TIC en Educación: Oportunidades, Riesgos y Necesidades para el Siglo XXI

Las Necesidades de las TIC en el Ámbito Educativo: Oportunidades, Riesgos y Necesidades

Julio Cabero Almenara*cabero@us.es

Introducción

Las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) son un elemento esencial en los nuevos contextos y espacios de interacción entre los individuos.

Dentro de esta nueva sociedad, los espacios educativos también se encuentran en constante transformación. Los nuevos entornos educativos se han reflejado en centros virtuales de aprendizaje. Sin embargo, estos nuevos escenarios requieren de una reflexión sobre el uso e incorporación de las tecnologías. Los contextos educativos actuales deberán apostar por una integración crítica, en la cual se defina el qué, por qué y para qué de su incorporación y aprovechamiento.

Hay que ver a las tecnologías como medio y recurso didáctico, más no como la panacea que resolverá las problemáticas dentro del ámbito educativo. Esto nos lleva a no sobredimensionarlas y a establecer orientaciones para su uso, logrando así soluciones pedagógicas y no tecnológicas.

Para poder lograr el uso crítico de las tecnologías y poder reconfigurar estos nuevos escenarios educativos, tanto el docente como todos los actores involucrados en estos procesos, requieren de formación y perfeccionamiento, en donde las tecnologías sean un medio más, no el fin último. Esto implica generar metodologías diversas, transformando las estructuras organizativas y generando dinámicas de motivación. El cambio hacia un uso crítico, didáctico y pedagógico de las tecnologías es fundamental. La investigación didáctico-educativa en este ámbito es una de las herramientas que posibilitará el análisis, la reflexión y el estudio del binomio tecnología y educación.

Las TIC: Nuevos Escenarios para la Formación

La velocidad, el cambio y la transformación se han convertido en características de nuestra sociedad, donde lo único previsible algunas veces es lo imprevisible, y donde los cambios están alcanzando a todas las estructuras y niveles. Lo que antes se explicaba con modelos lineales y matemáticos, como ocurrió con la teoría de la comunicación, hoy se intenta comprender desde teorías más complejas como la del Caos. Lo que hace relativamente poco tiempo se presentaba como un depositario y muestrario de información, hoy empieza a aparecer como un constructor colaborativo de información y conocimiento, como la visión que existe detrás del fenómeno Web 2.0. Todo ello como extensión de las TIC en general, y la red en particular, a las diversas tareas que realizamos las personas.

Las TIC se han convertido en un elemento estratégico para la sociedad del siglo XXI, y de marginación para aquellos que no las utilicen. El problema empieza a ser cómo vamos a llegar, ya que sabemos que llegaremos, y además vamos a llegar todos, como ha pasado con todas las tecnologías. Nuestra sociedad está cambiando, y ello está repercutiendo en cómo conocemos, en cómo aprendemos y en los espacios en los cuales llegamos a aprender.

Asumiendo esta realidad, y antes de presentar las posibilidades que nos ofrecen para la formación, queremos hacer una serie de reflexiones previas para no desorientarnos en su incorporación a la práctica educativa. No queremos que ocurra, como ya pasó anteriormente, donde contamos con claros ejemplos de cómo las TIC fueron claramente fagocitadas por el propio sistema educativo, y más que servir de cambio, innovación y transformación educativa, sirvieron para la perpetuación de un modelo “bancario” de educación y formación. Muchas de las “esperanzas” o “bondades” que se pensaban que iban a tener para las estancias educativas, no se vieron refrendadas en la práctica y en el quehacer cotidiano educativo, y sólo sirvieron para fotografías de políticos y el enriquecimiento de las casas comerciales.

En primer lugar, tenemos que ser conscientes de que en los últimos tiempos se está desarrollando un discurso ideológico en el terreno educativo respecto a las TIC que tiende a presentarlas como motoras del cambio e innovación educativa. Recordemos dos cuestiones: primero, que las que se denominan nuevas tecnologías, lo mismo que las tradicionales, han surgido fuera del contexto educativo y después se han incorporado a éste; y segundo, que por ese fundamentalismo tecnológico que algunas veces nos rodea, inicialmente se ha transferido la tecnología y después se ha elaborado el problema que ésta podría resolver. Dicho de otro modo, primero se ha pensado en la tecnología y después se ha reflexionado sobre el para qué nos puede servir. Se ha llegado a asociar a un buen profesor con la utilización de la última tecnología en boga, y al mal profesor con el uso de la comunicación oral y materiales impresos, cuando una cosa y otra no tienen nada que ver.

Para nosotros, las TIC, independientemente de su potencial instrumental y estético, son solamente medios y recursos didácticos, que deben ser movilizados por el profesor cuando les puedan resolver un problema comunicativo o le ayuden a crear un entorno diferente y propicio para el aprendizaje. No son, por tanto, la panacea que va a resolver los problemas educativos; es más, algunas veces incluso los aumentan, como cuando el profesorado abandona su práctica educativa a las TIC.

Como cuarto comentario, quisiéramos indicar que, desde nuestro punto de vista, las posibilidades que se le tienden a conceder a las TIC, sean estas virtuales, telemáticas o multimedia, tienden a sobredimensionarse y centrarse en sus características, virtualidades instrumentales y potencialidades tecnológicas. La realidad es que si desconocemos los impactos de las tecnologías tradicionales, en este caso nos vemos más apurados, ya que falta un verdadero debate sobre el uso reflexivo de las mismas. Las TIC, si de verdad quieren ser integradas en las acciones educativas, deben hacerse invisibles y claras.

Sabemos más sobre lo que no tenemos que hacer con las tecnologías que los sentidos y direcciones de cómo aplicarlas. Sabemos más de cómo no aplicarlas, pues sólo sirven para reproducir esquemas educativos, que las orientaciones hacia donde dirigir el cambio. En este sentido, urge potenciar la investigación didáctico-educativa sobre ellas.

Frente al discurso de que si no utilizamos la última tecnología ya no somos competentes, y que las tecnologías tradicionales ya no hacen sino estorbar, la realidad es que las TIC más novedosas no vienen a reemplazar a las tradicionales, ni a crear un entorno virtual donde sólo tenga cabida lo digital y lo analógico se ha despreciado. Las denominadas nuevas tecnologías (NN. TT.) vienen a estar en estrecha relación con las tecnologías que pudiéramos considerar como tradicionales, y a crear con ello una nueva galaxia de tecnologías donde todas puedan participar en alguna medida de forma conjunta con el proyecto que se persiga.

Por otra parte, el tecnocentrismo es cada vez menos justificable, y menos aún con la convergencia que se está produciendo con las tecnologías, como consecuencia de la digitalización. Los problemas posiblemente vengan en saber qué hacer, cómo hacerlo, para quién y por qué hacerlo. Tenemos que pensar en soluciones pedagógicas y no tecnológicas.

Y, por último, no hay que perder de vista que su incorporación de calidad no va a depender únicamente de los factores económicos y de presencia de equipos, sino también de medidas que se tomen en otras variables, que irán desde la formación y el perfeccionamiento del profesorado hasta las metodologías que se apliquen, la transformación de las estructuras organizativas, y las dinámicas que institucionalmente se creen para motivar al profesorado para su utilización. Aspectos sobre los que hablaremos en la última parte de este artículo.

¿Qué Posibilidades nos Ofrecen las TIC?

Las posibilidades que las TIC pueden aportar a la formación y a la educación han sido tratadas en diferentes trabajos (Cabero, 2001 y 2007; Martínez y Prendes, 2004; Martínez, 2006; Sanmamed, 2007). De ellos podemos señalar como las ventajas más significativas las siguientes:

  • Ampliación de la oferta informativa.
  • Creación de entornos más flexibles para el aprendizaje.
  • Eliminación de las barreras espacio-temporales entre el profesor y los estudiantes.
  • Incremento de las modalidades comunicativas.
  • Potenciación de los escenarios y entornos interactivos.
  • Favorecer tanto el aprendizaje independiente y el autoaprendizaje como el colaborativo y en grupo.
  • Romper los clásicos escenarios formativos, limitados a las instituciones escolares.
  • Ofrecer nuevas posibilidades para la orientación y la tutorización de los estudiantes.
  • Facilitar una formación permanente.

Una de las posibilidades que nos ofrecen las TIC es crear entornos de aprendizaje que ponen a disposición del estudiante gran amplitud de información, que además es actualizada de forma rápida. El acceso a grandes bases de datos y fuentes informativas permite que el estudiante, independientemente del lugar en el que se encuentre, pueda acceder a la información. El problema de la educación ya no será la localización y búsqueda de información, sino más bien en su selección, interpretación y evaluación. El papel del profesor será clave para que el alumno adquiera las competencias para realizar estas operaciones cognitivas.

Las posibilidades que nos ofrecen estas tecnologías para la interacción con la información no son sólo cuantitativas, sino también cualitativas en lo que respecta a la utilización no sólo de información textual, sino también de otros tipos de códigos, desde los sonoros a los visuales pasando por los audiovisuales. Además, la estructura sintáctica y semántica organizativa de la información que se nos ofrecen van desde el tipo secuencial lineal hasta los que la poseen en formato hipertexto e hipermedia.

Desde nuestro punto de vista, la incorporación de las TIC a las instituciones educativas nos va a permitir nuevas formas de acceder, generar y transmitir información y conocimientos, lo que nos abrirá las puertas para poder flexibilizar, transformar, cambiar, extender…; en definitiva, buscar nuevas perspectivas en una serie de variables y dimensiones del acto educativo. En concreto, nos permitirá la flexibilización a diferentes niveles:

  • Temporal y espacial para la interacción y recepción de la información (deslocalización del conocimiento).
  • Para el uso de diferentes herramientas de comunicación.
  • Para la interacción con diferentes tipos de códigos y sistemas simbólicos.
  • Para la elección del itinerario formativo.
  • De estrategias y técnicas para la formación.
  • Para la convergencia tecnológica.
  • Para el acceso a la información y a diferentes fuentes de la misma.
  • Flexibilización en cuanto a los roles del profesor y su figura.

Una de las grandes características de las TIC radica en su capacidad para ofrecer una presentación multimedia, donde utilicemos una diversidad de símbolos, tanto de forma individual como conjunta para la elaboración de los mensajes: imágenes estáticas, imágenes en movimiento, imágenes tridimensionales, sonidos,… Es decir, nos ofrecen la posibilidad, la flexibilización, de superar el trabajo exclusivo con códigos verbales, y pasar a otros audiovisuales y multimedia, con las repercusiones que ello tiene, ya que vivimos en un mundo multimedia interactivo, donde los códigos visuales han adquirido más importancia que en el pasado. Sin olvidarnos de que los alumnos son “nativos” en la utilización de estos tipos de códigos, frente a nosotros que somos “emigrantes”.

Ya empezamos a saber cómo los diferentes tipos de inteligencias sugieren la predisposición del sujeto a trabajar con unos códigos frente a otros; o cómo, en función de los sujetos, trabajar con un código u otro repercute en el esfuerzo mental que el sujeto invierte en la captura de la información.

En la línea de las Inteligencias Múltiples, las posibles bondades que la convergencia tecnológica de las TIC digitales pueden ofrecer a la potenciación de las IM de los sujetos, y la adaptación de la información en función de las características de inteligencia del sujeto, se pueden concretar en:

  • Diversidad de medios y, por tanto, la posibilidad de ofrecer una variedad de experiencias.
  • Diseño de materiales que movilicen diferentes sistemas simbólicos, y que, por tanto, se puedan adaptar más a un tipo de inteligencias que a otra.
  • Posibilidad de utilizar diferentes estructuras semánticas, narrativas, para ofrecer diferentes perspectivas de la información adaptadas a las IM de los diferentes discentes.
  • El poder ofrecer con ellas tanto acciones individuales como colaborativas, y en consecuencia adaptarse de esta forma a las inteligencias inter e intrapersonal.
  • Creación de herramientas adaptativas/inteligentes que vayan funcionando con base en las respuestas, navegaciones e interacciones que el sujeto establezca con el programa o con el material.
  • Elaboración de materiales que permitan presentar información en la línea contraria de la IM dominante del sujeto, de manera que se favorezca la formación en todas ellas.
  • Registro de todas las decisiones adoptadas por el sujeto con el material, y en consecuencia favorecer mejor su capacitación y diagnóstico en un tipo de inteligencia.

En cierta medida, podemos decir que desde las TIC se va a permitir trasladarnos desde una estandarización de los productos y ofertas educativas, a la libertad en la creación de los itinerarios formativos, su diversificación y personalización. Sin olvidarnos de la reflexión que debe hacer el profesor en cuanto al volumen de información que pone a disposición del estudiante, y el poco tiempo que se le concede para su procesamiento.

Este problema puede resolverse mediante la reflexión, ubicando las conexiones hipertextuales que se justifiquen desde un punto de vista conceptual y que en sí misma le permitan conectar conceptualmente la información al sujeto, o por la incorporación de ayudas para que el sujeto sepa en todo momento en qué lugar del sitio formativo se encuentra, qué elementos ya ha recorrido y cuáles le falta por recorrer. El diseño de materiales no debe ser una cosa azarosa, sino que debe responder a principios científicos didácticos (Cabero y Gisbert, 2005).

Al contrario de lo que cabría esperar con la aplicación de las TIC a la enseñanza, su utilización puede implicar la movilización de una diversidad de estrategias y metodologías docentes que favorezcan una enseñanza activa, participativa y constructiva. Éstas implican, desde la aplicación de estrategias y metodologías concretas de formación, la virtualización y estructuración específica de los contenidos, la planificación de actividades y la realización de tutorías virtuales (Cabero y Gisbert, 2005; y Cabero y Román, 2006).

Utilizar las nuevas TIC para realizar las mismas cosas que con las tecnologías tradicionales es un gran error. Las nuevas tecnologías nos permiten realizar cosas completamente diferentes a las efectuadas con las tecnologías tradicionales. De ahí que un criterio para su incorporación no pueda ser exclusivamente el hecho de que nos permitan hacer las cosas de forma más rápida, automática y fiable. Con las TIC, lo que debemos procurar es crear nuevas escenografías de aprendizaje, no reproducir las tradicionales, y ello pasa necesariamente por la transformación del rol del profesor y del estudiante.

La interactividad es posiblemente otra de las características más significativas de estos entornos de formación. Interactividad que tenemos que percibirla desde diferentes puntos de vista, que irán desde una interactividad con el material hasta una interactividad con las personas. Interactividad para poder estar conectado con diferentes participantes del sistema, tanto con el profesor como los estudiantes, favoreciéndose tanto una comunicación horizontal como vertical entre todos los participantes. Y, por último, interactividad para no ser un mero receptor pasivo de información, sino activo en la construcción de los significados, como podemos observar en todas las experiencias educativas desarrolladas dentro del fenómeno de la Web 2.0.

Las TIC potencian, al mismo tiempo, tanto un trabajo individualizado como cooperativo. Este último conlleva no sólo ventajas de tipo conceptual y científico, por el intercambio y el acceso a la información, sino también, como se ha puesto de manifiesto por diversos estudios, la mejora del rendimiento académico de los estudiantes, el favorecimiento de las relaciones interpersonales, y la modificación significativa de las actitudes hacia los contenidos y hacia las actividades.

En líneas generales, podríamos considerarlo como una metodología de enseñanza basada sobre la creencia de que el aprendizaje se incrementa cuando los estudiantes en conjunto desarrollan destrezas cooperativas para aprender y solucionar los problemas y las acciones educativas en las cuales se ven inmersos. Y esto, en un mundo laboral donde cada vez más se trabaja en equipo, y el diseño es el resultado de la participación conjunta de un grupo de personas, es todavía más importante.

La garantía del funcionamiento del sistema vendrá determinada por la buena coordinación entre ellos, entre otros motivos porque muchas veces la interacción no será directa entre el profesor y el estudiante, sino mediada a través de un servidor del programa, donde se ubique el contenido de formación, la simulación o el sistema experto que asesorará al estudiante en la acción formativa.

¿Qué Limitaciones Presentan las TIC?

En contrapartida a las posibilidades apuntadas, las TIC también presentan una serie de limitaciones, como las siguientes:

  • Acceso y recursos necesarios por parte del estudiante.
  • Necesidad de una infraestructura administrativa específica.
  • Se requiere contar con personal técnico de apoyo.
  • Costo para la adquisición de equipos con calidades necesarias para desarrollar una propuesta formativa rápida y adecuada.
  • Necesidad de cierta formación para poder interaccionar en un entorno telemático.
  • Necesidad de adaptarse a nuevos métodos de aprendizaje (su utilización requiere que el estudiante y el profesor sepan trabajar con otros métodos diferentes a los usados tradicionalmente).
  • En ciertos entornos, el estudiante debe saber trabajar en grupo de forma colaborativa.
  • Problemas de derechos de autor, seguridad y autentificación en la valoración.
  • Las actividades en línea pueden llegar a consumir mucho tiempo.
  • El ancho de banda que generalmente se posee no permite realizar una verdadera comunicación audiovisual y multimedia.
  • Toma más tiempo y más dinero el desarrollo que la distribución.
  • No todos los cursos y contenidos se pueden distribuir por la Web.
  • Muchos de los entornos son demasiado estáticos y simplemente consisten en ficheros en formato texto o PDF.
  • Si los materiales no se diseñan de forma específica, se puede tender a la creación de una formación memorística.
  • Falta de experiencia educativa en su consideración como medio de formación.

A estas limitaciones podríamos incorporarle una serie de mitos y creencias que se le han indicado a las TIC como potenciadoras de cambios en el sistema educativo:

  • M1: Favorecer un modelo democrático de educación, que facilita el acceso a todas las personas. Educación/formación para todos.
  • M2: Mito de la libertad de expresión y la participación igualitaria de todos.
  • M3: Mito de la amplitud de la información y el acceso ilimitado a todos los contenidos.
  • M4: El mito del valor “per se” de las tecnologías.
  • M5: Mito de la neutralidad de las TIC.
  • M6: Mito de la interactividad.
  • M7: Los mitos de los “más”: “más impacto”, “más efectivo”, y “más fácil del retener”.
  • M8: Los mitos de las “reducciones”: “reducción del tiempo de aprendizaje” y “reducción del costo”.
  • M9: Los mitos de las “ampliaciones”: “a más personas” y “más acceso”.
  • M10: Las tecnologías como manipuladoras de la actividad mental.
  • M11: El mito de la cultura deshumanizadora y alienante.
  • M12: La existencia de una única tecnología. La supertecnología.
  • M13: Mito de la sustitución del profesor.
  • M14: Mito de la construcción compartida del conocimiento.
  • M15: Las tecnologías como la panacea que resolverá todos los problemas educativos (Cabero, 2003).

Sin querer extendernos mucho en los mismos, sí vamos a realizar unos breves comentarios.

Posiblemente, uno de los mitos más utilizados sobre la aplicación de las TIC a la formación consiste en afirmar que con su incorporación se puede alcanzar un “Modelo democrático de educación, que facilita el acceso a la educación a todas las personas. Educación/formación para todos”. Se quiere llamar la atención respecto a que las TIC permiten: a) Poner a disposición de todas las personas la información sin limitaciones de lugar de residencia o disponibilidad espacial, y b) Se puede facilitar una formación de calidad, es decir, apoyada en cantidad y calidad de información, a los lugares más alejados, salvando de esta forma los problemas existentes de la falta de recursos. Siempre que uno, lógicamente, tenga la posibilidad de estar conectado a Internet. Lo cual puede suponer que, en vez de favorecer una democratización, extensión de la educación, se esté propiciando una discriminación de las personas que, por sus recursos económicos o por la zona donde vivan, no puedan tener acceso a estas nuevas herramientas.

Existen fuertes diferencias entre los países y sus zonas en cuanto a la utilización de las redes, y ello puede estar propiciando lo que se comienza a denominar como brecha digital; es decir, la separación de los pueblos y las personas por la falta de acceso a estas nuevas tecnologías.

En cierta medida, asociado con el mito anterior, nos encontramos con el que se refiere a la libertad de expresión y la participación igualitaria de todas las personas en la red. Es cierto que, una vez superada la limitación del acceso a la red, ésta puede propiciar la libertad de expresión y la participación igualitaria de todas las personas. La falta de referencia física puede aliviar las limitaciones personales y sociales para comunicarnos con los demás. Algunos seguidores de la Web 2.0 y del software libre dejan entrever que su simple utilización garantiza una formación de calidad. Acceder a un teclado no significa que desaparecerán las diferencias culturales, sobre todo si no sabemos qué tenemos que demandar y cómo utilizar lo solicitado (Wolton, 2000).

Ahora bien, también es cierto que las páginas Web de cierta calidad limitan el número de entrada y codifican su sitio. En la actualidad, esta se hace más necesaria para poder evaluar y discriminar la información localizada, con el objeto de que ésta sea pertinente a nuestro problema de investigación, de estudio o empresarial.

Otro de los mitos se refiere al valor per se de las tecnologías. Con él se subraya su significación como elementos de cambio y transformación de las instituciones, sean las mismas educativas, culturales o empresariales. Es cierto que las TIC crean unos entornos específicos para la información que pueden ser más atractivos y con posibilidades diferentes de los tradicionales. Pero, desde nuestro punto de vista, el valor de la transformación y la significación que se alcance con ellas no dependerá de la tecnología en sí misma, sino de la capacidad de relacionarlas con el resto de las variables curriculares (contenidos, objetivos u organizativas) y de la aplicación sobre estrategias didácticas específicas.

Uno de los mitos más asumidos en nuestra sociedad es el que entiende las tecnologías como neutrales y axiológicamente asépticas, pues los efectos, positivos o negativos, beneficiosos o perjudiciales, no dependen de ellas, sino de las personas que las aplican y utilizan, y de los objetivos que se persiguen en su aplicación: las tecnologías son asépticas. Toda tecnología no sólo traslada información, sino que, al mismo tiempo, está transmitiendo valores y actitudes, algunas veces incluso no perceptibles por las personas. Las tecnologías no son asépticas sino que, por el contrario, transfieren los valores de la cultura que las han desarrollado, y ello puede ser más peligroso si tenemos en cuenta la ruptura de las barreras espaciales y la dependencia tecnológica que solemos tener de determinados países.

Otra de las grandes ventajas que se asocian a las TIC son las posibilidades interactivas que nos ofrecen, y que posibilitan que el usuario se convierta en un procesador activo y consciente de información. Independientemente de que existen diferentes niveles de interactividad, la realidad es que existe menos interactividad en las TIC de lo que muchas veces nos creemos, siendo la única interactividad la que nos permite el movimiento que realizamos con el dedo al pulsar sobre uno de los botones del ratón o al escribir en el teclado.

Es cierto que los entornos que crean las nuevas tecnologías nos ofrecen un amplio espectro de posibilidades para interaccionar, tanto con los materiales como entre todos los agentes que participan en la acción formativa (docente, discente, gestor del entorno de teleformación). Pero la realidad es que, en éstos, el comportamiento de los alumnos se puede reducir a la impresión de los ficheros y movilización de mecanismos de memorización de la información, igual que en una cultura impresa.

Por otra parte, tendemos muchas veces a confundir libertad de navegación e interacción con la información de una forma no lineal sino hipertextual con las posibilidades interactivas del sistema. Independientemente de que ello no supone interacción sino mero desplazamiento, la realidad es que muchas veces se diseñan programas para una “falsa navegación”, ya que aunque creemos que nos desplazamos de forma libre, la realidad es que se ha previsto un recorrido para que necesariamente tengamos que pasar por las partes más significativas de la información en lo que se ha denominado como núcleo semántico del contenido.

“Más impacto”, “más efectivo”, y “más fácil de retener” es otro de los mitos que inciden en la concepción de las TIC, consecuencia directa de un fuerte determinismo que las ha considerado como elementos mágicos que resolverían los problemas formativos independientemente del nivel y tipo de acción formativa a la cual nos estemos refiriendo. La realidad es que las investigaciones no han llegado a confirmar estos aspectos, teniendo también en cuenta que suelen confundirse términos. El hecho de que con las TIC se pueda alcanzar un mayor impacto, es decir, que la información sea capaz de llegar cuantitativamente a más personas, no significa que desde un punto de vista cualitativo ese mayor acceso repercuta sobre la calidad de los productos que se consigan. De forma que lo importante, muchas veces, no es cómo nos llega la información, sino qué hacemos con ella y cómo llegamos a procesarla.

Al lado de los mitos de las ampliaciones, nos encontramos también con el de las reducciones: “reducción del tiempo de aprendizaje” y “reducción del costo”. Por ahora, los estudios no han confirmado que trabajar en la red u ofrecer un contexto más variado, por la diversidad de medios y sistemas simbólicos que se pueden llegar a movilizar, tenga unas consecuencias inmediatas sobre la reducción del tiempo necesario para el aprendizaje.

La realidad es que las tecnologías suponen, al menos inicialmente, una elevación de los costos por la necesidad de realizar inversiones iniciales para la adquisición de la infraestructura necesaria y porque la producción de material formativo de calidad conlleva un esfuerzo económico y temporal significativo. Sin olvidarnos de las inversiones que deben realizarse para crear una estructura organizativa que facilite su incorporación a la práctica educativa.

Respecto al mito de las “ampliaciones”: “a más personas” y “más acceso”, la situación es que “a priori”, y salvando las matizaciones que realizamos nosotros al comienzo de nuestro análisis respecto a la posibilidad de estar conectados, la realidad es que, desde un punto de vista cuantitativo, la información se puede distribuir a un mayor número de personas y a mayores contextos. Y puede que las personas más capacitadas sean, de nuevo, las pertenecientes a las clases económicas más pudientes, con lo cual la ampliación podría también convertirse en elemento de discriminación. (Cabero, 2004).

Otro de los mitos verdaderamente explotado sobre las tecnologías es el poder que se les concede para manipular la actividad mental y las conductas de las personas. Ésta ha sido una idea tradicionalmente manejada en relación con los medios de comunicación de masas respecto a la influencia que tienen sobre las actitudes de las personas para desarrollar la agresividad y la violencia. La relación entre el número de horas que la persona pasa viendo la televisión y el número de acciones violentas no se puede establecer en términos de consecuencia directa.

Aunque es cierto que las tecnologías no sólo transmiten información, sino que también, por sus sistemas simbólicos, permiten desarrollar habilidades cognitivas específicas (Cabero, 1989), también lo es que no funcionan en el vacío, ni organizativo, ni cultural, ni histórico, ni psicológico. Las tecnologías, sus contenidos y sistemas simbólicos, pueden servir como elementos reforzadores de actitudes y predisposiciones, pero nunca son determinantes directas de las actitudes y conductas.

Un mito constante a lo largo de la evolución de la historia de la tecnología ha sido el de la existencia de una única tecnología, es decir, la existencia de una supertecnología que pueda aglutinar a todas las demás, sea la más potente y, por tanto, más significativa para conseguir metas y objetivos de aprendizaje. Para nosotros no existen medios mejores que otros, no existe el supermedio, y menos aún si para su concreción nos apoyamos en sus características técnicas y estéticas. Su selección para cualquier actividad formativa deberá de realizarse fijándonos en otros criterios ajenos a los comentados, como los objetivos que se pretenden alcanzar, o las características de los receptores potenciales. Ello nos llevará a que deberemos movilizar una serie de criterios para su selección, como son:

  • La selección de los medios debe hacerse teniendo en cuenta los objetivos y contenidos que se desean alcanzar y transmitir.
  • Las predisposiciones que el alumnado y el profesorado tengan hacia el medio pueden condicionar los resultados que se obtengan, y en consecuencia debe de ser uno de los criterios a movilizar para su puesta en acción.
  • Contemplar las características de los receptores: edad, nivel sociocultural y educativo, inteligencias múltiples, estilos cognitivos,…
  • El contexto instruccional y físico es un elemento condicionador, facilitando o dificultando la inserción del medio.
  • Las diferencias cognitivas entre los estudiantes pueden condicionar los resultados a alcanzar y las formas de utilización.
  • Los medios deben propiciar la intervención sobre ellos.
  • Las características técnicas y sémicas del medio y sus parámetros de cualidades es una dimensión a considerar, aunque no la única y posiblemente la no más significativa.
  • En la medida de lo posible, seleccionar medios que permitan la participación del profesorado y el alumnado en la construcción de los mensajes.
  • Analizar los mensajes contemplando no sólo su capacidad como canal, sino también las características de los mensajes que transmite, y sobre todo contemplando los valores transferidos.
  • No marginal socialmente a los estudiantes, por imponer tecnologías a las que no todos tienen posibilidad de acceder.
  • Las calidades técnicas, facilidad y versatilidad del medio deben ser también contempladas.
  • Seleccionar medios de fácil utilización.
  • En la medida de lo posible, seleccionar medios que puedan relacionarse con otros.

Estas afirmaciones se han visto reforzadas por algunos estudios donde “se demostraba” que la TIC presentada era, cuanto menos, igual de eficaz para que los alumnos aprendieran que la enseñanza asistida por un profesor presencial. Sin embargo, tales resultados no tuvieron en cuenta el efecto novedad, que determina los resultados alcanzados con los medios.

Desde nuestro punto de vista, los profesores y formadores no van a ser reemplazados por las tecnologías por muy potentes y sofisticadas que sean, aunque tendrán que cambiar los roles y actividades que actualmente desempeñan; como, por otra parte, siempre ha pasado cuando se ha introducido una nueva tecnología en las acciones formativas. Las nuevas tecnologías van a llevar a que desempeñe nuevas funciones relacionadas con la información, que irán desde buscar información en la red para adaptarla a las necesidades generales de sus estudiantes, o a las necesidades y demandas concretas que a la hora de la evolución del proceso de aprendizaje se vayan presentado.

Como último mito que, en cierta medida, se encuentra dando cobertura a todos los anteriores, nos encontramos con la idea de las tecnologías como la panacea que resolverá todos los problemas educativos. Las tecnologías, independientemente de lo potente que sean, son solamente instrumentos curriculares y, por tanto, su sentido, vida y efecto pedagógico vendrá de las relaciones que sepamos establecer con el resto de componentes del currículum, independientemente del nivel y acción formativa a la que nos refiramos. Este mito también se extiende al mundo laboral y profesional, al pensar que el simple hecho de incorporar tecnologías garantizará el funcionamiento correcto de la empresa.

¿Qué Necesidades Piden su Introducción?

Los comentarios realizados hasta el momento nos permiten sugerir algunas medidas que pueden facilitar la inserción e incorporación de las TIC en el currículum, favoreciendo tanto su variabilidad como la amplitud de su uso. Las medidas a adoptar las podemos sintetizar en las siguientes: presencia, transformación de las concepciones que tenemos sobre la enseñanza, formación del profesorado, cambio del currículo, alfabetización informática-mediática, y la organización y gestión escolar. Hasta que una tecnología no se haga invisible a los ojos del profesor y de los estudiantes, como ya ocurre con la pizarra y comienza a ocurrir con los retroproyectores, no es de verdad incorporada a la enseñanza de forma constante y no puntual. Es decir, no nos preguntamos si estarán, asumimos que estarán, y no hacemos girar en torno de ellas el acto didáctico, sino que las utilizamos en los momentos concretos en los cuales las necesitamos, y cuando con su utilización resolvemos un problema educativo.

Esta presencia no debe limitarse a las instituciones educativas y laborales. Si de verdad queremos que no se produzca una brecha digital, con la marginación de aquellos que no tengan posibilidades de acceso a esas tecnologías en los espacios domésticos, se tienen que adoptar medidas claras para facilitar su presencia en los hogares mediante ayudas, subvenciones, o la disminución del costo de los equipos, o la transformación del software pasando de propietario a libre. La experiencia está demostrando que la creación de depositarios de objetos de aprendizaje para que sean utilizados facilita la colaboración entre los profesores y la mejora de la práctica educativa.

Otras de las medidas a adoptar se centran en el terreno del profesorado, donde se producirán cambios significativos, por lo que respecta a las nuevas funciones que desempeñará, desapareciendo algunas de las que actualmente ejecuta, como la de transmisor de información, y poniendo en acción otras, como: consultor de información-facilitadores de información; facilitadores de aprendizaje; diseñadores de medios; diseñadores de situaciones de aprendizaje mediadas para que los alumnos aprendan; moderadores y tutores virtuales; evaluadores continuos y asesores-orientadores.

Ello no significa desde nuestro punto de vista que el profesor deje de ser una persona importante en todo lo referido a la información, por el contrario, y de forma diferente a lo que algunas personas creen y exponen las nuevas tecnologías van a llevar a que desempeñe nuevas funciones relacionadas con ésta, que irán desde buscar información en la red para adaptarla a las necesidades generales de sus estudiantes, o a las necesidades y demandas concretas que a la hora de la evolución del proceso de aprendizaje se vayan presentado.

Los comentarios que estamos realizando nos llevan a presentar otra de las funciones que van a desempeñar los profesores y es aquella relacionada con el diseño de los medios y de los entornos de aprendizaje. Por el contrario, supone la organización y gestión de diferentes elementos para que de esta forma se pueda facilitar el aprendizaje en los estudiantes. Ello supone también que el profesor realice una serie de esfuerzos para garantizar que todos los participantes en el proceso, tienen, en primer lugar, las mismas garantías para su incorporación, y en segundo lugar, independientemente de sus posibilidades de acceso a la tecnología, de su localización física, de su nivel de comprensión del lenguaje, o de su habilidad y pericia para interaccionar con el sistema, y en segundo lugar, que todos estén trabajando con la información que progresivamente se les vaya presentando, realizando las actividades y siguiendo el cronograma que se haya previsto para la secuenciación de la actividad.

HtmlImg22.gifEl profesor de esta forma pasa de ser un experto en contenidos y en su transmisión verbal a un facilitador del aprendizaje, lo cual le va a suponer que realice diferentes cuestiones como son: diseñar experiencias de aprendizajes para los estudiantes, ofrecer una estructura inicial para que los alumnos comiencen a interaccionar, animar a los estudiantes hacia el autoestudio, o diseñar diferentes perspectivas sobre un mismo tópico.

Ahora bien, también el profesor va a jugar un papel importante en el diseño de medios, materiales y recursos adaptados a las características de sus estudiantes, materiales que no sólo serán elaborados por él de forma independiente, sino en colaboración, tanto con el resto de compañeros involucrados en el proceso, como con otra serie de expertos.

Estas nuevas funciones nos deben llevar a reflexionar sobre que posiblemente la formación y el perfeccionamiento del profesorado, sea una de las piedras angulares que determine la incorporación de las TIC en el terreno de la enseñanza. Ya que por lo general las iniciativas realizadas se muestran ineficaces para la inserción curricular de los medios por centrarse en demasía en aspectos técnicos y estéticos. Lo que estamos señalando es que será necesaria una nueva alfabetización, que podemos llamar informática-mediática, donde, profesores y alumnos, adquieran una serie de habilidades y actitudes, para saber interaccionar con las TIC, tener una posición significativa hacia las mismas como herramientas de comunicación e interacción con la información, saber interaccionar, evaluar y seleccionar la información que se nos ofrece por las nuevas tecnologías, y utilizar los medios como instrumentos de expresión y creación de mensajes.

Nosotros estamos absolutamente en contra de un modelo de formación meramente tecnicista; es decir, un modelo que potencie exclusivamente la formación instrumental y el uso acrítico de los medios, hemos llamado la atención respecto a que la formación y perfeccionamiento del profesorado en medios debe contemplar una serie de dimensiones, como las siguientes: instrumental; semiológica/estética, curricular, pragmática, psicológica, productora/diseñadora, seleccionadora/evaluadora, crítica, organizativa, actitudinal, e investigadora (Cabero y otros, 1998).

Esta formación será más necesaria si tenemos en cuenta que a diferencia de las tecnologías tradicionales, el comportamiento que tengan las denominadas como nuevas, dependerá bastante de la formación que tenga el sujeto para interaccionar con ellas. Valga como ejemplo de lo que queremos decir, que sujetos con bajos niveles de capacitación, únicamente utilizarán la red como elemento de búsqueda de información mientras que otros con más elevadas, llegarán a producir objetos de aprendizaje para ubicarlos en la misma, formarán parte de comunidades virtuales y llegarán a utilizarla como instrumentos para el trabajo colaborativo.

HtmlImg23.gifTambién en este mismo trabajo sugerimos que deben de contemplarse una serie de principios en las actividades de formación que sintetizamos en los siguientes: el valor de la práctica y la reflexión sobre la misma, la participación del profesorado en su construcción y determinación, su diseño como producto no acabado, centrarse en medios disponibles para el profesorado, situarse dentro de estrategias de formación más amplias que el mero audiovisualismo, y alcance dimensiones más amplias como la planificación, diseño y evaluación, y la coproducción de materiales entre profesores y expertos. Respecto al componente práctico, debe procurarse poner en ejercitación en contextos naturales, y que puede alcanzar diferentes perspectivas que van desde la autoexpresión, como método de aprendizaje y como deconstrucción de medios ya elaborados en otro momento por otros autores. Desde nuestro punto deben cambiarse también los entornos en los cuales se forman los profesores que deben ser más mediáticos, colaborativos, situacionales y prácticos.

Una de las creencias que creemos debe cambiarse hace referencia a la idea que se maneja, posiblemente como consecuencia de situarnos en una escuela que surge de la revolución industrial con unos espacios y tiempos definidos y preconfigurados, que el aprendizaje y el conocimiento no se produce por lo general, y salvando la modalidad de la educación a distancia, si no existe una presencia física entre el profesor y el estudiante, y por otra que el profesor es el depositario del saber. Estudiante que deberá estar capacitado, para el autoaprendizaje mediante la toma de decisiones, la elección de medios y rutas de aprendizaje, y la búsqueda significativa de conocimientos. Y que deberá tener mayor significación en sus propios itinerarios formativos.

Creemos también necesario llamar la atención respecto a las transformaciones que deben de darse en la organización y administración de las instituciones educativas, y al contrario a las influencias que éstas tendrán en las organizaciones educativas. Como ya señalamos en otro lugar: “No debemos perder de vista que la organización de los recursos no será independiente del modelo de organización del centro en los cuales se desenvuelva, repercutiendo esto no sólo en la información y los valores transmitidos, sino también en cómo los materiales se integran en el proceso de enseñanza-aprendizaje, las funciones que se le atribuyen, espacios que se les conceden, quién los utiliza y diseña, a quiénes se les pone a su disposición, y qué diversidad es puesta en funcionamiento” (Cabero, 1998). Dicho en otros términos, la incorporación de las TIC en los centros repercutirá sobre las estructuras organizativas, conocimiento que los diferentes sujetos tengan de la organización, el nivel de participación, las relaciones de poder, la horizontalidad, jerarquías de poder, o verticalidad de la información.

(Cabero y Gisbert, 2005).

Este principio debe también entenderse desde el punto de vista conceptual, en el sentido de ubicar en el entorno formativo-informativo los núcleos semánticos más significativos, dejando para las zonas de profundización y extensión las informaciones adicionales; ello se hace más necesario si tenemos en cuenta que el trabajo delante de un monitor supone un cansancio y una fatiga visual considerable.

Este principio también debemos entenderlo desde el hecho que más información no significa más aprendizaje ni comprensión de los contenidos por parte de los estudiantes, el aprendizaje vendrá a partir de la actividad cognitiva que se realice con la información, la estructura didáctica en la cual lo insertemos y las demandas cognitivas que se le reclamen que haga con el material.

HtmlImg24.gifPara finalizar nos gustaría retomar una de las ideas que ya expusimos en su momento, y es que para un uso e integración curricular de las TIC y no un mero añadido, posiblemente tengamos que olvidarnos más del medio, y centrarnos en el resto de las variables: profesor, alumnos, contenidos… Los problemas hoy posiblemente no sea tecnológicos, tenemos tecnologías sumamente amigables para hacer cosas, los problemas posiblemente venga de saber qué hacer con ellas. Por otra parte nos encontramos ante la segunda fuerte generación tecnológica que verdaderamente impactará a las escuelas, la primera fue la que vino de la imprenta, y ante ello tenemos dos posibilidades: o bien somos capaces de liderar ese cambio o, por el contrario, dejamos pasivamente que se produzcan adaptaciones. Y ya tenemos conocimiento para liderarlo, pero si tenemos que hacer una cosa es que los vientos vayan en otras direcciones a las que fueron anteriormente cuando quisimos introducir en las escuelas otras tecnologías. Las aportaciones de las nuevas tecnologías a las instituciones de formación continuas: reflexiones para comenzar el debate. V Congreso interuniversitario de organización de instituciones educativas, Madrid, Departamentos de Didáctica y Organización Escolar de la Universidad de Alcalá, Complutense.

Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación: aportaciones a la enseñanza. (ed), Nuevas tecnologías aplicadas a la educación, Madrid, Síntesis.

Tecnología educativa: diseño, producción y evaluación de medios, Barcelona, Paidós.

y otros (coords): Cultura y Educación en la sociedad de la información, La Coruña, Netbiblo.

Rodríguez (eds), Tecnología, educación y diversidad: retos y realidades de la inclusión digital, Murcia, Consejería de Educación y Cultura.

En Francisco Martínez, y Mary Paz Prendes, (coords): Nuevas tecnologías y educación,