Desarrollo moral en la infancia: teorías y conceptos clave
Desarrollo moral en la infancia: teorías y conceptos clave
Albert Bandura y el aprendizaje social
Albert Bandura, conocido por su enfoque en el aprendizaje social, considera que los individuos no solo aprenden mediante la experiencia directa, sino también a través de la observación de los demás. En el contexto educativo, esto significa que los niños aprenden valores y comportamientos éticos observando a sus profesores, cuidadores y otras figuras de referencia. Esta capacidad de aprender observando se conoce como modelado, y es especialmente relevante en la educación infantil, ya que en esta etapa los niños son altamente receptivos a las actitudes y conductas que ven en su entorno. Bandura destacó la importancia del modelado en su famoso experimento de la “Bobo Doll” (1961). En este estudio, se demostró que los niños que observaron a un adulto comportarse de manera agresiva con un muñeco replicaron esas mismas acciones.
Además del modelado, Bandura desarrolló la teoría de la desconexión moral, que explica cómo las personas pueden justificar comportamientos inmorales sin experimentar culpa ni conflicto interno. Según Bandura, este proceso se produce mediante una serie de mecanismos psicológicos que “desactivan” los principios morales del individuo en determinadas circunstancias:
- Justificación moral: las personas racionalizan sus acciones inmorales presentándolas como necesarias o beneficiosas. Por ejemplo, un profesor que aplica un castigo severo podría justificarlo argumentando que es “por el bien del grupo” o que sirve para mantener el orden en clase.
- Etiquetado eufemístico: este mecanismo consiste en suavizar el impacto de una acción negativa mediante el uso de un lenguaje más neutral o positivo. Un ejemplo sería referirse a despidos masivos en una empresa como “reestructuración” para minimizar el impacto emocional.
- Comparación ventajosa: se justifica una acción inmoral al compararla con otra peor. Por ejemplo, un alumno que hace trampa en un examen podría justificar su conducta diciendo que al menos no robó las respuestas como otros compañeros.
- Desplazamiento y difusión de responsabilidad: este mecanismo permite a las personas transferir la culpa de sus acciones a una autoridad superior o al grupo, diluyendo así su responsabilidad personal. Por ejemplo, un profesor que impone un sistema de evaluación injusto podría justificarlo diciendo que solo sigue las directrices de la institución.
- Deshumanización: consiste en percibir a las víctimas de las acciones inmorales como menos humanas o dignas, lo que reduce la empatía hacia ellas. En el ámbito escolar, esto podría observarse cuando los alumnos etiquetan a un compañero como “torpe” o “problemático”, facilitando actitudes de exclusión.
Bandura también subrayó la importancia de la agencia moral, definida como la capacidad de los individuos para actuar conforme a sus valores éticos, incluso en circunstancias adversas. Esta agencia moral se ve fortalecida por la autoeficacia moral, es decir, la confianza en la propia capacidad para tomar decisiones éticas y resistir presiones externas.
Lawrence Kohlberg y el desarrollo del razonamiento moral
Lawrence Kohlberg elaboró una de las teorías más influyentes sobre el desarrollo moral, basada en cómo las personas razonan sobre lo que es correcto o incorrecto. Inspirado por los trabajos de Jean Piaget, Kohlberg propuso que el desarrollo moral se produce en tres niveles principales, divididos en seis etapas.
Niveles y etapas del desarrollo moral
- Primer nivel: Preconvencional
Este nivel es común en niños pequeños y está centrado en las consecuencias inmediatas de las acciones. Las normas sociales y los valores abstractos no desempeñan un papel significativo en este estadio.
- Etapa 1: los niños evalúan el bien y el mal en función de las recompensas o castigos. Por ejemplo, un niño puede evitar golpear a otro porque sabe que será castigado, no porque entienda que la agresión es incorrecta.
- Etapa 2: las acciones se evalúan en términos de beneficios personales. Aquí, el razonamiento moral sigue un enfoque egocéntrico: “Te ayudo si tú me ayudas”.
- Segundo nivel: Convencional
En este nivel, típico de la adolescencia y muchos adultos, el razonamiento moral se basa en el cumplimiento de las normas sociales y las expectativas del entorno.
- Etapa 3: se caracteriza por un deseo de obtener la aprobación de los demás. Las personas buscan ser consideradas “buenas” por su familia, amigos y sociedad.
- Etapa 4: el razonamiento moral se fundamenta en la obediencia a las leyes y reglas como una forma de mantener el orden social. Aquí, las personas entienden que las normas son esenciales para garantizar el bienestar colectivo y las respetan incluso en ausencia de supervisión directa.
- Tercer nivel: Postconvencional
Este nivel representa el razonamiento moral más avanzado y es alcanzado por una minoría de adultos.
- Etapa 5: las personas reconocen que las leyes son importantes, pero también consideran que pueden ser cambiadas si no promueven el bien común.
- Etapa 6: el juicio moral se basa en valores internos como la justicia, la igualdad y la dignidad humana. Las personas en esta etapa actúan conforme a sus principios éticos, incluso si eso implica riesgos personales o va en contra de las normas establecidas.
El papel del profesor según Kohlberg
Kohlberg propuso un enfoque educativo que fomenta el desarrollo del razonamiento moral a través de dilemas éticos. En lugar de transmitir valores específicos, los profesores deben crear un ambiente donde los estudiantes puedan reflexionar y analizar críticamente sus juicios morales. Según Kohlberg, el objetivo no es encontrar respuestas correctas, sino promover la autonomía y el desarrollo de un juicio ético sólido. Aunque su teoría ha sido criticada por centrarse exclusivamente en el razonamiento moral y descuidar aspectos como las emociones y los hábitos, sigue siendo una referencia fundamental para comprender cómo las personas evolucionan en su capacidad para tomar decisiones éticas.
Corrientes éticas y su aplicación en la educación
Eudemonismo
Las éticas eudemonistas son un conjunto de teorías éticas que tienen como objetivo central la búsqueda de la felicidad o el bienestar como el fin último de la vida humana. La palabra»eudemonism» proviene del griego»eudaimoní», que significa»felicida» o»bienesta». El eudemonismo sostiene que la vida buena es aquella que permite al ser humano desarrollar sus potencias naturales y alcanzar su mayor perfección, lo que implica vivir conforme a la razón y cultivar las virtudes morales.
En las éticas eudemonistas, la razón juega un papel fundamental, ya que se considera que la verdadera felicidad no puede alcanzarse sin una vida guiada por la racionalidad. Los seres humanos, a diferencia de los animales, poseen la capacidad de razonar y de deliberar sobre sus acciones, y es precisamente a través de esta capacidad que pueden identificar lo que es bueno para ellos.
Además, el eudemonismo subraya la importancia de las virtudes. Las virtudes son disposiciones estables del carácter que permiten actuar de manera correcta. No se trata solo de realizar actos buenos esporádicamente, sino de desarrollar una personalidad virtuosa que permita tomar decisiones éticas de manera constante y coherente a lo largo del tiempo.
- Las virtudes morales (como la justicia, la valentía, la templanza) perfeccionan nuestra relación con los demás y con nosotros mismos.
- Las virtudes intelectuales (como la sabiduría y el entendimiento) perfeccionan nuestra capacidad para conocer la verdad y tomar decisiones correctas.
Postura filosófica que pone el fin del hombre en la felicidad. Tres grandes doctrinas eudemonistas de la Antigüedad, que existen de otra forma también a día de hoy: hedonismo, estoicismo y utilitarismo.
Hedonismo
La ética hedonista es una corriente de pensamiento ético que sostiene que el placer es el bien supremo y que, por lo tanto, es el objetivo principal de la vida humana. Según el hedonismo, buscar el placer y evitar el dolor son los fundamentos sobre los que se basa la conducta humana, y alcanzar una vida buena.
La ética hedonista considera el placer como el bien supremo y el objetivo principal de la vida. Filósofos como Epicuro defendieron un hedonismo moderado, donde el placer más elevado radica en la tranquilidad mental y la ausencia de dolor. Sin embargo, este enfoque también enfrenta críticas, ya que la búsqueda desenfrenada del placer puede llevar al egoísmo, la insatisfacción constante y la pérdida del respeto por la dignidad humana. Para Epicuro, la felicidad no se encontraba en los placeres extremos o en la indulgencia desenfrenada, sino en una vida simple, donde se valorará la tranquilidad de la mente (ataraxia) y la ausencia de perturbación (aponía).
Estoicismo
Los estoicos, como Séneca, Epicteto y Marco Aurelio, argumentaban que la verdadera felicidad no depende de las circunstancias externas, como la riqueza o la fama, sino de la actitud interior y del control que tenemos sobre nuestras emociones y deseos.
- Vivir conforme a la naturaleza: para los estoicos, la felicidad consiste en vivir de acuerdo con la naturaleza, lo que significa aceptar lo que no podemos cambiar (el destino) y cultivar la virtud interior. La razón nos permite entender qué cosas están bajo nuestro control (nuestras acciones y juicios) y qué cosas no lo están (las circunstancias externas). Al concentrarnos solo en lo que podemos controlar, podemos alcanzar la serenidad y la eudaimonía.
- Apátheia: los estoicos desarrollaron el concepto de apátheia, que se refiere a la capacidad de no ser perturbado por las pasiones o deseos irracionales. La verdadera felicidad, según los estoicos, consiste en alcanzar un estado de tranquilidad interior donde uno no se deja afectar por las adversidades de la vida.
Claves de la cultura contemporánea
Relativismo
El relativismo es una postura filosófica que sostiene que no existen verdades absolutas ni universales. En su forma intelectual, plantea que cada individuo o grupo tiene su propia verdad y que todas son válidas, siempre y cuando no causen daño a otros. En el ámbito moral, este enfoque implica que no hay un bien o un mal objetivo; las normas éticas dependen del contexto y la perspectiva de cada persona. El relativismo cultural establece que ninguna cultura es superior a otra, y todas deben considerarse en igualdad de condiciones. Sin embargo, el relativismo enfrenta problemas significativos: la verdad puede terminar sometida al poder del más fuerte o al consenso, lo cual, como muestran ejemplos históricos, no garantiza la bondad ni la veracidad (por ejemplo, la elección de Hitler al poder). Aunque es importante reconocer que la realidad tiene múltiples perspectivas y es compleja, esto no significa que no existan verdades objetivas. Es posible encontrar un equilibrio que respete la diversidad y mantenga la objetividad.
Desconfianza de la razón
La desconfianza de la razón ha surgido en el hombre contemporáneo debido a su aparente fracaso en establecer fundamentos inalterables y verdades inmodificables. Este escepticismo ha llevado a que la razón se perciba como una herramienta incapaz de guiar al ser humano. Sin embargo, aunque la capacidad de la razón es limitada y falible, lo cual permite que el conocimiento sea mejorado y corregido, esto no implica que no pueda alcanzar certezas. La experiencia humana demuestra que la razón puede proporcionar conocimientos ciertos y, por tanto, no debe ser descartada ni subestimada.
El peso de lo emocional y el emotivismo
El peso de lo emocional y el emotivismo son fenómenos que han cobrado relevancia en la sociedad actual, llevando a un desplazamiento del discurso racional hacia un enfoque basado en los sentimientos. Este proceso ha resultado en que los sentimientos se conviertan en el criterio último para validar la realidad: si algo se siente intensamente, se asume que es verdadero. Este culto a la emoción es problemático, ya que los sentimientos deben corresponder de manera adecuada a la realidad que los provoca y mantener una proporción con ella. Ignorar la importancia de la inteligencia y la racionalidad, en favor de los sentimientos, limita la capacidad de análisis crítico y racional del ser humano. Esto, a su vez, afecta la manera en que las personas perciben y reaccionan ante los eventos y problemas de la vida cotidiana.
Definiciones
- Utilitarismo: doctrina ética que hace de la utilidad el valor principal. Lo verdadero y lo bueno es lo útil. Lo útil se juzga por los resultados y por eso lo bueno es: éxito, eficacia y beneficio.
- Generación líquida: describe una sociedad en constante cambio, donde nada parece durar mucho y todo se caracteriza por la fluidez y la inestabilidad.
- Deontología: rama de la ética que se centra en los deberes y principios que guían el comportamiento profesional. En educación, orienta las acciones de los docentes para asegurar prácticas éticas que respeten y beneficien a los niños.
- Ética: es el estudio del comportamiento humano orientado hacia el bien y la búsqueda de la felicidad (eudaimonía). Aristóteles la define como el arte de vivir bien, donde la virtud es actuar con razón para lograr equilibrio y excelencia moral.
- Principio práctico: guías fundamentales de la ética que orientan el comportamiento humano hacia el bien, la justicia y el respeto.
- Vida ética: alcanzar una vida plena, significativa y realizada. Esto está conectado con el eudemonismo, con su búsqueda de la felicidad y el bienestar.
- Vida lograda: desarrollo y realización de las capacidades humanas a lo largo de la vida, de forma equilibrada, tanto en lo personal como en lo social.
- Acción ética: conjunto de facultades humanas que trabajan entre sí para poder evaluar y tomar decisiones morales.
Principios éticos fundamentales
- Autonomía: resalta el derecho de cada individuo a tomar decisiones propias y actuar según su voluntad, siempre que no dañe a otros. Este principio fomenta el respeto por la autodeterminación y la libertad personal, y es especialmente relevante en ámbitos como la medicina, donde los pacientes tienen el derecho de aceptar o rechazar tratamientos.
- Beneficencia: impulsa a actuar en beneficio de los demás, buscando siempre su bienestar físico, emocional y social. Este principio enfatiza valores como la compasión y la empatía, fundamentales en profesiones como la educación o el trabajo social.
- No maleficencia: establece que debemos evitar causar daño a los demás, incluso cuando este no sea intencionado. Este principio, conocido como “primum non nocere” (primero, no hacer daño), tiene una especial aplicación en la medicina, donde las acciones deben priorizar la seguridad del paciente.
- Justicia: promueve la equidad y la igualdad en el trato hacia los demás, asegurando que los recursos, derechos y responsabilidades se distribuyan de manera justa. Este principio es clave en decisiones sociales, políticas y económicas.
- Veracidad: defiende la honestidad y la transparencia en nuestras acciones y relaciones. La veracidad es crucial para construir confianza, tanto en interacciones personales como en contextos profesionales, como la investigación científica o la educación.
- Confidencialidad: obliga a proteger la información privada de las personas, garantizando que esta no se divulgue sin su consentimiento. Este principio es esencial en profesiones que manejan información sensible, como la psicología, la medicina o la educación.
- Respeto a la dignidad humana: afirma el valor intrínseco de cada ser humano, sin importar su condición social, cultural o física. Este principio es la base de los derechos humanos y exige tratar a todas las personas con respeto y consideración.
- Responsabilidad: implica asumir las consecuencias de nuestras acciones, tanto positivas como negativas. Ser responsable significa actuar de manera consciente, considerando los efectos de nuestras decisiones en los demás y en el entorno.
- Solidaridad: fomenta el apoyo mutuo y la cooperación entre individuos y grupos, promoviendo el bienestar común, especialmente en situaciones de desigualdad o vulnerabilidad.
- Proporcionalidad: exige actuar con justicia y equilibrio, asegurando que nuestras decisiones sean apropiadas para la situación y los medios utilizados sean adecuados para lograr fines éticos.