Impacto petrolero en venezuela
Cuando Juan Vicente Gómez asumió la presidencia de Venezuela en 1908, se alzó con el mando y estableció una dictadura de 27 años, durante los cuales llenó de ventajas y facilidades a las empresas extranjeras, que establecieron su dominio económico en el país. Estos cambios políticos permitieron al gobierno disfrutar de un largo período de bonanza económica y, en 1930, canceló la deuda externa de Venezuela.
En los 30 años siguientes, nuestros gobiernos llevaron a cabo su gestión administrativa sin recurrir a los empréstitos del exterior.
Cuando a Pérez Jiménez lo derrocan en 1958, el país estaba sin deudas, un cambio a 3.30bs por dólar.
En el período constitucional de Rómulo Betancourt de 1959 a 1964 se inició la práctica de pedir préstamos para financiar los programas de desarrollo económico y social del gobierno. Como resultado de esta nueva política, la deuda externa aumentó.
Resumen de la guía de Eva Josko
El endeudamiento de Venezuela vivido en la década de los años 70 durante el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez se generó cuando los enormes recursos disponibles gracias al auge petrolero impulsaron el gasto público mediante proyectos de elevada inversión así como un mega consumo entre la población que superaban los ingresos del Estado.
Durante el gobierno de Carlos Andrés Pérez la deuda externa alcanzó niveles sin precedentes y esta llegó a aumentar más en 1979, cuando se inició el período de Luis Herrera Campins.
A medida que los precios del petróleo iniciaron su descenso en 1982, el gobierno de Campins ante una drástica reducción de las reservas, se vio obligado a devaluar la moneda ya que era ficticio tratar de mantener un cambio a 4,30 bs, porque la moneda se estaba sobrevaluando a un valor que no podía representar.
A pesar de que se celebraron conversaciones en torno a la deuda de 1983, no se había alcanzado ningún acuerdo para el momento en que Jaime Lusinchi asumió la presidencia en febrero de 1984. En razón de las deudas existentes, los gobiernos venezolanos llevaron a cabo varias rondas de negociación para reestructurar la deuda:
Primera ronda
Al igual que su predecesor, el gobierno socialdemócrata de Jaime Lusinchi destacó que:
- Pagaría hasta el último céntimo que Venezuela debía.
- A diferencia de muchos de los países deudores, Venezuela era un país solvente que actualmente enfrentaba un problema pasajero de liquidez.
- El gobierno tenía que corregir los desequilibrios macroeconómicos, pero los realizará en sus propios términos y por lo tanto no necesitaba acudir al FMI y no subordinaría su economía y políticas sociales a los dictámenes del fondo.
Resultaba evidente desde los inicios de la presidencia de Lusinchi, que iba a ser inevitable llegar a un acuerdo para reestructurar la deuda venezolana. Para bien o para mal en 1984, Venezuela logró su objetivo básico de reestructurar la deuda sin aceptar las condiciones del FMI.
El monto de la deuda reestructurada 21 mil millones de dólares, debía pagarse en 12 años y medio a partir del tercer trimestre de 1985. No obstante Venezuela hizo un pago inicial de 750 millones $, ya que no obtuvo un período de gracia.
Para el momento en que se firmó el acuerdo, en febrero de 1986, los precios del petróleo estaban bajando vertiginosamente. Por lo tanto desde que se firma el acuerdo ya era obsoleto y era evidente que debía renegociarse.
Segunda ronda
A finales de 1985 y a lo largo de 1986, el gobierno emprendió una política expansiva de gasto público a fin de estimular el crecimiento económico. El cambio de política ayudó a elevar la popularidad del presidente.
En el mismo lapso, México estaba nuevamente reestructurando su deuda. Dicha negociación fue vista como una referencia importante para Venezuela debido al tamaño de la deuda mexicana y su condición de país exportador de petróleo y debido también al involucramiento del gobierno norteamericano en el proceso. Por ende, Venezuela prefirió esperar que ese país alcanzara un acuerdo.
México firmó con sus acreedores en octubre de 1987 un acuerdo donde reprogramaba 44 mil millones de su deuda por un periodo de 20 años y con un periodo de gracia de 7 años.
Cuando Venezuela reinició las negociaciones, propuso los siguientes términos: un periodo de gracia de dos años, 14 años para pagar. Luego, en el acuerdo firmado entre Venezuela y el comité de bancos en febrero de 1987, Venezuela reprogramó su deuda y se comprometió a pagarla en 14 años sin el periodo de gracia que había pedido ni se acordaron nuevos préstamos que el país además no había solicitado. Los bancos aseguraron que llegaría dinero fresco si Venezuela cumplía con sus obligaciones. Tampoco se le acepto incluir una cláusula de contingencia. Los bancos aseguraron que se sobre entendía que si el petróleo bajaba y Venezuela no podía pagar, había que renegociar el acuerdo. Pero Venezuela si logro que se le eximiera del requisito de aceptar las condiciones del FMI.
Tercera ronda
Venezuela, en 1986 entregó 660 millones a sus acreedores a cuenta de la cuota inicial que había acordado y continúo pagando intereses regularmente. A pesar de la reducción de los ingresos petroleros, el gobierno propició el crecimiento económico a través del gasto público.
La reducción de las importaciones y el aumento de las exportaciones no tradicionales ayudaron a financiar el presupuesto gubernamental y el servicio de la deuda, el aporte principal provenía del gasto deficitario y de las reservas.
A lo largo del año electoral 1988, Lusinchi mantuvo RECADI (El control de cambio que había establecido Luis Herrera Campins) porque no quería sacrificar su popularidad ni el control político de AD y además financió importaciones con dólares preferenciales
A medida que sus reservas bajaban paulatinamente, cada vez se hizo más evidente que Venezuela no podía cumplir con las obligaciones adquiridas en 1987.
Este gobierno prefirió dejar que el próximo asumiera las decisiones desagradables.
Las relaciones de Venezuela con los bancos entre febrero de 1987 y diciembre de 1988 fue una relación donde ambas partes se mantenían firmes. A medida que la situación se tornaba más crítica para Venezuela, las partes asumieron posiciones más duras. A pesar de que había programado otra ronda de negociación para el 12 de enero de 1989, en diciembre, con la caída de las reservas a niveles críticos, el presidente Lusinchi anunció que el país suspendería sus pagos de intereses y capital a partir del 17 de enero.
Cuarta ronda
Al asumir CAP la presidencia a comienzos de 1989 Venezuela no contaba con suficientes recursos para cubrir sus gastos. El Banco Central de Venezuela no tenía suficientes divisas disponibles para atender el pago de las importaciones llegadas al país en los últimos meses ni las que estaban en camino. Tampoco le alcanzaban las divisas para los pagos de la deuda externa. La gasolina era barata porque el Estado la vendía por debajo del costo de producción. Los servicios de electricidad, teléfonos, agua potable y transporte eran baratos porque el Estado cubría las pérdidas.
Pérez no tenía más remedio que aceptar las condiciones del FMI con las cuales obtendría recursos y renegociaría la deuda. Entonces, el 16 de febrero anunció el “paquete económico” (como lo llamaron los medios de comunicación) VIII Plan de la Nación o “Gran Viraje” como lo presentaron los ministros de la economía, el cual era un Programa de Ajustes Macroeconómicos promovido por el Fondo Monetario Internacional que tenía como reto lograr establecer una sociedad más equitativa, con mayor eficiencia económica y profundización del desarrollo cultural, y el 27 de febrero Venezuela firmó la carta de intención con el FMI.
Todos estos objetivos que planteaba el Gran Viraje los iba lograr mediante distintos proyectos que incorporaba, como eran:
El nuevo modelo competitivo:
Venezuela debía incorporarse a las nuevas corrientes económicas mundiales.
El Nuevo Rol del Estado:
Planteaba una reforma de Estado que estimulara una moderna economía de mercado y hacer del Estado un ente más participativo, más fuerte y con mayor legitimidad.
La Nueva Inserción de Venezuela en el Mundo:
Este Plan contemplaba el aumento de las exportaciones venezolanas, así Venezuela lograría entrar en el GATT y otras instituciones internacionales de integración.
El Compromiso Social:
Generación de empleo e ingresos adecuados y fortalecimiento de la seguridad social.
El Cambio Institucional:
Fortalecer la reforma integral del Estado para hacerlo más eficiente, representativo y democrático, reformando el sistema político, el sector público y la administración pública.
El Crecimiento sin Inflación:
Objetivo principal del plan, mediante la eliminación del déficit fiscal, promoción del ahorro interno, etc. Creando la infraestructura necesaria para el desarrollo y promocionando el sector privado.
Medidas del gran viraje
- Someterse a un programa bajo supervisión del Fondo Monetario Internacional con el fin de obtener aproximadamente 4500 millones de dólares en los 3 años siguientes.
- Liberación de las tasas de interés activas y pasivas en todo el sistema financiero hasta un tope temporal fijado en alrededor del 30%.
- Unificación cambiaria con la eliminación de la tasa de cambio preferencial.
- Determinación de la tasa de cambio en el mercado libre de divisas y realización de todas las transacciones con el exterior a la nueva tasa flotante.
- Liberación de los precios de todos los productos a excepción de 18 renglones de la cesta básica.
- Anuncio del incremento no inmediato, sino gradual de las tarifas de servicios públicos como teléfono, agua potable, electricidad y gas doméstico.
- Aumento inicial de las tarifas del transporte público en un 30%.
- Aumento de sueldos en la administración pública central entre el 5 y el 30% e incremento del salario mínimo.
- Eliminación progresiva de los aranceles a la importación.
- Reducción del déficit fiscal a no más del 4% del producto territorial bruto.
- Congelación de cargos en la administración pública.
Quinta ronda
El 27 de febrero se desataron disturbios en caracas a causa de un aumento de las tarifas del transporte público ocasionado por el aumento de la gasolina que entraba en efecto ese mismo día.
Muchos acreedores empezaron a darse cuenta que incluso aquellos deudores que habían asumido medidas correctivas, con un alto costo para sus poblaciones, no se estaban recuperando como se esperaba.
Después de los disturbios, el gobierno venezolano necesitaba urgentemente una prueba tangible de que no se había equivocado en su decisión de lanzar un programa de reformas. De igual modo, los acreedores necesitaban demostrar que el buen comportamiento traería la justa recompensa.
Estados Unidos y España aprobaron créditos puente y, en las seis semanas siguientes, Venezuela recibió más de 1500 millones de dólares, mientras que esperaba el dinero fresco que le había prometido el FMI.
La adherencia de Venezuela al programa de ajustes fue tan convincente que, después de la recesión de 1989, hasta el FMI opino que se había ido demasiado lejos. No obstante, paso un año antes de que el gobierno alcanzara un acuerdo de reconstrucción, reprogramación y reducción de la deuda con el comité de Bancos.
Finalmente, después de muchos meses de discusiones, en marzo de 1990, Venezuela llegó a un acuerdo con el comité de bancos sobre un menú de cinco opciones, entre los cuales los bancos debían escoger de acuerdo con sus intereses y posibilidades. Venezuela anticipaba reducciones de 20 al 25% de la deuda total y una reducción de sustancial de la sobrecarga gracias al efecto combinado de la reprogramación y la reducción de intereses y capital.
FMI
El FMI tiene como función la de asegurar la estabilidad del Sistema Monetario Internacional y la gestión de las crisis monetarias y financieras de un país o una región del planeta.. Para ello, proporciona créditos a los países que sufren dificultades financieras que ponen en peligro la estabilidad del gobierno del país, la estabilidad de su sistema financiero o el flujo de intercambio del comercio internacional con el resto de los países.
El FMI en el contexto mundial, se ha convertido en la tabla de salvación de muchos países que han enfrentado graves crisis financieras a lo largo de las últimas décadas, pero también se ha convertido, por sus famosas recetas financieras, políticas, económicas y sociales, en una institución que muchos desprecian y califican de brazo del capitalismo y del imperialismo para intervenir en países no alineados.
Venezuela, que actualmente está atravesando por una crisis financiera y económica, con alta inflación, devaluación constante de su moneda, caída de las reservas internacionales y alto endeudamiento externo e interno, La actuación del FMI pudiera lucir atractiva para unos y otros. Y de hecho, ya ha comenzado a circular en ciertos círculos políticos y financieros del país, que existe esa posibilidad. Especulando, por las condiciones que el FMI ha impuesto a otros países con problemas similares a los de Venezuela, podemos anticipar lo siguiente, en caso de solicitar ayuda financiera esa institución:
– Nueva devaluación de Bolívar Fuerte.
– Flotación del dólar.
– Eliminación del control de cambio.
– Aumento del precio de la gasolina.
– Autonomía total al Banco Central de Venezuela.
– Eliminación de la mayoría de los subsidios nacionales y controles de precios.
– Privatización de empresas del Estado improductivas y con pérdidas a cargo del Fisco Nacional.
– Control del gasto público.
– Prohibición de emitir dinero inorgánico por el BCV para financiar gasto público improductivo.
– Suspensión de muchas de las ayudas financieras internacionales.
– Descentralización de las funciones del Estado
A menos que tengamos una política económica más moderna y con menos trabas tendremos que recurrir a ellos más temprano que tarde.
PATRÓN ORO
Cuando estalla la Primera Guerra Mundial, reinaba en el mundo el sistema de patrón oro, siendo Inglaterra el principal centro comercial y financiero, y la Libra Esterlina la moneda que se utilizaba en el mercado internacional. Los bancos ingleses adelantaban a los exportadores los pagos que los importadores debían realizar, por lo que estos últimos se volvían deudores de los bancos ingleses. El inicio de la guerra quebró este sistema de transacciones y el comercio internacional.
Finalizada la guerra, el sistema monetario internacional había quedado totalmente desarticulado y los países luchaban por retornar de una forma y otra al patrón oro. De una situación con la Libra Esterlina como moneda de transacción internacional convertible en oro y el resto de las monedas también convertibles a oro, se había llegado a una situación sin convertibilidad y con un alto grado de depreciación monetaria, además de las dificultades económicas heredadas de la guerra.
En 1922 se reunió en Génova un grupo de expertos en temas monetarios que planteó modificaciones al sistema del patrón oro, sugiriendo un sistema de patrón cambio oro. Este cambio del patrón oro al patrón cambio oro, daba una mayor flexibilidad a la creación de oferta monetaria de los países, ya que autorizaba a mantener reservas en divisas convertibles a oro, además del oro mismo. Además, también se permitía fijar una nueva igualdad y la intervención en el mercado para contrarrestar las alternativas en la cotización del oro. Sin embargo, en esta convención se cometieron varios errores conceptuales que se terminaron pagando caro.
En el fondo, el Pacto de Génova permitía a los distintos gobiernos aplicar políticas con el fin de intentar mantener estable el poder adquisitivo del dinero, buscando evitar grandes cambios alternativos en el precio del oro. También se permitía regular las tasas de interés mediante “operaciones de mercado abierto”, ya que los bancos centrales podían emitir billetes no sólo contra el oro, sino también contra títulos públicos y privados.
Bretton Woods 1944
Durante la segunda guerra mundial Reino Unido y de Estados Unidos comenzaron a formular planes para superar las deficiencias surgidas en el período de entreguerras mediante la creación de instituciones financieras multilaterales. En 1942, John Keynes del Reino Unido y Harry White de Estados Unidos habían preparado sus respectivos anteproyectos e iniciado un intercambio de ideas con el objetivo de formular una propuesta común antes del fi n de la guerra.
El 22 de julio de 1944, en el Hotel Mount Washington, en las afueras del poblado de Bretton Woods, las delegaciones de 44 países aprobaron las actas constitutivas del Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (BIRF), hoy conocido como Banco Mundial.
Los proyectos de Bretton Woods se conocieron desde mediados de 1942 así como la creación del FMI y el Banco Mundial, cuando se obtuvo informalmente el texto del proyecto de Harry White. En esas fechas se desconocía la existencia de lo que más tarde se conoció como Plan Keynes, del renombrado economista británico John Keynes. Sin embargo, a fines de 1942 se supo que el proyecto de White había evolucionado, y en abril de 1943 se dieron a la publicidad simultáneamente el segundo Plan White y el Plan Keynes.
La propuesta nueva de White, que se conoció en 1943, el Banco (BIRF) estaría integrado también con capital suscrito por los gobiernos y tendría por objeto ayudar a financiar la reconstrucción de los países afectados por la guerra y proveer fondos a largo plazo para el desarrollo de los países que se perfilaban como necesitados de importación.
El Plan Keynes, en cambio, fue una propuesta mucho más ambiciosa y a la vez menos estructurada formalmente, para crear una Unión Internacional de Compensación que permitiera a los países con déficit en cuenta corriente pagar los saldos a sus acreedores en una unidad monetaria denominada bancor. No habría transferencias de oro entre los bancos centrales. El Plan Keynes no proponía ningún organismo especial para la reconstrucción ni para el desarrollo, pero sugería que a través de la Unión Internacional de Compensación se podrían manejar varios otros fondos relacionados con los ajustes de posguerra.
La experiencia en 1950 y 1971
Entre 1950 y 1971 el FMI inicio sin mucho éxito, su relación con la problemática de estabilización y ajuste de paridades de los países europeos. Con América Latina, el FMI se inició con algunos ajustes devaluatorios, como los de México en 1947-1948, seguido por otro en 1954. Sin embargo, su principal misión en la región latinoamericana fue inducir a los países que mantenían las modalidades más inconcebibles de control de cambios a liberarlas a la vez que les auxiliaba en las tareas de estabilización monetaria. El problema principal fue que prevalecieron tasas elevadas de inflación en buen número de países cuyas causas había que atacar; además, los bancos centrales insistían en mantener monedas sobrevaluadas.
En este largo período se crearon en el FMI los derechos especiales de giro, se establecieron aumentos de las cuotas de participación en el FMI, se iniciaron los créditos de contingencia y se dispusieron otras medidas más flexibles.
En 1971 la influencia del FMI, que se había demostrado muy débil en cuanto a los países industrializados, sufrió un grave fracaso que afectó a todos los países miembros, al abandonar Estados Unidos la paridad del dólar con el oro. Así fue como se puso fin al Pacto de Bretton Woods en cuanto a estabilización monetaria, ya que se generó de inmediato el sistema o régimen de monedas flotantes que todavía subsiste, quedándole al FMI solamente la facultad de vigilar las altas y bajas de un nuevo «sistema monetario internacional» que dependía más que nunca de la voluntad y la acción unilateral de los principales países industrializados.
La perspectiva actual
Son muchos los que se preguntan si siguen siendo útiles el FMI y el Banco Mundial tal como son, y aún hay quien piensa que lo mejor sería liquidarlos y empezar de nuevo, con otro «Bretton Woods». Sin embargo, si se llegara a acordar esa medida radical, que parece poco probable ya que causaría una revuelta en los sistemas monetarios y financieros en escala mundial. La alternativa sería seguir luchando porque los dos organismos se actualicen de verdad, con mayor participación de los países que poco cuentan en la votación ponderada que prevalece en ellos.
El FMI existe para preservar un sistema monetario ordenado, el Banco Mundial desempeña un papel en el desarrollo económico.