Estructura del cerebro humano
El cerebro es la carácterística distintiva del hombre. Es el agente principal del comportamiento humano:
El motor de sus sentimientos y de todo tipo de pensamientos.
Los procesos del comportamiento instintivos tienen su foco de emisión en el palencéfalo, que es el área mas antigua en la evolución filogenética. Las estructuras mas antiguas del cerebro han ido perdiendo independencia funcional y tamaño conforme aparecían otras más modernas (el cerebro ha ido evolucionando a lo largo de la historia en tamaño y función).
El cerebro es el órgano principal y su evolución ha tenido distintas etapas. La última evolución es la del córtex y neocórtex que son las dos últimas “capas”, esto representa la última evolución en los mamíferos. El córtex y el neocórtex son centros emocionales (que emergieron del tallo encefálico). La aparición del neocórtex y de sus conexiones con el sistema límbico permitíó establecer, por ejemplo, el vínculo entre madre e hijo.
En la especie humana, por ejemplo, los vínculos protectores hacia las crías son muy grande y por eso tienen una larga etapa de inmadurez. El desarrollo del apego y los vínculos afectivos no aparece en la evolución con los reptiles.
El hipocampo y la amígdala son partes fundamentales del “cerebro olfativo”. La amígdala está especializada en la vida afectiva y en la actualidad se considera una estructura límbica que está muy ligada al aprendizaje, la memoria y los sentimientos. La ausencia funcional de la amígdala impide cualquier reconocimiento de los sentimientos y todo pensamiento sobre los mismos. La amígdala puede activar recuerdos sin darnos cuenta de por qué lo hacemos, sin la menor participación cognitiva consciente.
Recordamos más aquellas experiencias que más nos han emocionado.
El cerebro tiene dos sistemas de registro, uno para los hechos ordinarios y otro para los recuerdos con una intensa carga emocional.
La parte más reciente de la evolución cerebral del ser humano es la corteza, donde albergan los procesos superiores del comportamiento humano, convirtiéndose en un verdadero centro de mando y control.
Los cerebros de los primeros sapiens tenían una estructura parecida a las nuestros, aunque las diferencias en el tamaño de los lóbulos frontales o la extensión del neocórtex sean muy notables. El neocórtex presenta una gran expansión cuantitativa, que le permite dar un salto cualitativo al asumir que existen en él extensas zonas mudas o áreas de asociación que no tenían proyecciones sensoriales y se relacionan en sólo entre sí o con otras zonas de la corteza. Las especies carentes de neocórtex, como los reptiles, son capaces de devorar a sus crías.
No todo los neurocientíficos actuales están de acuerdo en distinguir entre cerebro y mente como dos cosas relacionadas pero diferentes.
El ser humano tiene retroalimentaciones, que son propias del sistema nervioso y presentan las diferencias fundamentales entre el ser humano y los otros animales. Sin la capacidad de autorreflexión, el ser humano se quedaría sin la plena posesión de su cualidad humana, su capacidad de autocontrol; no podría ser libre.
Todas las cosas son aprendidas. La memoria de los animales solo es efectiva a corto plazo. El ser humano tiene la capacidad de la memoria, que se entiende con dos capacidades distintas: el reconocimiento y el recuerdo.
- El reconocimiento permite reconocer las cosas, personas y situaciones anteriores.
- El recuerdo es la reproducción mental de objetos y vivencias que no están presentes (no sucede en los animales). El campo de recuerdo del ser humano puede abarcar dese los primeros recuerdos de la infancia hasta el presente.
Según Dobzhansky, la humanidad sigue un estado evolutivo, aunque no sabemos dónde se dirige, no obstante, hay una evolución, la evolución cultural. La evolución cultural puede provocar cambios en el comportamiento sin alterar la dotación hereditaria.
Uno de los rasgos definitorios de la especie humana es la capacidad de evolucionar, de innovar, contando con la cultura y la experiencia.
Según el paradigma fisicista somos sólo ciencia y se ha comprobado que eso no es así. Podemos definir al ser humano como un ser vivo dotado de un potente cerebro capaz de adquirir modos de conducta, que necesita de la cultura y la educación.
La racionalidad evolutiva: la vida humana no debe juzgarse mediante procedimientos a priori, sino a través del resultado de un proceso que contemple el pensamiento racional.
Reduccionismo ambiental: la intervención ambiental puede producir también cambios cualitativos relevantes.