Integración Escolar Efectiva: Superando la Segregación en el Aula
Integración vs. Segregación en el Entorno Educativo
1. La Segregación Laboral como Punto de Partida
La integración de los niños en las actividades escolares es crucial. Sin embargo, en la vida cotidiana, existen procesos encubiertos que conducen a la segregación, tanto de niños como de adultos.
En la escuela, la movilidad patrocinada, influenciada por factores como la clase social, a menudo prevalece sobre la movilidad de competición, manifestándose de forma sutil.
La segregación también afecta al personal de servicios. En ocasiones, estos trabajadores se autoexcluyen de cuestiones educativas por sentirse inferiores o ignorantes. No obstante, su participación en actividades como salidas o albergues a menudo se ve limitada por la falta de personal educativo. Esto pone de relieve la tensión entre colectivización e individualismo.
El centro educativo también puede contribuir a la segregación del personal nuevo al no implementar actividades de integración. Esta situación crea un ambiente propicio para malentendidos, donde las opiniones y decisiones sobre este tema pueden interpretarse como ataques personales entre el personal docente. Es fundamental recordar que la responsabilidad de esta discriminación laboral recae en la administración educativa, no en los individuos.
2. Segregación Práctica en un Marco Legislativo de Integración Escolar
En esta categoría, se observa cómo, por ejemplo, la figura del profesor de apoyo puede, paradójicamente, contribuir más a la segregación que a la integración. La atención individualizada por parte del profesor de apoyo y del equipo de atención temprana, aunque necesaria, a veces se centra excesivamente en el niño, dejando de lado la relación del grupo con él. Este enfoque exclusivista minimiza la importancia de la enseñanza inclusiva. La falta de tiempo agrava esta situación, llevando a acciones descoordinadas entre el profesor de aula y el de apoyo, impidiendo un trabajo cooperativo efectivo.
La segregación de los niños con dificultades genera una doble segregación: el niño con dificultades no se integra en el grupo, y los demás niños se distancian de las responsabilidades y la participación en las dificultades de sus compañeros. Incluso, en ocasiones, la ayuda ofrecida por los propios niños es rechazada por los profesores.
Es crucial que los profesores permitan y fomenten la participación y el apoyo de los niños, promoviendo así un aprendizaje integral hacia la inclusión.
3. La Segregación como Sanción a la Lentitud
La estructuración rígida de la jornada escolar, a menudo impuesta por rutinas que consumen mucho tiempo, puede generar segregación entre los niños. La falta de tiempo lleva a los profesores a utilizar sanciones, que se aplican a los niños que no cumplen con los ritmos establecidos. El ritmo de actividad de cada niño influye significativamente en el desarrollo de actitudes de cooperación. Los adultos deben ser pacientes y comprensivos con los alumnos, sirviendo de modelo para que los demás alumnos también lo sean.
Las prisas del profesor, especialmente con niños con dificultades, pueden llevar a que estos busquen ayuda en otros adultos, reforzando la dinámica de colectivización frente al individualismo.
4. La Segregación por la Posesión
Las posesiones materiales son otro factor que puede provocar segregación. Los propios niños pueden convertir el «tener o no tener» en una condición para participar en actividades. Sin embargo, no todos tienen las mismas posibilidades económicas. Aquí se manifiesta la dicotomía entre poseer y dominar.
No solo se poseen objetos materiales. La práctica educativa puede transformar otros elementos en «mercancía»: la realización de un regalo para el Día del Padre, el acceso a la información (que debería circular libremente para fomentar la cooperación) y la participación en actividades son ejemplos de ello. Es fundamental evitar la creación de grupos privilegiados.