fuerza o que se lleva a cabo contra la voluntad de otra persona. El comportamiento violento intenta imponer u obtener algo por la fuerza y puede ocasionar daños físicos y emocionales a la víctima.

Las definiciones de ambos conceptos (familia y violencia) nos permiten acercarnos a la noción de violencia intrafamiliar, que es el ejercicio de la violencia en el seno de una familia. Es decir, la acción u omisión que el integrante de una familia ejerce contra otro integrante y le produce un daño físico o psíquico.

La violencia intrafamiliar, también nombrada como violencia familiar o violencia doméstica, puede incluir distintas formas de maltrato, desde intimidación hasta golpes pasando por el acoso o los insultos. El violento puede ejercer su accionar contra un solo integrante de la familia (como su pareja o su hijo) o comportarse de forma violenta con todos.

Los expertos en este tipo de violencia en el seno del hogar establecen que existen diversos denominadores comunes que vienen a identificar al maltratador. En concreto, las personas de este tipo coinciden en estas características:
• Son individuos muy dependientes a nivel emocional que manifiestan dicha dependencia a través de la agresividad.
• Se muestran seguras de sí mismas e incluso aparentan ser altivas. Sin embargo, baja esa imagen que se crean se esconden ciudadanos que suelen tener problemas de autoestima.
• Necesitan humillar y acometer la sumisión de su pareja para sentirse bien y superiores.
• Es frecuente que tengan carencias afectivas y problemáticas de características similares que arrastran de su infancia o de su etapa adolescente.
• Tienen celos patológicos.
• No son capaces de demostrar sus sentimientos.

Además de todo ello habría que señalar que la violencia intrafamiliar que tiene lugar en cualquier hogar suele estar conformada por tres fases claramente diferenciadas:
• Una primera etapa donde se va produciendo lo que es una acumulación de tensión, donde toman protagonismo desde episodios de celos pasando por faltas de respeto verbales o discusiones fuera de toda normalidad.
• En la segunda fase es en la que se produce el episodio agudo de violencia, donde esta se manifiesta a través de golpes de manera habitual.
• La última etapa de la violencia intrafamiliar es la que se conoce por el nombre de Luna de Miel, ya que el maltratador se calma, muestra cierto arrepentimiento e incluso procede a llevar a cabo continuas muestras de cariño y de amor hacia su víctima.

Pese a que este tipo de violencia se encuentra penado por la ley, estos delitos no suelen ser denunciados ya que las víctimas pueden sentir vergüenza, temor o culpa por delatar a un familiar. Los expertos, sin embargo, insisten y recomiendan a las víctimas que superen el miedo y hagan las denuncias correspondientes para romper con el vínculo violento.


VICTIMAS DE LA VIOLENCIA INTRAFAMILIAR

De la misma forma en que nuestros padres o tutores nos transmitieron durante la infancia los valores, las normas y las costumbres de la familia, también nos enseñaron a vincularnos afectivamente con los demás.

Si en nuestra familia hubo o hay violencia en cualquiera de sus modalidades, lo más probable es que esta situación nos haya afectado o nos afecte de alguna manera.

Los estudiosos sobre el tema han descubierto, por ejemplo, que las personas que son agresivas o violentas vienen de familias altamente conflictivas o bien, que durante su infancia sufrieron rechazo o ausencia de amor por parte de sus padres.

Se señala también que los niños tienen mayor riesgo de ser víctimas de violencia si en el hogar ocurre violencia conyugal, y que tanto esposos violentos como esposas abusadas son significativamente más propensos a abusar de sus hijos.

Cuando ocurre este maltrato y abuso hacia los hijos, lo más seguro es que éste se replique más adelante. Cuando las niñas y los niños violentados sean jóvenes y después adultos probablemente tendrán relaciones interpersonales conflictivas y violentas, tal y como lo aprendieron en casa.

Así es como los desórdenes y la disfunción en la familia se convierte en la semilla de nuevas y más formas de conductas violentas. Y lo más grave de todo, es que éstas se viven con gran naturalidad, ya sea como víctima o como agresor.

 Las víctimas de violencia doméstica sufren lesiones físicas que perjudican su salud y
podrían resultar en discapacidades permanentes. Estas lesiones podrían interferir en
su desempeño laboral y por ende afectar sus ascensos. Aparte de la violencia física, el
perpetrador podría valerse del maltrato emocional y verbal, aislamiento y amenazas
para ejercer poder y control sobre su pareja. Las amenazas, ya sean de violencia,
suicidio o de llevarse a los hijos, son tácticas comunes que usan los perpetradores.


AYUDA A LAS VICTIMAS Y A LOS AGRESORES

Este apartado, relativo al recuento de los programas
de intervención en materia de violencia de pareja
en México, está organizado en dos partes. En la primera
se ofrece un panorama general de las principales instituciones
que han desarrollado propuestas de atención a la
violencia de pareja, desde los inicios de la intervención,
así como las iniciativas más recientes. Se revisaron las
experiencias de espacios gubernamentales y no gubernamentales.
En la segunda parte se presentan los
resultados de la búsqueda sistemática que se realizó para
identificar los modelos de atención desarrollados para
la atención a las víctimas de la violencia de pareja.
La primera sección comprende los siguientes apartados.
Se analizan primero los antecedentes, incluidos
de manera destacada los grupos de mujeres cuyas experiencias
les permitieron guiar un trabajo pionero en la
atención de la problemática de la violencia doméstica,
cuando todavía enfrentaban las carencias de la legislación
y demandaban además una respuesta clara del
Estado. El segundo apartado se refiere a la legislación
especializada en materia de violencia contra las mujeres,
organizada de forma cronológica y temática. En el tercer
apartado se lleva a cabo una revisión de las propuestas
metodológicas de las organizaciones feministas para la
atención de mujeres maltratadas. En una cuarta sección
se analiza la incorporación de la perspectiva de género
en la promulgación de leyes específicas, que vieron la
luz ya en el siglo XXI. En el quinto apartado se revisan
los principales programas de gobierno instituidos para
la atención de la violencia hacia las mujeres, incluidas
las experiencias del Centro de Atención a la Violencia
Intrafamiliar (CAVI), las Unidades de Atención y Prevención a la Violencia Intrafamiliar (UaPviF),
el Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la
Familia (DIF), la experiencia del Programa Nacional
para la Atención a la Violencia Familiar del Centro
Nacional de Equidad de Género y Salud Reproductiva
de la Secretaría de Salud, del Instituto Nacional de las
Mujeres. En la sexta sección se resume la experiencia
nacional en la atención de hombres agresores.

El inicio del camino: las organizaciones
feministas y las primeras propuestas
de modelos de atención de mujeres
maltratadas
En México, los grupos de mujeres, en su mayor parte
autodefinidos como organizaciones feministas, jugaron
un papel trascendental para impulsar los cambios legislativos
ya expuestos, crear programas centrados en la
atención de las consecuencias de la violencia doméstica,
así como, años más tarde, instituciones encargadas de
desarrollar políticas públicas,2
con el propósito de la
transversalización de la equidad de género.
En un primer momento, en particular en la década
de 1970, el movimiento feminista aglutinó a los grupos
existentes en torno de tres ejes: a) la lucha por la despenalización
del aborto, b) la lucha contra la violencia
a las mujeres y c) la libre opción sexoafectiva.
Después de la creación de las organizaciones pioneras,
como la ya referida Camvac, las experiencias se
multiplicaron en diferentes regiones del país y tuvieron
un efecto sustancial en diferentes planos: a) el surgimiento
de otras organizaciones de la sociedad civil;
b) la creación de los servicios gubernamentales que
existen hasta el momento y c) el diseño de modelos de
atención tanto para mujeres que sufren de violencia de
pareja como para los hombres que la ejercen.

Perspectiva de género y legislación


La atención a las necesidades específicas de las mujeres,
entre las que destaca la regulación de la violencia
de género, es relativamente reciente. En la década de
1990 vio la luz la mayoría de las leyes administrativas
mencionadas en un inciso anterior.
El nuevo siglo ha sido escenario de tareas legislativas
enfocadas en la igualdad y el derecho humano básico a
una vida sin violencia. Estos ordenamientos no habrían
sido posibles si no hubiera existido la demanda del movimiento
de mujeres (articulada con la de otros actores
sociales), la evolución de los instrumentos internacionales
de protección de los derechos humanos, la madurez de
las instituciones mexicanas para responder a las presiones
internas y externas, así como la voluntad política de crear
marcos jurídicos adecuados e incluyentes.

La Ley General para la Igualdad de Mujeres y Hombres,
promulgada en 2006, tiene por objeto garantizar
la igualdad sustantiva y proponer mecanismos
institucionales que apunten a la disminución y, en
condiciones ideales, erradicación de la brecha que
separa a hombres y mujeres en el ejercicio pleno de sus
derechos. Los principios rectores son la igualdad, la no
discriminación y la equidad. Estos tres ejes, de manera
articulada, permiten la definición y puesta en práctica de
medidas concretas para avanzar en la construcción de
sociedades más igualitarias. Por mandato de esta Ley se
crea el Sistema Nacional para la Igualdad entre Mujeres
y Hombres, con objetivos concretos en los ámbitos
económico, político, social y civil. Además, se señala
de forma expresa la necesidad de “revisar permanentemente
las políticas de prevención, atención, sanción y
erradicación de la violencia de género” (art. 37, fr. III)
y “erradicar las distintas modalidades de violencia de
género” (art. 39, fr. III).
Esta Ley resulta fundamental porque cualquier forma
de desigualdad es caldo de cultivo para la violencia.
Combatir las desigualdades contribuye a suprimir la
violencia.
En 20076
se promulgó la Ley General de Acceso de
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, cuyo tema
central es la violencia contra las mujeres.

La Ley General de Acceso de las Mujeres a una la violencia; por ello se subraya la igualdad jurídica
constitucional entre los sexos. Este principio, como
se dijo al analizar la ley de igualdad, se articula con el de
no discriminación y el de equidad; los tres constituyen
un núcleo básico para dar congruencia a las acciones
públicas. La dignidad y la libertad de las mujeres son
también aspectos fundamentales que deben protegerse.
La propia ley señala su articulación con el principio de
autodeterminación de las mujeres.*
Tipos de violencia. La ley ofrece la siguiente tipología:
física, psicológica, patrimonial, económica y sexual. En
otros textos legales se habla tan sólo de violencia física
(dirigida al cuerpo en una amplia gama de manifestaciones,
por lo regular descritas en los catálogos de lesiones
de la legislación penal), violencia psicológica (definida
en las leyes administrativas como acciones encaminadas
a dañar la autoestima, descalificar, insultar, etc.), y
violencia sexual (desde hace varias décadas tipificada
en todos los códigos penales del país en sus distintas
variantes: hostigamiento, abuso sexual, violación). La
violencia económica se ha dirimido, aunque con otro
nombre, en controversias familiares, es decir, demandas
de alimentos para los hijos menores y en menor medida
para las mujeres.
En esta tipología se incorpora la violencia patrimonial,
que alude a la destrucción o menoscabo de
bienes de la víctima (documentos, objetos, etc.) y que
puede afectar su supervivencia. Tiene un carácter más
permanente que la violencia económica, que alude a la
inmediatez: ingresos, salarios, gasto familiar, etcétera.
Vida Libre de Violencia recoge la recomendación de la
Convención de Belem do Pará y se enfoca de manera
específica en la violencia contra las mujeres.

Espacios gubernamentales
de atención a víctimas de violencia
Hay dos antecedentes de interacción de grupos feministas
con el Estado: el Centro de Apoyo a la Mujer
(CAM) en Colima y el Centro de Orientación y Apoyo
a Personas Violadas (Coapevi) en el Distrito Federal.
En ambas experiencias, la iniciativa procedió de uno
o varios grupos feministas, que lograron activar la
voluntad política para abrir estos espacios. La atención
inicial, en los dos casos, se enfocó en víctimas de violencia
sexual y después se combatió la problemática
del maltrato.
Entre los servicios gubernamentales a víctimas de
violencia, pueden citarse las Agencias Especializadas
en Delitos Sexuales (AEDS) y el Centro de Terapia de
Apoyo a Víctimas (CTA), en el marco de la Procuraduría
General de Justicia del DF. Estos esfuerzos aparecen a
fines de la década de 1980 y hasta la fecha proporcionan
un espacio de atención especializada para la formulación
de denuncias, sobre todo por violación y abuso sexual,
así como apoyo psicoterapéutico.
La preocupación por atender casos de violencia
doméstica fue posterior.
Centro de Atención
de Violencia Intrafamiliar
El CAVI, primer espacio institucional para atender a
víctimas de violencia intrafamiliar, se creó en octubre de 1990 con el propósito de abatir la criminalidad. Se
partía de la idea de que los hogares disfuncionales son más
proclives a generar delincuencia. Al parecer, la prioridad
no era la lucha contra la violencia sobre las mujeres ni
la garantía de sus derechos; por esa razón, el énfasis ha
recaído siempre en la familia.
El CAVI cuenta con cuatro áreas de servicio:
trabajo social, asesoría legal, apoyo psicoterapéutico
y atención médica, e investigación. En virtud de las
características de la institución, no es fácil tener acceso
a los datos estadísticos ni a las evaluaciones de los
programas, que desde luego son de carácter interno.

El Sistema Nacional
de Atención a la Familia
En 1977 se crea, por decreto presidencial, el Sistema
Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia
(DIF), a partir de la fusión del Instituto Mexicano
de Protección a la Infancia y la Familia (IMPI) con el
Instituto Mexicano de Asistencia a la Niñez (IMAN).
Desde entonces funge como un organismo encargado
de instrumentar y aplicar políticas públicas en el ámbito
de la asistencia social.
De acuerdo con información publicada
en el sitio
oficial, se encuentra integrado por 32 sistemas estatales
DIF y sistemas municipales, alrededor de 1 500 de los
2 414 municipios de los estados de la República mexicana.
El sistema DIF está constituido como un organismo
público descentralizado con personalidad jurídica
y patrimonios propios.