Análisis de la obra lexicográfica de Esteban Terreros y Pando

Novedad en los métodos de obtención del léxico

La crítica señala la novedad en el uso, por parte de Terreros, de métodos de obtención del léxico mediante determinadas técnicas de obtención provocada, como era acudir a las personas más sabias, o bien por medio de cartas y correspondencias, para que le instruyesen en lo que necesitaba.

Carácter no normativo de la fijación ortográfica

La fijación que Terreros (1786) aplica a la escritura de las entradas de su obra, basada en el uso, es una prueba más de la ausencia de carácter normativo de la fijación ortográfica académica, es decir, su negación como instrumento simbólico, en una época, por otro lado, muy dada a la creación de dichos instrumentos. Si hubiera sido tal, ni siquiera Terreros habría propuesto una ortografía distinta que, por otro lado, en absoluto pretende erigir como norma.

Jerarquía de criterios para la fijación ortográfica

Aplica una jerarquía de criterios para la fijación ortográfica basada, en primer lugar, en el uso constante; a continuación, en el origen conocido; y finalmente, en la pronunciación, en el caso de que no se puedan aplicar satisfactoriamente los dos primeros. Pero, dados los inconvenientes que arrastra la aplicación de los dos primeros, opta finalmente por el criterio de la pronunciación.

Utilidad pública de la ortografía

Quiso conferir una utilidad pública a su ortografía, con el fin de mostrar una manera precisa de escribir uniformemente las voces, modelo que a su vez fuera válido para todos los hablantes. El de la utilidad pública es un concepto clave en el pensamiento de Terreros, aplicado a la totalidad de su obra. Pero, ya centrados en su obra lexicográfica, hay que decir que a dicha utilidad podría deberse la aparición de las voces que conforman el Diccionario Castellano (1786-1788), como manifestación de una integridad lingüística, no solo idiomática (lo que lo aproxima al diccionario histórico total), sino también interidiomática (lo que lo aproxima al vocabulario) e, incluso, cultural (lo que lo aproxima a la enciclopedia).

Variedades de la lengua

Terreros establece ocho tipos distintos de variedades en la lengua. La octava sería la más próxima a lo que conocemos hoy como estándar, con la denominación de lenguaje castellano, y en su explicación puede reconocerse cómo el autor incluye en ella no solo la subvariedad general, sino también las subvariedades funcionales de uso restringido.

Articulación lexicográfica según la variedad

Tiene en cuenta también la posibilidad de establecer una articulación lexicográfica según la cual a cada subvariedad del estándar le correspondería un tipo de diccionario distinto. Y esto es lo que, precisamente, pretendió hacer la Academia, aunque luego no pudo llevarse a cabo. Pero lo que al final consigue Terreros, conforme a sus tres primeras determinaciones, es crear un diccionario de la variedad estándar de la lengua, con el antecedente de las más de 1500 notas léxicas que aparecen en su traducción del Espectáculo de la naturaleza.

Variedades no estándar

Otra variedad de la lengua descrita en Terreros es la que modernamente puede denominarse no estándar, regional o provincial, esta última designación al decir de Terreros. Se observa cómo el autor, en la codificación de su léxico, establece la misma forma de proceder que en la del léxico de la variedad estándar, es decir, la elaboración de un diccionario para cada una de las variedades que conforman la matriz dialectal de la lengua, aunque luego procure aglutinar todo el léxico en un solo diccionario, convirtiendo a esta en una obra codificadora de una integridad idiomática, es decir, el registro léxico de un conjunto de variedades funcionales de la lengua y con una tradición histórica. De nuevo tiene en mente la utilidad pública de dicha codificación.

Bibliografía sobre los dialectismos en Terreros

Al respecto, y al igual que sucede con el léxico técnico, existe ya una amplia bibliografía sobre dialectismos en la obra de Terreros, entre cuyas referencias destacan las de Gloria Guerrero, Marta C. Ayala y Antonia M. Medina, e Isabel Echevarría.

Ampliación de la obra: Los tres alfabetos

No contento con su labor de crear el diccionario de una integridad idiomática, Terreros considera la necesidad de ampliar su obra a la creación de un vocabulario acorde con la tradición lexicográfica, es decir, útil para la traducción en otras lenguas, en este caso las tradicionalmente consideradas como de cultura. Estaríamos ante la quinta determinación del autor: la redacción de Los tres alfabetos francés, latino e italiano con las voces de ciencias y artes que le corresponden con la lengua castellana (1793). En los orígenes de dicha obra parece estar presente, una vez más, la traducción del Espectáculo de la naturaleza, de Noël A. Pluche.

Aproximación a la concepción clásica del vocabulario

Y es precisamente la traducción de los términos lo que hace aproximar la obra de Terreros a la concepción clásica del vocabulario, es decir, la de aquella obra que recoge listas de palabras y su equivalencia en una o varias lenguas, especialmente el latín. Pero esto sucede no solo en Los tres alfabetos…, que se considera como cuarto tomo del Diccionario Castellano, sino también en esta misma obra, gracias a las equivalencias latinas, francesas e italianas que aparecen en la microestructura de las entradas.

Problemas de la lexicografía multilingüe

La incorporación de estas equivalencias implica que tanto en el Diccionario Castellano (1786-1788) como en Los tres alfabetos… (1793) se planteen los mismos problemas que conciernen a la lexicografía multilingüe, dentro de los cuales está el de la existencia de equivalentes en otras lenguas o la necesidad de acudir a la perífrasis.

Pretensiones de un diccionario universal

Finalmente, hay que destacar la pretensión de Terreros de hacer un diccionario universal, en su afán de recoger «todas las especies y objetos del universo». Esta pretensión es palpable también en su última determinación: la creación de un diccionario geográfico en el que aparecieran en los cuatro idiomas y con el mismo régimen de los cuatro abecedarios, todos los reinos, provincias… Fue esta última determinación la que al final nunca pudo realizar. Sea como fuere, todo ello hace que, al carácter cultural intrínseco del diccionario de lengua, como visión del mundo, se una este otro, más ligado a la enciclopedia, un fenómeno también muy de la época del autor, que repercute no solo en la macroestructura, también en la microestructura del Diccionario Castellano.