Economía Internacional 1983-1999: Crisis y Transformación
Clase 8. Periodo 1983-1999
La Economía Internacional en los Años 80
La década de 1980 se caracterizó por una gran inestabilidad económica, manifestada en fluctuaciones de las tasas de crecimiento, precios, y flujos de comercio y capitales. Esto provocó reajustes en las paridades cambiarias y las tasas de interés. Los países centrales comenzaron a delinear estrategias de ajuste macroeconómico y reestructuración industrial. EEUU logró recuperar sus niveles de actividad productiva y comercial, mientras que Japón y Alemania aumentaron la participación de sus productos industriales en el mercado mundial.
Los desequilibrios en las balanzas de pagos desencadenaron una duplicación de las tasas de interés, con duras consecuencias para los países endeudados. La crisis fiscal se instaló en estos países, impactando en los movimientos internacionales de capital. Se produjo una reversión de los flujos de capitales; los países más pobres dejaron de ser receptores y pasaron a ser expulsores de fondos líquidos.
Las instituciones financieras multilaterales y la banca acreedora presionaron para recuperar los créditos otorgados a los países deudores. Estos países tenían dificultades para conseguir divisas debido a las medidas proteccionistas y las negociaciones comerciales que restringían parcialmente el ingreso de sus productos a los principales mercados. El objetivo era evitar la quiebra de grandes bancos.
Hacia fines de los años 80, el Banco Mundial (BM) extremar su cautela en la negociación de nuevos créditos, exigiendo más ajustes a las economías deudoras, participando de estrategias para la financiación de la deuda y haciéndose cargo del monitoreo de los planes de ajuste. Sus funciones se fueron confundiendo con las del Fondo Monetario Internacional (FMI).
La Crisis del Endeudamiento Latinoamericano (1986-1987)
La situación de endeudamiento se volvió crítica, especialmente cuando Brasil anunció unilateralmente una virtual moratoria y un rechazo de los condicionamientos impuestos por el FMI. Como consecuencia, los mercados financieros en EEUU comenzaron a tensarse y la banca norteamericana aumentó sus reservas.
En 1987, se desencadenó una crisis bursátil en Wall Street, obligando a la intervención del gobierno. Los problemas derivados del endeudamiento provocaron un agravamiento de las crisis fiscales, conflictos distributivos y «cuellos de botella» en el mercado de divisas de los países, lo que condujo a un aumento de las tasas de inflación.
El rechazo de Brasil al plan de ajuste propuesto por el FMI influyó en la idea de apoyar nuevos proyectos de renegociación con el objetivo de reducir la deuda. EEUU propuso una ayuda a los países que habían implementado el plan de ajuste, otorgándoles recursos para reducir sus deudas.
Se inició un proceso de reprogramación de las deudas a tasas más bajas, mientras que las privatizaciones atraían capitales privados hacia las mayores economías de América Latina. Los precios del petróleo comenzaron a caer, mejorando las condiciones de competitividad internacional de los países desarrollados y desarrollando un mercado de capitales amparado por innovaciones financieras que tomaron la forma de transacciones en papeles financieros y no de préstamos.
El comercio internacional creció, pero más del 80% de la producción continuó volcándose al mercado interno, siendo el resto destinado a la exportación. Este comercio se concentró dentro de los principales bloques económicos, debido al gran intercambio entre empresas multinacionales.
El bloque socialista comenzó a desmoronarse, al igual que los países comunistas de Europa del Este. En Occidente, los nuevos paradigmas técnicos y productivos generaron transformaciones en las relaciones económicas internacionales, basadas en la utilización de nuevos recursos provenientes de los avances de la microelectrónica, la biotecnología y las telecomunicaciones. El comercio, la producción y el capital sufrieron una serie de cambios que tendieron a aumentar la internacionalización de la economía.