El banco central la política monetaria y la inflcion

El sesgo inflacionista qué pasa cuando, en la gestión de las políticas de estabilización (=de gestión de la demanda agregada), interfieren objetivos que pueden entrar en conflicto con el de la estabilidad de precios. Esto es lo que ocurriría en el caso de un banco central no independiente, sino sometido a los dictados del gobierno (es decir, un banco central previo a los 80-90 del Siglo XX), que puede tener interés en usar la política monetaria para otros fines distintos a la estabilidad de precios,

producen ineficiencias en la gestión de las políticas de estabilización. Así, este análisis nos ayudará a entender porqué la independencia del banco central se ha convertido en la principal fórmula de diseño institucional en las últimas décadas.

El banco central no es independiente, con lo que, en última instancia, es el poder político el que gestiona las políticas de estabilización. El criterio que sigue es el de minimizar una función de preferencias sujeto a una curva de Phillips, tal como sigue: MIN L=(yye-k)2+b(ppT)2.

lo que supondremos en la mayor parte del tema es que L es una función de preferencia social, siendo ye+k y p Tlos niveles óptimos de, respectivamente, la renta y la inflación, mientras que β representa el peso relativo de la inflación y la renta en las preferencias sociales. también pueden existir intereses electoralistas que interfieren con el interés general y que pueden suponer un incentivo para aplicar políticas expansivas en épocas de elecciones que aumente temporalmente el empleo por encima del de equilibrio y dé una sensación de buena marcha de la economía. , lo relevante para obtener los resultados de este modelo es que el gestor de política tenga objetivos que entren en conflicto con la estabilidad de precios.

El sesgo inflacionista


a)

Expectativas adaptativas

Supongamos ahora que el banco central anuncia que va a mantener la inflación a su nivel objetivo.
el público se lo cree y que en los sucesivos períodos las expectativas son adaptativas (plena inercia inflacionista, , t=1, 2, …).

B)Expectativas racionales+información perfecta

Al formar expectativas, lo que desea un agente económico es no equivocarse. Así, cabe plantearse, ¿qué inflación cabe esperar, de tal forma que se tenga la seguridad de que estas expectativas no van a ser defraudadas?; es decir, ¿qué inflación hay que esperar para que el gestor de política pierda los incentivos a aplicar una política más inflacionista que la esperada? Ya sabemos, por el análisis con expectativas adaptativas, que si se espera una inflación pt, el  gestor de política tiene incentivos a aplicar políticas con consecuencias más inflacionistas que las esperadas. caso de agentes racionales y perfectamente informados, p^e =p^e desde el primer período.

El modelo de política monetaria, con variables aleatorias. La curva de Taylor

La curva de Taylor completa lo que se ha visto en la carrera acerca de los trade-off entre inflación y renta (empleo, desempleo) a los que se enfrenta el gestor de las políticas de estabilización.

Así, la teoría macroeconómica estándar nos dice que, aunque a corto plazo existe un trade-off entre inflación y nivel de actividad económica, este trade-off no existe a medio plazo.

sí que existe un trade-off a medio plazo entre la volatilidad de la inflación y la volatilidad de la renta (empleo, desempleo). A este trade-off se le conoce como curva de Taylor.

El fundamento de este trade-off se puede explicar en términos sencillos: los shocks de oferta son fuente de volatilidad macroeconómica; el gestor económico puede repartir esta volatilidad entre la inflación y la actividad económica. Para una volatilidad exógena dada, si el gestor económico quiere una inflación más estable, tendrá que ser a costa de una renta (empleo, desempleo) más inestable, y viceversa.

De la curva de Taylor cabe decir:

1. Puede tener distintas posiciones en momentos históricos distintos: hay períodos donde los shocks son más frecuentes y/o más intensos y otros en los que hay menos inestabilidad exógena.


Carácterísticas de un banco central independiente un banco central independiente se define: aintiinflacionista, independiente, “largoplacista” y conservador.

Antiinflacionista


El problema del sesgo inflacionista surge de priorizar, en el manejo de la política monetaria, objetivos de política que tienden a aumentar la inflación. El objetivo primordial del SEBC será mantener la estabilidad de precios. Sin perjuicio de dicho objetivo, el SEBC apoyará las políticas generales en la Comunidad con miras a contribuir a los objetivos de la Comunidad

Ii) Independiente del poder político


La independencia del banco central está en parte garantizada por la existencia de un mandato explícito de control de la inflación, tal como se explica en el punto anterior. Este mandato legal ayuda al banco central a sustraerse de la influencia del gobierno para que priorice otros objetivos que entren en conflicto con la estabilidad de precios. La independencia del banco central se ve también reforzada cuando la ley establece explícitamente que el banco central es autónomo en sus decisiones y cuando establece la dedicación exclusiva de los miembros del consejo de gobierno del banco central. Así, para el BCE: La independencia del banco central también se ve favorecida cuando la ley le protege explícitamente de las posibles presiones del gobierno para monetizar el déficit público. La prohibición de monetización busca asegurar que la política monetaria estará determinada por la consecución del objetivo de estabilidad de precios sin interferencia de un posible objetivo de cobertura de las necesidades financieras del Estado.No obstante, esta prohibición de monetización tiene que ser compatible con la necesidad, por parte del banco central de comprar y vender deuda pública en los mercados secundarios, ya que éste es un instrumento fundamental para mantener el control del tipo de interés

Iii) Largoplacista


La estabilidad de precios, por tanto, requiere una actitud largoplacista que contribuya a resistir la tentación de aplicar políticas inflacionistas con beneficios sólo a corto plazo.La propia independencia contribuye a aislar la política monetaria de un factor que tiende a hacer que el gobierno se fije demasiado en el corto plazo, esto es, el ciclo electoral y, concretamente, la inminencia de las elecciones. Además, contribuye a esta visión largoplacista el que la duración de los cargos en consejo de gobierno del banco central sea elevada, preferentemente, superior a los cuatro años: de esta manera se evita una sincronía entre la alternancia de partidos políticos en el poder y la alternancia de los cargos en el banco central.

Iv) Conservador


La ley siempre es interpretable y difícilmente puede blindar con un 100% de seguridad la independencia del banco central. Así, la personalidad de las figuras claves de un banco central, especialmente el gobernador, y su firmeza en la consecución de la estabilidad de precios, son muy importantes de cara a asegurar la independencia y el carácter antiinflacionista de la autoridad monetaria. Por tanto, en aquellas economías en las que se desea especializar a la política monetaria en la consecución de la estabilidad de precios, es un rasgo típico que se ponga al frente del banco central a personas especialmente aversas a la inflación.


Ventajas e inconvenientes de la independencia del banco central


Un banco central independiente puede evitar el sesgo inflacionista al subordinar cualquier otro objetivo de política monetaria al de la estabilidad de precios. Un banco central independiente que es capaz de renunciar a cualquier objetivo que sea incompatible con la estabilidad de precios. Es decir, un banco central con k=0, Si la independencia del banco central es totalmente creíble, con expectativas racionales los agentes privados esperarán una inflación igual al objetivo, con lo que, el banco central confirmará estas expectativas eligiendo una brecha de producción cero, siempre que no tenga lugar ningún shock:
El valor tendencial o promedio de la inflación será πty el sesgo inflacionista será cero.

pero puede responder de forma inadecuada a los shocks si está gestionado por personas más aversas a la inflación que el resto de la sociedad.

 banco central independiente suele estar dirigido por personas especialmente aversas a la inflación. Es decir, un banco central independiente suele ser también un banco central conservador, es decir, con un valor de b superior al de las preferencias sociales, Podemos mostrar que este factor implica que, en presencia de shocks de oferta, el banco central va a hacer recaer el shock más en la actividad económica y menos en la inflación de lo que desearía la sociedad. También suponemos que el valor de β del banco central es mayor que el de la sociedad. Esto hace que su MR sea más plana que la que se derivaría de una política monetaria gestionada por un gobierno siguiendo las preferencias sociales, cuando tienen lugar shocks de oferta, el banco central conservador hace una distribución de la volatilidad entre la renta y la inflación distinta a lo que desea la sociedad, concretamente, tiende a preservar la estabilidad de la inflación a costa de una renta más inestable de lo que desea la sociedad.

Aún así, la independencia del banco central reduce una fuente de volatilidad: los ciclos políticos

Hablamos de ciclos políticos para referirnos a las fluctuaciones económicas ligadas los procesos políticos de cambio de gobierno. En los sistemas democráticos, los ciclos políticos irán ligados a las elecciones.Dos posibles razones que pueden hacer que las elecciones democráticas den lugar a fluctuaciones en las variables macroeconómicas. La primera tiene que ver con los incentivos a utilizar la política monetaria para incidir en las probabilidades de reelección, mientras que, de acuerdo con la segunda, la mera alternancia de partidos con ideologías diferentes hace que la política monetaria genere fluctuacioneslos partidos políticos no se mueven por la búsqueda del máximo bienestar general, sino que sus preferencias están sesgadas en favor de un grupo de la población. Esto les lleva a tener preferencias distintas en relación al peso que conceden a la inflación y al desempleo. Cíclicas. Hay un partido, que vamos a denominar de izquierdas, que concede un mayor peso al desempleo que a la inflación, mientras que el otro partido, de derechas, otorga una mayor importancia a la inflación que al desempleo. Una situación de relativo bajo desempleo y relativamente elevada inflación mejora el bienestar de las clases de menor poder adquisitivo. En cambio, las clases de elevado poder adquisitivo dan mayor prioridad a la lucha contra la inflación que a la reducción del desempleo.


Supongamos que el gobierno gestiona la política monetaria y no hay shocks de oferta. Supongamos también que las expectativas de inflación se forman racionalmente, conociendo las preferencias de ambos partidos. Estamos ante la proximidad de unas elecciones cuyo resultado es incierto: no sabemos si las va a ganar un partido de izquierdas o uno de derechas. En esta circunstancia, ¿qué nivel de inflación van a esperar los agentes económicos?. Si el público supiera que el partido de la izquierda iba a ganar con total seguridad, esperaría una inflación elevada. Si supiera que va a ganar la derecha, esperaría una inflación reducida. De esta manera, la curva de Phillips a corto plazo con la que se encontrará el partido ganador se hallará entre las dos anteriores. Dará lugar a que la victoria del partido de la izquierda se vea seguida de una expansión económica, mientras que si el partido de la derecha gana, iniciará su legislatura con una recesión. Estos movimientos en el desempleo y el crecimiento económico, sin embargo, serán temporales, por cuanto, a medida que se vuelvan a negociar los salarios nominales, el crecimiento de los mismos se revisará al alza o a la baja, en función de que el partido que haya ganado las elecciones sea el de la izquierda o el de la derecha, respectivamente, desapareciendo así los efectos reales. Entre otras, sus predicciones son que: un cambio de izquierda a derecha es seguido por una recesión y una elevación en el desempleo; sin embargo, una vez que se han reducido las expectativas de inflación, volvemos al equilibrio a medio plazo. La inflación baja a medida que transcurre la legislatura. Un cambio de derecha a izquierda es seguido por una aceleración de la inflación, una mayor tasa de crecimiento y una caída en el desempleo. Una vez ajustadas las expectativas, volvemos al equilibrio a medio plazo, pero la inflación permanece en un nivel elevado. Pues bien, dada la existencia de estos ciclos políticos, se argumenta que si otorgamos independencia al banco central, entonces evitaremos que se produzcan cambios en el manejo de la política monetaria asociados a los procesos electorales, contribuyendo de esta manera a una mayor estabilidad económica. Por esta vía, la independencia del banco central contribuye a reducir las fluctuaciones económicas

El largoplacismo puede evitar el sesgo inflacionista cuando hay una equiparación de objetivos entre estabilidad de precios y pleno empleo.

la preocupación por la reputación antiinflacionista puede ser suficiente como para evitar el sesgo inflacionista. El concepto de reputación es muy similar al de credibilidad. El matiz que lo diferencia es que el concepto de reputación hace referencia a la opinión o consideración que se tiene de uno como consecuencia del comportamiento pasado.

El argumento principal de esta sección es que el miedo a labrarse una mala reputación en el control de la inflación puede inducir a un gestor de política a renunciar a explotar el trade-off a corto plazo entre inflación y renta (empleo, desempleo), a pesar de que la inflación sea baja. El público puede percibir este rasgo de los incentivos del gestor de política, en cuyo caso confiarán en que la inflación sea baja. Así, es posible alcanzar un equilibrio sin sesgo inflacionista a pesar de que k  sea positivo.