Construcciones Megaliticas
4. EL MEGALITISMO EN EL MEDITERRÁNEO OCCIDENTAL
El Megalitismo es un término referido a aquellas construcciones monumentales, localizadas en diferentes partes del mundo, construidas, por lo general, con grandes piedras (megalitos), aunque no siempre y solo es de piedras grandes la cámara funeraria, el túmulo que lo cubre es de tierra, a menudo, aunque no exclusivamente, con una finalidad funeraria.
Desde el punto de vista cronológico ocupa desde finales del Neolítico, todo el Calcolítico y parte de la Edad del Bronce (desde el V al II milenio a.C.).
Por lo tanto, parece, que más que hablar de una cultura megalítica, en un sentido estricto, debe hablarse de un fenómeno megalítico, ya que parece que es común a diferentes ámbitos culturales, económicos y cronológicos.
La conciencia de que estas construcciones eran prehistóricas existe desde la época romana y siempre se habían estudiado de forma conjunta. Hoy en día se conoce que eso es un error, ya que está extendido por unas zonas muy concretas del Mediterráneo, algunas zonas españolas, de la costa Francia, y sobre todo Italia y además no todas las construcciones grandes de piedras grandes son de época megalítica.
Lo que sí es cierto, es que las sociedades Neolíticas se hicieron cada vez más complejas y con ellas lo hizo también el rito funerario. Aquellas sociedades que no mostraron su jerarquización mediante arquitecturas de vida, como las urbes/polis, con murallas, palacios, templos… mostraron el desarrollo en la vida de la muerte. Suelen ser sociedades ganaderas de grupos pequeños dispersos en el territorio que se unen en un lugar en algunas fechas del año, y participar en la construcción de algo común para todos podría ser el modo de fomentar la cohesión entre estos grupos dispersos, que son los puntos de agregación anual o bianual. Esto se cumple en todo el megalitismo de Europa. Luego hay matices territoriales, cronológicos, y su utilización, que no es exactamente igual en todos los territorios, solo para los muertos, de muertos y ritos, de agregación, ritos y muertos; y algunos solo rituales.
Presentan una tipología variada, distintas funcionalidades y también poseen una cronología diferente. El desarrollo en el Mediterráneo tuvo lugar del 3500 al 2500 a.C. o más tarde.
El origen del fenómeno megalítico se ha explicado con la teoría evolucionista, basada en el C14, mostraba que era un fenómeno de la fachada atlántica que se extendió hacia el sur, concretamente sitúa su origen en la fachada occidental de la Península Ibérica. Esta teoría supone que los monumentos más antiguos son los más sencillos y que evolucionan a formas más complejas que son los monumentos más recientes.
Mayoritariamente es un fenónemo del Mediterráneo Occidental, ya que en el Mediterráneo Oriental se dan los hipogeos, una vertiente diferente de la mayor complejidad.
Los tipos de megalitos que encontramos en el Mediterráneo Occidental son de distintos tipos.
Un primer tipo consiste en un corredor o pasillo llamado dromos, y una cámara al final de diferentes formas; cuadradas, circulares, pentagonales… estos suelen estar excavados en la roca o construido con grandes piedras, cuando solo se conservan las piedras que formaron la cámara, se denomina dolmen, y es lo que encontramos en Cerdeña y el entorno de la ciudad de Bari, únicas zonas de la Italia meridional con megalitos. También aparecen en la Meseta de la Península Ibérica y en la primera fase de Los Millares. Este último yacimiento es considerado precedente de los Tholoi en esta región y es muy significativo, y aparecen distintos túmulos agrupados en cuatro áreas y cada una de ellas tiene unos ajuares diferenciados, lo cual muestra la diversificación de la estructura funeraria en función del posicionamiento del individuo dentro del grupo y el ordenamiento de la necrópolis.
Los Tholoi son tumbas de corredor y cámara pero cubierta por una falsa cúpula por aproximación de hiladas. Estos aparecen en el sureste peninsular, en la cultura de El Romeral, más tardía que Los Millares.
El segundo tipo son los sepulcros de galería, que no diferencian cámara y corredor, es el caso de la Cueva de Menga, en Málaga, y las famosas galerías catalanas.
También aparece en Cataluña, posterior a la fase de galerías, y en Aragón, las denominadas cistas, son monumentos megalíticosfunerarios individuales, de pequeñas dimensiones.
El megalitismo en cuanto a construcción funeraria artificial realizada con grandes piedras, aparece en los sitios que se han indicado, pero como cámaras con enterramiento colectivo encontramos en más lugares, la diferencia es que estas aldeas continúan utilizando las cuevas, sean artificales o naturales.. Es el caso de Aragón, donde además de cistas han aparecido enterramientos en cuevas, también en el Levante y Murcia de la Península Ibérica; y en Menorca en las Islas Baleares.
El caso de cuevas también aparece en Malta, pero con rasgos muy singulares. El mundo megalítico de Malta se conoce como La Era de los Templos. Cuando en Sicilia, sur de Italia y las islas de alrededor se desarrollaba la Edad del Cobre, Malta proseguía con el uso de la piedra, lo que dio lugar a una de las culturas más singulares del Mediterráneo, la llamada Era o Edad de los Templos (4000 a. C. – 2500 a. C.), por las grandes construcciones megalíticas que se llevaron a cabo. Es una combinación entre cuevas artificiales y naturales y mixtas que forman grandes recintos; primero son templos o lugares de culto, que acogen a unos primeros individuos y posteriormente van acogiendo a toda la comunidad. La arquitectura de los templos evoluciona de formas simples a otras más complejas. Los templos de Malta presentan evidencias de la importancia de un líquido que tenga una simbología dentro de esas sociedades, fluyen, se derraman y se recogen, porque están llenos de piletas, canales, motivos sempetiformes y elementos relacionados con el agua o líquido. Otra característica es que están orientados al solsticio y es un símbolo de la relación de la religiosidad con el mundo astral.
Todas estas manifestaciones del mundo megalítico responden a un rito común: el enterramiento colectivo, que va a tener una enorme dispersión geográfica, y que está relacionada con la aparición de esta arquitectura funeraria y ritual y que simboliza una nueva religiosidad.
Normalmente contienen un alto número de sucesivas inhumaciones individuales (también puede darse el caso de sucesivas inhumaciones colectivas).
El ritual funerario va cambiando con el paso del tiempo.
El depósito puede ser primario si el cadáver (inhumado o cremado) se instala en la tumba al morir, o secundario si los huesos son traídos a la tumba después de pasar un período en otra (descarnándose, etc.).
El rito funerario consiste en que el individuo va pasando de una cámara a otra a medida que avanzan los procesos postmortem. Solo individuos de alto nivel, a juzgar por el ajuar, son llevados hasta la cámara final.
Los estudios muestran que estas poblaciones padecían de artritis, artrosis, fracturas, mala alimentación, y tenían una esperanza de vida corta con una mortandad infantil alta. También ha permitido ver evidencias de los primeros enfrentamientos bélicos sistematizados.
Al final del megalitismo aparecerán las incineraciones o cremaciones.
Los ajuares han desaparecido en su mayoría y no están asociados a ningún individuo por el uso del megalito. Esencialmente se compone de cerámicas, sobre todo simbólicas que sirven como elementos receptores de líquido y alimentos; adornos, cuentas de collar de variada tipología (hueso, distintas piedras, conchas…); y por último ídolos de deidades que, o acompañan al difunto al más allá, o pertenecen al panteón religioso.
Algunos de los ajuares más significativos son unas vajillas simbólicas de Los Millares con arte esquemático.
Otro tipo de deidades, son en mármol blanco, abundantes a la entrada de los monumentos megalíticos como guardianes.
Estos ídolos aparecen con mayor frecuencia al final del Calcolítico pero no en todas las estructuras funerarias, sino que en unas estarán en abundancia y en otras estarán ausentes. Esto indica que las tumbas colectivas empiezan a diferenciarse según el estatus al que pertenezcan los individuos. Esto marca la aparición de estructuras más verticales que darán lugar a las jefaturas, las familias…
El arte se suele ubicar en sepulcros de corredor, galerías cubiertas y tholoi con una funcionalidad simbólica. Aparecen motivos grabados y pintados que se realizaron en el interior de las construcciones megalíticas, bien en los ortostatos que configuran la cámara, especialmente el de cabecera, destacando así la importancia ritual de este espacio, bien en los que delimitan el corredor de acceso y excepcionalmente también en el techo.
Las técnicas utilizadas fueron el grabado y la pintura y representaron motivos geométricos, serpentiformes, zigzag, soliformes, huellas, y antropomorfos. También han aparecido estelas, más tardías.
Durante el Bronce final los megalíticos serán reutilizados, pero ya no serán tumbas colectivas, sino apropiaciones de un único individuo con el poder suficiente para hacerlo.