Redacción en ingles sobre si los padres deberían poner normas a sus hijos
LA AUTORIDAD DE LOS
PADRES
La autoridad materna y paterna tiene una gran importancia en la constitución de nuestro comportamiento. Patris.
Así se exigía de un niño un comportamiento adulto y de un hijo adulto se esperaba una dependencia infantil. La autoridad es ridiculizada y debilitada por distintas escuelas de pensamiento filosófico y psicológico. Es la sociedad la que lo pervierte.
•Las teorías psicoanalíticas plantean que reprimir a los niños es causa de traumas posteriores. Además estas teorías favorecen que los padres se sientan “culpables” y eviten los límites, confundiendo autoritarismo con autoridad y así, en nombre de una supuesta libertad, eliminan normas y reglas.
•Con la cultura light continúan debilitándose los valores, reglas y tradiciones. Se fomenta la cultura del facilismo. Se mimetizan con los hijos usando su vocabulario, ropa, etc. Y a esta confusión se suman corrientes sociales que plantean que las viejas relaciones padres e hijos han caducado. Esto no es reversible, funciona sólo de esta manera y no al revés.
• Dejan de darles a sus hijos puntos de referencias y modelos de conducta y aprendizajes
• Inhabilitan a sus hijos para educar a las generaciones siguientes.
De la definición de Fernández Otero analizaremos tres elementos:
• Autoridad servicio
• Autoridad prestigio
• Modelos de autoridad inadecuados. Sólo existe auténtica autoridad cuando se ejerce la misma con disposición a servir, por eso decimos que la autoridad de los padres está al servicio de la educación de los hijos.
La autoridad es:
•Un servicio a los hijos en su proceso educativo que implica el poder de decidir y sancionar.
La autoridad no es:
• Mandar sólo cuando los hijos molestan.
• Mandar de modo arbitrario: hoy algo, sí, y mañana, no.
• Mandar con distinto criterio entre los esposos.
• Conceder caprichos y mimar. EUNSA, Pamplona, p.21.
• Sobreproteger.
En el ejercicio de nuestra autoridad debemos armonizar:
• El respeto y la exigencia.
• Los estímulos y la libertad.
• El ejemplo y la sugerencia.
• El buen humor y la firmeza.
• Adoptar la alternativa mejor.
• Ser consecuentes con la decisión adoptada.
• El ejercicio de la autoridad es incompatible con la improvisación. De modo que ejemplo y autoridad se complementen. Por ello, los padres debemos preguntarnos cómo nos prestigiamos o no frente a los hijos.
Los padres se prestigian o no por:
• Su modo de ser: es el más importante.
• Su modo de trabajar.
• Su modo de relacionarse con los demás.
• El buen humor.
• La serenidad.
• La naturalidad.
• Desprestigia la falta de honradez en el trabajo.
• Desprestigia que no valore el trabajo del cónyuge.
•Desprestigia cuando los padres no muestran interés por los estudios o actividades de los hijos.
•Desprestigia cuando los padres no cuidan las relaciones entre ellos y con los hijos, etc. Cada uno tendrá su propio estilo personal de autoridad.
•Establecer previamente una reglas de juego. Son normas aceptadas por todos y exigibles a todos.
•Exigirse a sí mismo en lo que comprensivamente se quiere exigir a los otros.
• Considerar inseparable el binomio comprensión-exigencia.
• Considerar inseparable la participación y la responsabilidad.
•Ser sobrios en el ejercicio de la autoridad, justamente porque es importante.
•Saber resistir frente a las dificultades y a frustraciones. Pase lo que pase.
•No olvidar que el ejercicio de la autoridad educativa requiere un clima de confianza, que no excluye actos de energía. En este sentido podemos decir que la autoridad es dinámica.
Entre ellos podemos destacar los siguientes:
•Estilo pasivo:
estos padres no expresan abiertamente lo que necesitan, quieren o esperan de los hijos. El vínculo, en estos casos, se
•Estilo autoritario:
estos padres imponen su voluntad sin reconocer los derechos de los demás. En otros casos el resultado será un hijo autoritario.
•Estilo sobrecontrolador:
debemos lograr que nuestro hijo camine lenta y paulatinamente hacia la independización y autonomía. En este caso el hijo no puede crecer ni desarrollarse como una persona distinta.
•Estilo arbitrario y variable:
hay padres que rigen sus acciones más que por un criterio racional, por el estado de ánimo que además de muy cambiante. Esta incoherencia en el estilo genera en los hijos inseguridad.
•Estilo punitivo y violento:
estos padres siempre están buscando los errores y defectos del hijo para hacérselo notar. Este estilo genera en los hijos resentimiento, rabia, humillación y frustración. Esto genera en el hijo la falta de adaptación a las normas al ingresar a la escuela.
•Estilo negligente:
hay padres que no se comprometen con la función paterna, ya sea por irresponsabilidad, descuido o alguna patología. Estos niños sufren la carencia de amor y se vuelven abandónicos.
Esta autoridad es servicio ya que debe conducir a los hijos hacia la plenificación de su ser.
Dentro del tema de la autoridad se encuentran los límites. Pero sobre todo, los límites tienen vital importancia para la madurez emocional- social pues nos permiten adquirir las reglas de convivencia, de relación con los otros y de funcionamiento social y así desarrollamos las capacidades de empatía, autocontrol, conocimiento, autoestima, destrezas emocionales, entre otras. En una palabra los límites nos ayudan a hacer a nuestros hijos más competentes en la vida. Entonces toma fundamental importancia lo que hacemos o dejamos de hacer a este respecto. Le indica sigue, sigue hacia el mar, no te conviertas en agua estancada y putrefacta”. Los límites nos ayudan a seguir sin desvíos innecesarios hacia nuestra plenitud de desarrollo como personas. 1º edición.
•No tener tiempo:
esto es un verdadero problema. Estos padres no están en condiciones de criar saludablemente al hijo y es necesaria una ayuda profesional para evitar que se desperdicie la salud y normal desarrollo del resto de la familia. Lo que limitamos no son las emociones sino sus manifestaciones inadecuadas.
•Entender porqué se está portando de esa manera:
No es lo mismo entender que permitir. Es importante entender lo que le pasa al hijo y por qué reacciona de esa manera pero también es esencial distinguir si es correcto poner límite a esa situación.
•La devaluación del concepto de autoridad:
Cuando confundimos la verdadera autoridad con autoritarismo los padres no quieren poner límites. El diálogo y la comprensión de sus sentimientos estimulan la mejora de su comportamiento y su integración social, es decir, la actitud en su trato con los demás, dentro y fuera del núcleo familiar. Favorece el conocimiento de sí, el planteamiento de expectativas realistas y el optimismo.
Podríamos hablar de tres aspectos:
• Hablar claro
• Respaldar las palabras con hechos.
• Establecer reglas de juego. Pero sobre todo encuentra el valor y sentido de muchas
Por eso las palabras para adquirir sentido deben estar apoyadas en actos, en acciones. En el caso de nuestros hijos adolescente, sabemos que cuestionará la norma, pero también conocemos que su inteligencia ha madurado para recibir una explicación más profunda y convincente a la que no se puede negar. Utilizar gestos no intimidatorios para dar mayor énfasis y fuerza a sus palabras.
Lo que no podemos realizar en la puesta de límites verbal:
•No usar ambigüedades, pues no transmiten lo que queremos. Ej: ¡sé un buen chico!
•No pedir comportamientos intermedios, pues sólo es una aproximación de lo que queremos. Ej: trata de no ser tan mentiroso.
•No hagan preguntas, pues no estamos esperando una respuesta sino un cambio de actitud. Ej: ¿cuántas veces te dije…?
•No amenazar, pues poner límites no es terrorismo verbal ni abuso emocional
•No etiqueten ni adjetiven, pues afectamos su autoestima. Ej: eres un mentiroso.
•No exploten emocionalmente, las reglas deben ser puestas en un buen clima. No pueden surgir de un enojo ni de un desborde emocional.
• No sermonearlos largamente, pues dejan de escucharnos.
Respaldar las palabras con hechos:
los hechos son más elocuentes que las palabras, esto tiene que ver con la coherencia y la autoridad prestigio. Esto les demuestra a los hijos que nosotros no nos dedicamos sólo a hablar sino que
Estas acciones debemos tenerlas previstas como padres para responder cuando los hijos no escuchan ni obedecen. Esto es fundamental en la adolescencia ya que nuestro hijo tiene debilitada su autoestima. Para ello, debemos estar seguros que lo que hemos exigido a los hijos es lo mejor para ellos y que lo pedido fue totalmente claro se pueden aplicar medidas correctivas que estén en proporción con la falta.
Por eso los padres, además de dejar las reglas claras debemos tener un sistema de seguimiento del hijo, a través de charlas, de buscarlo de fiestas, de esperarlos cuando retornan al hogar, etc. Deben ser explicadas al hijo y orientadas en función al futuro.
ACTITUDES DE LOS PADRES
Para sostener la autoridad, los padres de adolescentes, debemos crecer en las siguientes actitudes:
•Serenidad, paciencia y buen humor: mantener el ánimo sereno en las dificultades, evitar cualquier decisión precipitada, no dramatizar, ver las cosas con objetividad, no esperar resultados de inmediato, no desanimarse, pues la educación de los hijos es un largo proceso. Así se prestigia nuestra autoridad y nuestro ejemplo es el mejor recurso para la educación de los hijos.
•Firmeza: es limitar y exigir para lograr desarrollar lo que potencialmente está en aquel que amo. Es hacer provisoriamente de tutor, de orilla, columna vertebral para que el hijo afiance esa tendencia natural que le marca desde adentro, desde sí mismo, la exigencia y el límite para que logre su plenitud. Su mente pondera lo bueno y lo malo con suma objetividad mientras su corazón lo hace con bondad y amabilidad.
Sabemos que muchas veces los adolescentes se quejan que no los escuchamos ni entendemos, ellos necesitan de nosotros, que escuchemos sus opiniones, que respetemos sus silencios….Somos sus tutores, su orilla.
Si el padre por comodidad, por indiferencia o simplemente por no crearse problemas hace abandono de su autoridad, deja a sus hijos a la deriva.
Estos límites hacen competentes a los hijos para desenvolverse en la sociedad. Hay padres que se consideraron vencidos por sus hijos, otros que tuvieron miedo de perder el amor de sus hijos por ponerles límites, otros se volvieron permisivos como la sociedad. Por eso la educación de la libertad y de las virtudes son fundamentales en esta etapa. Por eso la adolescencia hay que entenderla como un proceso hacia la madurez, donde al final de esa etapa nuestro hijo tendrá una personalidad madura, responsable y disciplinada, que tomará decisiones, que luchará con los problemas y se relacionará con los que los rodean de un modo satisfactorio. Esta frase manifiesta que hemos dejado a la deriva a nuestro hijo y en muchos casos un problema nos hace despertar de golpe a nuestra responsabilidad. De estos elementos son las
Nosotros los padres debemos buscar nuevas estrategias y formas para tratar a nuestros hijos conforme a la etapa adolescente, pero también debemos reflexionar para no caer en los estilos de autoridad que no