Transcendencia político social de la educación para el desarrollo del país.Com
2.1.- El contexto social y cultural del Sistema Educativo venezolano. En estos últimos 40 años el Sistema Educativo Venezolano ha venido experimentando algunos cambios significativos para la educación y la enseñanza formal. El período democrático que se configura a partir de finales de la década del cincuenta, introduce nuevas políticas reformistas dirigidas, particularmente, a la masificación y universalidad de la educación. La creación de nuevos centros educativos demandó, en consecuencia, un mayor número de personal docente y administrativo y, por otra parte, una asignación presupuestaria para cubrir los demás gastos de inversión en el sector educativo. Esto no significó un avance en la mejora de la calidad educativa, sino que trajo mayores consecuencias para la planificación y ejecución de las nuevas reformas introducidas posteriormente y que pretendían de cualquier manera actualizar e implicar la educación de una manera más directa al proceso de desarrollo económico y social del país. A partir de esta perspectiva cualquier esbozo sobre la realidad educativa venezolana actual se debate entre la crítica severa a la estructura y funcionamiento del sistema y la justificación circunstancial de la calidad de sus resultados, actitudes que paralelamente exponen salidas optimistas frente a la crisis generada por un sistema social que no logra consolidar un proyecto político y social destinado a producir cambios significativos y así responder a las necesidades fundamentales de la población. La Venezuela actual es una nacíón en la que el carácter de una economía monoproductora, dependiente de la explotación petrolífera, ha incidido en la conformación del sistema económico, social, político e ideológico. Nuestro sistema político y el modelo social se podrían enmarcar en el espacio de una democracia liberal burguesa. Aparece en consecuencia una economía deformada, expresada en la hipertrofia del sector terciario con su sobrecarga de ocupación improductiva. En el primer semestre de 2001, los indicadores de la economía nacional venezolana crean en la opinión pública y en la de los propios analistas especializados en el área, cierto optimismo con la subida del precio del petróleo (7 dólares el barril en 1999 y 26,70 de promedio actualmente), el descenso de la inflación ( 30% en 1998 al 15% actual), el déficit fiscal, del 7,8% del PIB al 3,1%. Las reservas de divisas se duplicaron sobre los 21.000 millones de dólares ( 3,7 billones de pesetas, aproximadamente). Aún con estos factores a su favor, las políticas actuales del gobierno venezolano no ofrecen en concreto, programas viables para hacer frente a los problemas fundamentales del desempleo, la vivienda, la mejora de los servicios de asistencia social, transporte, auge de la delincuencia, bajo poder adquisitivo, infraestructura escolar, etc. No obstante, los directores ministeriales y el mismo Presidente, promulgan la existencia de más de un millar de proyectos en cartera, pero no se sabe aún de que manera se van a desarrollar. En el área educativa, el último cambio que se ha implementado está en los contenidos del decreto 1.011. Esta decisión legal ha causado cierto malestar en la Iglesia Católica y en el sector privado de la educación, porque toca sus interese particulares, dándole al Estado un mayor control en aspectos que se cree, no le conciernen a éste directamente. Es posible que a mediano plazo se puedan observar algunos de los resultados de las reformas económicas, jurídicas, sociales y educativas particularmente y de la inversión económica que respaldara los programas para su concreción, pues hasta el presente no ha habido coherencia, el país parece estancado y el gobierno no ha presentado a la sociedad venezolana una política económica definida, sino que a optado por anunciar verbalmente algunas medidas de manera aislada y sin sustentación en un proyecto serio y global. Todos estos factores conllevaron en la década del 70’ hasta mediados de los 80’ a la creación de una forma de vida destinada al consumismo y a la consolidación de un extremado conformismo, a un seudobienestar mediatizado y justificado por la relación producción – medio de vida, situación que se podría reproducir en la actualidad. El sistema educativo, como parte del sistema social integral, no está exento de ese impacto. Por otra parte, no existe un verdadero proyecto nacional explicitado en todos sus términos y dimensiones, situación que implica un gran obstáculo para la promoción y concreción de un proyecto educativo, debido a que el primero es determinante. Frente a esta grave situación, es imprescindible precisar cuáles son los grandes fines que orientan el sistema educativo nacional, puesto que estos objetivos determinan de manera más clara las políticas y estrategias de acción, además de proporcionar las bases filosóficas de toda forma de educación, aspecto que revisaremos más adelante. En este sentido, aun cuando emergen nuevos ideales y propuestas de reforma, el análisis del sistema escolar refleja cada vez más que los cambios introducidos hasta ahora no han producido el efecto que se deseaba y se argumenta con fundamentos que: La educación venezolana ha devenido en un gigantesco fraude con respecto a las expectativas que el país ha colocado en ella en cuanto instrumento de democratización, de progreso y de modernización de la sociedad. La primera, es que el sistema escolar no está logrando la conformación en la personalidad de sus egresados de los valores y actitudes que la Constitución Nacional y la Ley Orgánica de educación establecen entre los grandes fines de la educación. La otra gran debilidad o perversión es que el sistema escolar tampoco está capacitando para el trabajo. Las funciones de definición de políticas, de planificación y evaluación, son las pertinentes al nivel central del Ministerio de Educación, las cuales ha venido realizando con muy precaria investigación sobre los procesos y con una limitada información relevante. Sin embargo las políticas del Estado en materia educativa intentan, sin lograr resultados convincentes, dar respuesta a las necesidades de formación y desarrollo del individuo como ser social e individual, apto para el trabajo y para la vida democrática y asume la educación además como el medio para el mejoramiento de la comunidad y promoción de la familia. Ahora se trata de dar mayor atención a las necesidades, centrando más el interés en dos direcciones fundamentales. Una: en la escuela como institución social, y otra: en el proceso de formación y actualización docentes. Porque la escuela ha venido desempeñando un papel distinto y ha centrado sus acciones en el proceso de información en detrimento de la formación. La falta de interés por las variables como el fomento de los valores, la personalidad, el pensamiento reflexivo y crítico y la formación de los hábitos, entre otras, han determinado la capacidad de vivir en mejores condiciones sociales y económicas. Por otra parte, la administración escolar centralizada ha adoptado procedimientos igualitarios para la atención a los centros, mediante planes y programas limitados a la transmisión de contenidos y estrategias de enseñanza idénticos, diseñados sin considerar las particularidades contextuales internas y externas de cada uno de estos centros educativos. Desde la perspectiva social del proceso educativo, se observa que la formación impartida en los distintos niveles del sistema tampoco ha logrado consolidar la calidad de vida, particularmente, en los sectores más necesitados y para los que la atención por parte del Estado es cada vez más restringida. Salvo pocas excepciones, los centros educativos no están en condiciones de desarrollar algún estilo de autonomía, sea por causas administrativas internas o por la excesiva dependencia institucional de cualquier organismo del Ministerio. La configuración del Estado Docente ha respondido a: …1) una rápida expansión del sector de escuelas oficiales administradas directamente, desde el centro, por el Ministerio de Educación; y 2) un fuerte control sobre todo el sistema escolar, fuese éste oficial o privado, de parte del Ministerio de Educación, quien se reservó la elaboración y aprobación de todos los planes y programas, el derecho a normar minuciosamente el régimen escolar y la facultad para fiscalizar a todas las escuelas en el cumplimiento de todo lo anterior, por medio de un sistema nacional de supervisión. Esta situación impide que cada escuela este en capacidad de diagnosticar sus propias necesidades, de diseñar proyectos adecuados para impulsar innovaciones. Los directivos, que han asumido, por oficio, la responsabilidad de decisión, actúan bajo el control y los lineamientos emanados desde los niveles centrales, por lo que adoptan conductas apáticas que no les permite, bajo ninguna condición, desarrollar actividades de investigación, de evaluación y seguimiento que pudieran explorar sobre las debilidades y fortalezas del sistema curricular y sobre sus actores primordiales, así como en las potencialidades de las programaciones y en un sentido general en los procesos de cambio e innovación que pudieran surgir de iniciativas particulares de los otros miembros o actores del centro escolar. Estos, entre otros, serían algunos de los elementos que hemos considerado como carácterísticas fundamentales del contexto socio-cultural del Sistema Educativo Venezolano. Igualmente, queremos señalar que nuestro Sistema Educativo Venezolano responde a un modelo centralizado, de funcionalidad en vías de su descentralización y que recoge sus presupuestos políticos, filosóficos y pedagógicos en la Ley Orgánica de Educación. La centralización del sistema educativo, su control desde la oficina central del Ministerio de Educación, se fundamenta en el criterio socio-crítico de que la educación tiene carácter político, porque su papel de proceso formador le da poder y en consecuencia le permite su participación en los procesos de construcción y fortalecimiento del Estado-Nacíón. Si bien es cierto que la educación venezolana no escapa, como en muchos otros países, a la centralización administrativa del Estado, también lo es el hecho de que han surgido diversas críticas e innovadoras propuestas entorno a este problema, a lo que nos referiremos más adelante. En relación a la política de ciencia y tecnología en Venezuela, la educación ha sido atendida por organismos especiales, los cuales manejan los recursos financieros previsibles en el presupuesto nacional por el Estado. Los beneficios son distribuidos y asignados por las instituciones de educación superior, los centros destinados a la investigación y al desarrollo de las áreas consideradas prioritarias, sean de carácter público o privado o de empresas del Estado, incluyendo también a otros organismos públicos encargados de la planificación y del fomento de la ciencia y la tecnología, entre los que cabe mencionar al CONICIT (Consejo Nacional para la Investigación de la Ciencia y la Tecnología) y el CENAMEC ( Centro Nacional para el Mejoramiento de la Enseñanza de la Ciencia). No obstante existe mayor interés por el fortalecimiento del sector científico y tecnológico que por el humanístico, por considerarlo de mayor motorización para el desarrollo del área productiva del país. Los programas plantean los cambios estructurales en la formación de los recursos humanos necesarios para que el país se actualice con las transformaciones del resto del mundo moderno. Estos cambios exigen la actualización e innovación del sistema escolar, por lo que los programas del área científico-técnica deben aportar salidas eficaces mediante el asesoramiento e impulso a las investigaciones dirigidas hacia la mejora de la calidad de nuestra educación, y a la dotación y atención general de los centros y unidades de investigación en el área, con el propósito de fortalecerlos como unidades u opciones estratégicas para el docente y el investigador vinculados a la práctica científica y tecnológica, tal como lo promulga el CONICIT. Así mismo han surgido importantes ideas para enfocar la educación para el trabajo, considerando prioritariamente que el proceso de aprendizaje debe preparar al individuo, desde su niñez ( la Educación Básica se consolida en 1988), para la vida laboral. Los diferentes niveles educativos tendrán que atender la capacitación, actualización y reconversión laboral de quienes ya están integrados a la fuerza productiva del país y de aquellos que esperan, por diversas razones, el llamado a participar en el proceso: El proceso educativo estará estrechamente vinculado al trabajo, con el fin de armonizar la educación con las actividades productivas propias del desarrollo nacional y regional y deberá crear hábitos de responsabilidad del individuo con la producción y la distribución equitativa de los resultados (LOE, Art.7). Otro aspecto interesante, introducido en las propuestas para el cambio y la innovación y puesto en práctica en algunos centros educativos a través de estrategias como la Escuela Integral y los Proyectos Pedagógicos de Plantel, es el de vincular el proceso educativo con el aprovechamiento social y cultural de los medios de comunicación y los últimos avances de la informática para el desarrollo de la sociedad y de las nuevas tecnologías en general: En estos momentos, y creemos que en el nuevo tiempo que se abre a partir del fin de este milenio, pensar la sociedad sin la comunicación es imposible de hacer. …Cuando afirmamos que el binomio educación / comunicación son “mediadores institucionales”, al igual que “mediadores cognoscitivos” queremos decir, siguiendo al investigador mexicano Guillermo Orozco, que por un lado desde esos aparatos se otorgan ciertos significados de la realidad, y por el otro se proporcionan “repertorios” de representación e interpretación. Pero también ese binomio es un “mediador social” en el sentido que le diera Manuel Martín Serrano, al considerar a lo masmediático, lo podemos trasladar a la educación, como un elemento que intenta “hacer consonante la realidad y el conocimiento introducido” .( Bisbal, 1998:124) Esta realidad no es ajena al docente que trabaja en el aula, al investigador que explora en su campo laboral y conceptual, a los directivos y expertos de los centros y organismos, así como en sentido general, a ningún actor o implicado en el proceso. Desde siempre se construye la idea colectiva para la consolidación de una educación que propicie mayores niveles de satisfacción a una sociedad que cada día demanda un proceso de mayor calidad. Venezuela es una nacíón con grandes recursos económicos y humanos, con proyectos políticos viables que deben reorientarse en función de sus necesidades prioritarias, respaldados con el compromiso y participación de todos los sectores públicos y privados. Debemos de repensar el porvenir para alcanzar nuestros ideales, destinando la mayor inversión social al sector educativo, en los proyectos sustentados en el diagnóstico de nuestras necesidades fundamentales y reales, para alcanzar a mediano y largo plazo una mejor calidad de nuestra educación y, en consecuencia, consolidar un nivel de vida más adecuado, de mayor satisfacción social, cultural y económica. A nuestro parecer, en respuesta a la crisis educativa actual y fundamentado en la experiencia diaria del trabajo escolar, se está generando un movimiento de vanguardia en el pensamiento pedagógico venezolano, esfuerzo individual y colectivo emergente de las aulas de la escuela, de los liceos y de las universidades. A pesar de las dificultades que hay que confrontar con la burocracia administrativa institucional y la carencia de recursos económicos, un gran número de docentes se preparan y actualizan en diversos centros de formación permanente, dentro y fuera del país. Sobre este tema Arellano Duque( 2000:566) nos habla de La aparición de los nuevos referentes en el proceso escolar y educativo venezolano, como fortalezas que pudieran servir de sustentación a las nuevas reformas: La primera, la responsabilidad que la sociedad comienza a asumir y se expresa en las políticas de gobierno. La segunda, la aparición de movimientos pedagógicos locales que cargan de energía y poder innovador, por su autonomía, el sentido de las prácticas pedagógicas. Por último, la cuarta y tal vez la más compleja, la aparición de una reflexión pedagógica de envergadura ligada a la consulta nacional que tuvo su expresión en la Asamblea nacional de educación, como espacio y experiencia para que los verdaderos sentidos de la acción pedagógica se puedan desplegar. Los fines del sistema escolar y la Ley Orgánica de Educación. La educación constituye, indudablemente, uno de los pilares fundamentales en los que se sustenta cualquier sistema social. Es por tanto una necesidad indispensable que permite al ser humano convivir en sociedad y siempre será, además de un medio para el desarrollo de las artes y las ciencias, una vía para la comprensión y la gestión de los grandes problemas económicos y políticos de cualquier regíón o país. Si bien la educación ha tenido como un fin primordial el de conducir al hombre hacia un destino ideal, con un rumbo premeditado en el que las condiciones son determinantes, sus posibilidades de alcanzar la meta no estarán exentas de obstáculos difíciles de vencer. La interpretación de estos fines, de los alcances y metas de la educación, es muy diversa. Delval sustenta su apreciación en el hecho de que: …Si nos fijamos en la forma de la educación, en las prácticas educativas, en los métodos pedagógicos, en las ideas que inculcan a los educandos en diferentes culturas, nos encontramos con una variedad tal de prácticas que hace difícil encontrar una definición única. Durkheim,(1911:70) (citado por Delval) sosténía que: La educación es la acción ejercida por las generaciones adultas sobre las que todavía no están maduras para la vida social. (citado por Delval, 1996:3) Es, pues, la educación un proceso complejo, contradictorio, una estructura sistemática, producto de la interacción de las diferentes instituciones, de las fuerzas de producción económica, de las tensiones entre estratos culturales o sociales, es un fenómeno plurideterminado por la interiorización de las conductas, de los valores y comportamientos individuales y colectivos propios de toda sociedad. Cuando los fines no responden a las exigencias educativas, a sus necesidades sociales y económicas, y son muchas las situaciones que lo justifican, se formulan propuestas o proyectos que obligan a las reformas y cambios innovadores en los sistemas educativos. No obstante estas reformas cuando son centralizadas, diseñadas, administradas y aplicadas desde los organismos oficiales, y excesivamente técnicas, sólo llegan a producir ciertas modificaciones superficiales y no muy significativas en la elaboración de respuestas firmes a los problemas más urgentes de la actualidad educativa. Pero lo más importante es entender que la vía posible para clarificar cuáles son los fines de la educación es la del compromiso social, la de la asunción colectiva de nuestras responsabilidades, la acción conjunta para tomar conciencia acerca de nuestro destino político, social y económico, de los intereses de nuestra clase social y la de quienes pretenden, a través de los poderes del Estado, establecer las metas de la educación y el destino de nuestra sociedad en general. La Constitución Nacional de la República de Venezuela del 23 de Enero de 1961 y la Nueva Constitución Nacional de 1999: La Constitución Nacional de 1961 integra los artículos referidos a la materia educativa entre los derechos, deberes, competencias y disposiciones generales. La ley garantizará a los profesionales de la enseñanza su estabilidad profesional y un régimen de trabajo y un nivel de vida acordes con su elevada misión. En la nueva Constitución Nacional elaborada por la Asamblea Nacional Constituyente, aprobada en el referendo del 15 de Diciembre de 1999 y publicada en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela del 30 de Diciembre de 1999, se amplían los contenidos y postulados referidos a la educación, agregándoles a la vez nuevas dimensiones de competencia. La educación es un derecho humano y un deber social fundamental, es democrática, gratuita y obligatoria. Toda persona tiene derecho a una educación integral, de calidad permanente, en igualdad de condiciones y oportunidades, sin más limitaciones que las derivadas de sus aptitudes, vocación y aspiraciones. A tal fin, el Estado realizará una inversión prioritaria, de conformidad con las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas. La ley garantizará igual atención a las personas con necesidades especiales o con discapacidad y a quienes se encuentren privados de su libertad o carezcan de condiciones básicas para su incorporación y permanencia en el sistema educativo. Las contribuciones de los particulares a proyectos y programas educativos públicos a nivel medio y universitario serán reconocidas como desgraváMenes al impuesto sobre la renta según la ley respectiva. La educación ambiental es obligatoria (…) así como también la educación ciudadana no formal. Los centros educativos deben incorporar el conocimiento y aplicación de las nuevas tecnologías, de sus innovaciones, según los requisitos que establezca la ley. Para el fomento y desarrollo de estas actividades, el Estado destinará recursos suficientes y creará el sistema nacional de ciencia y tecnología de acuerdo con la ley. Existen también otros instrumentos legales que explicitan y complementan contenidos enunciados en la ley que permiten su operacionalización y reglamentan su aplicación. Estos instrumentos son, entre otros, la Ley de Educación Superior, los reglamentos del Ejecutivo Nacional, los Decretos Presidenciales y Resoluciones Ministeriales, estos aunque no están incluidos directamente en la ley, permiten, de esta manera, una mayor flexibilidad para ajustarla adecuadamente a las situaciones que se pudieran presentar o a introducir los cambios, modificaciones e innovaciones que ocurren en el proceso educativo. Por otra parte, también están, como instrumentos legales, los lineamientos educativos contenidos en cada Plan de la Nacíón y que conforman los proyectos educativos introducidos durante cada período de gobierno en particular. Cárdenas en el Ministerio de Educación, se propusieron los Proyectos P edagógicos de Plantel como una salida a la crisis de la educación. El título I trata de las Disposiciones Fundamentales (13 artículos), el Título II De los principios y estructura *del sistema, (11 capítulos); el Título III corresponde al Régimen Educativo (7 capítulos), el IV habla De la profesión Docente (6 capítulos), el Título V, en un solo capítulo, establece los lineamientos de la Administración educativa, el Título VI establece las obligaciones educativas de las empresas con sus trabajadores, el VII establece las faltas y sanciones correspondientes, los Títulos VIII y IX contienen las disposiciones finales y las transitorias respectivamente. Para 1940 la organización del sistema educativo nacional respondía a un modelo dirigido a adiestrar* a los ciudadanos para el desarrollo de su capacidad productora intelectual y técnica. En 1955 los fines del sistema educativo se enmarcan dentro de La formación y desarrollo intelectual de los habitantes del país, y la contribución a su mejoramiento moral y físico. Cuadro Nº 9: Presidentes de Venezuela – 1994 – 2006 En el Artículo Tercero de la ley se establecen los fines de la educación venezolana: Artículo 3º.- La educación tiene como finalidad fundamental el pleno desarrollo de la personalidad y el logro de un hombre sano, culto, crítico y apto para convivir en una sociedad democrática, justa y libre basada en la familia como célula fundamental y en la valorización del trabajo; capaz de participar activa, consciente y solidariamente en los procesos de transformación social; consustanciado con los valores de la identidad nacional y con la comprensión, la tolerancia, la convivencia y las actitudes que favorezcan el fortalecimiento de la paz entre las naciones y los vínculos de integración y solidaridad latinoamericana. En 1940 respondíó a un modelo sociopolítico de modernización. El sistema educativo actual mediante una revisión sistemática, reagrupa y actualiza varias de las reglamentaciones y concepciones filosóficas de 1948, revitalizándolas. Este proceso reconstructivo e innovador integra elementos como la vinculación educación-trabajo , la educación básica y la flexibilización horizontal y vertical del sistema escolar nacional. La ley Orgánica de educación en su Título II, Capítulo I, dentro de sus disposiciones Generales, define el sistema educativo como un conjunto orgánico, integrador de políticas y servicios que garantizan la unidad del proceso educativo, tanto escolar, como extra escolar y su continuidad a lo largo de la vida de la persona mediante un proceso de educación permanente. Tabla Nº 14: Modalidades de la Educación Venezolana Democratización Regionalización Flexibilidad Tabla Nº 15: Principios que rigen la educación básica LA EDUCACIÓN BÁSICA EN Venezuela DEBE RESPONDER A LA Orientación Filosófica DEL ESTADO VENEZOLANO, POR TANTO DEBE SER: Democrática Eficiente Integrada Formativa Activa Humanística Científica Sistemática Regionalizada Creativa Tabla Nº 16: Orientación Filosófica Un aspecto no incluido en el esquema anterior, y de relevante importancia, es el de la formación de ciudadanos críticos, de acuerdo a la filosofía del Estado, por lo tanto habría que agregar a la lista que la educación debe ser también crítica, es decir, desde la perspectiva de las necesidades del cambio y la mejora, evaluadora, supervisora y constructora de sus propios procesos, La Educación Básica se ha considerado como una prioridad, dentro de los planes de reforma de la educación nacional. Este proyecto centra su atención en: La renovación de la práctica pedagógica, con especial énfasis en el desarrollo de los ejes transversales: lengua, desarrollo del pensamiento, valores y trabajo en todos los componentes curriculares que integran el modelo educativo en este nivel del sistema. M.E., 1998: 14,15). Componentes del Diseño Curricular del Nivel de Educación Básica. Ejes transversales 2. Al respecto el equipo del Ministerio de Educación encargado de diseñar el Currículo Básico Nacional cita los problemas que, a su criterio, son más evidentes de la población venezolana: Actitudes contrarias al diálogo constructivo y al consenso. Que se originan como consecuencia de la desarticulación del grupo familiar, entendido como el núcleo fundamental de desarrollo de toda sociedad, no están claramente definidos en los ejes transversales. No obstante, sin considerar responsablemente esta imperativa situación, a la transversalidad se le atribuyen otras dos funciones fundamentales: Servir de vínculo entre el contexto escolar y el contexto familiar y sociocultural. Desde una perspectiva más próxima a la teoría pedagógica que a la acción del proceso de enseñanza y del aprendizaje, la transversalidad se podría entender como una herramienta didáctica capaz de armonizar tanto los ejes entre sí, como éstos mismos con las diversas áreas del currículo. No obstante que en las propuestas de los ejes transversales, que hemos venido revisando, se han considerado importantes situaciones problemáticas, fundamentas en un contenido ético y social y en la pérdida progresiva de valores, aspectos que sin lugar a dudas tienen que ver con las necesidades de cambio en la educación venezolana, observamos que no están claramente definidos y ubicados, dentro de los ejes transversales, los problemas de la descomposición de la familia como institución social y la desorientación sexual.