Oraciones con sustantivo verbo y adjetivo
Gramática de Patón
Su obra se titula Instituciones de la gramática española dirigidas al Licenciado Don Sebastián de Covarrubias, Baeza, 1614. La estructura de esta obra es unitaria, no hay división en partes ni capítulos, sino que es una especie de continuo. A pesar de que no lo dice, los contenidos responden a una de las cuatro partes de la gramática clásica: la Etimología. No hay ortografía, sino que quiere que vaya aparte. Se plantea las partes de la oración.
Empieza directamente con las partes de la oración, sin explicaciones previas. Dice que para todas las lenguas deberían ser las mismas, porque corresponden a las categorías del pensamiento humano.
Lo primero que hace Jiménez Patón es discutir opiniones, da la suya y la de otros. Reconoce en total 5 partes de la oración, y dice que Nebrija reconoce 8 (Introductiones latinae). Está siguiendo la obra de Francisco Sánchez de las Brozas (el Brocense), un gramático extremeño del siglo XVI. El Brocense no tuvo gramáticas castellanas, pero sí influyó en ellas. En 1587 publica su “Minerva seu de causis linguae latinae” (Minerva o las causas de la lengua latina), que entró en disputa con las Introductiones latinae de Nebrija, ya que ambas buscaban renovar la enseñanza del latín.
A lo largo del s. XVI hay una contienda entre los partidarios de Nebrija y los del Brocense, que se resuelve finalmente a favor de Nebrija, y a finales de siglo se promulga que hay que seguir a Nebrija para enseñar latín, haciendo las modificaciones pertinentes a su obra. De ahí surge la obra de Juan Luis de la Cerda, un jesuita que reelaboró las Introductiones latinae, que sería el libro usado para enseñar latín en España hasta el s. XVIII. Cuando reelabora el texto, hace comentarios tomados del Brocense.
Lo que reproduce Patón está en el segundo capítulo de la Minerva del Brocense, de quien saca también que todas las lenguas tienen las mismas categorías. No lo cita porque no quiere, ya que no quería entrar en disputas.
Las partes que reconoce son 5: nombre, verbo, adverbio, preposición y conjunción. Mete al pronombre y al participio dentro del nombre, porque comparten características. Dice que los pronombres no sustituyen al nombre, sino al contrario. Reflexiona sobre el artículo, pero nunca define su situación
dentro de la oración y parece que hable de él como si fuera un pronombre, aunque no da una definición.
Sobre la interjección, sigue al Brocense, y la excluye de las partes de la oración, porque no tiene las mismas características que el resto de categorías.
De la conjunción, dice que une oraciones. Normalmente, los gramáticos decían que solo unían palabras. Patón solo trata las concordancias en cuanto a sintaxis. No habla del régimen, pero sí del caso, diciendo que en castellano no hay casos, sustituidos por las preposiciones.
Al final de la obra reflexiona sobre su objetivo y el origen de ella. Hay un motivo patriótico, que es engrandecer la lengua. Habla también de la Torre de Babel, de la que surgieron 72 lenguas, que tenían elementos en común, y no cita a López Madera, sino a otras fuentes. En toda la obra compara el castellano con el latín para observar las diferencias. Como hay elementos comunes entre ambas lenguas, la gramática sirve para que los extranjeros puedan aprender castellano.
Patón habla del género del verbo, estableciendo una división:
* el sustantivo aplicado al verbo ser
* los neutros, los verbos intransitivos (no tienen transición, es decir, que no pasa la acción a ningún complemento)
* los activos, es decir, los verbos transitivos
Posteriormente, dice que solo pueden ir por aposición, con una construcción de tipo analítico, y que cuando va junto al verbo, no es una preposición.
Objetivos de la obra
Busca mostrar a los extranjeros que quieran aprender español la diferencia entre esta lengua y la latina, aproximando la primera a la segunda. Hace constantemente referencia al latín, y da ejemplos breves, pero sin citar fuentes.
Esta gramática reduice sus estudios al campo de la morfología. Defiende que las partes de la oración son cinco: nombre, verbo, preposición, adverbio, y conjunción, no seiis como opina el brocense. Se basa en las teorías logicistas de Platón.
Esta gramática enumera los géneros de los nombres en masculino, femenino, neutro, común de dos, ambiguo y epiceno, de forma no clara por las dependencias latinas. La gramática formalista moderna ha evitado estas ambigüedades y el exceso de excepciones clasificando el género de los nombres por sus marcas: -a, -o. -e,…
Desde el punto de vista teórico, Bartolomé Jiménez Patón representa uno de los aportes teóricos esenciales para las modernas gramáticas españolas, principalmente de corte funcionalista. El autor delimita y clasifica las partes de la oración en cinco categorías de acuerdo al comportamiento funcional que presentan: nombre, verbo, adjetivo, preposición y conjunción. De esta manera, por ejemplo, el adjetivo al presentar rasgos comunes con el nombre o sustantivo, porque se relaciona únicamente con esta categoría, “no puede estar sin sustantivo expreso o suplido”, será clasificado dentro de los nombres. Por ello, subdividirá a los nombres en nombres sustantivos y nombres adjetivos, estos últimos sin rango categorial. De esta forma, atiende a las propiedades gramaticales categoriales: el pronombre, el participio y la interjección se comportan como simples partículas y en consecuencia no necesitan ser elevadas a rango de categoría. Su proceder lo aleja de la clasificación incuestionable de Dionisio que siguieron otros gramáticos. Para. En el plano práctico, presenta una gramática sencilla y ordenada, la organización por pocas categorías facilita el aprendizaje por las propiedades comunes del lenguaje. Asimismo, su gramática no censura los diversos usos lingüísticos, se limita a consignar las formas; por ejemplo, no censura que los hablantes pluralizan la forma “quien” invariable para la época: “algunos le dan plural común de dos, diciendo: los ombres o mujeres a quienes conoces”.