Estrategias Efectivas de Marketing Político para Campañas Exitosas

El mercado electoral, como cualquier mercado, se encuentra cada vez más segmentado, y posicionar allí al candidato de forma profesional no es una tarea simple si no se siguen ciertos métodos.

Lo primero, entonces, es desglosar los ejes básicos de la campaña:

  1. El electorado
  2. El perfil del candidato
  3. La campaña
  4. La competencia

¿Qué es el Marketing Político?

El marketing político es una disciplina que podemos definir como el empleo de métodos precisos de estudio de la opinión y los medios modernos de comunicación al servicio de una estrategia política. Permite que un candidato o partido desarrollen sus potencialidades al máximo y que utilicen de la manera más eficaz los recursos de que disponen. Más allá de su función como instrumento ganador para proyectos particulares, el marketing político puede ayudar a mejorar la producción política y enriquecer la oferta electoral.

El marketing político es un mecanismo de creación de nuevas ideas, de nuevas imágenes y, sobre todo, de seducción. Probablemente haya pocos factores al alcance de las sociedades que puedan dar mejores perspectivas a la democracia que una oferta política seductora y creativa.

Los partidos pueden ser vistos como empresas políticas que producen bienes políticos (ideologías, servicios políticos, decisiones). Los productos políticos de partidos y candidatos constituyen la oferta política de un país en un determinado momento. Esa oferta se corresponde con una demanda de la sociedad o del cuerpo electoral.

Los electores pueden ser vistos como consumidores de los bienes políticos. Con un procedimiento de marketing se busca, mediante el estudio detallado del electorado, conocer pormenorizadamente la demanda política; con la comunicación política se busca que la oferta del candidato satisfaga lo mejor posible esa demanda del electorado. La demanda social también pide ideas propias, honestidad, confianza y competencia; por lo que una simple devolución, tipo boomerang, de los deseos sociales no sería necesariamente lo más eficiente. La demagogia es frecuente, con o sin medios refinados, y muchas veces gana; por diferenciación, una propuesta creativa, basada en la demanda de renovación.

El Electorado

Del electorado debemos conocer:

  1. Resultado de todas las elecciones anteriores, tanto generales como municipales, analizando el porqué de los cambios.
  2. Número de votantes en la actualidad, por edad, sexo y estado civil.
  3. Tipología de las necesidades de cada barrio o circuito electoral, reconociendo sus expectativas y tendencias.
  4. El electorado potencial del candidato, estimando el indeciso y el favorable.

El Perfil del Candidato

Lo primero que el presunto candidato debe hacer, para empezar, es conocer si está por encima, igual o bajo mínimos, siguiendo el léxico aéreo.

Esos mínimos exigibles e imprescindibles que, según Rabella, deben presentarse son:

  • Ser alguien reconocido en la población.
  • Disponer de algo de dinero o saberlo encontrar.
  • Grandes dosis de autoconfianza.
  • Habilidad.
  • Fortaleza y/o energía personal.
  • Alto grado de paciencia.
  • Capacidad de comunicación verbal.

Ser alguien reconocido en la población

El presunto candidato deberá ser persona conocida por su trabajo, profesión o por cualquier otra causa, haber sido deportista de élite o ser una personalidad reconocida a nivel nacional o incluso local en cualquier campo o sector, sea de la índole que fuere.

Disponer de dinero o saberlo encontrar

Si no se dispone de dinero, hay que saber buscarlo a través de los adictos o interesados locales con potencial económico, dispuestos a colaborar, o también a través de los componentes del equipo que conforman la candidatura.

Grandes dosis de autoconfianza

Hay que tener ánimo y confianza en las posibilidades; diríamos que hay que disponer de un espíritu de triunfo y mantenerlo durante toda la campaña.

Habilidad

Se precisa para conquistar a los votantes, negociar y pactar, saber nadar y flotar.

Fortaleza y energía personal

Una campaña mantenida a todo tren agota a cualquiera. La campaña obliga a moverse, estar en todas partes, mantener un estado de representación permanente.

Alto grado de paciencia

Desde luego, para ascender en la vida (movilidad social) hay que estar dispuesto a aguantar muchas veces, y en política no podría ser menos. Desde el insulto personal a la más cruda acusación, todo es válido en el juego político.

Capacidad de comunicación verbal

Es importante partir de una buena comunicación verbal, es decir, saber hablar en público, saber expresarse y, lo más importante, saber comunicar a los demás lo que se quiere decir.

La sensibilidad y el talento son también cualidades personales que debe presentar el presunto político, una sensibilidad basada en la firmeza y la intuición y, naturalmente, el talento mejor entendido como inteligencia.

La impulsividad, la turbulencia, el histrionismo, la imprecisión, la pobreza, la intimidad y la dureza de piel son las condiciones orgánicas elementales de un genio político, pero claro está, poseer estas condiciones para ser un político de genio requiere otro ingrediente esencial: intuición histórica.

Incompatibilidades

El tema no es insalvable porque siempre se puede renunciar al cargo que se detenta para que luego la gestión pública resulte cristalina. Lo importante es que no coincidan mundos que deben permanecer independientes.

Actitud abierta

Si a la salud física la hemos considerado uno de los aspectos básicos que debe poseer el aspirante a político o profesional, bueno será que tenga también presente el estado en que se encuentra su apertura mental.

Corresponde citar una serie de reglas prácticas que pueden ayudar al candidato a conservar su apertura mental:

  1. Todo candidato debe mantener una relación de plena confianza al menos con otra persona.
  2. El candidato debe tener siempre muy claras cuáles son sus motivaciones fundamentales para presentarse a la elección y saber racionalmente cuáles son sus auténticas posibilidades.
  3. La salud física es una de las características imprescindibles que debe poseer el candidato, entre otras cosas, porque constituye el fundamento de su apertura mental.
  4. El candidato debe procurarse tiempo suficiente para el descanso.
  5. El candidato debe adoptar una aptitud objetiva, en lo posible, frente a los problemas que afectan directamente a su persona que son, en una campaña electoral, prácticamente todos, ya que todos les rodean de forma muy directa.

Condiciones personales

El candidato deberá poseer las siguientes disposiciones naturales:

  • Tener una memoria profunda, capaz de citar y referir cada y cuando fuera necesario el año, mes, día, hora, minuto, persona y sujeto que tal cosa hizo o que tal cosa dijo.
  • Estar dotado principalmente del don de la palabra, tener la facilidad de hablar mucho en poco tiempo, con claridad, con ligereza, y con charla seductora.
  • Tener un carácter, complexión o temperamento flemático, o sea, estar dotado de serenidad.
  • Tener conocimiento de todos los idiomas. Se necesita un particular tino para hablar a cada uno en su lenguaje. Se debe decodificar al receptor en sus términos.
  • Disponer de viveza natural; se necesita estar al corriente de los usos y costumbres del día; se necesita saber de memoria algún trozo de cualquier cita de alguien considerado importante para el receptor.

Estrategias para la promoción personal

Para ser candidato es necesario, entre otras cosas, ser una persona medianamente conocida y poder ser reconocida en la población.

Si disponemos de tiempo por delante, este mínimo flexible podemos llegar a conseguirlo preparando un plan de promoción personal y llevándola a la práctica.

No existen reglas fijas para lograr este objetivo puesto que, entre otras cosas, depende de la profesión del candidato y del alcance, poder y prestigio que le proporciona su diaria labor, pero sí podemos ofrecer algunas recomendaciones al respecto.

Para conseguir, o mejorar, la imagen personal entre nuestros ciudadanos, aconsejamos:

  1. Analizar todo nuestro historial personal, familiar y profesional.
  2. Seleccionar lo vendible del mismo.
  3. Estudiar la forma de dar a conocer nuestros logros entre los ciudadanos.
  4. Participar lo más vivamente posible en todo tipo de actividad ciudadana.
  5. Establecer un plan de actuación en cuanto a temas y en cuanto al tiempo de realización: programar.

El Programa

Nuestra oferta al electorado, lo que le presentamos y aquello que le ofrecemos forma parte del programa. Existen tres propuestas concretas que ayudan a conseguir el voto del electorado: los beneficios que se consiguen, las expectativas y las simpatías sinceras.

En un programa deben situarse en primer lugar los problemas económicos, sociales y de calidad de vida que son los que reflejan los actuales requerimientos de la mayoría de los ciudadanos.

En otro orden de cosas, y por lo general, el valor del hombre o la mujer candidato está por encima del valor del partido en la población respectiva.

El carisma del hombre-político, o de la mujer-política radica en confundirse sinceramente con la gente de la calle, tener su despacho abierto a todos y si no vienen al despacho salir a buscarlos a la calle.

La Campaña

El modus operandi dista de construir un planteamiento científico para trasladar las opciones a una serie de recomendaciones prácticas a saber:

  • Hay que establecer negociaciones previas, buscar compromisos entre hombres políticos.
  • Hay que llegar a acuerdos concretos.
  • Buscar el contacto directo, conseguir la inmersión total en la población.
  • Disponer de un buen eslogan que tenga un significado inmediato y una sencilla retención.
  • Preparar una serie de acciones dentro del amplio concepto de la propaganda buscando los medios y soportes más eficaces: Promoción, Relaciones Públicas, Publicidad.
  • Contacto directo con los indiferentes, incluso con los opositores, aunque si estos últimos al carácter de opositor se le une el de rival incompatible, es mejor no acercarse para no perder el tiempo.
  • No hay que olvidar a los indecisos o desorientados, a los que se les debe destinar un esfuerzo no solo de información sino de formación de su decisión política.
  • Saber qué posición debe adoptarse en cada problema político concreto, procurando depender lo imprescindible del partido, a no ser que se presente uno como independiente.

La Competencia

Es necesario analizar los antecedentes electorales de los demás candidatos, los partidos, sus programas y sus contenidos y, principalmente, sus datos objetivos personales, detalle éste último de singular importancia inversamente proporcional al tamaño o número de habitantes de la población en cuestión. Los datos objetivos personales lo constituyen: sexo, edad, profesión, historial político, nivel de opinión que se tome de él, impresión personal superficial, influencia sobre los demás, simpatía, brillantez, apariencia, inteligencia, habilidad, oratoria, sinceridad, comunicación, convicción, seriedad, dinamismo, estilo, presencia de la familia, indumentaria, acompañantes, medios promocionales y de propaganda que utilice, los beneficios que presente para cada tipo de público, etc.

Control

Es de fundamental importancia efectuar un control permanente, es decir, diario, de todas las acciones que se desarrollan durante la campaña, con el fin de corregir estrategias, elecciones o propuestas en función de la relación del electorado y la competencia.

El Debate Televisivo

Los televidentes pueden dejarse cautivar por una frase, por una promesa, por una mirada o por un gesto, por una mejor réplica o por otra más recurrente.

Lo que el candidato debe es transmitir confianza, imponer pragmatismo, puesto que lo que el ciudadano quiere son realidades, saber identificar las preocupaciones y los problemas más concretos del electorado, idear soluciones atractivas y, sobre todo, viables que muevan a la gente a votar.

La Televisión

La televisión es el medio de persuasión por preferencia. Hace posible en cualquier caso una intimidad no habitual con el candidato. Y esa intimidad es la que da paso libre a técnicas razonadoras y persuasivas. Es una intimidad que permite dirigirse a multitudes inmensas y que permite un tono especialmente apto para la persuasión.

Cuanto mayor es la obstinación con que un hombre intenta una cosa, mejor ha de saber ocultarlo. La televisión exige ingenio meloso, ironía, reticencia. El político en televisión no puede pronunciar un discurso, debe enfrascarse en una conversación íntima.

La televisión es útil al político capaz de ser atractivo y hasta que carece de ideas. Lo que los espectadores anhelan captar es su personalidad. No ha de ser un hombre de Estado y un cruzado, solo ha de exhibirse a tiempo.

El Mensaje Audiovisual

El telespectador o el oyente mantiene una actitud muy crítica ante el mensaje y su atención se desvía fácilmente si algo no se le hace atractivo y accesible.

El mensaje en los medios electrónicos debe adaptarse a las siguientes condicionantes para ser eficaz y comprensible para la audiencia:

  • Siempre que se habla se ha de adoptar un tono similar al que se mantiene en una reunión con amigos, evitar el tono solemne.