Spinoza y leibniz filosofia
5. Definir las nociones leibnizianas de espacio y tiempo y explica su fundamentación en principios metafísicos
Para Leibniz la realidad se reduce a un cúmulo de relaciones. No existen rasgos intrínsecos de las cosas mismas. No hay sustrato, incluso la sustancia se define en virtud de relaciones. Los entes aristotélicos se pueden reducir en un primer momento en relaciones físicas, que a su vez se reducen a relaciones matemáticas y que en último término se reducen a relaciones lógicas (proceder puro de la razón). Para Leibniz, la verdad no es la adecuación de una idea a la realidad extramental, sino la definición que proporciona el proceder puro de la mente. Este proceder es independiente de la experiencia, la razón se rige de acuerdo a leyes propias (verdad = concepto).
Las leyes lógicas del proceder puro de la razón son las leyes de la naturaleza. Según Leibniz, la lógica es Dios mismo. Dios obra según el principio de razón suficiente y dota al mundo de una armonía preestablecida (por lo que no es necesaria su acción continua en el mundo). La validez de la lógica reside, en última instancia, para Leibniz, en el ppio de no-contradicción, que legitima toda la matemática.
Al contrario que para Kant, que existen dos tipos de juicios; los juicios sintéticos y los juicios analíticos, para Leibniz solo existen los juicios analíticos.
Leibniz en contraposición de Newton que define al espacio como entidad ontológica subsistente por sí misma, anterior ontológicamente e independientemente de los cuerpos, define el espacio como un orden de coexistencias. De esta manera, el espacio se define en función de las relaciones entre los cuerpos. La distancia que separa los cuerpos es la que define el espacio. Bajo esta premisa, el espacio no puede existir independientemente de los cuerpos.
Si el espacio es un orden de coexistencias el tiempo es un orden de sucesiones. El tiempo para Leibniz, no es anterior ontológicamente a los acontecimientos, se define por la relación que guardan los sucesos temporales entre sí.
Leibniz lleva a cabo una crítica a atomismo Newtoniano entendiendo que la realidad se reduce en última instancia a sustancias espirituales (fuerzas) denominadas mónadas. A través de esta noción Leibniz recupera la noción de physis aristotélica inmanente al propio cuerpo que hace que el cuerpo sea capaz de automovimiento (ausencia de fuerzas externas) eliminando la pasividad de la materia del mecanicismo cartesiano. Hay que subrayar que las mónadas son sustancias individuales en contra de la única sustancia de Spinoza (Deus sive natura). Leibniz defiende un principio de conservación de la fuerza frente al principio de conservación del movimiento cartesiano. Existe en el universo una
cantidad de fuerza invariable. La mónada es un presupuesto metafísico que según Leibniz constituye el principio intrínseco cosa (el alma de cada uno de los cuerpos) frente al mundo fenoménico perceptible a través de los sentidos. Leibniz hace una investigación acerca de las causas del movimiento, desde un punto de vista dinámico y no cinemático como el galileano. Estas causas del movimiento son punto concentrados de energía de ningún modo son materiales, sino espirituales (Mónadas).
POLÉMICA LEIBNIZ Y CLARKE
Ya existía tensión entre Leibniz y Newton provocada por la discusión acerca de cuál de ellos había descubierto el cálculo infinitesimal. La polémica surge en una correspondencia entre un seguidor fidedigno de Newton (Clarke) y Leibniz acerca del programa ontológico de la física newtoniana.
Principales objeciones:
1- Newton piensa que Dios es el espacio absoluto, que contiene la totalidad de la naturaleza y continuamente ejerce su acción en el mundo. Pero Leibniz objeta al respecto ¿si Dios es inmaterial cómo es posible que pueda dotar de movimiento a la materia? La materia newtoniana es pasiva, incapaz de un movimiento autónomo.
A esto Newton responde: al igual que nosotros somos capaces de mover el cuerpo (material) mediante el pensamiento (inmaterial), el pensamiento divino es capaz de poner en movimiento la naturaleza: las fuerzas de la gravedad son el pensamiento divino ejerciéndose sobre la materia. Las leyes generales de la ciencia son, en definitiva, las leyes del pensamiento de Dios.
Leibniz piensa que este es un Dios imperfecto que tiene que pensar continuamente en el mundo para que éste se mueva. Newton acusa a Leibniz de materialista (nada que ver con la realidad, pero la idea de que la naturaleza funcione sin intervención divina es propia del materialismo y el fatalismo), afirma que de la misma manera que el hombre concibe las ideas por su inmediatez en el pensamiento, en la mente de Dios se encuentran las cosas mismas (no necesita de los sentidos para conocerlas, las conoce directamente). El hombre no es capaz de generar movimiento, sólo de transmitirlo. Newton piensa que Dios es capaz de engendrar el movimiento a partir de la nada (voluntarismo).
Leibniz objeta a Newton que si Dios según el principio de razón suficiente dota al mundo de una unas determinadas leyes y no los constituye de otra manera. No sería posible que Dios estuviera constantemente interviniendo en el orden natural de las cosas sin que
alterará este orden y de esta manera, las leyes de la naturaleza dejarían de ser necesaria y pasarían a ser azarosas y contingentes. Al mismo tiempo, si Dios realizara una acción continua en el mundo habría una cantidad variable de fuerza, y esta conclusión sería absolutamente inasumible para Leibniz (principio de conservación de la fuerzas).
2- La siguiente objeción de Leibniz a Newton tiene su fundamento en el principio de los indiscernibles (si x e y tienen las mismas propiedades, x e y serán el mismo objeto). El ppio de los indiscernibles se refiere a que, si suponemos como Newton, que el espacio está conformado por infinitos puntos y estos son iguales, en realidad no son infinitos puntos sino un único punto ya que tienen las mismas propiedades.
3- Leibniz piensa que la filosofía no puede compaginarse con el materialismo, ya que la filosofía se encarga de estudiar las condiciones de posibilidad ontológicas, no las causas ónticas. La filosofía no consiste en establecer relaciones causales entre entes materiales.
Hay que destacar que para Leibniz estas condiciones de posibilidad son los principios. Estos principios son:
– Principio de no contradicción
– Principio de la necesidad de una razón suficiente
– Principio de identidad de los indiscernibles
Para concluir es interesante mencionar que en fondo la disputa entre Leibniz y Clarke es una discusión teológica entre cristianos católicos y cristianos protestantes. Lo que se discute realmente es el papel que se le atribuye a Dios en el mundo.
Para Leibniz la realidad se reduce a un cúmulo de relaciones. No existen rasgos intrínsecos de las cosas mismas. No hay sustrato, incluso la sustancia se define en virtud de relaciones. Los entes aristotélicos se pueden reducir en un primer momento en relaciones físicas, que a su vez se reducen a relaciones matemáticas y que en último término se reducen a relaciones lógicas (proceder puro de la razón). Para Leibniz, la verdad no es la adecuación de una idea a la realidad extramental, sino la definición que proporciona el proceder puro de la mente. Este proceder es independiente de la experiencia, la razón se rige de acuerdo a leyes propias (verdad = concepto).
Las leyes lógicas del proceder puro de la razón son las leyes de la naturaleza. Según Leibniz, la lógica es Dios mismo. Dios obra según el principio de razón suficiente y dota al mundo de una armonía preestablecida (por lo que no es necesaria su acción continua en el mundo). La validez de la lógica reside, en última instancia, para Leibniz, en el ppio de no-contradicción, que legitima toda la matemática.
Al contrario que para Kant, que existen dos tipos de juicios; los juicios sintéticos y los juicios analíticos, para Leibniz solo existen los juicios analíticos.
Leibniz en contraposición de Newton que define al espacio como entidad ontológica subsistente por sí misma, anterior ontológicamente e independientemente de los cuerpos, define el espacio como un orden de coexistencias. De esta manera, el espacio se define en función de las relaciones entre los cuerpos. La distancia que separa los cuerpos es la que define el espacio. Bajo esta premisa, el espacio no puede existir independientemente de los cuerpos.
Si el espacio es un orden de coexistencias el tiempo es un orden de sucesiones. El tiempo para Leibniz, no es anterior ontológicamente a los acontecimientos, se define por la relación que guardan los sucesos temporales entre sí.
Leibniz lleva a cabo una crítica a atomismo Newtoniano entendiendo que la realidad se reduce en última instancia a sustancias espirituales (fuerzas) denominadas mónadas. A través de esta noción Leibniz recupera la noción de physis aristotélica inmanente al propio cuerpo que hace que el cuerpo sea capaz de automovimiento (ausencia de fuerzas externas) eliminando la pasividad de la materia del mecanicismo cartesiano. Hay que subrayar que las mónadas son sustancias individuales en contra de la única sustancia de Spinoza (Deus sive natura). Leibniz defiende un principio de conservación de la fuerza frente al principio de conservación del movimiento cartesiano. Existe en el universo una
cantidad de fuerza invariable. La mónada es un presupuesto metafísico que según Leibniz constituye el principio intrínseco cosa (el alma de cada uno de los cuerpos) frente al mundo fenoménico perceptible a través de los sentidos. Leibniz hace una investigación acerca de las causas del movimiento, desde un punto de vista dinámico y no cinemático como el galileano. Estas causas del movimiento son punto concentrados de energía de ningún modo son materiales, sino espirituales (Mónadas).
POLÉMICA LEIBNIZ Y CLARKE
Ya existía tensión entre Leibniz y Newton provocada por la discusión acerca de cuál de ellos había descubierto el cálculo infinitesimal. La polémica surge en una correspondencia entre un seguidor fidedigno de Newton (Clarke) y Leibniz acerca del programa ontológico de la física newtoniana.
Principales objeciones:
1- Newton piensa que Dios es el espacio absoluto, que contiene la totalidad de la naturaleza y continuamente ejerce su acción en el mundo. Pero Leibniz objeta al respecto ¿si Dios es inmaterial cómo es posible que pueda dotar de movimiento a la materia? La materia newtoniana es pasiva, incapaz de un movimiento autónomo.
A esto Newton responde: al igual que nosotros somos capaces de mover el cuerpo (material) mediante el pensamiento (inmaterial), el pensamiento divino es capaz de poner en movimiento la naturaleza: las fuerzas de la gravedad son el pensamiento divino ejerciéndose sobre la materia. Las leyes generales de la ciencia son, en definitiva, las leyes del pensamiento de Dios.
Leibniz piensa que este es un Dios imperfecto que tiene que pensar continuamente en el mundo para que éste se mueva. Newton acusa a Leibniz de materialista (nada que ver con la realidad, pero la idea de que la naturaleza funcione sin intervención divina es propia del materialismo y el fatalismo), afirma que de la misma manera que el hombre concibe las ideas por su inmediatez en el pensamiento, en la mente de Dios se encuentran las cosas mismas (no necesita de los sentidos para conocerlas, las conoce directamente). El hombre no es capaz de generar movimiento, sólo de transmitirlo. Newton piensa que Dios es capaz de engendrar el movimiento a partir de la nada (voluntarismo).
Leibniz objeta a Newton que si Dios según el principio de razón suficiente dota al mundo de una unas determinadas leyes y no los constituye de otra manera. No sería posible que Dios estuviera constantemente interviniendo en el orden natural de las cosas sin que
alterará este orden y de esta manera, las leyes de la naturaleza dejarían de ser necesaria y pasarían a ser azarosas y contingentes. Al mismo tiempo, si Dios realizara una acción continua en el mundo habría una cantidad variable de fuerza, y esta conclusión sería absolutamente inasumible para Leibniz (principio de conservación de la fuerzas).
2- La siguiente objeción de Leibniz a Newton tiene su fundamento en el principio de los indiscernibles (si x e y tienen las mismas propiedades, x e y serán el mismo objeto). El ppio de los indiscernibles se refiere a que, si suponemos como Newton, que el espacio está conformado por infinitos puntos y estos son iguales, en realidad no son infinitos puntos sino un único punto ya que tienen las mismas propiedades.
3- Leibniz piensa que la filosofía no puede compaginarse con el materialismo, ya que la filosofía se encarga de estudiar las condiciones de posibilidad ontológicas, no las causas ónticas. La filosofía no consiste en establecer relaciones causales entre entes materiales.
Hay que destacar que para Leibniz estas condiciones de posibilidad son los principios. Estos principios son:
– Principio de no contradicción
– Principio de la necesidad de una razón suficiente
– Principio de identidad de los indiscernibles
Para concluir es interesante mencionar que en fondo la disputa entre Leibniz y Clarke es una discusión teológica entre cristianos católicos y cristianos protestantes. Lo que se discute realmente es el papel que se le atribuye a Dios en el mundo.