¿Cuál es la relación que existe entre la literatura oral y el gusto por la lectura?
Tema3Introducción
Una de las consecuencias inevitables de la situación de debate en torno a la definición de lo que debe ser la enseñanza de la literatura es el hecho de la convivencia de distintos métodos y enfoques de enseñanza-aprendizaje de la literatura, sin que ninguno de ellos haya demostrado hasta la fecha ser más efectivo respecto a los otros. •Modelo retórico
En el paradigma retórico, que domina hasta los siglos XVIIl-XIX, los grandes autores son modelos en cuyas obras el alumno debe aprender los secretos de la buena expresión, entendida en todas sus dimensiones (invención, disposición, elocución).
Así pues, los alumnos deben comentar los textos de los autores clásicos y realizar una serie de ejercicios de composición sobre determinados temas y conforme a ciertas reglas.
Podemos decir que el objetivo de esta enseñanza del discurso oral y escrito es el aprendizaje elocutivo
. El contenido lo constituye el texto clásico.
Y las actividades son el comentario, la imitación y la glosa de modelos.
El propósito de este modelo no era enseñar propiamente literatura, sino proporcionar una preparación para las actividades profesionales.
Esta educación se producía a través de la lectura de un único libro encaminado a la educación moral y expresiva y el bagaje de citas que los ciudadanos podían utilizar en la construcción de textos. •Modelo historicista–
El estudio de la literatura como historia de los autores y las obras representativas de una cultura, en principio, «nacional» se generaliza a partir del siglo XIX. La evolución de este modelo se explica según los periodos y el punto de vista de los historiadores, es decir, el romanticismo y los nacionalismos primero y, posteriormente, la importancia que el positivismo atribuye al «medio» o el marxismo a las condiciones sociales. Constituye, por tanto, un catálogo representativo de la «cultura patria».-A diferencia de la perspectiva retórica, que proponía un conjunto de obras clásicas como modelos lingüísticos, estéticos y éticos que debían ser objeto de estudio y comentario,además de enseñar a escribir, el enfoque histórico se centra en el conocimiento del patrimonio cultural de la colectividad, al concebir la literatura como un espejo privilegiado en el que se reflejaban las ideologías emergentes.
• Modelo de análisis e interpretación textual–
El aprendizaje de la literatura comienza a dejar de tener sentido en una sociedad como la actual en la que la selección de las élites se realiza en el ámbito científico y tecnológico y en el que el saber literario acaba siendo un saber estrictamente escolar y escasamente atractivo para la mayoría de los adolescentes y de los jóvenes.-Con la Ley de Educación de 1970 se empieza a entender que la lectura debe ser el EJE sobre el que gire la enseñanza de la literatura;
Y no sólo de ella, sino también de la lectura informativa. Como apunta Colomer (1995:8), se empezará a ver la lectura como una actividad libre, individual, silenciosa y diversificada
. Todo lo cual ha tenido como una de sus consecuencias centrar el problema de la enseñanza de la literatura no en su didáctica sino en la didáctica de la lectura.
– Es entonces, se intenta sustituir el aluvión de datos sobre OBRAS y AUTORES de la historia literaria por una mayor presencia de los TEXTOS en las aulas, por el acceso del lector a fragmentos debidamente seleccionados y por la búsqueda de la especificidad de lo literario. El análisis científico de los textos a través del comentario explicativo del enseñante se convierte así en una herramienta capaz de descubrir lo literario de los textos y el modo en que aparece en ellas la función poética del lenguaje. De esta manera, el comentario de textos se convierte en una práctica habitual en las aulas de educación secundaria. La ACTIVIDAD CRÍTICA se concreta en la conjugación estrecha de dos operaciones:
a) La primera de tipo analítico, desde la que se procura inventariar los componentes de incidencia formal (figuras retóricas, tipos de personajes, estructuras literarias, desarrollo de acciones y otros). Es una fase eminentemente descriptiva.b) La segunda, de tipo sintético, surge de una posición crítica de tipo subjetivo e intenta desvelar los más variados y complejos matices semánticos del texto. Es una fase en la que se establece una regla de comportamiento crítico: la necesidad de completar los sentidos detectados en función de los componentes de incidencia formal anteriormente descritos.
•Modelo intertextual y comparativo
La literatura ya no se concibe como un repertorio de textos consagrados por la tradición académica y susceptibles de ser estudiados en torno al eje diacrónico de la historia, ni de ser analizado con complejas metodologías, sino como una herramienta comunicativa mediante la cual las personas intentan dar sentido a la propia experiencia, aclarar su identidad individual y colectiva y utilizar el lenguaje de un modo creativo (Lomas, 1999, I: 62). Las competencias esenciales de una educación literaria–educación en la lectura literaria- se perfilan en dos direcciones:
Por una parte, deben comprenderse las formas específicas de organizar y comunicar la experiencia que tiene la literatura, y, consecuentemente, dotar de una elemental poética y retórica literarias; y por otra parte, es necesario atender la historicidad que atraviese un texto, para poder descubrir nuestra verdad, no de una manera ingenuamente proyectiva, sino, sobre todo, con la percepción de la distancia que nos separa de él, “en una tensión de pensamiento hermenéutico entre lo similar y lo distinto” (Mendoza, 1994b: 20).Por otra parte, la literatura se proyecta hacia propuestas de tipo interdisciplinar y multicultural, y subraya en todo momento la importancia de la transversalidad comunicativa (expresiva/receptiva) de todos sus componentes. La metodología comparativa requiere del alumno-lector la activación de diversos saberes y habilidades lingüísticas, así como el desarrollo de estrategias de observación para percibir los contrastes expresivos entre producciones escritas en las primeras lenguas que usa y estudia. Éste es, sin duda, el interés fundamental de este enfoque.Por tanto, la INCLUSIÓN de un enfoque comparativo en la didáctica de la lengua y la literatura se centra en lo siguiente (Mendoza, 1994b: 23-26):La atención a las correlaciones y paralelismos entre las literaturas (en lengua castellana, catalana, gallega,vasca), integradas en un planteamiento didáctico que haga obvios los enlaces entre sus producciones
.La presentación de los contenidos literarios de una manera integrada facilita su asimilación en un conocimiento constructivista y significativo, a la vez que favorece la comprensión de la extensión, generalidad y relativa homegeneidad del hecho literario.El desarrollo de estrategias de observación y de apreciaciones personales que estimulen una positiva actitud y que motiven el interés receptor por la producción literaria.El enfoque comparativo requiere la co-presencia de varios textos, es decir, producciones concretas sometidas a la observación directa del alumno. La necesaria observación contrastiva favorece la implicación directa del alumno en el uso de personales estrategias de recepción, en la activación de saberes teóricos, que junto a sus observaciones y apreciaciones desarrollarán sus potenciales aptitudes comprensivas e interpretativas.Los procedimientos de este enfoque permiten trabajar conjuntamente usos y recursos de diversas lenguas. La coordinación entre el profesorado de diversas materias se convierte en una necesidad para proceder a la aplicación de recursos comparatistas y para establecer el diseño conjunto de los currículos y la previsión de los materiales precisos.Las interconexiones culturales que de otra forma serían poco comprendidas por los estudiantes.El desarrollo de unas actitudes favorables y positivas en los procesos de recepción-valoración de producciones literarias en otras lenguas distintas a la propia. Las propuestas elaboradas a partir de los procedimientos de la literatura comparada pueden ser aplicables a todos los niveles de la enseñanza.