Educación Superior y Desarrollo Humano Sustentable en América Latina: Retos y Compromisos Universitarios
Hacia un Nuevo Paradigma: Desarrollo Humano Sustentable
La experiencia histórica del desarrollo, y particularmente la crítica a su identificación con el crecimiento económico, abrió el camino a la emergencia del “desarrollo humano sustentable” como nuevo paradigma (Bertoni et al., 2011), en el cual confluyen dos nociones fundamentales.
En la perspectiva de Sen (2000), el desarrollo humano puede ser definido como un proceso que incluye las oportunidades de disfrutar de una vida larga y saludable, con un nivel de vida decente, libertad política, derechos humanos garantizados y acceso al conocimiento.
La degradación ambiental daña la calidad de vida de muchísima gente, provoca cada año un número creciente de víctimas y amenaza con una catástrofe climática cuyas manifestaciones iniciales son ya visibles, por lo cual finalmente tal riesgo se ha vuelto creíble para casi todos.
El Rol Transformador de la Educación y la Tecnología
Las transformaciones deberán ser a la vez ideológicas y tecnológicas para abrir cauce a la frugalidad, lo cual involucra directamente a la educación –particularmente en sus dimensiones de preparación especializada y de formación ética– así como a la generación y uso de conocimiento avanzado.
El desafío requiere enseñar en contextos muy distintos y combinar sistemáticamente educación con trabajo, por lo cual desborda a las universidades, pero las involucra directamente como actores principales de la combinación de la Educación Superior con la generación y el uso del conocimiento avanzado.
La Universidad: Modelo y Reforma
Surgido en Alemania a comienzos del siglo XIX, afirmado en Estados Unidos, potenciado por el llamado “matrimonio de la ciencia y la tecnología”, ese ha sido hasta hace muy poco el modelo dominante a escala internacional para la transformación universitaria.
Un desafío mayor para la Educación Superior de la región es el de recuperar la vocación de aquella Reforma Universitaria y resignificar sus valores que conservan plena vigencia.
“(AUGM, 2008: punto 3) La Declaración de Cartagena afirma que los principios de la Reforma de Córdoba ‘constituyen hoy orientaciones fundamentales en materia de autonomía universitaria, cogobierno, acceso universal y compromiso con la sociedad.’”
Entendiendo, particularmente, que el trabajo debe y puede ser fuente de realización personal –parte de las vidas valiosas a las que apunta el desarrollo–, corresponde estimular y reconocer su potencialidad formativa.
Sólo así se podrá llegar a disponer de suficientes contextos de aprendizaje, recursos materiales y humanos para que cada vez más gente pueda seguir aprendiendo siempre. Expandir los ámbitos sociales donde se accede a la enseñanza activa esboza un camino hacia lo que cabe denominar “países de aprendizaje solidario”, donde educación y conocimiento colaboran cada vez más para enfrentar la insustentabilidad, la desigualdad y el subdesarrollo.
Investigación y Desarrollo (I+D) en América Latina: El Papel Universitario
La investigación científica y tecnológica se hace, en América Latina, mayoritariamente en universidades, particularmente en las universidades públicas. Si esto refiriera solamente a la investigación fundamental, en todas las ramas del saber, esto no tendría nada de sorprendente: se trata de una actividad que en todas partes del mundo se desarrolla en universidades.
Pero la cuestión va más allá: cuando dentro del conjunto de las actividades de Investigación y Desarrollo (I+D) (investigación básica, investigación aplicada y desarrollo experimental), predomina la investigación dirigida al avance del conocimiento (sea básica o aplicada), los actores principales son universidades o institutos de investigación.
En América Latina, el porcentaje sumado de investigación básica e investigación aplicada, para países con datos recientes según la Red Iberoamericana de Indicadores de Ciencia y Tecnología (RICYT), es del orden del 90%.
“La investigación en América Latina está notoriamente más financiada por recursos públicos que privados, los aspectos asociados al avance del conocimiento son predominantes respecto a la investigación asociada al desarrollo experimental y los investigadores se desempeñan mayoritariamente en universidades.”
Ello condice con otros dos indicadores: la parte de la inversión en I+D realizada por diversos espacios institucionales (empresas, gobierno y educación superior) y la importancia relativa de dichos espacios como lugar de trabajo de investigadores.
De esta diferencia se deriva otra, no menos significativa, a saber, el relativo aislamiento de las universidades latinoamericanas respecto de algunos de los posibles usuarios del conocimiento que generan, puesto que los sectores productivos recurren muy poco a la investigación nacional.
Extensión Universitaria e Innovación
En esta perspectiva, la extensión debe llegar a ser parte de la educación que la universidad ofrece a todos sus estudiantes.
“(AUGM, 2008: punto 11) La cita destaca el papel formativo que puede tener la extensión directamente vinculada a la enseñanza. Subraya asimismo la interacción fecunda que puede haber entre extensión e investigación, en la medida por ejemplo en que la primera contribuya a enriquecer la agenda de la segunda y ésta a dotar a aquélla de un más avanzado bagaje de conocimientos.”
En suma, agendas de investigación orientadas a la inclusión social son una de las marcas de las universidades para el desarrollo (Benneworth, 2013).
Una cosa es transferir información y otra muy distinta es transferir conocimiento, sobre todo de alto nivel: esto último puede tener éxito significativo sólo cuando el supuesto “receptor” no es sujeto pasivo (“paciente”) en el proceso sino agente que aprende, adaptando el conocimiento que se le ofrece e incluso innovando, lo que requiere tener capacidades propias de creación.
Más que promover la transferencia de conocimientos como proceso unilateral, las universidades deben impulsar procesos interactivos de aprendizaje para la innovación, a los que contribuirán desde los conocimientos y las capacidades que ya poseen o que crearán, mediante investigación y enseñanza, a partir de las necesidades que surjan para que las innovaciones resulten tecnológica y socialmente satisfactorias.
Desafíos en la Evaluación de la Investigación
Esta certificación de calidad no sólo refiere a actividades pasadas sino que también actúa como sistema de señales acerca de qué conviene hacer para ser considerado un investigador productivo y así seguir siendo bien evaluado.
Cada vez hay más investigadores en el mundo que aspiran a diversos apoyos, mientras que los académicos con la experiencia necesaria para apreciar cualitativamente las propuestas crecen a un ritmo mucho menor, haciendo especialmente atractivas metodologías que, como las bibliométricas, ofrecen un atajo cuantitativo a la evaluación.
Cuántos artículos publicados en un período dado, cuya calidad se asocia al número de citas promedio que reciben los artículos en la revista en que se publican.
Genera vicios en la investigación en general, promoviendo conductas “productivistas” como partir un trabajo claramente unitario en varios menores, firmar trabajos sin una real participación en ellos y —lo que es mucho más grave— no incursionar en asuntos complejos y de largo aliento pues ello podría comprometer la cosecha que se mide.
Tal vinculación requiere construir agendas de trabajo en diálogo con actores no académicos, detectar problemas allí donde no hay capacidad para identificarlos, abordarlos a través de estrategias que requieren la concurrencia de diversos enfoques disciplinarios.
Pero aún más costos puede tener ocuparse de problemas de importancia local con escaso interés para las revistas que más cuentan en el tipo de evaluación prevaleciente, pues se trata de esfuerzos que tienden a ser invisibilizados.
Hacia Sistemas Alternativos de Evaluación
Por ello, es necesario contribuir a diseñar sistemas alternativos de evaluación de la investigación, donde la apreciación de la calidad académica se conjugue fructíferamente con el estímulo al compromiso con el desarrollo humano y sustentable.