Las 5 Fuerzas de Porter: Análisis de la Competitividad
Según este enfoque, las empresas no compiten porque quieren, sino porque se ven obligadas a ello, y esta exigencia es debida a las características propias del sector en el que participan.
Rivalidad existente entre los competidores actuales
La rivalidad competitiva se expresa a través de las decisiones que las empresas llevan a cabo (reducciones de precio, mayor esfuerzo en publicidad, promociones…) con el objetivo de mejorar los resultados de su negocio. Pero dada la interdependencia entre los agentes que operan en un mercado, los cambios en una empresa afectan también a las demás, que adoptan sus propias medidas de respuesta.
Este proceso de acción-reacción se puede traducir en una pérdida de rentabilidad para el conjunto del sector.
En general el grado de competencia entre los competidores es mayor cuando:
- Existe un gran número de pequeños competidores.
- Crecimiento del sector lento.
- Productos homogéneos.
- Cuando los compradores quieren cambiar de proveedor no les sale caro.
- Necesidad de vender el producto debido a su alto coste fijo o de mantenimiento.
- Existen importantes barreras de salida (que obligan a las empresas del sector a mantenerse en él, aunque no les salga muy rentable).
Amenaza de ingreso de nuevos competidores
La presencia de esta amenaza depende básicamente de dos aspectos:
- Existencia de barreras de ingreso.
- Medidas que pudieran emprender los actuales competidores para impedir o penalizar esta decisión.
Barreras de entrada son aspectos de carácter tecnológico o económico que impiden o dificultan el acceso al sector a otras empresas interesadas en participar en él, por ejemplo:
- Presencia de un efecto de economías de escala.
- Que exista ya una alta diferenciación de productos.
- Existencia de cambios por proveedor.
- Necesidad de desembolsar importantes recursos financieros.
- Difícil acceso a los canales de distribución.
- Existencia de patentes.
- Regulación pública.
Por otro lado, la decisión de entrar en el sector también va a estar condicionada por la reacción de las empresas instaladas que el nuevo competidor espere que se puedan producir. Ésta se puede “predecir” mirando cómo han actuado ante esta situación en el pasado, existencia de barreras de salida…
Amenaza de productos sustitutivos
Presencia de otros productos con diferente configuración tecnológica pero que atiendan al mismo tipo de necesidades que el producto ofrecido por las empresas de un sector.
Poder negociador de los clientes
La capacidad de negociación de los clientes afecta de forma directa a los resultados obtenidos por las empresas ya que los compradores siempre tienden a exigir las condiciones más favorables a la hora de hacer una compra.
El poder negociador aumentará cuando:
- La capacidad del cliente sea alta en comparación a las ventas del vendedor.
- El precio del producto sea importante en la estructura de costes del comprador.
- Haya productos poco diferenciados (por lo que el cliente tiene varias opciones donde elegir).
- No existen costes por cambio de proveedor.
- El comprador tenga malos resultados.
- Los compradores manifiestan una amenaza de integración hacia atrás real, es decir, que los clientes pueden exigir mejores condiciones ya que siempre tienen la alternativa de hacérselo ellos mismos).
- El producto no sea tan relevante para el comprador (puede prescindir de él).
- Existe información completa de la oferta.
Poder negociador de los proveedores
El problema se agrava cuando las empresas, a parte de tener que hacer frente a un fuerte poder negociador de los clientes, también tienen que hacer frente a una importante capacidad de negociación por parte de sus proveedores. Por lo que las empresas se encuentran en una encrucijada al estar en medio de las dos partes.
El poder negociador de los proveedores aumentará cuando el de los clientes disminuya, por lo que aumentará cuando:
- La capacidad de compra del cliente sea baja en relación a las ventas del proveedor.
- El precio del producto no sea importante en la estructura de costes del comprador.
- Los productos sí estén diferenciados.
- Sí existan costes por cambio de proveedor.
- El comprador obtenga buenos resultados.
- Los proveedores manifiestan una real amenaza de integración hacia adelante.
- El producto sea muy importante para la satisfacción del comprador.
- No exista información completa de la oferta.