Evaluación Integral del Adulto Mayor: Claves para la Terapia Ocupacional
Evaluación Geriátrica Integral: Un Enfoque Multidimensional
La evaluación geriátrica es un proceso clave en la atención integral del adulto mayor. Se utiliza para detectar y cuantificar las capacidades y problemas físicos, funcionales, psíquicos y sociales del anciano. El objetivo principal es establecer un plan de tratamiento y seguimiento de dichos problemas, así como la óptima utilización de recursos para afrontarlos.
Se caracteriza por ser multidimensional (abarca cuatro dimensiones: física, funcional, psíquica y social), interdisciplinario (requiere un equipo multidisciplinar de profesionales, cada uno con responsabilidades específicas), integral y continuado.
Componentes de la Evaluación Geriátrica
La evaluación geriátrica incluye cuatro tipos de valoraciones interrelacionadas:
- Valoración clínica: incluye apartados como enfermedades presentes y pasadas, estado de salud general, hábitos tóxicos y de nutrición, medicación, marcha y equilibrio, agudeza visual y auditiva.
- Valoración de la capacidad funcional: se evalúan las actividades de la vida diaria, desde las básicas hasta las más avanzadas.
- Valoración del estado mental: se valora el estado cognitivo y afectivo.
- Valoración social: se incluyen apartados como la relación del paciente con el medio, el tipo de convivencia, y se busca detectar fragilidad y otras necesidades.
Valoración Funcional: Un Indicador Clave en Geriatría
La valoración funcional es de gran utilidad en la evaluación geriátrica. Entendemos por función la capacidad de ejecutar acciones más o menos complejas de las actividades diarias de una manera deseada a nivel individual y social. Las alteraciones del estado funcional son el mejor indicador para identificar la aparición de una enfermedad.
Clasificación de las Funciones Básicas
Las funciones básicas a valorar se clasifican en:
- Actividades Básicas de la Vida Diaria (AVD-B): relacionadas con el autocuidado y la motilidad. Incluyen comer, vestirse, desplazarse, asearse, bañarse y el control de esfínteres urinarios y anales.
- Actividades Instrumentales de la Vida Diaria (AVD-I): permiten la independencia en la comunidad. Por ejemplo, usar el teléfono, el transporte público, manejar el dinero o tomar la medicación.
- Actividades Avanzadas de la Vida Diaria (AVD-A): permiten a la persona desarrollar un rol social, tales como aficiones o actos comunitarios.
Escalas de Valoración Funcional
Para la valoración funcional en las actividades básicas, se utilizan una serie de escalas, entre las que destacan:
- Escala de Incapacidad Física de la Cruz Roja.
- Índice de Katz: valora el baño, la capacidad para vestirse, el uso del inodoro, la movilización, la continencia de esfínteres y la alimentación, de la «A» a la «G» (de mayor a menor independencia).
- Escala de Barthel: valora 10 ítems de 0 a 100 puntos (a mayor puntuación, mayor independencia).
La escala más utilizada para la valoración de las AVD-I es la del Centro Geriátrico de Filadelfia o Escala de Lawton. Consta de 8 ítems, a cada uno se le otorga 1 punto, siendo 8 la máxima independencia. El principal inconveniente de las escalas AVD-I es que se centran en tareas que aprendieron y realizan más las mujeres, lo que puede suponer un obstáculo cuando se aplica a los ancianos varones.
Utilidad de las Escalas AVD
- AVD-B: útiles en ancianos institucionalizados.
- AVD-I: útiles para detectar los primeros grados de deterioro funcional de los ancianos que viven en sus domicilios.
- AVD-A: detectan la disminución de la función física de forma más precoz que las AVD-I.
Valoración Mental: Cognición y Afectividad
En la valoración mental, se incluye de forma separada la valoración de la función cognitiva y la afectiva.
Función Cognitiva
La función cognitiva se refiere a la capacidad de realizar funciones intelectuales como recordar, orientarse o calcular. Las alteraciones pueden ir desde olvidar cosas hasta cuadros graves como la demencia. Para valorarla adecuadamente, se debe realizar en un entorno tranquilo y agradable, con una actitud que haga sentirse cómodo al paciente, y en el momento más apropiado para la persona.
Se utilizan las siguientes escalas:
- Escala de Incapacidad Mental de la Cruz Roja.
- Cuestionario Mental Portátil de Pfeiffer.
- Mini Examen Cognoscitivo (MEC) de Lobo.
Función Afectiva
La función afectiva es difícil de valorar porque, a veces, los síntomas de la enfermedad son inespecíficos o el propio anciano niega que exista algún trastorno. Se debe prestar especial atención a la detección de la depresión y la ansiedad.
Depresión
La depresión es el trastorno psíquico más frecuente en ancianos. Se manifiesta con falta de ánimo, tristeza, tendencia al llanto, pérdida de interés por el mundo y trastornos del sueño y del apetito, entre otros síntomas. La escala más utilizada en la actualidad para valorarla es la Escala Geriátrica de Depresión de Yesavage.
La depresión puede ser:
- Primaria: cuando no hay otro trastorno que la produzca.
- Secundaria: cuando se debe a otro trastorno, como la depresión por la aparición de un cáncer hepático.
Ansiedad
La ansiedad es un estado subjetivo de temor indefinido acompañado de un estado de alerta, con sintomatología neurovegetativa. Se usa la escala de Pfeiffer, aunque no hay una escala de referencia.