Duelo y Melancolía: Identificación, Elaboración y Sexualidad Femenina en la Teoría Psicoanalítica
Duelo y Melancolía: Identificación y Elaboración
Duelo: Reacción frente a la pérdida de algo valioso para el sujeto (ser querido o ideal).
Melancolía: Estado que se asimila al duelo patológico (se compara con el trabajo de duelo).
Características Comunes entre Duelo y Melancolía
- Desazón
- Cancelación del interés por el mundo exterior
- Pérdida de la capacidad de amar (no hay reemplazo posible para el objeto perdido)
- Inhibición de toda actividad productiva
Diferencia clave:
En la melancolía o duelo patológico hay una rebaja del sentimiento de sí, que se exterioriza en autoreproche, expectativas de castigo.
El Trabajo de Duelo
Elaboración de una pérdida, asociar, meter en la red representacional para elaborar. El trabajo de duelo es lograr que la libido depositada en el objeto (perdido) pueda trasladarse a otro objeto. Una vez cumplido el trabajo de duelo, el Yo se vuelve otra vez libre y desinhibido. El sujeto no abandona con agrado una posición libidinal, de aquello con lo que se gozó. Se mantiene fijado a los recuerdos: FIJACIÓN LIBIDINAL a un objeto o recuerdo.
En el DUELO: la pérdida es de objeto. Se empobrece el mundo: “el mundo no me interesa”. La INTROVERSIÓN es a la FANTASÍA, se conserva el objeto en la fantasía. Cuando al estado de duelo normal se presenta la melancolía lo convierte en: El DUELO PATOLÓGICO se produce cuando la relación previa entre los sujetos fue de intensa ambivalencia.
Melancolía: Empobrecimiento del Yo
Sucede igual que en el duelo, pero hay una extraordinaria REBAJA EN EL SENTIMIENTO YOICO. Se EMPOBRECE EL YO: “yo no valgo”. La PÉRDIDA no es de objeto sino en el YO. (Sus quejas hacia sí mismo, originalmente estaban dirigidas a otra persona). La libido libre fue hacia el Yo, sirvió para establecer una identificación del Yo. “La sombra del Objeto cayó sobre el Yo”, hay un trabajo interior que está devorando al YO. El objeto que estaba afuera, ahora está dentro, pero no en fantasía. El Yo ahora es el Objeto. El melancólico sabe a quién perdió, pero no lo que en él perdió. Se produjo una identificación narcisista tal que el conflicto es dentro del propio Yo. El conflicto entre el Yo y la persona amada pasa a ser entre el Yo crítico (Super Yo) y el Yo identificado con el objeto perdido. En el enamoramiento y el suicidio, si bien tienen caminos diferentes, en los dos se produce el sojuzgamiento del yo por el objeto. En la histeria y la melancolía, la identificación modifica al yo, en la histeria la identificación forma síntoma.
Premisas para la Melancolía
- Pérdida del objeto
- Ambivalencia afectiva (amor – odio)
- Regresión de la libido al Yo
Comparación del Melancólico con el Obsesivo
- En ambos, se da la pérdida de objeto y ambivalencia y un Super Yo muy feroz.
- En el obsesivo no hay regresión de la libido al Yo (la sombra del objeto no cae sobre el YO), no tiene empobrecimiento yoico.
Condiciones de Ingreso Normal de la Sexualidad de la Mujer
- Necesidad de que su narcisismo no sea ofendido por el deseo de su compañero. La pérdida de su virginidad acompañada por un dolor más allá de lo físico, tal vez, da cuenta de un daño narcisista como ofensa. Relacionado con la destrucción de un órgano investido vinculado con la castración en la mujer.
- Elaboración de la imago (imagen primaria) de la hembra o de la prostituta. No hay mejor cosa para producir un deseo que prohibirlo. En la cultura, los adultos gozan de su sexualidad y a los niños no se los deja. En relación a una sexualidad femenina hay una imago con importancia fundamental, es la de la prostituta. Si en la constitución psíquica de una mujer, esa niña no se encuentra con una figura paterna que le permita articular, por un lado, la prohibición y, por otro, el deseo, por ejemplo, que sólo prohíbe que no permita el pasaje de lo endogámico o lo familiar a lo exogámico o lo externo, no posibilita la elaboración de la hembra, queda disyunta la sexualidad, es necesaria.
- Declinación de la imago incestuosa: relacionada con los diversos momentos del Complejo de Edipo y Complejo de Castración. Hay un momento en que la relación con el padre aparece como puerto seguro, si se torna permanente hay una dificultad para abandonar esta posición que se convierte en obstáculo para el acceso a la vida sexual. Esta adhesión al padre se erige como CLAUSTRO NARCISISTA en el que la libido se refugia rechazando todo contacto con el mundo (el único contacto permitido es con el padre celestial). La función del padre debería generar un corte que lleve al sujeto de lo endogámico a lo exogámico. Esa ligazón con el padre que se torna fija, intensa puede funcionar como no facilitador de la posición femenina. La sexualidad femenina exige, entonces, una previa declinación o elaboración de las imagos incestuosas de una mujer (lazo incestuoso con el padre).
- Condición más decisiva: condición del hijo: implica la salida normativa del Complejo de Edipo femenino. Tiene que ver con la castración, la reacción de la niña frente a ella, ante la envidia del pene una posible salida o elaboración sería la promesa del hijo, pasaje de la madre al padre, del padre como dador del niño, del padre a otro hombre. Si la envidia fálica no es elaborada, se produce uno de los obstáculos más grandes para la elaboración de la posición femenina, la envidia fálica se inscribe como daño u ofensa narcisista. La salida normativa es la ecuación pene = hijo, sustituyendo el deseo de poseer un miembro viril por un hijo. Si la función paterna no permite la salida exogámica con la promesa de hijo, esa mujer queda varada en el puerto seguro de la relación con el padre o aparecerán dificultades en la vida sexual y amorosa, por ejemplo, la mujer sometida a servidumbre y por otro lado, hostil. La sexualidad femenina implica la posibilidad de salida para la mujer que contemple dirigirse a otro hombre, fuera del padre que representa lo endogámico, al deseo del hijo.