Desarrollo Humano: Educación, Antropología y el Camino a la Plenitud

Entrevista radiofónica «Aprendiendo a ser humanos»

Esta entrevista es la presentación del libro «Aprendiendo a ser humanos» de María García Amilburo, profesora de Antropología de la Educación en la UNED, realizada en la radio de la misma universidad.

Desde el momento en que nacemos, ya somos biológicamente humanos, dotados de derechos humanos y dignidad. Sin embargo, ser plenamente humano va más allá, pues una cosa es SER humano y otra OBRAR como humanos. A esto nos referimos con aprender a ser humanos.

En este proceso, la educación juega un papel crucial, siendo un proceso de aprendizaje donde las generaciones anteriores intervienen significativamente. La pedagogía (educación) y la antropología (ser humano) guardan una relación de interdependencia: el ser humano es lo que es gracias a la educación, y la educación necesita al ser humano porque es educable. Además, el ser humano necesita del pedagogo, quien proporciona un ideal.

La antropología de la educación se divide en dos grandes bloques:

  • El ser humano como sujeto y objeto de la educación.
  • El contexto cultural en el que se encuentra el ser humano.

La antropología de la educación engloba tres antropologías: física o biológica, cultural o etnográfica y filosófica. Por ello, la tarea de la pedagogía es compleja, ya que el ser humano también lo es y abarca múltiples perspectivas. Para educar al ciudadano del siglo XXI, se debe considerar al ser humano en su totalidad y respetarlo, reconociendo que no hay un único modelo de ser humano.

Análisis del texto «El Aprendizaje humano»

Capítulo extraído de la obra «El valor de educar» de Fernando Savater, filósofo español.

Con la frase «Nacemos humanos, pero eso no basta«, Savater explica que llegar a ser plenamente humano no es solo un hecho biológico, sino que requiere un proceso. En este proceso, es fundamental el acompañamiento de nuestros antecesores.

Neotenia es el término que los antropólogos utilizan para este proceso peculiar y único del ser humano. La idea es que los humanos nacemos cuando aún no estamos completamente formados. La neotenia es el proceso biológico de disponibilidad juvenil y plasticidad orgánica a nivel del sistema nervioso central (SNC), que posibilita la educabilidad, es decir, la capacidad del ser humano de recibir influencias y convertirlas en conocimiento.

La imitación es crucial en el aprendizaje humano, siendo la primera forma de aprendizaje. Observamos modelos de referencia a los que queremos parecernos. Tanto humanos como animales utilizan la imitación para aprender técnicas necesarias. Sin embargo, lo específico de la sociedad humana es que la transmisión de modelos a los jóvenes no es accidental, sino que existe una intencionalidad pedagógica.

La constatación de la ignorancia es indispensable a nivel educativo, ya que nos impulsa a inculcar nuevos conocimientos y corregir errores. Sin la creencia en la existencia de la ignorancia, no habría intención pedagógica ni educación, diferenciándonos del resto de las especies.

La experiencia juega un papel importante en la transmisión cultural. Los adultos comparten conocimientos vivenciales y experienciales, que pueden diferir del conocimiento científico. La combinación de vínculos afectivos y pedagógicos es clave, ya que todo acto educativo es un acto de amor y generosidad, implicando la atención y respuesta a quien lo necesita. Sin embargo, el amor no es suficiente; debe combinarse con un método pedagógico.

La educación, en cierto modo, sí es una forma de condicionamiento, ya que el ser humano nace sin personalidad y la adquiere a través de la educación. Es un condicionamiento que permite alcanzar la libertad a través del conocimiento.

«La educación nos viene siempre de otros humanos«. Con esta frase, Kant destaca el deber de compartir lo aprendido para ser socialmente válidos. La edad y la experiencia son importantes, y cualquier adulto, formado o no, puede enseñar más que una persona joven.