La Traducción como Actividad Retórica y Creativa

Traducción y Creatividad. Traducción como actividad retórica.

8.1. Creatividad Intercódigo

La retórica podría explicar no solo los procesos creativos en el interior de una lengua o sistema semiótico, sino también los procesos asociados al contraste-contacto entre lenguas o sistemas semióticos, esto es, los propios de una actividad traductológica. Esta es la idea defendida por Robinson (1991).

Todo sistema lingüístico ofrece virtualmente una serie de posibilidades expresivas de las que la práctica común, o norma de Eugen Coseriu, selecciona una parte, la que nos predispone a una percepción también común de los hechos del lenguaje. El acto de creatividad lingüística supone una alteración de la norma de uso y, con ello, de esta percepción común y “automatizada” de los hechos, explotando para ello otras posibilidades que el sistema ofrece (y que no habían sido activadas hasta el momento). Pues bien, suele ser inevitable que un proceso traductológico modifique en mayor o menor grado la norma de uso de la lengua receptora de la traducción, motivo por el que la actividad traductológica puede, en términos generales, considerarse creativa y estudiarse desde el prisma de una actividad retórica.

8.2. Sobre Figuras Retóricas y Traducción

Aunque la creatividad lingüística puede describirse de manera genérica como alteración de la norma común de uso del lenguaje, la creatividad puede describirse de manera más concreta en términos de figuras retóricas. Se trata de usos particulares del lenguaje en el nivel microtextual que sirven, entre otros, a los siguientes efectos:

  • Incrementan nuestra perceptibilidad de los hechos del lenguaje, con lo que captan nuestra atención sobre el mensaje formulado.
  • Apelan a nuestra emoción y motivación como receptores.
  • Ponen en relación diferentes ámbitos de experiencia del ser humano, con lo que contribuyen a organizarlos en un modo simbólico, específicamente humano.
  • Complementan e ilustran nuestra actividad de razonamiento.

Las figuras retóricas no son exclusivas del lenguaje literario, sino que están presentes en todos los géneros discursivos, desde los géneros de carácter más apelativo, como los publicitarios o la oratoria política, hasta los géneros de carácter más descriptivo, como los jurídicos, técnicos, financieros o científicos. Las figuras retóricas aparecen también con gran frecuencia en el uso cotidiano del lenguaje. El uso de una figura retórica debe atribuirse inicialmente al acto creativo original de un individuo, fase de innovación de Coseriu, que luego –si la figura es exitosa- se extiende de manera progresiva entre la masa social de hablantes y llega a transmitirse de una generación a otra, fase de adopción de Coseriu. Al cabo de un tiempo, la figura retórica puede perder su fuerza expresiva al integrarse entre las expresiones convencionales, esto es, las propias de la norma de uso de una lengua (por ej. “la falda de una montaña”). A medida que antiguas figuras retóricas quedan desgastadas por el uso, nuevas figuras retóricas aparecen, lo que se repetirá de manera cíclica a lo largo de la historia de una lengua.

Se sugiere aquí una búsqueda en Google (por ejemplo, en Retóricas: Listado de figuras retóricas en http://www.retoricas.com/2009/06/principales-figuras-retoricas.html) de algunas de las figuras retóricas comentadas en clase por su especial relevancia para la traducción, entre otras: Metáfora, símil, ironía, metonimia, sinécdoque, hipálage, sinestesia, oxímoron, dilogía, hipérbole, litote, paronomasia, aliteración, onomatopeya, anáfora, epífora, anadiplosis, etc.

Las tareas del traductor en relación con las figuras retóricas son esquemáticamente las siguientes:

  1. Identificación en texto original. No identificarlas puede ser fuente de error traductológico, o de traducción insatisfactoria. Debe recordarse aquí lo ya dicho: que las figuras retóricas aparecen no solo en textos literarios, sino también en todo tipo de géneros discursivos y usos del lenguaje.
  2. Decisiones del traductor en el texto meta. Pueden ser de variada naturaleza, pero las opciones genéricas son las siguientes: Reproducir la figura retórica en sus mismos términos. Sustituir los términos en los que se expresa la figura retórica (por ejemplo, una metáfora por otra diferente). Sustituir una figura retórica por otra (por ejemplo, una sinécdoque por una metonimia). Eliminar la figura retórica, lo que puede hacerse con o sin estrategia compensatoria. Crear una figura retórica inexistente en determinado pasaje del texto original como resultado de aplicar una estrategia compensatoria.

Algunas dificultades que encuentra el traductor se deben, entre otros, a los siguientes factores:

  1. La identificación y comprensión de las figuras retóricas es especialmente compleja en la fase de innovación, esto es, cuando son el producto de un uso creativo original para el que no tenemos antecedentes. Los usos creativos originales que afectan al nivel léxico-semántico (como las metáforas o las metonimias) no suelen aparecer en los diccionarios o registros lexicográficos. Con todo, el carácter metafórico de un uso original como el citado en clase “Cash cows like Microsoft and Oracle lead the way” puede ser fácilmente identificado y traducido con incremento, también original, en el grado de figuración como “Vacas lecheras como Microsoft y Oracle están a la cabeza” (trasladamos aquí lo referido por Inmaculada Serón Ordóñez (2005) “La traducción de la metáfora en los textos financieros”, en Gracia Torres, María (Coord.): Traducción y cultura. El referente cultural en la comunicación especializada, Málaga, Encasa: 205-250.
  2. La búsqueda de equivalencias se hace especialmente compleja (a veces imposible) cuando la figura retórica implica singularidades de la lengua origen, y ello tanto en el nivel fonético, como en los niveles sintáctico o semántico. La singularidad de la fonética hace realmente imposible la búsqueda de equivalencias para aliteraciones, rimas o paronomasias. La singularidad del orden sintáctico latino hace, por ejemplo, compleja la búsqueda de una equivalencia para la hipálage contenida en Ibant obscuri sola sub nocte per umbram (Eneida 6:28) (Iban entre las sombras, solos, bajo la noche oscura). Las singularidades afectan también al nivel léxico-semántico. Véase, por ejemplo, la dificultad en buscar equivalentes para el doble oxímoron y el sentido metafórico del verbo inglés touch, en el siguiente texto, cuya traducción proponemos como ejercicio: Since the mask reveals by concealing, and disguises while showing, it touches the core of humans, and of life itself (Ralf Beil (2009) Masks. Metamorphoses of the Face. From Rodin to Picasso, (Col. Art to Hear), exhibition in Mathildenhöhe, Darmstadt, Hatje Cantz Verlag: pag. 3).
  3. Debemos tener en cuenta que determinadas figuras retóricas van a ser especialmente recurrentes o significativas para determinados tipos de género discursivo o para determinados períodos históricos. Este hecho puede ser muy relevante tanto en la identificación de figuras retóricas en el original como en la búsqueda de equivalencias en el texto meta. Por ejemplo, si traduzco textos del barroco español en su estilo conceptista, deberé estar muy atento a las dilogías y paranomasias y buscar figuras retóricas equivalentes en mi traducción para preservar el efecto retórico del original. El símil puede ser preferido a la metáfora en determinado género discursivo. Determinado sello autorial puede mostrar predilección por la ironía. Etc.
  4. En parecido sentido, determinadas figuras retóricas o, más en particular, los términos léxicos implicados en la construcción de algunas de ellas, como las metáforas, pueden ser propias de la cosmovisión o el mundo de vida particular de un pueblo. Por ejemplo, en inglés hay una especial predilección por las metáforas basadas en la marinería. No siempre encontramos equivalentes en la lengua término. Por ejemplo, During July the stock market entered the summer doldrums, se traduce como:
    1. A lo largo de julio, el mercado bursátil entró en un bache estival (apud Inmaculada Serón Ordóñez ‘La traducción de la metáfora en los textos financieros’)
  5. Hace complejas también tanto la identificación como la búsqueda de equivalencias el hecho de que los usos retóricos, y particularmente las metáforas, entren con mucha frecuencia a formar parte de la fraseología propia de una lengua. Por ejemplo, to push up daisies debe traducirse por criar malvas.

Existiendo estas dificultades, la identificación y búsqueda de equivalencias se ve, con todo, facilitada por la existencia de ciertas constantes universales de la percepción, emoción y razón humanas. En algunos estudios sobre la metáfora (G. Lakoff and M. Johnson Metaphors We Live By/ Metáforas de la vida cotidiana, Madrid, Cátedra) se habla de METÁFORAS CONCEPTUALES para referirse a nociones abstractas que son fuente de metáforas lingüísticas en muchas lenguas del mundo (aunque tampoco las metáforas conceptuales pueden considerarse del todo universales). Ejemplos de metáforas conceptuales serían: LA VIDA ES UN CAMINO. ARRIBA ES BUENO. LA SOCIEDAD ES UN ORGANISMO. LAS IDEAS SON UN ALIMENTO. EL AMOR ES UNA GUERRA.

8.3. Clasificación de las Figuras Retóricas

Convencionalmente se habla de figuras de dicción (que afectan a la expresión formal) y figuras de pensamiento (que afectan a los significados de las palabras). Pueden clasificarse también por niveles de organización del sistema lingüístico, como fonéticas, sintácticas, léxico-semánticas. Ofrecemos aquí una estructuración del espacio figurativo, siguiendo la propuesta de McQuarrie and Mick (1993, 1996), apud María Calzada (2008) ‘La recepción de las figuras retóricas de texto publicitario’. Quaderns. Revista de Traducció (acceso libre on-line):

Nos remitimos en especial a las págs. 171-176 para ilustrar esta clasificación y definir el significado de los siguientes términos:

I. Figuración: desviaciones ingeniosas

II. Modo figurativo: esquemas (regularidad excesiva) / tropos (irregularidad)

III. Organización retórica:

Esquemas: Basados en repetición / Basados en inversión

Tropos: Basados en sustitución / Basados en la desestabilización conceptual.

En la búsqueda de equivalencias, particularmente cuando el traductor tiene que utilizar el procedimiento de la compensación (véase tema 5), será preferible operar dentro de estos subespacios en los que se subdivide el espacio general de la figuración. Esto es, por ejemplo, si lo que tengo que restituir es un tropo del texto original, será siempre mejor hacerlo con otro tropo en el texto traducido que con un esquema. Más en concreto, será mejor restituir una metáfora con una paradoja (tropos basados ambos en la desestabilización conceptual), que restituir una metáfora con una aliteración (esquema basado en la repetición) o con una hipérbole (tropo basado en la sustitución).

8.4. Figura Retórica como Modelo de Actividad Traductológica

Al menos determinadas figuras retóricas pueden servir también como modelos descriptivos de la actividad traductológica. Traducir puede considerarse por ejemplo un proceso metafórico donde el “tenor” es el texto original, el “vehículo” es el texto traducido y el “fundamento” es una relación percibida que justifica método y procedimientos de traducción.

Asumiendo los presupuestos de Robinson (1991), la traducción consistiría en la transposición de un hecho experiencial recontextualizándolo en un nuevo espacio. En realidad, este tipo de operación interlingüística corresponde a una operación común de naturaleza intralingüística, la transposición experiencial que nos permite hacer un uso metafórico del lenguaje.

Podemos hablar también de traducción en general como el proceso característico de una sinécdoque: figura con la que podemos hacer referencia al todo por la parte. Toda traducción implica de alguna forma referir al “todo experiencial” contenido en un texto o un decir original por una parte representativa de ese “todo”. Esta regla general se manifiesta especialmente en algunas modalidades de la mediación interlingüística como sería el caso de la “subtitulación”.