Estrategias Didácticas Efectivas para la Enseñanza de la Ortografía
Estrategias Didácticas para el Dictado y la Enseñanza de la Ortografía
Pautas didácticas para realizar un dictado
El dictado es uno de los ejercicios más utilizados en la clase de lengua. Se trata de un ejercicio completo, práctico y útil que no solo supone una práctica de la ortografía, sino que contiene los siguientes elementos comunicativos:
- Lectura en voz alta: necesaria para dictar.
- Comprensión lectora: porque es difícil escribir una palabra o recordar un segmento si no se comprende.
Es una técnica dinámica en la que el alumno está activo y practica las habilidades lingüísticas (escucha, comprende y escribe).
Pautas didácticas para realizar un dictado:
- Explicar el tema del dictado, de dónde se ha extraído el fragmento y el tipo de texto, y comprobar que los alumnos se sitúan y son capaces de entenderlo.
- Leer el texto una vez a velocidad normal. Los alumnos tienen que escuchar y no pueden escribir. Comprobar que entienden el texto globalmente.
- Leer segmentos del texto a velocidad normal con una pausa intercalada, 2 o 3 veces para que los alumnos entiendan y tengan tiempo de apuntarlos. Es mejor haber segmentado previamente el texto en fragmentos breves para dictar.
- Releer el texto completo otra vez para que los alumnos puedan confirmar palabras dudosas, o si es necesario, colocar en el texto algún signo de puntuación. Hay que dejar tiempo al final para que los alumnos hagan las correcciones necesarias.
- Pedir a los alumnos que lean el texto de forma silenciosa.
- Pedir a los alumnos que comparen y comenten el dictado en pequeños grupos.
- Dar la versión correcta del texto y pedir a los alumnos que corrijan los errores con un color distinto.
Principios didácticos para la enseñanza de la ortografía
Las actividades para trabajar la ortografía deben estar encaminadas desde un enfoque comunicativo: potenciando la revisión textual, la autocorrección, los juegos del lenguaje, la deducción de normas, etc. Hay que entender la ortografía como un subproceso en la producción de textos, por lo que es necesario incluir la enseñanza ortográfica como una instancia de reflexión sistemática durante los procesos de revisión de los escritos en contextos comunicativos.
Principios didácticos para la enseñanza de la ortografía:
Hay que considerar dos factores: en primer lugar, que lo que se enseña al alumnado sea motivador y, en segundo lugar, que los conocimientos que se imparten se integren en la experiencia del educando de un modo global. Si aplicamos estos dos principios a la enseñanza de la ortografía en la escuela, diremos que el profesor:
- Debe mostrar al alumno la necesidad de conseguir el dominio del código gráfico, descubriéndole su función y motivándole para que se convierta en un sujeto activo del aprendizaje.
- No puede separar la enseñanza de la ortografía de la lengua escrita. Para el niño, sólo tendrá sentido aprender ortografía si ésta es un instrumento para escribir textos que sean leídos, y que por lo tanto tenga una función.
- Debe de dotar a la ortografía del carácter comunicativo, por eso hay que contextualizar las palabras y utilizar textos.
- Tiene que favorecer la inducción de las reglas y la autocorrección, hay que fomentar la autonomía, facilitando a los aprendices los materiales de consulta fácil y ayudándoles a adquirir el hábito de consultar el diccionario.
- Debe intervenir a lo largo del proceso, ofreciendo al alumno la posibilidad de comentar dudas y teniendo acceso a material diverso que le permite resolver dudas sin depender del docente.
- Plantear actividades de tipo inductivo y de tipo deductivo. Es una manera de variar los ejercicios de ortografía.
- La pronunciación (la fonética) y la memoria visual. Los ejercicios de pronunciación combinan la audición, la discriminación y la producción, y son una base imprescindible sobre todo para los casos de ortografía natural, que comprende las normas de correspondencia sonido-grafía.
- No copiar las palabras con errores.
Conclusión:
El dominio de la ortografía sólo se consigue con el hábito de la lectura asidua, la consulta del diccionario y la práctica de la expresión escrita. Nadie llega a dominar la ortografía del número infinito de palabras de una lengua. Sólo con el uso real y práctico de la escritura se consolidan los conocimientos y se fijan las normas en la memoria.