Análisis de fuentes alternativas de financiación interna y externa

.. FINANCIACIÓN EXTERNA A CORTO PLAZO

Este tipo de financiación, son los llamados créditos de funcionamiento y
consiste en las cantidades que la empresa debe a proveedores, acreedores, bancos, efectos a pagar, etc. por razón de la actividad económica de la empresa, al no
pagarles al contado. Es el llamado pasivo circulante. El vencimiento de estas deudas es inferior al año. Los instrumentos de financiación externa a c/p más utilizados son:
Créditos y préstamos: Son concedidos por las entidades financieras. El préstamo es un contrato mediante el cual una entidad financiera entrega
a la empresa una cantidad de dinero previamente pactada, y esta, se compromete a devolver dicho capital más unos intereses prefijados, según el plan de
amortización establecido. El prestatario paga intereses por la totalidad de los fondos recibidos, ya que dispone automáticamente de todo el préstamo con independencia del momento en que vaya a utilizar el dinero. El crédito (cuenta de crédito o línea de crédito) es un contrato mediante el
cual la entidad financiera procede a la apertura de una línea de crédito y se compromete con la empresa a permitirle disponer de una cantidad de dinero, de acuerdo con sus necesidades, hasta alcanzar un límite acordado. Sólo pagará intereses por las cantidades que haya dispuesto y no por el límite total que se le haya concedido, si bien es frecuente el cobro de una comisión que gira sobre ese límite total. La empresa se compromete a la devolución de las cantidades de las
que ha dispuesto en los plazos establecidos. El “descuento comercial”: Es una operación financiera mediante la cual,
un banco adelanta el importe de una letra de un cliente que tiene un vencimiento LA FINANCIACIÓN EXTERNA A LARGO PLAZO Las principales fuentes de financiación externas a largo plazo son: los préstamos, los empréstitos, el leasing y las aportaciones de los socios. Hay que señalar que las aportaciones de los socios, si bien son una fuente
de financiación externa, no suponen una deuda para la empresa, ya que ésta no tiene la obligación de devolver su importe, en cambio, el resto de las fuentes de financiación externas, si suponen una deuda para la empresa y por tanto tendrá que devolver su importe. Créditos y préstamos a LP: Los que tienen vencimiento superior a un año. Leasing: Es un contrato de arrendamiento con opción de compra, que permite a las empresas que necesitan elementos patrimoniales disponer de ellos durante un período determinado de tiempo, mediante el pago de una cuota, de tal manera que, una vez finalizado dicho período, el arrendatario puede devolver el bien al arrendador, adquirirlo a un precio esidual o volver a renovar el contrato. Empréstitos de obligaciones: Las grandes empresas necesitan, en muchas ocasiones capitales de cuantía muy elevada y no les resulta fácil encontrar entidades financieras dispuestas a conceder préstamos de tales cuantías. En estos casos, las empresas pueden conseguir fondos dividiendo esas grandes cantidades en pequeños préstamos y que sean un gran número de acreedores o prestamistas los que le presten el dinero. Para ello, la empresa emite unos títulos llamados obligaciones para ser suscritos y desembolsados por cada uno de los prestamistas, principalmente pequeños ahorradores. Para que todo el público pueda acceder a la compra de estos títulos, y que todos puedan colaborar en mayor o menor medida a la financiación de la empresa, el valor nominal de los mismos es bajo, alrededor de 60,10 €. Al conjunto total de obligaciones emitidas de una sola vez se le conoce con el nombre de empréstito. Representan una deuda para la empresa, ya que son
una parte proporcional de un préstamo o un empréstito concedido a la entidad emisora y supone para ésta la obligación de pagar unos intereses periódicos y el
reembolso de los títulos al vencimiento.

La Inversión en la Empresa

Las empresas para generar resultados necesitan disponer de activos. Activos circulantes y fijos; materiales e inmateriales.

Todos estos activos se financian con los recursos propios y ajenos que representa el pasivo, y el pasivo de toda empresa tiene su coste, aunque a veces, no seamos muy conscientes de ello. (La contabilidad no registra el coste de oportunidad, el riesgo asumido por la empresa, ni la inflación, por ejemplo).

Por definición, la rentabilidad que se obtiene de los activos, tiene que ser superior al coste del pasivo. Pero también por necesidades de supervivencia de la empresa. Sin embargo, la realidad pone de manifiesto muchas veces otra cosa bien distinta.

Todo el activo de una empresa no esta compuesto por fijo; también existe el activo circulante. Pero especialmente en las empresas industriales, el activo fijo tiene un peso muy importante, y por lo tanto, deben estudiarse y analizarse muy cuidadosamente las decisiones de inversión. Sobre todo teniendo en cuenta, que este tipo de inversiones compromete los recursos de la empresa a largo plazo. Es por lo tanto “absolutamente imprescindible planear bien los proyectos de inversión, con la vista puesta no tan solo en el corto plazo sino también en el medio y largo plazo”.

Ello nos conduce a la necesidad de conocer métodos de análisis y evaluación de inversiones, pero también a aplicar mucho sentido común, puesto que no existe método alguno que garantice el éxito de una inversión concreta. Los modelos de análisis de inversiones, son solo parte del proceso de la toma de decisiones, pero no deben suplir nunca el juicio del analista, es decir, de la persona que toma decisiones.

Además, no debemos cometer el error, de analizar muy bien la inversión cuando ésta es un proyecto, y olvidarnos de la misma, cuando ya es una realidad, cosa que por desgracia, pasa en más de una empresa y en más de una ocasión.

Con frecuencia, una vez puesta en marcha la inversión nos olvidamos de ella. La rentabilidad del activo se calcula (por lo general) de forma global; no se entra en el análisis particularizado de cada una de las inversiones en concreto, y en todo caso, el criterio contable (rentabilidad económica) no es el mismo que el utilizado en el análisis de inversiones. (VAN, por ejemplo).