Socialización, Educación y el Papel de la Escuela

Socialización y sus Agentes

La socialización se define como el proceso mediante el cual integramos los elementos socioculturales de nuestro entorno en nosotros mismos. De esta manera, nos adaptamos a la sociedad aprendiendo qué se acepta y qué no se acepta dentro de la misma. Este proceso, en la primera etapa de nuestro ciclo vital, es clave puesto que nuestra característica cognitiva principal es la habilidad para aprender. También es crucial la necesidad de buscar estímulos sociales, siendo la creación de vínculos (apego) la característica socio-afectiva más destacada.

La socialización es un acto de vital importancia para cualquier ser humano, ya que va a determinar cómo es esa persona en su día a día y, sobre todo, cómo se relaciona con la sociedad. Independientemente de que la socialización sea un proceso innato, una persona puede y debe ser estimulada de manera correcta hacia una adecuada socialización. Aquí entran en juego los agentes de socialización, divididos en tipos (socialización primaria y secundaria).

Socialización Primaria

La socialización primaria es la primera por la que el individuo atraviesa. Se da en los primeros años de vida y se concentra en el núcleo familiar del ser humano, caracterizada por los lazos de afecto. Es muy importante porque va a marcar a nivel comportamental, cognitivo y emocional al individuo, desarrollando ciertos rasgos de la personalidad que lo definirán.

Es importante no sobreproteger al niño debido a la importancia del ensayo-error, ya que, de lo contrario, no desarrollará sus propias habilidades y personalidad. También hay que tener en cuenta la importancia de los refuerzos a las conductas positivas que ocurren en el entorno, así como los castigos a los comportamientos negativos para disminuir la posibilidad de que se repitan (Skinner).

Cabe recalcar también la importancia de que, para los niños, los padres son considerados modelos a imitar y deben actuar en consecuencia (Bandura).

Socialización Secundaria

Por otro lado, tenemos la socialización en la escuela (socialización secundaria). La escolarización de un niño por primera vez es un acto vital substancial, donde deja de lado el núcleo familiar para adentrarse en nuevas formas de comportamiento.

Escolarizar significa integrarse en un grupo social, y las actitudes, elecciones y comportamientos en este nuevo ambiente, así como las influencias, serán determinantes para el desarrollo socializador del niño. J. Dewey definía a la escuela como una institución social que proporciona a sus alumnos la experiencia socializadora. Esta debería inculcarles, aparte del dominio de las disciplinas curriculares, una serie de valores como el amor, la solidaridad, la creatividad, el sentido crítico y el sentido moral, además de inculcar los cambios positivos que se producen en la sociedad y luchar contra los negativos. Una buena reproducción de estos valores creará una buena sociedad formada por ciudadanos eficientes, útiles, felices y realizados. Es decir, la escuela cumple un rol formativo en la sociedad.

Coeducación y la Lucha Contra el Androcentrismo

Coeducar consiste en educar a niños y niñas de la misma forma, sin hacerlo de modo diferente según su sexo. Por lo tanto, la escuela coeducativa es aquella en la que se corrige y se elimina las diferentes desigualdades que se pueden producir en el aula por razón de sexo. Se diferencia de la escuela mixta en que esta solo se define como la escuela en la que los niños y las niñas están mezclados y se promueve la interacción entre ellos.

La coeducación es impulsada a partir de los años ochenta y se limita a compartir el mismo espacio, mientras que la escuela coeducativa promueve la intervención educativa a favor de la igualdad entre sexos. Si bien es cierto que la coeducación debería ser fundamental en cualquier institución, hoy en día todavía hay dificultades para afrontar esto. Esto se debe a que son muchos los años en los que la educación ha sido diferente para niños y niñas, y aunque intentemos llevar a cabo la coeducación, muchas veces lo hacemos incorrectamente sin darnos cuenta. Por ejemplo, en ciertos comentarios, al ignorar pequeñas injusticias, o en la misma organización de la clase o el patio.

Uno de los problemas fundamentales que tenemos es el androcentrismo, es decir, que la figura del hombre ha sido siempre el centro de todas las cosas, y hay que promover que esto no es lo normal. Subirats sostiene que es fundamental una asignatura basada en la Educación por la Igualdad, pero que es más importante no etiquetar al individuo desde que nace. Si al momento de nacer tu destino queda marcado por tu sexo, luego es difícil que esto lo podamos cambiar debido a que ya se le encasilla de una manera u otra y se adapta al modelo. Esto es difícil, y el cambio empieza primero en las familias y luego en las escuelas. La base para que esto se produzca es una buena formación del profesorado, concienciado en este cambio y sensible a este tema. A día de hoy, esto no se ha aplicado de forma sistemática.

Como dijo Simone De Beauvoir, el mensaje que reciben las niñas es que son el segundo sexo, que no son las protagonistas. Subirats también sostiene que lo que no se nombra no existe, y es muy importante nombrar y dar lugar a las mujeres; por ejemplo, en sus puestos de trabajo: “ingeniera en vez de ingeniero”. Es muy importante educar desde bien pequeñas y cambiar ciertos aspectos que realizamos de forma inconsciente, además de darles otro tipo de mensajes a las niñas, como el hecho de que tienen que creer en sí mismas.

Para hacer un cambio hacia una cultura andrógina, es necesario no establecer diferencias que se vuelvan jerarquías; por ejemplo, detalles como los colores que se eligen en el entorno de un recién nacido o los juguetes que se le brindan. En cuanto a esto, las últimas campañas navideñas en las tiendas de juguetes han incluido en el catálogo a niños con juguetes tradicionalmente establecidos para niñas y viceversa, al igual que la ropa en ciertos establecimientos, añadiendo ropa unisex.

Durkheim y la Educación como Ciencia Social

Durkheim es el primer autor que fundamenta una ciencia social de la educación. En ese momento, en la sociedad moderna, se estaba originando un cambio social que trajo consigo problemas como la atrofia del ser social frente al individual y la no aparición de elementos morales que requería la cohesión social.

En cuanto a la solidaridad orgánica, Durkheim habla sobre que la habilidad o capacidad en una persona origina una interdependencia, base de la solidaridad grupal y cohesión de las personas de su entorno. Cada miembro aporta conocimientos en base a sus recursos, dependiendo todos de todos. En ocasiones, una excesiva especialización puede desembocar en el problema de anomia (ausencia de normas sociales), opuesto al pensamiento de Durkheim, que consideraba que necesitábamos que una autoridad nos pusiera límites puesto que la ausencia de estos podría resultar desfavorable. Además, pensaba que los individuos dejarían de respetar las normas y reglas que carecieran de sentido.

Este problema de la anomia surge cuando las reglas sociales se eliminan o se producen cambios en el entorno social. Esta eliminación de las reglas y valores conduce al caos en el orden social, provocando miedo, inseguridad y angustia. En el libro de Durkheim Educación y Sociología, define la educación como “la influencia de las generaciones adultas sobre aquellos que no están preparados para la vida” y sostenía que los alumnos debían adquirir capacidades sociales. Habla también de la educación moral con el objetivo de transformar la sociedad basada en el pensamiento racional, y, por último, de la necesidad del individuo de recibir impulsos ajenos para actuar.

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