Empatía, escucha activa, mostrar acuerdo parcial

Escucha activa:


Escuchar es la capacidad de captar, atender e interpretar los mensajes verbales y otras expresiones, como el lenguaje corporal o la cadencia de la voz. Al escuchar se deduce, se comprende y se da sentido a lo que se oye, es decir, se le añade significado al sonido

es un proceso que demuestra al hablante que el oyente le ha entendido. También se conoce como comunicación bidireccional, precisando la información recibida, solicitando aclaraciones y comprobando que el oyente ha entendido. Permite que las personas sean conscientes de los procesos intelectuales y emocionales que forman parte del circuito comunicativo. Escuchar y entender bien ka comunicación, desde el punto de vista de quien habla. Escuchar bien y con  cuidado lo que dice el interlocutor. Ser conscientes de lo que se nos esta diciendo y demostrar al interlocutor que recibimos su mensaje.

Los elementos que  promueven  una escucha activa y eficaz son, entre otros: La disposición psicológica, una preparación interior para escuchar, observar al otro, identificar el contenido de lo que dice, los objetivos y los sentimientos. Manifestación, a través de la comunicación no verbal (gestos, mirada…) y verbal (pequeñas afirmaciones: “claro”, “umm”…), que se le está prestando atención y se comprende lo que está oyendo

Hay otros elementos que pueden perjudicar  la escucha activa, por lo que se debe: Evitar la distracción, porque distraerse es fácil en determinados momentos. Al inicio de la conversación, la curva de la atención se inicia en un punto muy alto, disminuye a medida que el mensaje continúa, volviendo a ascender cuando el mensaje está finalizando. No interrumpir al que habla ni juzgar o criticar. No rechazar lo que el otro esté sintiendo en ese momento con expresiones como “no te preocupes, no pasa nada” No cortar la conversación de la otra persona para comenzar a relatar “tu historia” porque piensas que tiene relación con lo que estás escuchando. No contraargumentar, es decir, si la otra persona está diciendo “me siento mal”, no responder “y yo también”. Evitar el “síndrome del sabelotodo”. Es imposible tener una solución al problema que está argumentando una persona si aún no ha terminado de relatarlo.

Principales barreras de la escucha activa son


La  falta de atención y el  egocentrismo.  En numerosas ocasiones, no se le presta la atención suficiente al interlocutor. Mientras habla, se suele pensar en la respuesta que se le va a dar. El  estrés,  las preocupaciones, el cansancio y la fatiga actúan también como barreras de la escucha activa.
En el día a día, a través de los distintos medios de comunicación, se recibe una incesante cantidad de información. Esto provoca la saturación y para evitarla, de manera inconsciente o consciente, se establecen filtros para dichas informaciones. La escucha selectiva  es otra barrera a tener en cuenta. Ésta supone que el esfuerzo realizado para comprender las informaciones transmitidas serán más grandes si provocan interés o simplemente gustan. Los  prejuicios  y las suposiciones preconcebidas ejercen una gran barrera a la comunicación. Muchos estudios sobre la comunicación exponen que los individuos escuchan, ven y sienten las cosas según su propia personalidad, sus emociones y sus prejuicios. En muchas ocasiones, cuando alguien habla, se piensa en lo que intenta decir desde la propia interpretación. Las  emociones y los  sentimientos que tenemos antes de escuchar actúan igualmente como barreras. Las emociones pueden llegar a bloquear la escucha. Existen otra serie de barreras que impiden la escucha activa, como son el ruido , la falta de iluminación y el espacio  reducido

¿Cómo afrontar las barreras de la escucha activa?
Este es un punto a tener muy en cuenta en la educación infantil. Hay que enseñar a los alumnos a comportarse como un buen oyente mediante la creación de hábitos. Que sean capaces de identificar las barreras y de esforzarse en superarlas. Los principales consejos para superar las barreras de la escucha activa son: Procurar que se den las condiciones ambientales necesarias en cuanto a eliminación de ruidos y con iluminación suficiente que permita una comunicación efectiva. Alejar la mente las preocupaciones, los prejuicios, los estereotipos, las suposiciones preconcebidas y las emociones negativas. Aumentar la capacidad de atención.

CarácterÍSTICAS DEL RECEPTOR PERFECTO


Adoptar una actitud activa y tener curiosidad. Mirar al emisor y descubrir sus objetivos y propósitos. Sentir el estado de ánimo de la persona que nos habla. Ser objetivo, concentrarse y escuchar lo que dice una persona distinta de nosotros mismos. Conectar con la intencionalidad del receptor y comprender su mensaje y su manera de ver las cosas. Pensar en la información y repetirla interiormente, así como construir una imagen mental de lo que se nos dice. Descubrir en primer lugar la idea principal y, a continuación, las ideas secundarias. Hablar cuando la otra persona haya finalizado.

Habilidades comunicativas para la escucha activa


Estas habilidades son: Mostrar empatía Escuchar activamente las emociones de otra persona es tratar de “ponerse en su lugar” y entender sus motivos. Significa no sólo escuchar sus palabras, sino fundamentalmente escuchar sus sentimientos y emociones, haciéndole saber que se intenta comprender lo que siente. No se trata de mostrar alegría, ni simpatía y menos cuando se trata de asuntos serios. Parafrasear Significa decir con las propias palabras lo que nos parece que la otra persona acaba de decir. No es una simple repetición de lo oído, aunque a veces coincidan la mayoría de las palabras. Es una actividad que ayuda a comprender lo que está diciendo el interlocutor, permitiendo comprobar si realmente se está entendiendo o se está malinterpretando. Emitir palabras de refuerzo o cumplidos Se dicen cosas que suponen un halago para la persona que habla, o que refuerzan su discurso si se transmite conformidad, es decir, si se aprueba y comprende lo que se acaba de decir.

La comunicación es el acto de transmisión de conocimientos, sentimientos… La escucha hace posible la comprensión de dicha información. Oír es un acto que pertenece al orden fisiológico, dentro de las sensaciones. Escuchar pertenece al orden interpretativo, a la comprensión del lenguaje. La escucha activa es aquella que representa un acto de voluntad y esfuerzo físico y mental para obtener con atención la totalidad del mensaje, descifrando el significado correcto del mismo. La falta de atención, el estrés, la escucha selectiva, los prejuicios, las emociones y los sentimientos suponen barreras para la escucha activa.

Proceso de escucha activa:


identificar sentimientos (lo que se dice, lenguaje no verbal, como se dice)—verificar interpretación de sentimientos (preguntar)— estimular dialogo, conectar con el interlocutor ——posponer dialogo para un momento posterior.

Atender: contacto visual y postura de interés. Proveer un ambiente libre de distracciones. Ofrecer la oportunidad de hablar. Seguir: hacer preguntas abiertas, usar expresiones que estimulen al otro a hablar “SI”. Hacer preguntas  que se relacionen con emociones ¡que sientes?. No opinar. Reflejar: reflejar empatía “comprendo que te sientas”. Parafrasear. Reflejar sentimientos. Reflejar el significado (vincular sentimientos con contenido y contexto)