Competencia Comunicativa: Claves y Modelos para la Enseñanza de la Lengua
Competencias Comunicativas y Enseñanza de la Lengua
«La competencia comunicativa es el término más general para la capacidad comunicativa de una persona, capacidad que abarca tanto el conocimiento de la lengua como la habilidad para utilizarla. La adquisición de tal competencia está mediada por la experiencia social, las necesidades y motivaciones, y la acción, que es a la vez una fuente renovada de motivaciones, necesidades y experiencias».
Dell Hymes
La competencia comunicativa es, por tanto, la capacidad de usar el lenguaje apropiadamente en las diversas situaciones sociales en que nos encontramos cada día. Desde nuestra infancia, los seres humanos vamos adquiriendo y desarrollando una capacidad relacionada con el hecho de saber cuándo podemos hablar o cuándo debemos callar, y también sobre qué hacerlo, con quién, dónde, para qué y en qué forma.
El modelo de lengua que subyace en este concepto de competencia implica, desde luego, que la única función de las lenguas no es nombrar, sino que también están organizadas para expresar alegría, quejarse, pedir, rogar, lamentarse, defenderse…; están relacionadas con las distintas formas de persuasión, dirección, expresión y juegos simbólicos. El verdadero sentido de las lenguas humanas solo puede llegar a ser comprendido en el ámbito natural de su uso: la conversación, la interacción comunicativa, el trato verbal cotidiano, la vida en sociedad.
En la década de los años setenta, los primeros etnógrafos de la comunicación (Gumperz y Hymes, 1971) postularon la existencia de una competencia para la comunicación o competencia comunicativa, que comprende lo que un hablante-oyente real —dotado de ciertos roles sociales y miembro de una determinada comunidad lingüística— debe saber para establecer una comunicación efectiva en situaciones culturalmente significantes y para emitir mensajes verbales congruentes con dicha situación. Para estos teóricos, la competencia comunicativa es un conjunto de normas que se va adquiriendo a lo largo del proceso de socialización y, por lo tanto, está socioculturalmente condicionada.
Así pues, esa competencia comunicativa exige no sólo la habilidad para manejar una lengua sino, además, saber situarse en el contexto comunicativo de cada comunidad específica, en sus diversas formaciones sociales, culturales e ideológicas. Está claro, entonces, que la competencia comunicativa no se limita a la competencia gramatical o al conocimiento del sistema semiótico de una lengua. Por lo tanto, la competencia comunicativa se configura por la adquisición y desarrollo de una serie de competencias.
Competencias Clave
Competencia Lingüística
Se caracteriza por la capacidad de un hablante para producir e interpretar signos verbales. El conocimiento y el empleo adecuado del código lingüístico le permiten a un individuo crear, reproducir e interpretar un número infinito de oraciones. Ese conocimiento y ese empleo se vinculan con dos modalidades diferentes de la lengua: la lengua como sistema de signos y la lengua en funcionamiento, en uso.
Competencia Pragmática
El punto de partida de esta competencia es la consideración de «hablar como un hacer». Todos los usuarios de una lengua tienen una capacidad que les permite asociar los enunciados con los contextos en que dichos enunciados son apropiados. El contexto no es, desde luego, solo el escenario físico en el que se realiza el acto comunicativo, sino también esos conocimientos que se asumen como compartidos entre los participantes. Un acto comunicativo no es algo estático ni un simple proceso lineal; por el contrario, es un proceso cooperativo de interpretación de intenciones, en el cual un hablante intenta hacer algo, el interlocutor interpreta esa intención y, con base en ella, elabora su respuesta, ya sea lingüística o no.
La competencia pragmática es, pues, el conjunto de los conocimientos –los signos verbales en relación con el uso social que hacen los hablantes– que el usuario de la lengua tiene interiorizados.
Modelos Comunicativos en la Enseñanza de la Lengua
Observaremos a continuación las implicaciones didácticas del término competencia comunicativa en la enseñanza y el aprendizaje de la lengua.
Cuestiones Previas: Enfoque y Metodología
El enfoque es el conjunto de asunciones valorativas en relación a la naturaleza del aprendizaje y la enseñanza, en nuestro caso, de la lengua y la literatura.
El método es un plan general para la presentación de las unidades y del material destinado a la enseñanza y el aprendizaje de lengua. Un enfoque puede ser desarrollado por distintos métodos.
La Didáctica de la Lengua y la Literatura, desde su consolidación como disciplina científica, ha basado su especificidad en la adquisición y el desarrollo de la competencia comunicativa (Hymes, 1971).
El Enfoque Comunicativo
A partir de esa finalidad (convertida en el objetivo didáctico básico), se han integrado factores extralingüísticos (pragmáticos, socioculturales y cognitivos) en la enseñanza y el aprendizaje de la lengua. De este modo, la didáctica actual se orienta hacia enfoques centrados en el dominio de los usos comunicativos, partiendo de la selección de contenidos nocionales y funcionales y de la diferenciación entre norma y uso.
Los enfoques didácticos actuales proponen una nueva concepción de la materia de lengua, con una base esencialmente pragmática, centrada en el uso, la interacción directa y las facetas de recepción y producción.
La lengua no es un objeto de estudio en sí misma, sino un vehículo de comunicación que no se debe «aprender», sino «usar». A hablar se aprende hablando. Nuestro objetivo no es «enseñar gramática», sino «enseñar a hablar».
Características
- Recrear en el aula situaciones reales de comunicación, de modo que todas las fases del proceso se desarrollen en ella.
- Se trabaja con textos completos.
- La lengua que aprenden es contextualizada y real. Se utilizan textos auténticos.
- Los alumnos trabajan por parejas o grupos para crear situaciones de comunicación en el aula.
- El objetivo básico es que los alumnos aprendan a interpretar y producir mensajes dentro de sus contextos naturales.
La Lengua como Instrumento de Conocimiento y Uso
La creación y la definición de la Didáctica de la Lengua y la Literatura (DLL) ha sido paralela a la formulación del enfoque comunicativo en la enseñanza de lenguas. La DLL sólo puede entenderse a partir de su axioma básico: a hablar se aprende hablando.
La concepción tradicional de la enseñanza de la lengua mantiene implícita la idea de que el idioma es un «contenido enseñable», algo que debe aprenderse memorizando sus elementos y las reglas que los relacionan. Desde ese punto de vista, aprender una lengua se reduce a aprender las palabras (que constituyen un repertorio cerrado, contenido en el diccionario), su pronunciación (cifrada en una serie de reglas) y su combinación (la gramática, regida también por normas). Enseñar lengua equivale, según esta concepción, a enseñar el léxico, la fonética y la gramática del idioma, y su aprendizaje puede limitarse al estudio de manuales de gramática, empleando diccionarios como libros auxiliares. Esta idea subyace aún en no pocos libros de texto e incluso en parte de la lingüística moderna.
Novedades del Enfoque Comunicativo
El paradigma comunicativo parte de la idea de que, para los alumnos, la lengua no es un objeto de estudio en sí, sino un vehículo de comunicación y, como tal, no se debe «aprender», sino usar. Ciertamente, es imposible «no usar» la lengua durante los procesos de enseñanza y aprendizaje, incluso si la consideráramos un mero objeto de estudio: aunque nuestro objetivo fuera solo aprender gramática, el vehículo de transmisión de tales contenidos no podría ser otro que la propia lengua. Esta es una característica especial de la DLL frente a cualquier otra actividad didáctica: el objeto de aprendizaje es el propio medio de comunicación.