Calidad del Agua: Un Desafío Global para la Salud y el Medio Ambiente
¿Qué es la Calidad del Agua y por qué es Importante?
La calidad del agua es un parámetro crucial que impacta todos los aspectos de los ecosistemas y el bienestar humano. Abarca desde la salud de una comunidad y la producción de alimentos hasta las actividades económicas, la salud de los ecosistemas y la biodiversidad. La calidad del agua influye directamente en la pobreza, la riqueza y los niveles de educación.
Desde una perspectiva administrativa, la calidad del agua se define según su uso final. El agua destinada a recreación, pesca, consumo humano y hábitat acuático requiere altos niveles de pureza, mientras que para la generación hidroeléctrica, los estándares son menos estrictos. Por lo tanto, la calidad del agua se puede definir como las «características físicas, químicas y biológicas del agua necesarias para sostener los usos deseados» (CEPE, 1995).
Es fundamental recordar que, después de ser utilizada, el agua generalmente regresa al sistema hidrológico. Si no recibe tratamiento, puede tener graves consecuencias para el medio ambiente.
Estado Actual de la Calidad del Agua en el Mundo
La calidad del agua a nivel mundial está en declive, principalmente debido a las actividades humanas. Factores como el crecimiento demográfico, la rápida urbanización, la descarga de nuevos patógenos y productos químicos industriales, y las especies invasoras contribuyen significativamente a este deterioro. El cambio climático también agravará esta situación.
Los principales desafíos incluyen la falta de datos y monitoreo de la calidad del agua a escala global, así como la falta de comprensión sobre los efectos de los contaminantes (tanto naturales como antropogénicos) en el medio ambiente y la calidad del agua. En muchos países, la calidad del agua no se considera una prioridad, lo que resulta en una asignación insuficiente de recursos, instituciones débiles y falta de coordinación para abordar los problemas.
Impacto del Crecimiento Poblacional, Urbanización e Industrialización
El deterioro de la calidad del agua ocurre cuando la infraestructura municipal e industrial para el tratamiento del agua y el saneamiento está sobrecargada, es obsoleta o inexistente. En estos casos, las aguas residuales y los desechos se vierten directamente al medio ambiente, contaminando las aguas superficiales y subterráneas. La modernización y expansión de la infraestructura son costosas y, a menudo, no siguen el ritmo del rápido desarrollo. El tratamiento de aguas residuales se está convirtiendo en un problema global apremiante.
La producción agrícola e industrial introduce nuevos problemas de contaminación, convirtiéndose en uno de los mayores desafíos para los recursos hídricos en muchas regiones. La calidad del agua puede verse afectada por:
- Vertidos orgánicos (aguas cloacales).
- Patógenos (incluidos virus) provenientes de desechos humanos y animales.
- Aguas de uso agrícola y desechos cargados de nutrientes (nitratos y fosfatos), que causan eutrofización y pérdida de oxígeno en los cuerpos de agua.
- Salinización debido al riego y la desviación de aguas.
- Metales pesados.
- Contaminación por petróleo.
- Productos químicos sintéticos y persistentes de origen industrial (plásticos, plaguicidas).
- Residuos de medicamentos y pseudohormonas.
- Contaminación radiactiva.
- Contaminación térmica por enfriamiento industrial y operaciones en embalses.
La degradación de la calidad del agua puede afectar el funcionamiento de los ecosistemas y provocar cambios abruptos. Al superar ciertos umbrales, el sistema puede cambiar a un estado muy diferente y colapsar. Por ejemplo, la carga excesiva de nutrientes en ecosistemas acuáticos puede causar proliferación de algas y agotamiento del oxígeno, imposibilitando la vida de muchas especies.
Influencia del Cambio Climático
El cambio climático, especialmente el aumento de las temperaturas y los cambios en los patrones hidrológicos (sequías e inundaciones), afectará la calidad del agua y exacerbará la contaminación por sedimentos, nutrientes, carbono orgánico disuelto, patógenos, plaguicidas y sal, así como la contaminación térmica. Se prevé que el aumento del nivel del mar cause la expansión de zonas de salinización en aguas subterráneas y estuarios, reduciendo la disponibilidad de agua dulce para humanos y ecosistemas costeros.
Aún existen muchas incógnitas sobre los impactos del cambio climático en el agua, especialmente en su calidad. Se necesitan más datos de observación y mejores modelos del cambio climático en relación con el ciclo hidrológico para facilitar la toma de decisiones. La información sobre el impacto del cambio climático en la calidad del agua, los ecosistemas acuáticos y las aguas subterráneas es insuficiente.
Hacia una Calidad del Agua Sostenible: Tratamiento y Purificación
La prevención debe ser la primera prioridad para garantizar la calidad del agua, tanto por sostenibilidad como por inversión y asequibilidad. Las otras dos opciones son el tratamiento y la restauración.
El tratamiento es necesario en algunos entornos naturales debido a la contaminación (por ejemplo, arsénico). Sin embargo, generalmente es más complejo cuando se trata de contaminación causada por actividades humanas.
La restauración de la calidad del agua degradada suele ser costosa, mucho más que la prevención. Rehabilitar un ecosistema implica restablecer el entorno natural en toda su complejidad a su estado original. Los ecosistemas, como las marismas, proporcionan servicios de purificación del agua al reciclar nutrientes, capturar sedimentos y descomponer desechos. Sin embargo, los propios ecosistemas dependen de una calidad de agua adecuada.
Impacto de la Calidad del Agua en la Salud Humana
Una calidad de agua adecuada es fundamental para un medio ambiente sano y la salud humana. La necesidad básica por persona y día es de 20 a 40 litros de agua libre de contaminantes y patógenos para beber y saneamiento, aumentando a 50 litros al considerar la cocina y la higiene. En muchos países, esta cantidad no se proporciona con la calidad requerida.
Los países en desarrollo con rápida urbanización a menudo carecen de instalaciones adecuadas para el tratamiento de aguas residuales, lo que contamina el agua potable y la convierte en la principal causa de enfermedades (afectando la pobreza y la educación) y muerte. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), cada año se registran 4.000 millones de casos de diarrea y millones de otros casos de enfermedades relacionadas con la falta de acceso a agua potable. Anualmente, 1,7 millones de personas mueren por diarrea, principalmente niños menores de cinco años.
La salud humana se ve gravemente afectada por enfermedades relacionadas con el agua (infecciones transmitidas por el agua, provocadas por la escasez de agua, derivadas del agua y transmitidas por vectores que viven en el agua), así como por la contaminación química. A pesar de las mejoras en los servicios de saneamiento desde 1990, el suministro de agua potable y saneamiento sigue siendo un desafío para gran parte de la población mundial. Actualmente, 1.100 millones de personas carecen de un suministro mejorado de agua y más de 2.600 millones no tienen acceso a instalaciones de saneamiento mejoradas. Las mayores diferencias se observan en el África subsahariana y, en menor medida, en Asia occidental y Eurasia. La mejora del saneamiento en zonas rurales ha sido inferior a la de zonas urbanas.
Acuerdos Internacionales sobre Calidad del Agua
No existen acuerdos ambientales globales vinculantes que obliguen a los Estados a proteger los recursos hídricos de la contaminación; esta es una responsabilidad nacional de los gobiernos. La Convención de las Naciones Unidas de 1997 sobre el derecho de los usos de los cursos de agua internacionales para fines distintos de la navegación aún no ha entrado en vigor. Esta convención establece que los cursos de agua internacionales deben utilizarse equilibrando los intereses de los Estados y su protección adecuada.
Sin embargo, la importancia de proteger los recursos de agua dulce se ha reconocido en instrumentos internacionales no vinculantes, como el Programa 21, aprobado en 1992 por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo. El capítulo 18 del Programa 21 establece como objetivo general «velar por que se mantenga un suministro suficiente de agua de buena calidad para toda la población del planeta y preservar al mismo tiempo las funciones hidrológicas, biológicas y químicas de los ecosistemas, adaptando las actividades humanas a los límites de la capacidad de la naturaleza y combatiendo los vectores de las enfermedades relacionadas con el agua».