Organizaciones Internacionales: ONU, OEA, OIT, OMS
Tema 1.- Los principales actores de la economía mundial.
1.1.- EL ESTADO
1.2.- LAS EMPRESAS MULTINACIONALES O TRANSNACIONALES 1.2.1- Cambios estructurales
1.3.- LAS ORGANIZACIONES ECONÓMICAS INTERNACIONALES 1.3.1.- Las relaciones económicas internacionales. 1.3.2. La aparición de los organismos económicos internacionales. Historia, evolución y carácterísticas 1.3.3.- Clasificación y rasgos carácterísticos de los Organismos Económicos Internacionales 1.3.3.- Algunas organizaciones económicas internacionales.
1.4.- OTROS ACTORES 1.4.1.- Los sindicatos 1.4.2.- Organizaciones de consumidores 1.4.3- Organizaciones No Gubernamentales
A nivel internacional hay tres grandes sujetos y operadores económicos: – los estados – las empresas multinacionales o transnacionales. -las organizaciones económicas internacionales
1.1.- El ESTADO
Antes de la Segunda Guerra Mundial (2ª GM) el Estado era una entidad de carácter marginal, con poca significación económica. Sus funciones se circunscribían a la defensa, la justicia o la administración pública (no estrictamente relacionada con la actividad económica), en lo que conocemos como Estado Gendarme. Las actividades económicas públicas generaban entre el 3 y el 10% del PIB, pues el protagonismo económico correspondía sobre todo a entidades privadas, que manejaban entre el 90-97% de la producción del país. Se creía en la Ley de Say: toda oferta genera (en los mercados de factores) las rentas suficientes para
generar la demanda que absorba la oferta en los mercados finales. El ajuste de precios vaciaría los mercados que, alcanzarían siempre el equilibrio por lo que no existirían recursos ociosos (ni paro ni stocks). Pero entre 1929 y 1939 hay una grave crisis económica con paro y deflación en todas las economías industriales. Esta crisis se alarga y genera un importante debate en torno a la teoría económica que sólo se solucionará definitivamente con el estallido de la 2ª GM. La teoría clásica estaba fallando y no podía explicar la crisis que estaba viviendo, fundamentalmente, Estados Unidos. Entonces Keynes propone que “la existencia de un equilibrio general que vacíe los mercados es un caso particular que se puede dar, pero el sistema general de la economía es uno en el que existe equilibrio con paro; es decir, que se vende todo lo producido, pero con recursos ociosos (hombres y máquinas)” (1936: Teoría general del empleo, el interés y el dinero). Keynes observa que algunos precios se muestran rígidos y no propician la utilización de toda la capacidad productiva; es decir, la economía alcanza el equilibrio con una oferta potencial mayor que la oferta real y que la demanda real. Además, caracteriza la economía como un sistema con desigual reparto de los factores de producción, de la renta y de la riqueza. Keynes deduce que el mercado por sí mismo no será capaz de solventar estos problemas y que se necesita un agente externo que actúe cuando disminuya la demanda efectiva (real) y no sea capaz de absorber toda la oferta potencial. Ese agente externo es el gasto público. El Estado ha de ser suficientemente flexible como para intervenir incrementando su demanda cuando la demanda privada flaquee y para retirarse cuando la actuación privada sea capaz de utilizar todos los recursos disponibles y vaciar los mercados (equilibrio sin recursos ociosos –
equilibrio sin paro). La puesta en marcha primero del New Deal en Estados Unidos (1933-1937) y, sobre todo, la Segunda Guerra Mundial, provocaron un tirón salvaje de la demanda en ese país, pues su sistema productivo se puso al máximo para abastecer las necesidades de la guerra (armas, medicinas, ropa, víveres…). Esto parecíó dar la razón a Keynes, ya que la economía estadounidense alcanzó el pleno empleo y desde entonces, el Estado pasa a ser un agente fundamental de la economía. El mantenimiento de esta actividad pública tras la Guerra se vio como una posibilidad para que mejorasen las condiciones de vida de la población en términos de sanidad, protección del desempleo, etc. Entonces el Estado empieza a crecer y se convierte en importante regulador, demandante y oferente y, con el tiempo, su actividad pasa a representar alrededor del 40% del PIB de los países industriales. El Estado Gendarme se convierte en un Estado del Bienestar, que en muchos casos contribuye a reconstruir economías devastadas por la guerra. No obstante, este proceso no se dio de la misma forma en todo el mundo. El Estado aumentó su importancia, sobre todo, en los países industrialmente avanzados. Todos ellos construyeron sectores públicos fuertes y poderosos que participan en la vida económica de forma decisiva. Y es indudable que hay una correlación entre Estado poderoso y desarrollo económico. Pero en los países menos desarrollados el Estado juega papeles menores y sufren importantes deficiencias económicas y sociales. Con el paso del tiempo y, sobre todo, con la ralentización económica y la crisis de los años setenta, empezaron las críticas a la intervención pública. Se achacaba a la excesiva intervención estatal (overcrowding) la disminución de su eficiencia o, dicho de otra forma, se empezó a identificar la intervención pública con ineficiencia; y esta ineficiencia
se consideró la causa principal de la crisis. Las críticas se agudizaron a finales de los setenta, exigiendo que la intervención estatal menguase. Sin embargo, con alguna excepción como las privatizaciones de empresas estatales o la regulación del sector financiero de la economía, esas críticas no han reducido tan significativamente como se cree la actuación del sector público en los países avanzados, pero sí han impedido que la actividad pública se desarrolle en los países en desarrollo hasta alcanzar un tamaño seudoóptimo. Es decir, este “nuevo” pensamiento económico en gran medida ha impedido que muchos países menos desarrollados salgan del atraso económico y sus sociedades avancen en niveles de bienestar. En cualquier caso, aunque se discuta sobre el papel que han de tener los estados nacíón, parece que existe un consenso generalizado sobre su declive. Es decir, sobre la aparente pérdida de poder que el Estado -el sector público- tiene en la actividad económica general; ya que ha reducido su presencia como oferente (privatizaciones), como demandante (control/disminución del gasto público) y como regulador (flexibilización de las normativas). Este retroceso no ha sido igual de profundo en las tres actividades: – El retraimiento del Estado ha sido especialmente importante en cuanto que oferente (organizador y gestor de los medios de producción) a través de las distintas olas de privatizaciones. – En algunos ámbitos, y siempre con grandes polémicas y contestación social, se ha retirado o sigue sufriendo ataques para que se retraiga, como demandante (financiador de bienes y servicios), aunque no de forma tan profunda como en el caso anterior. – Y en cuanto a regulador, más que disminuir su papel, este ha modificado sus objetivos, desde los enfocados a la
redistribución de la riqueza y la elevación del nivel de vida de la sociedad, hacia la facilitación de la liberalización económica y la actividad privada. En este mismo sentido, la presión del movimiento globalizador, liderado por las empresas transnacionales también ha generado una modificación de – los costes y beneficios de las alternativas e instrumentos políticos, – las relaciones tradicionales entre políticas de demanda, capacidad y empleo y – el balance entre opciones de políticas globales, regionales y nacionales.1 Y, como consecuencia, es indudable que la autonomía, la actuación de los estados y sus consecuencias también están cambiando. Por ejemplo, las políticas de demanda pueden tener menos impacto en el desempleo si el crecimiento de los ingresos se utiliza para financiar inversiones exteriores y no domésticas, los bajos tipos de interés de un país pueden ser utilizados para financiar inversiones en otro (lo que claramente compromete las políticas monetarias nacionales) y las estrategias macroeconómicas expansionistas han sido castigadas en los mercados financieros con primas de riesgo en los tipos de interés si se aprecian amenazas de tensiones inflacionistas. Con todo, en contra de la retórica generalizada, que clama por menos estado y más mercado, las empresas todavía exigen importantes acciones gubernamentales para facilitar sus actividades y asegurar el acceso de sus productos a los mercados, principalmente a los internacionales. En este sentido, el sector privado solicita cuatro tipos de apoyo a los gobiernos:2 1.- Cubrir el coste de las infraestructuras básicas (incluida la financiación de la investigación básica y de alto riesgo, de universidades y de centros de formación). 2.- Proporcionar incentivos fiscales a las inversiones en investigación, innovación y desarrollo. 3.- Garantizar que las empresas nacionales dispongan de
un mercado doméstico suficientemente estable y condiciones privilegiadas de acceso a contratos públicos (políticas industriales). 4.- Apoyar y asistir a las empresas nacionales en sus actividades y en su lucha por sobrevivir en los mercados internacionales utilizando, si cabe, su poder de negociación frente a los gobiernos de otros países para que modelen las políticas económicas a su favor Incluso en determinados campos como las migraciones o la ecología los Estados son más activos que nunca. Por ejemplo, para evitar la libre movilidad de la fuerza de trabajo, que significaría un inmenso movimiento de personas sur-norte, los estados del centro frenan y persiguen legalmente la emigración, lo cual representa una clara distorsión al principio de libre movilidad de los factores. Esto implica un aumento de la desigualdad internacional de salarios y, por consiguiente, el mantenimiento en el sistema de las condiciones que permiten el intercambio desigual. Análogamente, en cuanto al comercio internacional, a medida que las barreras externas y formales han ido disminuyendo, ha aumentado el interés por las diferencias entre las normativas nacionales que regulan la competencia interna, pues pueden conceder ventajas comparativas a las empresas de determinados países frente a las de otros y convertirse así (las propias regulaciones internas) en barreras al comercio. Por eso las presiones a la armonización de las normativas nacionales a medida que aumenta la internacionalización de la producción. La visión neoliberal aspira a que esta armonización de los mercados se consiga mediante la ausencia total de regulación, pero sin embargo, la complejidad del comercio moderno exige un detallado conjunto de leyes comunes para que las relaciones del mercado global funcionen. A modo de resumen, podemos decir que, en la economía actual, los Estados
siguen siendo importantes, pero que la actividad de las empresas transnacionales ha modificado su actividad. La intervención de los gobiernos nacionales continúa siendo clave, aunque la forma y modalidad de su activismo haya cambiado y esté constreñida o dirigida por fuerzas nuevas. Tampoco deberíamos olvidar que en las discusiones sobre el papel de los estados probablemente hay un sesgo hacia el análisis de los cambios en el poder del que disponen en los países más desarrollados (del centro), porque la capacidad de actuación de los de la periferia tradicionalmente se ha visto atenazada por las imposiciones de aquellos, desde la época imperialista hasta la dependencia actual vía capitales extranjeros o préstamos de organismos internacionales. Es decir, ese aspecto potencialmente negativo que se observa en el proceso globalizador con respecto a los estados-nacíón en cuanto a la pérdida de su capacidad de actuación independiente sólo afecta a los más poderosos, a los que alguna vez la tuvieron, porque los países menos desarrollados nunca han disfrutado de capacidad para diseñar políticas verdaderamente propias que les beneficiaran. La verdadera novedad actual sería que estados tradicionalmente poderosos y, por tanto, autónomos, están viendo atacada esta posición de la misma forma que ellos mismos han hecho desde hace siglos con gobiernos débiles de estados menos desarrollados o con los ciudadanos de territorios coloniales. Es decir, la globalización no está suponiendo la desaparición del estado como tal, sino que está intentando modelar su actuación. El impacto de la globalización no es sobre la soberanía de los estados, sino sobre su autonomía; no cuestiona la capacidad o el derecho a gobernar, pero dificulta la puesta en práctica de determinadas políticas y probablemente redefine los beneficiarios últimos de
las actuaciones públicas en ciertas economías: antes todos los ciudadanos de los estados del bienestar, ahora las empresas transnacionales y algunos ciudadanos (las élites) de cada país. La globalización, o los intereses que empujan el proceso, no desean que desaparezcan los estados, sino que estos actúen de una determinada manera. Y para terminar, un apunte para no olvidar la responsabilidad del estado-nacíón en el proceso que le está relegando. La actividad económica se globaliza y atraviesa fronteras, y los estados siguen siendo nacionales, con la excepción de algunos aspectos en el caso de la Uníón Europea. Pero los gobiernos no son simplemente las víctimas pasivas de este proceso de globalización, sino los elementos activos de la actividad transfronteriza, porque la globalización no es sólo el resultado del libre funcionamiento de todos los mercados en competencia perfecta, sino que está sostenida por mercados regulados e intervenidos a favor de determinados agentes; es decir, los estados siguen siendo activos aunque sea para eliminar exigencias o barreras, lo cual no genera efectos neutros, sino que beneficia a determinados agentes y perjudica a otros. Es decir, los propios estados son responsables de los cambios normativos que han permitido avanzar a la globalización que intenta influir en su actuación.
1.2.- LAS EMPRESAS MULTINACIONALES O TRANSNACIONALES
El segundo actor resulta de la evolución de aquellas organizaciones privadas que defendía Adam Smith en el s. XVIII porque había multitud y desarrollaban su actividad en un mercado de competencia perfecta donde era este el que fijaba los precios. En la actualidad, podemos decir que son el actor más dinámico y proactivo del proceso de globalización de la
economía. El s.XX fue el siglo de los espectaculares progresos tecnológicos y las transformaciones sociales (fuentes energéticas, nuevas vías marítimas, nuevos medios de transmisión de la información, nuevos sistemas de organización de empresas, etc.). Estos avances contribuyeron a que se desencadenara una intensa corriente de capitales dirigidos a la creación de empresas dedicadas a nuevos productos emergentes. Estas nuevas producciones y el aprovechamiento de los progresos tecnológicos no se hubieran podido acometer, en la medida en que se hizo, sin una concentración suficiente de capitales que asegurara las inversiones necesarias. Por ello, fundamentalmente desde la crisis de 1929, las empresas individuales de A. Smith van creciendo y se constituyen en Sociedades Anónimas, los sistemas económicos experimentan una importante concentración y centralización de capital, aparecen cárteles y potentes grupos empresariales y los mercados van abandonando la competencia perfecta para configurar procesos oligopólicos a escala nacional.
Después de la Segunda Guerra Mundial esas grandes empresas se van internacionalizando y dan lugar a grandes compañías a las que el ámbito nacional les resulta pequeño y necesitan sobrepasar las fronteras nacionales para continuar su proceso de acumulación. Los oligopolios se internacionalizan. Se concentra y centraliza el capital en las conocidas como empresas internacionales, multinacionales o transnacionales (aunque estos términos no sean sinónimos perfectos), que llegan a controlar gran parte de la producción y el comercio mundial así como las finanzas. En todas las ramas industriales son cada vez menos y cada vez mayores gracias a los procesos de fusión y adquisición. Además, su tamaño les concede una enorme capacidad de negociación frente a los estados y les permite mover
fácilmente sus capitales por todo el mundo, afectando radicalmente a la situación financiera y económica de muchos países. Desde un punto de vista teórico es difícil encontrar una visión conceptual que abarque, en su totalidad, el fenómeno de internacionalización-
empresa multinacional; esta dificultad se encuentra en la misma riqueza de contextos nacionales (estructura y estilos productivos) y temporales (formas de competencia) de los cuales emerge y sobre los que influye. Aún así, podemos considerar que una carácterística, si no la más importante de las empresas transnacionales, es que mantienen la propiedad y el control de actividades productivas en emplazamientos geográficos de diversos países con una estrategia única.
1.2.1- Cambios estructurales
Las transnacionales son un agente tan importante, que para algunos autores, todos los cambios estructurales que se están produciendo en el funcionamiento del sistema capitalista desde principios de los años noventa parten de su actuación. Siguiendo al profesor Vidal Villa5 estos cambios estructurales se pueden resumir en seis puntos: 1.- La propiedad internacional de las empresas se generaliza, de tal manera que los medios de producción nacionales dejan de pertenecer exclusivamente a capitalistas de su mismo origen para fundirse en un solo capital, en el cual la procedencia nacional de sus propietarios pierde sentido. De la misma forma, la financiación de las empresas transnacionales también se convierte en mundial, ya que acuden cada vez más a prestamistas (bancos, bancos sindicados, fondos…) igualmente transnacionales. La propiedad se hace realmente multinacional. 2.- Los precios de producción y los precios de mercado ya no se regulan únicamente en función de las condiciones
nacionales que enmarcan los procesos productivos, sino con referencia a las condiciones mundiales de dicha producción Hay más competencia internacional y más capacidad para comprar productos similares e incluso idénticos en distintos países o lo que es lo mismo, una mayor elasticidad de las corrientes comerciales respecto al precio 3.- Se produce una valorización mundial del capital. La competitividad o no de una planta de producción ya no depende únicamente de las condiciones de producción en el país en el cual desarrolla su actividad, sino que se establece en comparación con otras plantas de ámbito mundial. La rentabilidad tiene parámetros mundiales. Las empresas transnacionales buscan mejorar la competitividad de la empresa/grupo y no necesariamente las condiciones de producción en los países en los que operan. 4.- En la dirección de las empresas la toma de decisiones se efectúa sobre un ámbito mundial, no nacional. El objetivo es maximizar los beneficios de la corporación y, por tanto, las decisiones de producción, de utilización de una u otra tecnología, de uno u otro proceso productivo, incluso de reparto de beneficios, se fundamentan en las necesidades y en los resultados a escala mundial y no en un sólo estado. 5.- Por consiguiente, las empresas multinacionales adoptan decisiones de localización óptima mundial, no nacional. La estrategia de localización óptima de plantas productivas prescinde del carácter nacional del origen del capital y se despliega sobre todo el mundo y depende exclusivamente de los intereses globales de la empresa multinacional eludiendo los intereses nacionales de los países donde se abren o se cierran sus instalaciones productivas. 6.- Dado el importante peso específico de las empresas multinacionales en la actividad económica nacional, surge a la luz el papel
subordinado y frágil de los estados ante las decisiones de las empresas multinacionales que actúan en su territorio. De las decisiones que adopten estas depende la situación económica y la evolución futura de la economía nacional.
1.3.- LAS ORGANIZACIONES ECONÓMICAS INTERNACIONALES
1.3.1.- Las relaciones económicas internacionales
Las relaciones internacionales, entendidas como aquellas en que los sujetos que están implicados en ellas son Estados o las que por los temas sobre los que tratan o por su importancia estratégica (política, religiosa o económica) afectan a los intereses nacionales, han experimentado un crecimiento explosivo durante los últimos setenta años. Según Antonia Calvo6, esta evolución ha sido consecuencia de los cambios radicales que se han producido en los terrenos técnico, político y económico y se ha caracterizado por desarrollarse a lo largo de cuatro vectores: – Profundización, porque cada vez afectan más a la soberanía nacional y a un mayor número de materias y competencias – Diversificación, porque se manifiestan o se implantan en un diversificado número de campos de muy diversas formas, desde foros de reflexión o de intercambio de información hasta verdaderas construcciones políticas con competencias similares a las de los Estados soberanos. – Globalización porque cada vez afectan a mayor número de Estados para hacer frente a problemas “globales”. – Institucionalización, porque su carácter es cada vez más estable. Las relaciones internacionales en general y las económicas en particular pueden dividirse en dos grandes grupos: – conflictivas – de cooperación Las relaciones conflictivas se presentan cuando los objetivos perseguidos por las diversas
partes aparecen irreconciliables, bien sea por la propia naturaleza de los mismos, bien sea por la actitud intransigente de una o todas las partes. Mucho más interesantes son las relaciones de cooperación internacional establecidas entre sujetos sometidos a una jurisdicción estatal distinta con el fin de conseguir un objetivo común, que puede ir desde la colaboración para obtener un nuevo servicio para la comunidad internacional hasta el simple acuerdo para poner fin a la competencia desleal o para evitar el conflicto. Es decir, ante el conflicto se proponen soluciones contractuales específicas a través de la cooperación y de la concertación. El problema central de la cooperación económica internacional es el de “mantener los múltiples beneficios de la interpenetración económica internacional al tiempo que se mantiene el máximo grado de libertad para cada nacíón en lo que atañe a la búsqueda de sus legítimos objetivos económicos”.
1.3.2. La aparición de los organismos económicos internacionales. Historia, evolución y carácterísticas
En el s. XVIII algunos pensadores plantearon ya la creación de un sistema de organizaciones internacionales para mantener la paz, y desde principios del s. XIX, el avance tecnológico y la expansión de las relaciones económicas y comerciales entre las naciones forzaron a los gobiernos europeos a establecer las primeras organizaciones internacionales de cooperación económica, inicialmente denominadas comisiones o uniones. Pero a pesar de estas iniciativas y de que podamos considerar que las uniones internacionales de carácter público de la segunda mitad del s. XIX son el antecedente inmediato de los modernos organismos económicos internacionales, hasta la Segunda Guerra Mundial, la gran mayoría de las relaciones
internacionales fueron conflictivas. Hasta entonces, las relaciones internacionales se ordenaban a través de un sistema de conferencias internacionales o de asociaciones gremiales que no constituía una verdadera organización económica internacional, pues los eventos carecían de carta de constitución, de lugar de reuníón habitual, de secretaría permanente y no había reuniones periódicas. La imposibilidad de convocarlas con rapidez y su falta de flexibilidad, impedían su utilización eficaz para resolver los problemas que se plantearan en un momento dado. En un principio, el objetivo de estas conferencias fue organizar la cooperación técnica, sobre todo en lo que se refiere al desarrollo de las comunicaciones: Uníón Telegráfica Internacional (1865), Uníón de Ferrocarriles (1890), Uníón Postal Internacional (1906), Uníón Radiotelegráfica Internacional (1906). El desarrollo de la industria colaboró con el establecimiento del Instituto Internacional de Pesas y Medidas (1875) o la Uníón Internacional para la Protección de la Propiedad Intelectual (1833). En un principio, estas uniones internacionales tuvieron un carácter privado fuera del ámbito de los intereses de los Estados, pero la complejidad de los problemas tratados hará necesaria la implicación y cooperación de estos. Tras la finalización de la Primera Guerra Mundial, se desarrollan organismos económicos internacionales con estructuras institucionales permanentes para hacer frente a aspectos concretos de las relaciones económicas inter-estados. Por ejemplo, la OIT/ILO (Organización Internacional de Trabajo, 1919), que reúne a trabajadores y patronales o el BIP/BIS (Banco Internacional de Pagos- Bank of International Settlements, 1930), que busca la seguridad financiera internacional. También aparecen organizaciones políticas, como la Sociedad de Naciones (28/6/1919),
cuyo objetivo principal fue mantener la paz y la seguridad internacional tras la Primera Guerra Mundial, sin apenas prestar atención a los problemas económicos, aunque poco a poco estos temas fueron ocupando un lugar cada vez más destacado dentro de sus actividades. Con estas excepciones de poca profundidad en su actuación real, antes de la Segunda Guerra Mundial cada estado organizaba sus relaciones con otros países, pero nadie organizaba todas las relaciones entre todos los países. Las organizaciones servían de lugar de discusión, no de foro desde donde se dictaran/sugiriesen/acordasen directrices para establecer un orden internacional. La Segunda Guerra Mundial supuso el inicio del auge de la Organización Internacional real. Empezó a reconocerse que el avance de la tecnología permitía que la actuación de un único estado podía tener repercusiones en otras partes del planeta. Además, a partir de ese momento las relaciones coloniales empiezan a decrecer mientras aumenta la interdependencia de las naciones. Ya no habrá problemas que interesen exclusivamente a un país o a un grupo, sino que se observan implicaciones internacionales de todo tipo en las cuestiones aparentemente más exclusivas. Cada vez parece más evidente la necesidad de algún tipo de orden que regule y controle la marcha de la economía en el ámbito mundial. Hablar de orden económico internacional, es también hablar de políticas económicas internacionales o de mecanismos que regulen la economía mundial. Y la creación de organismos internacionales contribuyó sobremanera a hacer posible la existencia de ese orden económico. A partir de ese momento, la organización económica internacional pretenderá conseguir y mantener condiciones de paz y estabilidad que permitan el ejercicio mas seguro para el comercio y otras
actividades económicas y no económicas. Sin una regulación y control, el orden económico podría convertirse (volver a convertirse) en desorden, lo que sería perjudicial para todas las naciones (o, al menos, para los intereses de algunas naciones). Los gobernantes se dieron cuenta de la importancia de pertenecer a organismos internacionales de alcance mundial, donde los derechos y los deberes de todos Estados tuvieran su acogida, sin excluir los de carácter económico. Por eso, las redes de la diplomacia bilateral se fueron sustituyendo en gran medida por las conferencias internacionales y los organismos de carácter multinacional/multilateral. Al finalizar la Segunda Guerra Mundial se celebraron diversas conferencias, la más importante de las cuales fue la Conferencia de San Francisco sobre Organización Internacional (26/6/1945), donde se aprobó formalmente la Carta de las Naciones Unidas, que recogía los objetivos, las funciones y poderes de la Asamblea General de las Naciones Unidas, máximo órgano de la Organización Naciones Unidas/United Nations (ONU/UN). La Conferencia de San Francisco, a la que asistieron 51 países, marca el inicio del desarrollo de la Organización Económica Internacional y la creación de los grandes organismos económicos internacionales, pues la multiplicidad de estados nuevos y la desaparición de estructuras de origen colonial imprimíó un carácter multilateral y abierto a las relaciones internacionales en todos los órdenes, especialmente en el económico, con el desarrollo del comercio internacional. La voluntad de organización también se plasmó en el diseño y puesta en funcionamiento de tres instituciones fundamentales: el Fondo Monetario Internacional/International Monetary Fund (FMI/IMF), el Banco Mundial/World Bank (BM/WB) y el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT,
por sus siglas en inglés: General Agreement on Tariffs and Trade), que son los organismos internacionales proyectados para hacer frente a los principales problemas de la economía mundial. El orden económico internacional que se crea con estas instituciones va a ser un orden administrado en contraposición al orden privado que predominó en la segunda mitad del s. XIX y primera mitad del s.XX, con organismos económicos internacionales específicos que gestionarán, regularán y coordinarán las relaciones económicas a escala internacional. Pretendía ser un orden basado en organismos que pudieran intervenir con suficiente poder para resolver los problemas y hacer cumplir las normas o acuerdos establecidos. Se empezó por reconstruir las relaciones monetarias, es decir, por redefinir el sistema monetario internacional, y para ello se convocó en 1944 (1 al 22 de Julio) una conferencia en el pueblo estadounidense de Bretton Woods, denominada Conferencia Monetaria y Financiera de las Naciones Unidas, a la que asistieron 400 delegados de 44 países. La Conferencia de Bretton Woods tenía como objetivo establecer las bases de una cooperación monetaria internacional que evitara las devaluaciones competitivas que la economía había sufrido a partir de los años treinta. Para ello, era necesario abordar tres cuestiones fundamentales: 1) la transferencia de fondos entre países, 2) la financiación a corto plazo de los desequilibrios en las balanzas de pagos y 3) el ajuste a largo plazo para su corrección. Así se creó el Fondo Monetario Internacional (FMI), organismo que a partir de 1947 velará por el buen funcionamiento del sistema monetario internacional y se reconocíó que, además de los monetarios, había otros problemas económicos internacionales, como la reconstrucción japonesa y europea tras la guerra o la necesidad de una ayuda al
desarrollo para paliar las desigualdades que había entre los países ricos y el resto del mundo. Por eso, de forma simultánea se crea el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento/International Bank for Reconstruction and Development (BIRF/IBRD), aunque nunca logrará entidad financiera suficiente, entre otras cosas porque el Plan Marshall (1947) le usurpó su capacidad de gestionar la reconstrucción. Por otro lado, en 1943 se habían iniciado los debates para crear una agencia de las Naciones Unidas en el terreno comercial equivalente a lo que el FMI era en el terreno monetario, pues era necesario resolver en esta área tanto las reglas a aplicar en los intercambios (medios de pago, estandarización de medidas y contratos, protección de patentes y marcas…) como los procedimientos de solución de los conflictos surgidos entre entes soberanos y los órganos e instituciones que ordenen y establezcan reglas de funcionamiento. Pero este organismo nunca vio la luz. En su lugar, en Octubre de 1947, se llegó a un acuerdo intergubernamental que permitíó poner en marcha acuerdos sobre liberalización comercial: el Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio (GATT). A partir de entonces se crean numerosas organizaciones económicas internacionales enmarcadas en el sistema de la ONU, cuyo funcionamiento y objetivos pueden ser internacionales, regionales o subregionales, por ejemplo: 2/1947: CEPAL. Comisión Económica para América Latina. 1948: La política de bloques asociada a la guerra fría y, posteriormente, la estructura bipolar del mundo dio paso, en el lado Occidental, a la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE). La OECE era un acuerdo para distribuir y administrar los fondos del Plan Marshall y se convirtió años más tarde (1960) en OCDE/OECD (Organización para el Crecimiento y
Desarrollo Económicos/Organisation for Economic Co-operation and Development). 1964: La iniciativa más importante surgíó en el seno de la Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Económico (UNCTAD: United Nations Conference on Trade And Development), que nacíó con el objetivo de estudiar cómo el comercio internacional estaba siendo dañino para los países del Tercer Mundo y cómo estas consecuencias negativas se ponían reducir o eliminar. Bien es cierto que los cambios ocurridos en el mundo han abierto nuevas perspectivas para la salida de la larga depresión en que ha estado inmersa la economía mundial. Desde los años 70, con pocos periodos de calma, una serie de crisis la agobian: crisis del petróleo, crisis monetarias y de deuda externa, crisis financieras en los países desarrollados, etc. Que han repercutido sobre la producción, los precios, el comercio y el empleo, produciendo desequilibrios y rupturas en el funcionamiento de los mercados y en las instituciones, lo cual ha hecho cuestionar la vigencia del Orden Económico Internacional establecido después de la Segunda Guerra Mundial. Por ello, en la actualidad quizá estemos en un periodo de cambio en el que se buscan alternativas a los tradicionales organismos internacionales cuya actividad o cuya capacidad de organización parece haber llegado a su límite.
1.3.3.- Clasificación y rasgos carácterísticos de los Organismos Económicos Internacionales
Los organismos internacionales tradicionales se pueden clasificar en función de variados criterios. Algunos de ellos son los siguientes:
En función de su duración: – Permanentes, que son creados sin fijar un plazo para la finalización de su mandato. (ONU) – No permanentes, que son aquellos a
los que se establece un cometido específico para una duración determinada en el tiempo, transcurrido el cual dejan de existir (OECE).
Por sus competencias: – Plenos, que son aquellos que tienen plena capacidad de acción sobre las materias delegadas por los Estados que los crearon y que pueden adoptar resoluciones a cuyo cumplimiento están obligadas las partes. (Uníón Europea) – Semiplenos que son aquellos que, aún teniendo plena capacidad, requieren para adoptar resoluciones vinculantes, la decisión preceptiva previa a cada acto de los miembros que lo componen. (OPEP) – De consulta, cuyas resoluciones no son vinculantes y que pertenecen al ámbito del estudio reflexión. (OCDE)
Por razón de la materia, según sean las cuestiones que traten: económicas, culturales, y otras.
Por su composición: – Puros, los integrados sólo por Estados soberanos. (Tribunal Penal Internacional) – Mixtos, en los que, además de los Estados, con voz y, en algunos casos voto, se integran otras instituciones públicas (municipios, provincias, Comunidades Autónomas, Estados Federados, etc). (UNESCO) – Integrados, en los que participan Estados y otros organismos internacionales. – Autónomos, sólo compuestos por organismos internacionales previamente existentes. Teniendo en cuenta las múltiples formas que pueden adoptar los organismos económicos gubernamentales, existen unos rasgos carácterísticos de todos ellos en su estructura y funcionamiento:
– Legislación básica, que recoge sus carácterísticas, áreas de competencias, fines y objetivos, actividades a desarrollar, estructura institucional, etc. Esta base está sujeta a modificaciones para adecuarse a los cambios
que se van produciendo en el escenario internacional.
– Fecha de entrada en vigor. Desde el inicio de las negociaciones de un convenio o tratado, hasta su entrada en vigor se pueden distinguir varias fases: negociación, firma y ratificación (cuando adquiere valor jurídico). La fecha de entrada en vigor es el día del intercambio de las ratificaciones o el día que lo hayan depositado un número determinado de países, pues la fecha exacta de ratificación puede variar según los Estados. El tratado no suele ser aplicable en el interior de un Estado hasta después de incorporarse o convertirse en derecho interno.
– Las actividades que desarrollan estos organismos suelen dividirse en dos grandes grupos: las orientadas al cumplimiento del fin para el que fueron creadas y las de ayuda a sus miembros, en muchos casos para facilitar el cumplimiento de los objetivos de la organización.
– Presupuesto: El adecuado funcionamiento de estas organizaciones requiere un presupuesto que es necesario analizar tanto desde su vertiente de Ingresos como de Gastos. La Legislación básica suele incluir disposiciones relativas a los mecanismos por los cuales el organismo se va a financiar y a cuáles serán los gastos “ordinarios” previstos (que suelen corresponder a la labor de la secretaría y suelen pagarse mediante cuotas internas repartidos según se haya dispuesto en el tratado fundacional). Los presupuestos anuales o plurianuales proporcionan indicios importantes sobre cuáles son los objetivos reales del organismo en cuestión.
– Estructura institucional. Varía mucho según los casos, pero todos los organismos suelen prever un poder normativo, uno ejecutivo y uno pseudo-judicial.
El poder normativo se encuentra generalmente centralizado en el órgano en que están representados todos los Estados miembros (Asamblea, Junta General…) y suele localizarse en la ciudad sede de la organización. En algunos casos este órgano máximo puede delegar en otro con un número menor de miembros, más dinámico. Algunos países pueden ser miembros permanentes y otros ir rotando. Las decisiones suelen ser por votación o por unanimidad. Pese a la dificultad, el consenso o la unanimidad suelen ser el objetivo a alcanzar. En cualquier caso, lo importante es saber si estas decisiones tienen o no poder ejecutivo y si tienen carácter vinculante o no. En caso de no tener poder ejecutivo vinculante, no existe obligación por parte de los miembros del cumplimiento de dicha resolución, tan sólo hay un compromiso moral. El poder ejecutivo es necesario para asegurar el funcionamiento de la organización. Suele estar en manos de funcionarios internacionales que están al servicio de la organización y no de los Estados. El poder pseudo-judicial permite solucionar las diferencias entre los miembros y entre estos y los propios órganos institucionales. Cuando no existe, se prevén mecanismos alternativos para la solución de diferencias. Además, todas las organizaciones económicas internacionales disponen de organismos subsidiarios de carácter permanente (comisiones, comités) o temporales (grupos de trabajo) que colaboran con los órganos superiores y suelen tener un carácter más técnico.
1.3.3.- Algunas organizaciones económicas internacionales
Atendiendo a los objetivos que persiguen y/o al ámbito geográfico al que afectan, podemos agrupar las organizaciones económicas internacionales más
importantes en los siguientes apartados:
-Organizaciones Internacionales Generales: Organización de las Naciones Unidas (ONU)
-Organizaciones Monetarias y Financieras : FMI,BCE,
-Organizaciones internacionales de Desarrollo:La Organización de las Naciones Unidas para el Desarrollo Industrial (ONUDI) El Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA)
-Organizaciones Comerciales La Organización Mundial de Comercio (OMC)
-Organizaciones Regionales La Comunidad Europea La Asociación Europea de Libre Comercio
-Organizaciones Regionales de Desarrollo El Banco Europeo de Desarrollo (BEI)
-Organizaciones Sectoriales La Organización de Países Productores de Petróleo (OPEP) La Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (OPAEP)
-Organización de Consulta La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) El Grupo de los Siete países más industrializados del mundo (G-7)
1.4.- OTROS ACTORES
1.4.1.- Los sindicatos
La gran concentración de poder en manos de las empresas transnacionales (propietarias del factor capital) no tiene factores de compensación por parte de los propietarios del factor trabajo a escala global. La tradicional contrapartida social, las organizaciones sindicales, no les han seguido en el proceso de crecimiento, concentración e internacionalización, pues mientras estas empresas desarrollan su actividad a lo largo del mundo, los sindicatos lo hacen a escala
nacional. Aunque existen, las federaciones internacionales de sindicatos suelen estar vacías de contenido e incluso hay erosión en el papel que desempeñan los sindicatos nacionales. No obstante, merece la pena señalar que la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL), a la que pertenecen CC.OO. Y UGT y la Confederación Mundial del Trabajo (CMT), en la que está integrada la Uníón Sindical Obrera (USO), se disolvieron en Octubre de 2006 para fundar una nueva central, la Confederación Sindical Internacional (CSI). La nueva CSI está integrada (Octubre’2015) por 333 organizaciones sindicales pertenecientes a 126 países organizadas en sedes regionales. El objetivo es “promover y defender los derechos e intereses de los trabajadores impulsando la cooperación internacional entre sindicatos, organizando campañas mundiales y representándolos ante las principales instituciones mundiales”. Sus principales ámbitos de actividad incluyen los siguientes: derechos humanos y sindicales; economía, sociedad y lugares de trabajo; igualdad y lucha contra la discriminación; y solidaridad internacional
1.4.2.- Organizaciones de consumidores
1.4.3- Organizaciones No Gubernamentales
Las organizaciones no gubernamentales son entidades de carácter privado, con diferentes fines y objetivos humanitarios y sociales definidos por sus integrantes, creadas independientemente de los gobiernos locales, regionales y nacionales, así como también de organismos internacionales. Han existido desde el Siglo XIX, pero en los últimos años del Siglo XX, la participación de la sociedad civil experimentó un notable desarrollo en problemas de índole diversa y en muchas ocasiones esta participación se ha instrumentalizado a
través de las Organizaciones No Gubernamentales. Una de las más antiguas es la Cruz Roja. No tratan de reemplazar las acciones de los Estados u organismos internacionales en sus correspondientes países sino de cubrir y ayudar en aquellas áreas en las cuales no existen políticas sociales o económicas, o bien cuando estas políticas resultan insatisfactorias para algunos grupos de la sociedad. También denuncian las infracciones de los gobiernos, la corrupción y los abusos. El reconocimiento formal de las ONG aparece en el artículo 71 de la Carta de las Naciones Unidas (1945) y con el tiempo, muchas organizaciones económicas internacionales han ido incluyendo en sus programas la participación oficial de ONGs. Actualmente Naciones Unidas tiene reconocidas a más de 2.300 ONGs. El Banco Mundial actúa junto con muchas de ellas cedíéndoles la ejecución y mantenimiento de los proyectos, la Organización de Estados Americanos y la FAO les han otorgado un estatuto oficial; la OMC las considera un mecanismo crucial para “acrecentar la conciencia pública de las actividades de la OMC” y la Uníón Europea está definiendo un marco de cooperación con ellas. Según el Banco Mundial, una ONG es una agrupación independiente del Gobierno que tiene una finalidad humanitaria o de cooperación y no comercial. Es decir, es una entidad de carácter privado, con fines y objetivos definidos por sus integrantes, creada independientemente de los gobiernos locales, regionales y nacionales, así como también de los organismos internacionales. Jurídicamente adopta diferentes estatus, tales como asociación (conjunto de personas que se unen para lograr un fin común, lícito y determinado), fundación (persona jurídica sin fines de lucro), corporación (persona jurídica que a menudo posee derechos
amparados por la ley similares a aquellos de una persona física), y cooperativa (asociación de personas que se unen de forma voluntaria para satisfacer en común sus necesidades y aspiraciones económicas, sociales y culturales mediante una empresa que es de propiedad colectiva y de gestión democrática), entre otros.Al conjunto del sector que integran las ONG se le denomina de diferentes formas, tales como organizaciones de la sociedad civil, sector voluntario, sector no lucrativo, sector solidario, economía social, tercer sector y sector social. Están formadas tanto por voluntarios como por trabajadores contratados. Internamente pueden tener un bajo o alto grado de organización. Las ONGs pueden considerarse intermediarios entre el Estado y los ciudadanos. En general, sus objetivos están relacionados con la ayuda humanitaria, salud pública, investigación, desarrollo económico, desarrollo humano, cultura, derechos humanos, transferencia tecnológica, etcétera y los más importantes son: – favorecer la solución de problemas básicos de grupos o comunidades desfavorecidos – mejorar los canales de ayuda – promover el voluntariado. Suelen tener dos campos de trabajo principales: – en sus países de origen, donde sensibilizan a la población y a los estados y captan recursos (humanos y monetarios) – en el país de destino, donde llevan a cabo los proyectos de ayuda, aunque su radio de acción puede ir desde un nivel local a uno internacional. Su financiación puede ser pública (a través de subvenciones o programas procedentes de diferentes niveles de la Administración Pública), privada (con la cesión de un patrimonio, aportaciones individuales de empresas, ciudadanos, etc.) o mixta (organismos internacionales…). Entre las ventajas que tienen frente a la acción estatal en el mismo ámbito está
la flexibilidad, el dinamismo, la menor burocratización y la proximidad a las necesidades sociales. Entre los posibles/habituales inconvenientes, la descoordinación y duplicidad de servicios, falta de rigor en la programación y evaluación de actividades, deficiente gestión, falta de transparencia, partidismo y servicio a determinados intereses y excesiva dependencia de su fuente de financiación. Algunos ejemplos de grandes ONGs con actuación internacional son:
Amnistía Internacional, Human Rights Watch (HRW), Organización Mundial Contra la Tortura, Madres de Plaza de Mayo, Abuelas de Plaza de Mayo, SOS Racisme: Promocionar y denunciar los abusos de los derechos humanos. – Greenpeace, Ecologistas en Acción, WWF/Adena: Protección del medio ambiente. – Médicos Sin Fronteras, Cruz Roja, Caritas, Oxfam, Save the Children: Ayuda humanitaria y garantizar y facilitar la aplicación de tratados internacionales humanitarios