El sujeto aprehende al objeto

LA POSIBILIDAD DEL CONOCIMIENTO

1. El dogmatismo

Entendemos por dogmatismo (de δόγμα = doctrina fijada) aquella posición epistemológica para la 

cual no existe todavía el problema del conocimiento. El dogmatismo da por supuesta la 

posibilidad y la realidad del contacto entre el sujeto y el objeto. Es para él comprensible de suyo 

que el sujeto, la conciencia cognoscente, aprehende su objeto. Esta posición se sustenta en una 

confianza en la razón humana, todavía no debilitada por ninguna duda.

 

2. El escepticismo

Extrema se tangunt. Los extremos se tocan. Esta afirmación es también válida en el terreno 

epistem

ológico. El dogmatismo se convierte muchas veces en su contrario, en el escepticismo (de σχέπτεσvαι = cavilar, examinar). Mientras aquél considera la posibilidad de un contacto entre el sujeto y el objeto, como algo comprensible de suyo, éste la niega. Según el escepticismo, el sujeto no puede aprehender el objeto. El conocimiento, en el sentido de una aprehensión real del objeto, es imposible según él. Por eso no debemos pronunciar ningún juicio, sino abstenernos totalmente de juzgar.

 

 

3. El subjetivismo y el relativismo

El escepticismo enseña que no hay ninguna verdad. El subjetivismo y el relativismo no van tan 

lejos. Según éstos, hay una verdad; pero esta verdad tiene una validez limitada. No hay ninguna verdad 

universalmente válida. El subjetivismo, como ya indica su nombre, limita la validez de la verdad al sujeto 

que conoce y juzga. Éste puede ser tanto el sujeto individual o el individuo humano, como el sujeto 

general o el género humano. En el primer caso tenemos un subjetivismo individual; en el segundo, un 

subjetivismo general. Según el primero, un juicio es válido únicamente para el sujeto individual que lo 

formula. Si uno de nosotros juzga, por ejemplo, que 2 x 2 = 4, este juicio sólo es verdadero para él desde 

el punto de vista del subjetivismo; para los demás puede ser  falso. Para el subjetivismo general hay 

verdades supraindividuales pero no verdades universalmente válidas. Ningún juicio es válido más que para 

el género humano. El juicio 2 x 2 = 4 es válido para todos los individuos humanos; pero es por lo menos

 

5. El criticismo

El subjetivismo, el relativismo y el pragmatismo son, en el fondo, escepticismo. La antítesis de 

éste es, como hemos visto, el dogmatismo. Pero hay una tercera posición que resolvería la antítesis en 

una síntesis. Esta posición intermedia entre el dogmatismo y el escepticismo se llama criticismo (de 

χρίνειν = examinar). El criticismo comparte con el dogmatismo la fundamental confianza en la razón 

humana.

 

 L ORIGEN DEL CONOCIMIENTO

 

Si

 formulamos el juicio: «el sol calienta la piedra», lo hacemos fundándonos en determinadas p

 

ercepciones. Vemos cómo el sol  ilumina la piedra y comprobamos tocándola que se calienta p

 

aulatinamente. Para formular este juicio nos apoyamos, pues, en losdatos de nuestros sentidos 

 

‐la vista y el tacto‐ o, dicho brevemente, en la experiencia.

 

Pero nuestro juicio presenta un elemento que no está contenido en la experiencia. Nuestro juicio 

no dice meramente que el sol ilumina la piedra y que ésta se calienta, sino que afirma que entre estos 

 

dos procesos existe una conexión íntima, una conexión causal. 

 

1. El racionalismo

La posición epistemológica que ve en el pensamiento, en la razón, la fuente principal del 

conocimiento humano, se llama racionalismo (de ratio = razón). Según él, un conocimiento sólo merece, 

 

en realidad, este nombre cuando es lógicamente necesario y universalmente válido. Cuando nuestra 

 

razón juzga que una cosa tiene que ser así y que no puede ser de otro modo; que tiene que ser así, por 

 

tanto, siempre y en todas partes, entonces y sólo entonces nos encontramos ante un verdadero 

 

conocimiento, en opinión del racionalismo. Un conocimiento semejante se nos presenta, por ejemplo, 

 

cuando formulamos el juicio «el todo es mayor que la parte» o «todos los cuerpos son extensos». En 

 

ambos casos vemos con evidencia que tiene que ser así y que la razón se contradiría a sí misma si 

 

quisiera sostener lo contrario. Y porque tiene que ser así, es también siempre y en todas partes así. Estos 

 

juicios poseen, pues, una necesidad lógica y una validez universal rigurosa.

 

2. El empirismo

El empirismo (de έμπειρία = experiencia) opone a la tesis del racionalismo (según la cual el 

pensamiento, la razón, es la verdadera fuente del conocimiento) la antítesis que dice: la única fuente del 

 

conocimiento humano es la experiencia. En opinión del empirismo, no hay ningún patrimonio a priori de 

 

la razón. La conciencia cognoscente no saca sus contenidos de la razón, sino exclusivamente de la 

 

experiencia. El espíritu humano está por naturaleza vacío; es una tabula rasa, una hoja por escribir y en 

 

la que escribe la experiencia. Todos nuestros conceptos, incluso los más generales y abstractos, 

 

proceden de la experiencia.

 

3. El intelectualismo

El racionalismo y el empirismo son antagónicos. Pero donde existen antagonistas no faltan, por 

lo regular, intentos de mediar entre ellos. Uno de estos intentos de mediación entre el racionalismo y el 

 

empirismo es aquella dirección epistemológica que puede denominarse intelectualismo. Mientras el 

 

racionalismo considera el pensamiento como la fuente y la base del conocimiento y el empirismo la

 

experiencia

 

b) El idealismo 


La palabra idealismo se usa en sentidos muy diversos. Hemos de distinguir principalmente entre 

idealismo en sentido metafísico e idealismo en sentido epistemológico. Llamamos idealismo metafísico a 

la convicción de que la realidad tiene por fondo fuerzas espirituales, potencias ideales. Aquí sólo hemos 

de tratar, naturalmente, del idealismo epistemológico

 

c) El fenomenalismo 

En  la  cuestión  del  origen  del  conocimiento  se  hallan  frente  a  frente  con  toda  rudeza  el 

racionalismo y el empirismo; en la  cuestión de la  esencia del conocimiento, el realismo  y el idealismo. 

Pero tanto en este como en aquel problema se han hecho intentos para reconciliar a los dos adversarios.