Afiliación, Atracción y Rechazo Interpersonal: Claves para Entender las Relaciones Sociales

T.8 Afiliación, atracción y rechazo interpersonal. Concepto de afiliación: acto de asociarse o relacionarse con una o más personas (no alude a la calidad, duración o naturaleza del encuentro social) Leary. Factores que motivan a las personas a afiliarse con otras: 1. Modelo de afiliación social O’Connor y Rosenblood: cuando nos desviamos de un nivel de contacto interpersonal referido, tenderemos a ajustar nuestra conducta hasta que restauremos un grado óptimo. Su limitación es que no explica las causas externas. 2. Modelo multidimensional de la afiliación Hill: cuatro razones fundamentales por las cuales las personas se afilian:

  • Obtener estimulación positiva.
  • Recibir apoyo emocional.
  • Adquirir información (reducción de la incertidumbre).
  • Lograr la atención de otras personas.

3. Investigaciones Schachter: afiliación como mecanismo para lograr la claridad cognitiva respecto a determinadas situaciones (nos afiliamos cuando no sabemos cómo reaccionar). 4. Tª de la utilidad de la afiliación Rofé: estrés-afiliación. Tendencia de las personas a relacionarse en situaciones de estrés dependiendo de los B y C percibidos de estar con otras personas. Estos C y B dependen de: características específicas del evento, características específicas de las personas presentes, características específicas de la personalidad de dicha persona.

Midiendo el valor relacional percibido Tª del sociómetro – Sistema de monitorización social Gardner Pickett Brewer: sistema psicológico que rastrea las claves del entorno social relevantes para el valor relacional, alertando a la persona cuando se detectan signos de valor relacional bajo o en declive y motiva la realización de conductas que intentan mantener o aumentar el valor relacional. Este sistema parece operar inconscientemente hasta que se detecta que el valor relacional es bajo o está disminuyendo. En ese momento, el sistema provoca que el individuo considere la situación conscientemente.

Atracción interpersonal En general, la atracción implica la evaluación positiva que una persona realiza sobre otras y el deseo de acercarse a ellas. La atracción interpersonal como una tendencia o predisposición individual a evaluar a otra persona de una forma positiva o negativa. Con el paso del tiempo, se ha completado con los aspectos motivacionales, considerando que la atracción no implica solo la evaluación de una persona sobre otra, sino también el deseo de iniciar contacto o establecer intimidad con ella.

Décadas 60 y 70 se centran en las teorías de refuerzo, según las cuales las personas se sentirán atraídas por quienes les proporcionan algún tipo de recompensa. Estas teorías equiparan las relaciones sociales como un modelo de costes y beneficios. Destacarían: Tª del intercambio social Blau y Tª de la interdependencia Kelley y Thibaut: sugieren que el modo en que las personas se sienten en sus relaciones depende de sus percepciones sobre las recompensas y costes de la relación, del tipo de relaciones que creen que merecen o pueden obtener (su nivel de comparación) y de sus oportunidades para tener una mejor relación con otra persona (su nivel de comparación de alternativas). Tª de la interdependencia Kelley y Thibaut: una persona romperá una relación insatisfactoria cuando los resultados estén por debajo de su nivel de comparación de alternativas. Este concepto hace referencia al nivel más bajo de resultados que estamos dispuestos a aceptar a la luz de las oportunidades que tenemos a nuestro alcance. Es decir, si los resultados no son mucho mejores que otras opciones disponibles, no seremos muy dependientes de esa relación. Tª de la equidad Walster y Berscheid: defiende que las personas no están solo interesadas en conseguir las mayores recompensas y los menores costes, sino que también les interesa la equidad en sus relaciones. Segunda gran tradición teórica la constituyen teorías de la consistencia cognitiva, según las cuales las personas están motivadas a mantener la coherencia en sus actitudes y entre éstas y sus conductas. Tª del equilibrio de Heider aplicada a las relaciones interpersonales. Implica que cuando entre dos personas se establece una estructura cognitiva de equilibrio (p.e., comparten opiniones, valores, creencias, actitudes), se produce entre ellas una relación agradable que conduce a que se sientan atraídas. Del mismo modo, si se produce entre ellas una estructura cognitiva de desequilibrio (p.e., mantienen opiniones o creencias incompatibles), experimentarían la relación con desagrado, lo que disminuiría la atracción entre ellas.

Factores que influyen en que nos sintamos atraídos por otras personas – Efecto de semejanza en la atracción: Me gustas si te pareces a mí. El principio de semejanza establece que las personas se sienten más atraídas hacia quienes son semejantes a ellas. Heider: personas semejantes se gustan entre sí porque forman un sistema equilibrado que les aporta armonía y sentimientos positivos. Byrne: defendía que la semejanza debe generar atracción porque cumple muchas funciones adaptativas, como facilitar interacciones didácticas, promover un sentido de familiaridad y seguridad, además de validar el autoconcepto. Ley de la atracción/semejanza de Byrne: establece que las personas indican sentirse más atraídas hacia otras personas objetivamente semejantes (semejanza real) que hacia otras con quienes comparten pocas características, creencias o actitudes. Paradigma del falso desconocido: estudio que determinó de forma precisa qué cantidad exacta de semejanza predecía la atracción.

Montoya, Horton y Kirchner: meta-análisis en el que investigaban los efectos que la semejanza en actitudes o en rasgos de personalidad tiene en la atracción interpersonal.
Semejanza real: grado en el que una persona es realmente semejante a otra. Semejanza percibida: grado en el cual una persona cree que es semejante a otra. Concretamente, la semejanza real era un fuerte predictor de la atracción cuando no había tenido lugar la interacción. Era un predictor moderado en aquellos estudios en los que la interacción era breve y no predecía la atracción en los participantes entre los que ya existía una relación. La semejanza real tiene influencia en la etapa de formación de relaciones. La semejanza percibida estaba asociada con la atracción independientemente de la cantidad de interacción y de la etapa en la que se encuentre la relación.
Tidwell (experimento de citas rápidas) autores encontraron que la semejanza real no predice la atracción romántica ni cuando la semejanza se produce en rasgos de personalidad ni cuando lo hace en actitudes. Pero la semejanza percibida sí es un predictor de la atracción en este tipo de encuentros. La semejanza real podría servir como una ley del mantenimiento de la relación más que como una ley de atracción.

El efecto de la reciprocidad en la atracción: Me gustas si te gusto – nos gustan aquellas personas a las que les gustamos. Este efecto puede producirse incluso cuando las personas se encuentran por primera vez y durante unos pocos minutos. Conocer que le gustamos a alguien nos hace sentirnos más atraídos por esa persona, ya que esto genera sentimientos positivos y el pensamiento de que esa persona nos va a tratar bien, pero solo si esto nos hace sentir especiales (el efecto de reciprocidad no se produce si a esa persona le gusta todo el mundo). Las personas que generan incertidumbre sobre cuánto les gusta alguien pueden lograr que aumente el interés de esa persona hacia ellas.

Kenny distingue entre dos indicadores independientes de reciprocidad: generalizada y diádica. – La reciprocidad generalizada hace referencia al hecho de que las personas a las que generalmente les gustan los demás tienden, a su vez, a gustarles a los demás. La diádica se circunscribe a cuando esto ocurre entre dos personas.

Lehr y Geher experimentaron que demostraron que nos sentimos más atraídos hacia personas a las que les gustamos que hacia las personas con las que compartimos actitudes. Gana la reciprocidad ante la semejanza.

Efecto de la familiaridad en la atracción

Nos sentimos más atraídos hacia quienes nos resultan familiares que hacia quienes no. La familiaridad es definida como el grado de exposición que una persona tiene a otra.
La proximidad predice la atracción. Pero el efecto de la proximidad se debe a la familiaridad: las personas que tenemos más próximas a nosotros se convierten en más familiares.
El efecto de mera exposición se produce incluso (y con más fuerza) cuando la persona no es consciente de estar percibiendo el estímulo.

Cuatro explicaciones sobre por qué la familiaridad predice la atracción: Condicionamiento clásico, como los encuentros sociales son moderadamente positivos a nivel afectivo, cuanto mayor sea la frecuencia de nuestros encuentros con otras personas, en mayor medida los asociamos con emociones positivas. Razones evolutivas, alude a que los estímulos nuevos generan incertidumbre y reacciones de cautela que disminuyen a medida que la exposición repetida a ellos muestra que son benignos. Procesar perceptiva y cognitivamente con mayor fluidez los estímulos familiares y que esta fluidez sea percibida positivamente a nivel afectivo. Condicionamiento clásico, la exposición repetida crea oportunidades para la interacción. Reis et al. considera que la atracción es mayor cuantas más conversaciones habían tenido los participantes.

El atractivo físico – es un importante predictor del grado en el que nos sentimos atraídos por una persona. Se ha demostrado que las personas atractivas son juzgadas y tratadas más positivamente que las no atractivas. Efecto Halo.

La experiencia de sentirse rechazado El término rechazo es utilizado de forma general para describir cualquier situación en la que las personas perciben algún tipo de amenaza a la pertenencia, tanto cuando esta amenaza ha sido clara y directamente comunicada, como cuando simplemente está implicada de forma indirecta.
Leary: todas las experiencias de rechazo tienen en común la existencia de un bajo valor relacional, es decir, otras personas no consideran relacionarse con la persona rechazada de manera tan valiosa o importante como dicha persona desearía. Las consecuencias de sentirse rechazado suelen ser conductuales, cognitivas y emocionales.

Conducta: afecta al motivo social de afiliación y pertenencia, así que una de las posibles consecuencias puede ser el aumento de la conducta agresiva hacia otras personas, aunque no tengan nada que ver. Disminución de las conductas prosociales, ya que el rechazo interfiere temporalmente en las respuestas emocionales, impidiendo experimentar empatía hacia los demás, debilitando la conducta de cooperación y ayuda hacia los demás. Si se tiene una fuerte necesidad de pertenencia, estas personas pueden manifestar interés por formar nuevos vínculos sociales, aunque sea con personas que simplemente los acepten, evitando así el poder ser nuevamente rechazadas.

Cognición: disminución temporal sobre el rendimiento intelectual (test de inteligencia). El rechazo afecta a los procesos cognitivos controlados, pero no a los automáticos. Puede que simplemente las personas se vuelvan más pasivas y no quieran esforzarse por pensar.

Emoción: las investigaciones son contradictorias. Blackhart: produce un cambio a un estado emocional más negativo, pero sentirse peor no significa sentirse mal. Las personas pueden pasar de positivo a neutro. También se ha demostrado que las personas que tienen un autoconcepto independiente (piensan que son diferentes al resto de las personas y enfatizan las metas individuales sobre las grupales) una experiencia de rechazo aumenta su creatividad.

T.9 Conducta de ayuda

Conducta prosocial: se refiere a toda conducta que, en el contexto de una sociedad determinada, se entiende como generalmente beneficiosa para otras personas y para el sistema social. Este es un término categorial amplio, ya que engloba otros más específicos como el de conducta de ayuda y conducta altruista.

Conducta de ayuda: cualquier acción que tenga como objetivo proporcionar algún beneficio o mejorar el bienestar de otra persona.

Conducta altruista: para que una acción se considere altruista no basta con que sus consecuencias sean beneficiosas para el que la recibe, ni siquiera es suficiente que haya intención de ayudar.
Existen dos definiciones de conducta altruista:

  1. Término usado en Psicología social: alude a los factores motivacionales, categoría que solo incluye aquellas conductas de ayuda realizadas voluntaria e intencionadamente con el fin primordial de reducir el malestar o el problema de otra persona y sin tener en cuenta las propias necesidades.
  2. Referente a la relación costes-beneficios: categoría que incluye cualquier conducta de ayuda que proporcione más beneficios al receptor que al que la realiza. Algunos autores imponen además la condición de que el donante de la ayuda incurra en algún coste.

Cooperación: término relacionado con los anteriores que se refiere al caso en el que dos o más personas se unen para obtener una meta común que será beneficiosa para todos los implicados. Existe una interdependencia entre ellos.

Cuándo ayuda la gente: depende de dos cuestiones que se estudian por separado, aunque van unidas: las características de la situación y de la persona que necesita ayuda. Incidente de Kitty Genovese

 Características de la situación: Darley y Latané formularon la primera hipótesis contraria: cuanto mayor sea el número de espectadores, menor será la probabilidad de que cualquiera de ellos preste la ayuda necesaria. Esto se conoce como “el efecto de los espectadores”; cuando hay más supuestos espectadores, la conducta de ayuda queda inhibida, pero aun así los sujetos muestran signos de inquietud y preocupación.

 Cómo influyen las características de la situación en la decisión de ayudar o no: para que un individuo que se encuentra ante una emergencia se decida a prestar ayuda, en primer lugar, tiene que darse cuenta de que algo anómalo está ocurriendo. Muchas veces ocurren cosas a nuestro alrededor que nos pasan desapercibidas, bien sea por los procesos de atención selectiva, nivel de estrés o de actividad que hace que tengamos la mente ocupada en otras cosas. Una vez que una persona se da cuenta de que está pasando algo anormal, pueden ocurrir dos cosas: que lo interprete como una emergencia en la que alguien necesita ayuda o que no lo interprete así. Eso dependerá de la claridad de la situación y de que lo hagan otras personas. Cuando la situación es ambigua, la gente recurre a indicios sociales, es decir, existe una dependencia informativa de los otros.

Ignorancia pluralizada: consiste en inhibir la expresión de una actitud o emoción porque se piensa que la mayoría no la comparte, aunque en realidad no sea así. La influencia social informativa que ejercen unos observadores sobre otros aumenta con la semejanza entre ellos. A la hora de interpretar una situación ambigua, las personas se guían más por lo que dicen o hacen otros como ellos que por personas muy diferentes. Teoría de la comparación social de Festinger. Según el modelo de Latané y Darley, no basta con que el observador se dé cuenta de que algo esté pasando, ni siquiera es suficiente que lo interprete como una emergencia. Debe además considerar que tiene la responsabilidad de prestar ayuda.

Difusión de la responsabilidad: la presencia de más de un observador en una situación de emergencia o donde alguien necesita ayuda puede hacer que ninguno de ellos se sienta responsable de actuar. Aunque un observador se sienta responsable de proporcionar ayuda en una situación concreta, puede no hacerlo por considerarse incapaz o por no saber cómo actuar. A pesar de cumplirse todos los pasos anteriores, la persona puede decidir no actuar por miedo a los costes que le supondría hacerlo.

Características de la persona que necesita ayuda: es más probable que ayudemos a alguien que nos resulte atractivo o que sea semejante a nosotros.

Mark Levine, Prosser, Evans y Reicher mostraron que era posible conseguir que este tipo de discriminación entre endogrupo y exogrupo a la hora de prestar ayuda disminuyese significativamente apelando a una categoría de orden superior que fuese capaz de englobar a más de un grupo.

Recategorización: estrategia según la cual, para conseguir que las personas estén dispuestas a ayudar a otras, es resaltar identidades que sean inclusivas en lugar de exclusivas. Extender el sentido del concepto “nosotros” para incluirles a “ellos”. La semejanza entre la víctima y el observador puede influir en la conducta de ayuda a través de otro proceso: el de culpabilización de la víctima. La tendencia a ayudar a alguien es mayor si se considera que su problema se debe a circunstancias ajenas y fuera de su control que si se atribuye la causa a esa persona.
Atribución defensiva: cuanto más semejante a nosotros es una persona, mayor es nuestra tendencia a considerar que no tiene la culpa de lo que le pasa. Si el otro se parece a nosotros, pensar que es responsable de su problema implicaría reconocer que nosotros también podríamos cometer el mismo error.
Sin embargo, en determinados casos, la atribución defensiva puede llevar al resultado contrario. Cuando el problema de la otra persona es muy grave, percibir al otro como semejante nos puede recordar que eso mismo podría pasarnos a nosotros, lo que nos produce una desagradable sensación de amenaza.
Doble estrategia: distorsionar la percepción de la víctima asignándole características negativas (falta de inteligencia…) y después atribuir la responsabilidad de lo que le ocurre.
Dicha atribución suele ir acompañada de reacciones emocionales negativas hacia ella y el juicio de que no merece que se la ayude, con la consecuencia final de la negación de la ayuda a esa persona. La tendencia de culpabilizar a las víctimas en general es especialmente marcada en las personas que mantienen una creencia de un mundo justo.

Cómo ayuda la gente – Piliavin: modelo referente a las consideraciones en términos de costes y beneficios que mueven a la persona a ayudar o no. Este modelo denominado “de activación y coste-recompensa”. Si los costes de proporcionar ayuda a otro tienen más peso que los beneficios, la persona se decidirá por no actuar, a menos que los costes de no ofrecer ayuda sean todavía mayores. Se consideran más determinantes los costes que los beneficios. La situación en la que más difícil resulta predecir cómo se comportará el observador es aquella en que tanto los costes de ayudar como de no hacerlo son bajos. Aquí tienen mucho más peso otros factores, como las normas sociales y personales, las diferencias de personalidad, las relaciones entre el observador y la víctima u otras variables situacionales.

Por qué ayuda la gente: Causas inmediatas. 3 fuentes motivacionales relacionadas con la conducta de ayuda: los mecanismos de refuerzo (positivo o aversivo), los factores emocionales y las normas sociales y de refuerzo. 1. La conducta de ayuda y el refuerzo: desde la perspectiva del aprendizaje por refuerzo, las personas ayudan porque en el pasado se han visto reforzadas por hacerlo, bien sea mediante resultados positivos o mediante la evitación de consecuencias negativas. Aprendizaje vicario o aprendizaje por observación de modelos. Tanto el refuerzo positivo como el aversivo tienen efecto en el aprendizaje de la conducta prosocial. Las personas que hayan obtenido una consecuencia negativa a raíz de una conducta de ayuda mostrarán una tendencia mucho menos a ayudar a otros en el futuro que los que hayan recibido un refuerzo positivo. Si el castigo por ayudar da como resultado una disminución en la frecuencia posterior de conductas de ayuda, el castigo por no ayudar debería aumentar esa frecuencia. Sin embargo, no es así. Parece ser que el castigo produce un estado emocional negativo (ira u hostilidad) que es incompatible con la tendencia a beneficiar a otros.

2. Factores emocionales: el buen estado de ánimo se relaciona positivamente con la conducta de ayuda y también dicha relación positiva puede interpretarse a la inversa, atribuyéndose al hecho de que ayudar contribuye a mantener ese estado de ánimo positivo. Cuando el acto de ayudar es demasiado costoso o desagradable, la gente que está de mejor humor no es la que más ayuda. Con el estado de ánimo negativo, la relación es bastante más compleja. A veces son precisamente las emociones negativas las que nos impulsan a ofrecer ayuda a otra persona. Es el caso del sentimiento de culpa. La gente que se siente culpable hacia alguien tiene más tendencia a ayudar, no solo a aquél al que cree haber perjudicado, sino también a otros. Mecanismo para restaurar la propia imagen, deteriorada por haber causado algún perjuicio a otra persona. Simplemente presenciar cómo se perjudica a otra persona hace que la gente se muestre más proclive a prestar ayuda. Aquí no sería la culpabilidad, sino la tristeza la etiqueta adecuada para la emoción que impulsa a ayudar.

Modelos motivacionales – El modelo del alivio del estado negativo Cialdini: según el cual la gente experimenta emociones negativas de culpa por haber perjudicado a alguien o de tristeza por haber sido testigo del daño a otra persona (o por cualquier otro motivo), se siente motivada a reducir ese estado emocional desagradable. Una de las vías para conseguirlo es la conducta de ayuda por sus consecuencias reforzantes aprendidas en experiencias anteriores. (No es la única y habiendo otras posibilidades puede no estar tan motivada por seguir esta). Modelo de activación y coste-recompensa de Piliavin: en este modelo se sostiene que el presenciar el sufrimiento de otra persona provoca en el individuo una activación empática (una reacción fisiológica consonante con el sufrimiento observado) que, cuando es atribuida al problema de otro, se experimenta como una emoción desagradable que mueve al individuo a reducirla. Ayudar al otro suele ser una forma de reducir ese estado emocional desagradable. Esta activación parece ser universal, aunque la activación por sí sola no conlleva a la conducta de ayuda.

Diferencias entre estos dos modelos motivacionales son: El modelo del alivio del estado negativo sostiene que, independientemente de la causa a la que se atribuyan, ciertos estados emocionales negativos (especialmente culpabilidad y tristeza) pueden motivar a la conducta de ayuda. La conducta de ayuda no es más que una alternativa de acción entre varias posibles para reducir un estado emocional negativo que no se atribuye a nada en concreto. En el modelo de activación y coste-recompensa se considera fundamental que la activación desagradable sea atribuida al sufrimiento o el problema de otra persona para que desencadene en el individuo la acción de ayudar. Cuando la causa del malestar se atribuye al sufrimiento de otra persona, la manera de reducirlo será ayudando a esa persona para que deje de sufrir.

Lo que tienen en común estos dos modelos es su visión egoísta de la conducta de ayuda. Batson defiende que la gente puede ayudar a otros es llevada por una motivación egoísta y probablemente es lo que ocurre en muchas ocasiones, pero también existe una motivación altruista basada en la empatía.
La empatía es una capacidad cognitivo-emocional que permite a las personas ponerse en el lugar de otras y entender lo que están sintiendo, además de reaccionar emocionalmente ante ese sentimiento del otro e, incluso, llegar a sentir lo mismo que él. Batson señala un matiz muy importante:
no es lo mismo entender y experimentar (o imaginar) cómo se siente una persona // Preocupación empática que da lugar a una conducta altruista// que imaginar cómo se sentiría uno en esa misma situación // Sentimiento de malestar empático centrado más en uno mismo provoca una motivación egoísta de reducir ese malestar.

Modelo de empatía-altruismo de Batson: ver a otra persona que necesita ayuda puede provocar, no solo un estado de activación desagradable, sino también una respuesta emocional de preocupación empática por lo que le ocurre al otro que mueve al individuo a actuar, no para reducir su malestar, sino para aliviar la necesidad del otro. Novedad -> la conducta humana puede ser verdaderamente altruista.
Conclusión del experimento de Batson es que la motivación egoísta no es la única que guía nuestra conducta a la hora de beneficiar a otros, aunque sea frecuente. Existe también una motivación altruista en algunos casos que nos hace buscar el bienestar del otro por sí mismo.

3. Las normas sociales y personales: norma o principio de reciprocidad. Equidad/equilibrio entre lo que cada persona aporta y recibe. Según la norma de responsabilidad social, la gente debe ayudar a aquellos que no pueden valerse por sí mismos. Pero también existen normas personales, o sentimientos de obligación moral de actuar de una determinada manera.

El origen evolutivo de la conducta de ayuda – Hamilton y Trivers resolvieron la paradoja del altruismo mediante su explicación de los procesos de selección por parentesco y altruismo recíproco, respectivamente. Un individuo puede conseguir que sus genes pasen a la siguiente generación sin necesidad de reproducirse él mismo, ayudando a individuos que comparten su dotación genética (selección por parentesco) y también puede resultarle ventajoso ayudar a otros no emparentados con él si existe una probabilidad elevada de que le sea devuelto el favor a él o a sus parientes en un futuro (altruismo recíproco). Con estos dos mecanismos se consigue aumentar las posibilidades de propagación genética (eficacia biológica inclusiva). El problema con la perspectiva de la eficacia biológica es que está excesivamente centrada en el nivel genético y no permite explicar fenómenos que se dan a otros niveles. Se ha propuesto un tercer mecanismo para explicar la evolución del altruismo: la selección de grupo.
Según esta teoría, cuando dos grupos compiten entre sí, aquel que tenga más individuos dispuestos a sacrificarse por su grupo de manera altruista, o a cooperar entre sí, será capaz de quedar por encima de un grupo en el que predominen los individuos egoístas. Esta idea fue sugerida en primer momento por Darwin con el apelativo de selección multinivel.

Para que el altruismo sea ventajoso, al menos tienen que cumplirse dos condiciones:

  1. El individuo debe ser capaz de reconocer a sus parientes y el grado de proximidad genética que tienen con él, así como a otros individuos altruistas en el caso de altruismo recíproco.
  2. Debe ser posible detectar y castigar a los posibles “tramposos” que reciben el favor pero no lo devuelven.

Leda Cosmides y John Tooby: los seres humanos poseemos un mecanismo heredado para detectar cuando alguien viola la norma de reciprocidad en una relación.

Otros autores han sugerido que las reacciones emocionales negativas e intensas que tenemos cuando somos víctimas de un engaño son también un mecanismo evolucionado para motivarnos a castigar a los tramposos.

Aunque la preocupación empática parece ser una respuesta emocional bastante involuntaria, no es indiscriminada, sino que está sujeta a control cognitivo. Sentimos más empatía hacia personas con las que nos unen vínculos afectivos, o a las que percibimos como similares a nosotras en algún aspecto y no a aquellos que nos han engañado o perjudicado en otras ocasiones anteriores.

Modelo de percepción-acción Preston y de Waal explican la empatía desde el punto de vista de la neuroanatomía. Según este modelo, si una persona presta atención al estado emocional de otra, se activa automáticamente en su cerebro una representación de un estado similar. Neuronas espejo.
El nivel más básico de este proceso sería lo que se conoce como contagio emocional, en el que no se distingue entre el sufrimiento del otro y el propio y que se ha observado en bebés humanos y también en otras especies. A medida que el sistema cognitivo se va haciendo más complejo, esa activación vicaria ante el sufrimiento de otro evoluciona a formas más elaboradas. Una de ellas es la preocupación empática, en la que la emoción ya no tiene su origen en uno mismo, sino que se atribuye al sufrimiento del otro y lo que se busca es aliviar su malestar.
El nivel más complejo lo ocupa la toma de perspectiva empática, que incluye la preocupación por el malestar del otro, pero va más allá, ya que se adopta su punto de vista y se entiende su situación y la razón exacta de su malestar, lo que le permite ofrecer una ayuda más apropiada para el problema en cuestión.

La segunda causa última de la conducta de ayuda es la influencia de la cultura. Durante el desarrollo del individuo se producen cambios tanto en los factores que motivan la conducta de ayuda como en la forma de percibir e interpretar las circunstancias a la hora de ayudar o no.
El desarrollo de la conducta de ayuda durante la vida del individuo depende de tres procesos: la maduración socio-cognitiva, la socialización y el aprendizaje. Hay determinadas cosas que no se pueden aprender hasta alcanzar un determinado nivel de maduración cognitiva, así como el progresivo conocimiento de lo que es valorado y rechazado socialmente, así como la experiencia de lo que resulta apropiado en cada situación, adquirida en la relación con otros. La socialización y el aprendizaje enseñan al niño los beneficios del comportamiento prosocial y este desarrollo no se produce solo durante la infancia, sino que se extiende a lo largo de toda la vida del individuo.

La conducta de ayuda desde el punto de vista del que la recibe

Gross y McMullen: la solicitud de ayuda a otra persona es el resultado de un proceso de decisión en el que el individuo plantea tres cuestiones consecutivas:  1. ¿El problema se solucionaría si alguien me ayudara?   2. ¿Pido ayuda a alguien o no?    3. ¿A quién pido ayuda? En la decisión de pedir ayuda o no, las personas sopesamos dos factores: los beneficios que se esperan de la ayuda y los costes de pedir ayuda.

Nadler: el que una persona pida ayuda o no depende de sus características personales, la naturaleza del problema y el tipo de ayuda que necesita, y las características del potencial donante de ayuda. Es más costoso en términos de autoestima pedir ayuda psicológica o apoyo social para los hombres y para las personas de alta autoestima, en especial si el potencial donante de ayuda es un extraño. También el no poder devolver el favor al otro cuando creemos que se espera de nosotros que lo hagamos es un factor disuasorio a la hora de pedir ayuda. Muchas veces la gente prefiere pedírsela a alguien que pueda ayudar sin ser demasiado amenazante para la propia autoestima, antes que a la persona más competente.

Clark y Mills: la relación entre dos sujetos que no se conocen entre sí corresponde a lo que llaman relación de intercambio, en la que la conducta se mueve por consideraciones de estricta reciprocidad: el que hace algo por otro espera que el favor le sea devuelto y si recibe algo de otro sabe que debe corresponder. Todo esto es debido al fenómeno de la comparación social, que dejaría nuestra autoestima por los suelos (una persona diferente puede tener algo que a nosotros nos falta, pero si el otro se nos parece, pedirle ayuda es reconocer que somos menos competentes que él).

Reacción ante la ayuda recibida sin haberla solicitado – Nadler y Fisher: modelo basado en el sentimiento de amenaza a la autoestima. Las reacciones positivas o negativas de la gente ante la ayuda ofrecida dependen de la cantidad relativa de amenaza y de apoyo percibidos. En general, una persona percibirá una ayuda no solicitada como amenazante para su autoestima cuando: Procede de una persona socialmente comparable a ella   – Amenaza la propia autoridad y autonomía   – Además de implicar una obligación de devolver el favor no da ninguna oportunidad para hacerlo   – Sugiere que la persona que recibe la ayuda es inferior a la que la ofrece y depende de ella   – Se refiere a un problema central para la identidad del receptor y éste lo atribuye a causas internas   – No coincide con los aspectos positivos del autoconcepto del receptor (pedir ayuda es incongruente con una autoestima elevada)   – La ayuda requiere habilidades importantes por parte del que la proporciona, como inteligencia o creatividad (cualidades mejor valoradas que la fuerza física)   A largo plazo, provocar reacciones negativas puede ser positivo para el receptor. Esto ocurre cuando recibir ayuda sin haberla pedido motiva a la persona para esforzarse más en mejorar su situación y hacerse menos dependiente de la ayuda de los demás, contribuyendo a aumentar su sentimiento de control sobre su propia vida.

T.10 Agresión

¿Qué se entiende en psicología social por agresión? Baron y Richardson: agresión es cualquier forma de conducta realizada con la intención de hacer daño a la otra persona (o grupo) que quiere evitarlo.

La conducta agresiva se caracteriza como tal por la motivación que la impulsa, no por sus consecuencias. Aunque el daño realmente no llegue a producirse. Del mismo modo, si el que realiza la acción no tenía intención de hacer daño, no se consideraría agresión. El punto de vista de la víctima también es decisivo. Solo si ésta quiere evitar dicha acción intencionada del otro, hablaríamos de agresión.

El término violencia es más concreto y se suele referir a formas más graves de agresión física o no física que buscan controlar, castigar o incluso destruir a otras personas. Todos los actos violentos son agresivos, pero no toda conducta agresiva tiene por qué ser violenta.

En cuanto a la maldad, aunque hay diferentes definiciones del concepto, los elementos esenciales de sus actos son el carácter cruel y extremadamente dañino y el tratarse de acciones (u omisiones) injustificadas, al menos, desde el punto de vista de la víctima. Toda maldad siempre implica agresión, pero no toda agresión debe considerarse un acto de maldad.

Agresión relacional: se define como daño intencionado a las relaciones sociales de otra persona, a sus sentimientos de aceptación y de inclusión en un grupo. Este “dolor social” se ha demostrado que sus efectos son más duraderos y nocivos que los del dolor físico.

Distinción clásica en el estudio de la conducta agresiva que hace referencia a su función y a los motivos que la impulsan: Agresión hostil: caracterizada por una fuerte carga emocional, por ser impulsiva y por estar motivada fundamentalmente por el objetivo de hacer daño a otro. Se suele producir como una reacción a la provocación. Agresión instrumental o proactiva: fría, premeditada y no está motivada exclusivamente por el deseo de hacer daño, sino por otra meta diferente, como conseguir dinero o poder a costa de otras personas. Es un medio para conseguir algo determinado.

Cómo se explica la conducta agresiva en psicología social – La agresión como impulso innato – Teoría de la frustración-agresión inspirada en los primeros escritos de Freud. Considera que toda la conducta agresiva humana es resultado de un impulso interno del organismo que se activa cuando a éste se le impide conseguir una determinada meta que intenta alcanzar (no se trata de un instinto siempre presente, como postulaba Freud). Esa interferencia inesperada en el logro de una meta por parte de un agente externo (otra persona) es lo que se entiende aquí por frustración, es decir, no tiene una connotación emocional, sino conductual.

En la primera versión de esta teoría, Dollard, Doob, Miller, Mowrer y Sears defendían dos postulados: 1. Toda conducta agresiva es resultado de la frustración. 2. La frustración siempre da lugar a alguna forma de agresión.

Miller la modificó en parte, admitiendo que la frustración instiga otros impulsos aparte del de agredir, como puede ser el huir de la situación. No obstante, seguía afirmando que la agresión siempre va precedida de frustración. Esta teoría tiene dos inconvenientes graves: 1. Niega la posibilidad de que la agresión se deba al aprendizaje. 2. Influencia de la cultura. 3. Considera que toda agresión tiene como objetivo hacer daño a quien obstaculiza la obtención de la meta que el agresor perseguía. No explica aquellas conductas agresivas que se realizan para obtener algún beneficio al margen de hacer daño a otro, o porque se han visto reforzadas en ocasiones anteriores.

Como la evidencia empírica demostraba que ni toda agresión es producto de la frustración, ni siempre que alguien se siente frustrado en sus objetivos agrede a otros.

Ampliación de la hipótesis con tres matizaciones Berkowitz: 1. No es la frustración en sí la que provoca la tendencia a agredir, sino el estado afectivo negativo que la frustración desencadena. 2. Cualquier suceso o estímulo aversivo (no solo la frustración) produce un estado de ánimo negativo que puede llevar a la agresión o a la huida. 3. El que la agresión se produzca o no dependerá de la interpretación cognitiva que se haga de la situación y de la presencia de claves externas asociadas con la agresión.

Lo que propone ya no es una relación directa entre bloqueo de una meta (frustración) y respuesta agresiva, sino un proceso más complejo en el que intervienen factores cognitivos y emocionales.

Teorías psicosociales de la agresión

El modelo neoasociacionista cognitivo

Berkowitz parte de la teoría de la frustración-agresión, la amplía e introduce importantes matizaciones. La más importante consiste en proponer un mecanismo causal que explica por qué los estímulos o situaciones que nos resultan aversivos pueden instigar nuestra tendencia a agredir. Este mecanismo causal es el estado afectivo negativo. Este autor se centra en la agresión reactiva u hostil (no premeditada).

El proceso se desarrolla de siguiente forma:
         1. Una experiencia desagradable que nos provoca un estado afectivo negativo
         2. Este estado afectivo negativo automáticamente activa en nosotros tendencias de ataque y de huida.
         3. Cuando nos percatamos de esas reacciones corporales y mentales asociadas al ataque o a la huida se            desarrolla en nosotros una experiencia emocional de ira o miedo. (mas específicas que el afecto negativo                inicial son emociones básicas y poco elaboradas)
         4. Si estamos lo suficientemente motivados podemos hacer atribuciones causales sobre qué ha hecho que       nos sintamos así y considerar las consecuencias. Cuando esa actividad cognitiva deja de ser automática y se                convierte en un procesamiento controlado y deliberado, que da sentimientos más elaborados de enfado,           irritación, celos, desprecio u otros derivados de la emoción inicial de ira y más diferenciados del miedo.
         5. La tendencia a agredir, instigada por el afecto negativo, se transformará en conducta agresiva con               mayor probabilidad cuando se den las siguientes condiciones:
                         Cuando la activación interna provocada por la experiencia aversiva sea lo suficientemente intensa
                         Cuando haya un blanco disponible para descargar en él la agresión
                         Cuando falle la autorregulación (actuemos de forma impulsiva) sin pensar en lo que hacemos o                        sentimos

Es el estado afectivo negativo, que activa la asociación de pensamientos emociones y conductas relacionadas en nuestra memoria con la agresión, el que instiga el comportamiento agresivo, y el procesamiento cognitivo deliberado posterior es el que inhibe o potencia nuestra tendencia a agredir.

La agresión puede ser provocada por estimulación externa procedente de la situación. Entre las posibles explicaciones del poder instigador de los estímulos externos destacan dos:
                         Los estímulos pueden tener un significado agresivo para la persona
                         Los estímulos recuerdan una experiencia desagradable y por asociación activan pensamientos emociones y       ligadas a la agresión

Teoría del aprendizaje social/Por observación

Bandura amplió las teorías del aprendizaje por condicionamiento. No le interesaban los aspectos impulsivos de la agresión sino las influencias externas que la instigan y la mantienen. Su foco de atención se centra en la agresión instrumental.
El comportamiento agresivo se aprende no sólo por las consecuencias que tiene pare el que lo realiza, sino, sobre todo viendo a otras personas comportarse agresivamente.
Una vez observada y aprendida la conducta puede ser imitada pero no es necesaria la ejecución de la conducta para su aprendizaje. Ducha imitación no tiene por qué darse inmediatamente después de que la conducta haya sido observada.
La probabilidad de imitación aumenta si el modelo es percibido como semejante a nosotros en algún sentido, si nos resulta atractivo, y si recibe algún premio por agredir, o su comportamiento agresivo permanece impune. A estas recompensas Bandura las llama refuerzos vicarios porque no es el propio observador quien los recibe aunque tienen el mismo efecto para hacer atractiva la conducta.
El comportamiento se adquiere por observación y se mantiene por refuerzos contingentes. Constituye quizá el principal enfoque a la hora de explicar cómo las personas adquieren comportamientos agresivos y los mantienen en su repertorio conductual.

Modelo general de agresión

Anderson y Bushman. El punto de partida de una interacción agresiva reside en características personales del actor (grado de irascibilidad) y estímulos externos (como una provocación por parte del otro) que coinciden en una determinada situación y evocan en esa persona un conjunto de procesos internos interrelacionados (cogniciones, emociones y síntomas de activación)
Si el actor carece de tiempo, capacidad y/o motivación, actuará de forma impulsiva a partir de esa evaluación automática, con agresión o sin ella según sea el resultado de dicha evaluación. En caso contrario, tendrá lugar una fase de reevaluación más controlada y elaborada, en la que intervienen el razonamiento y los juicios morales, y que implica buscar distintas interpretaciones alternativas de la situación y lleva a la selección y ejecución de una respuesta conductual concreta. Dependiendo de esa reevaluación, la respuesta será agresiva o no agresiva.
Cada episodio agresivo es considerado como un ensayo de aprendizaje social en el que los esquemas adquiridos por observación o por propia experiencia y relacionados con la agresión se repiten, se refuerzan y se acaban automatizando.

Por qué agredimos a otros

Factores de la situación

Factores que precipitan la agresión

Instigadores sociales: La provocación es, probablemente, el principal detonante de agresión en el ser humano (Agresión hostil o reactiva). La provocación induce un estado emocional negativo en el que las sufre aunque el grado de negatividad y el tipo de respuesta que provoca son factores personales. Si el que sufre la provocación es consciente de que existen             circunstancias atenuantes la acción tendrá menos impacto en ella. Por el contrario si se atribuye intenciones hostiles al provocador su reacción más probable será responder a la agresión con agresión. Factores que pueden explicar la respuesta agresiva del rechazo.

La relación entre rechazo y agresión no se limita a experiencias recientes sino que incluso el recuerdo de episodios pasados es suficiente para instigar la tendencia a agredir. El rechazo por parte de los padres o de los compañeros durante la infancia se asocia con comportamientos agresivos en etapas posteriores de la vida. La respuesta agresiva parece más probable cuando la persona rechazada no tiene expectativas de volver a ser aceptada.

La percepción de ser injustamente tratado: Cuando una persona considera que se ha violado su derecho a un trato justo y respetuoso experimentando ira y reaccionando agresivamente para recuperar una imagen positiva ante sí mismo y ante los demás.
Privación relativa: Imposibilidad percibida de alcanzar lo que se considera una aspiración razonable o justa porque otra persona o grupo lo impide. No es la privación en sí misma la causa del conflicto, sino la privación en comparación con lo que uno espera o cree que debería tener.
Criterios para decidir que las propias aspiraciones son razonables:
                         Normas sociales que especifican lo que cualquiera debería conseguir en esas circunstancias.
                         La propia experiencia en circunstancias similares del pasado
                         Resultados obtenidos por otros que se consideran comparables a uno mismo o al propio grupo
                         Lo que otros dicen que uno, o el propio grupo, merece.

Instigadores no sociales:  Las claves agresivas son objetos o imágenes que están presentes en la situación y     que activan en nuestra memoria pensamientos y/o emociones relacionados con la agresión.

Priming/Presencia de armas

No solo las armas, sino cualquier estímulo que la persona relacione con la agresión puede aumentar la saliencia de pensamientos agresivos con su mera presencia en la situación. No es necesario que la persona sea consciente de esa presencia. Lo que sí es fundamental para que un determinado estímulo active cogniciones agresivas en la persona es que ésta lo asocie con la agresión.

Estresores ambientales: Efecto del calor, hacinamiento y ruido.

Factores que interfieren en la inhibición de la agresión

Factores situacionales que obstaculizan esa inhibición. Uno de ellos el consumo de alcohol aunque la relación entre este y la agresión no es directa. En ausencia de factores instigadores el efecto del alcohol en la agresión es prácticamente nulo. Otro de los factores que interfieren en la inhibición de la conducta agresiva es el anonimato.

Factores internos del individuo

Factores emocionales
El estado emocional negativo no es condición necesaria ni suficiente para la agresión. La emoción que tradicionalmente se ha asociado con la agresión es la ira.

Anderson y Brushman  Formas en la que la emoción de la ira puede causar agresión:
Ira preactiva: Pensamientos, esquemas de situaciones y reacciones motoras expresivas asociadas con la agresión, que se utilizan para interpretar la situación.
La ira aumenta el nivel de activación del organismo, aportando energía a la conducta predominante en ese momento.
La ira misma sirve como clave informativa que puede ayudar a interpretar situaciones ambiguas siempre en un sentido hostil. Proceso diferente a la preactivación puesto que es en la propia experiencia emocional en la que se basa la interpretación.
La ira hace que la persona que la siente preste especial atención a los estímulos o sucesos que la han provocado y que los procese de manera más profunda.
La ira interviene en la inhibición de la agresión y lo hace de dos formas: Al activar un guión relacionado con la agresión, puede justificar acciones agresivas como la venganza, que forman parte de las opciones de conducta incluidas en ese guión. Además puede interferir en el procesamiento cognitivo elaborado que interviene en la reevaluación de la situación.

Zillmann Transferencia de la excitación y consiste en que cuando dos episodios que provocan activación (excitación) en una persona se producen cerca uno del otro en el tiempo, la activación procedente del primero se suma a la del segundo y puede ser atribuida erróneamente a este último.

Factores cognitivos
Activación de scripts o guiones. Los guiones se adquieren mediante la experiencia con cada tipo de situación, ya sea directamente o de forma vicaria. Cuanto más frecuente sea la exposición a episodios agresivos más se reforzarán los guiones correspondientes y más accesibles estarán en la memoria.
Individuos con un historial de comportamiento agresivo seleccionan preferentemente interpretaciones que atribuyen la conducta del otro a intenciones hostiles, sobre todo cuando la conducta es ambigua.

El sesgo atributivo hostil puede activar un guión agresivo. Este sesgo se da en las personas que suelen reaccionar agresivamente ante el comportamiento de los demás (agresión reactiva) pero no en los que tienden a provocar a otros (agresión proactiva) lo que sugiere que se trata de una respuesta bastante automática adquirida como resultado de la experiencia repetida de tener que defenderse de los ataques de los demás.

Rumiaciones: Pensamientos recurrentes referidos a una meta frustrada o a una provocación, que tienen la propiedad de mantener los sentimientos de ira tiempo después del suceso que los ha desencadenado. Es un proceso cognitivo que se relaciona con la activación fisiológica, con la emoción, con las atribuciones y con las intenciones de conducta y puede aumentar la agresión por cualquiera de estas vías.
Puede hacer que la persona sea más consciente de las reacciones fisiológicas y las emociones que experimentó durante el episodio que realice atribuciones hostiles sobre las intenciones del otro y que le dé vueltas a cómo desearía haber reaccionado en respuesta a la provocación. La consecuencia de todo este proceso es muchas veces un desplazamiento de la agresión hacia otra persona que tenemos a mano y que puede ser inocente o puede haber cometido el error de gastarnos una broma inoportuna o causarnos alguna leve molestia.
Esta dirección de la agresión se produce sobre todo cuando no es posible o aconsejable vengarse del provocador y supone una reacción desmesurada ante un comportamiento que, en circunstancias normales no habría merecido una respuesta agresiva de tal intensidad pero que, debido a la rumiación, es interpretado de forma hostil.
La rumiación consiste en pensar sb la primera provocación y es ese pensamiento recurrente el que mantiene activa la representación cognitiva del estado emocional negativo que puede llevar a agredir a la segunda persona. Además la transferencia de la excitación solo se produce si entre los dos sucesos hay un intervalo de tiempo corto (inferior a 10 minutos) mientras que la rumiación mantiene sus efectos durante un periodo de tiempo más largo.

Desconeción moral: Considerar que los criterios éticos o morales que rigen el propio comportamiento en situaciones normales no se aplican en un caso concreto. Es lo que ocurre cuando individuos con principios molares aparentemente normales se comportan con otros de forma inhumana, cometiendo actos como tortura o genocidio. Son actos absolutamente racionales y que al perpetrador le parecen prosociales (matanzas idealistas/El finjustifica..)
Hay mecanismos por los que puede producirse la desconexión moral: Justificación moral y deshumanización de la víctima.

Factores de riesgo: ambiente familiar, círculo de amistades, normas culturales, medios de comunicación y aspectos personales.

Prevención y reducción del comportamiento agresivo

Aprendizaje por condicionamiento instrumental que consiste en “desaprender” a comportarse agresivamente.
Sin embargo para que el castigo sea una estrategia efectiva tienen que darse una serie de condiciones Berkowitz:
La persona tiene que percibir que el castigo va a ser fuerte y muy probable; tiene que asociarlo a la conducta agresiva realizada y recibirlo antes de disfrutar de los beneficios producidos por dicha conducta; debe tener en cuenta los costes que dicha acción le supondría en términos de castigo y para eso su nivel de arousual no debe ser demasiado alto porque impediría un procesamiento deliberado.

Es mucho más eficaz hacer incapié en recompensar comportamientos deseables que centrarse sólo en penalizar los indeseables.

La teoría del aprendizaje social se propone contrarrestar el efecto de los modelos agresivos con la observación de modelos no agresivos, lo cual contribuye a la adquisición de pautas de conducta alternativas. Lo más efectivo es emplear estrategias reforzantes de la conducta prosocial.

Otras estrategias son el entrenamiento en el manejo de la ira, pero sólo con personas que son conscientes de que su comportamiento agresivo es consecuencia de una falta de control de sus impulsos u están motivados para mejorar en ese terreno; el entrenamiento en autocontrol, mas general; entrenamiento de empatía y de forma puntual la incitación de respuestas afectivas y cognitivas incompatibles con la agresión (Como activar una emoción alternativa relacionada con la motivación de huida, como la vergüenza o el asco hacia la violencia/Naranja mecánica)

Estrategia popular e ineficaz: Catarsis. Creencia de que desahogarse mediante formas simbólicas de agresión reduce la probabilidad de comportarse agresivamente. Ineficaz incluso contraproducente.

T.11 Estereotipos

Nociones básicas en el estudio de los estereotipos

Los estereotipos sociales son creencias sb las características que poseen un conjunto de personas derivadas de su pertenencia a un determinado grupo o categoría social.
Henri Tajfel define los estereotipos como imágenes mentales muy simplificadas sobre personas o grupos que son compartidas por un gran número de personas. Es fundamental considerar el consenso social y cultural existente sobre las características y atributos que constituyen un estereotipo para poder comprender los procesos psicosociales que subyacen a su funcionamiento.

Estereotipia: Se refiere al grado o intensidad con que una persona asume esas creencias estereotipadas y compartidas.

Procesos implicados en la formación y el mantenimiento de los estereotipos

Las creencias estereotipadas son una consecuencia del proceso psicológico básico de categorización social. Este proceso cognitivo permite organizar la complejidad del entorno que nos rodea organizándolo en diferentes conjuntos cuyos elementos comparten características.
Cuando se categoriza a las personas por su pertenencia grupal también se exagera la homogeneidad dentro de un mismo grupo y las diferencias entre grupos.
El proceso de categorización acentúa tanto la similitud entre los elementos de una misma categoría como las diferencias entre categorías.
Este sesgo de homogeneidad exogrupal es más acusado si los grupos son poco familiares o si se tiene una imagen de ellos muy abstracta, basada fundamentalmente en esquemas y no en ejemplares concretos.
Otro sesgo vinculado a la categorización social es el esencialismo que consiste en que una vez que se clasifica a las personas en grupos, existe una tendencia a percibir esas categorías sociales como “naturales” (características esenciales a su pertenencia grupal)

Como sucede con los esquemas sociales en general el cambio de los estereotipos a nivel individual es difícil ya que se tratan de estructuras cognitivas rígidas. Todo esto puede ser debido a que prestamos más atención a la información concordante con nuestras ideas y expectativas ignorando la información inconsistente a no ser que sea tan fuerte que llame de forma especial nuestra atención. También está el sesgo denominado correlación ilusoria que consiste en sobreestimar el grado en el que se relacionan dos sucesos o características.

La medida de los estereotipos

Lista de adjetivos
Esta técnica se ha utilizado fundamentalmente para averiguar el contenido de los estereotipos.
Katz y Braly: En esta investigación, a partir de una selección de rasgos obtenidos en varios estudios previos, se elaboró una lista de 80 adjetivos. El procedimiento consistía en pedir a cada uno de los entrevistados que eligieran los cinco adjetivos que consideraba más típicos o característicos de cada uno de los grupos analizados. Lo importante para averiguar el contenido de los estereotipos no es que se atribuya mucho un rasgo a los miembros de un grupo, sino que se le aplique de forma distintiva en comparación con otros grupos. Es decir que se considere más definitorio se ese grupo que para cualquier otro. Por ese motivo, en este estudio se opta por una medida denominada saliencia transversal que consiste en una comparación transversal de la frecuencia con la que cada adjetivo se aplica a los diferentes grupos étnicos del estudio. La máxima saliencia transversal se asigna a aquellos rasgos cuya frecuencia de atribución ha sido máxima para uno de ellos en comparación con el resto. Un rasgo cumple esa característica de tener la máxima saliencia transversal cuando muchas personas lo eligen para uno de los grupos y muy pocas lo eligen para los otros.

Estimación de porcentajes
Brigham. Método que se basa en la estimación del porcentaje de miembros de un determinado grupo que posee una característica o atributo. Consiste en pedir a los participantes del estudio que indiquen el porcentaje de individuos de ese grupo que posee cada atributo. Puede utilizarse con un doble adjetivo. Comprueba tanto el contenido de los estereotipos como el grado de estereotipia.

La razón diagnóstica
La razón diagnóstica se concibe como una medida de los estereotipos que permite predecir la probabilidad de asignar una característica más a un grupo que a otro. Comprueba tanto el contenido de los estereotipos como el grado de estereotipia. Para calcular esta razón, se divide el porcentaje asignado a los miembros de un grupo al que se supone que se estereotipa en una determinada característica (numerador) por el porcentaje que se asigna a la población en general o a los miembros de otro grupo con el que se les compara (denominador). Si la razón obtenida es superior a uno esa característica es importante para representar al grupo (Cuanto mayor sea mejor). Esta técnica además de evaluar la proporción en la que un rasgo es estereotipado o no para un grupo, permite obtener una medida individual de estereotipia a partir de la suma de las razones diagnósticas de los diferentes rasgos estereotipados.

Funciones de los estereotipos

Tajfel El funcionamiento y uso de los estereotipos se pueden estructurar en dos bloques que aluden, respectivamente, a las funciones individuales y sociales que cumplen este tipo de creencias. Entre las funciones individuales o psicológicas, este autor diferencia entre una función cognitiva asociada al proceso de categorización y otra de carácter motivacional, orientada a la defensa y protección del sistema de valores de cada persona. Junto a estas apunta otras dos de índole social. Señala la importancia para generar diferencias en la valoración de unos grupos respecto a otros. Fundamentalmente esta diferenciación  se aplica al clasificar (categorizar) a las personas como miembros del endogrupo o del exogrupo. En segundo lugar, destaca que los estereotipos contribuyen a la creación y al manteniemiento de una ideología que permite explicar y justificar las acciones hacia determinados grupos.
Ryan los estereotipos pueden ser útiles, lo que no implica que siempre sean exactos o que su uso no sea prejuicioso.

Las categorías sociales no son neutras ni tampoco los estereotipos asociados a ellas, sino que suelen tener connotaciones positivas o negativas. Los esereotipos tienen  una función motivacional para la persona al responder a una división de su mundo social de acuerdo con sus valores en categorías diferentes y en general “mejores” y “peores”.

Fiske otra función de los estereotipos es la de control social. Los estereotipos controlan el comportamiento de las personas de dos maneras. Describen cómo son y cómo se comportan los individuos que pertenecen a un determinado grupo. Por otra prescriben cómo deben ser y comportarse las personas.

Jost y Banaji Teoría de la justificación del sistema en el que aborda la importancia que tienen los estereotipos en relación con las ideologías que sostienen un sistema social en el que existen desigualdades.

Por otra parte aborda el tema del fondo de verdad de los estereotipos. Estos sean falsos originariamente, acaban siendo ciertos porque las personas se conforman a aquello que los demás esperan de ellas (profecía autocumplida)

Fiske: Linea de investigación sistemática en torno al contenido de los estereotipos, basada en el postilado de que las creencias estereotipadas sobre un grupo se fundamentan en las relaciones estructurales que mantienen los grupos. Según el modelo del contenido de los estereotipos, las creencias estereotipadas pueden agruparse en torno a dos dimensiones:
Competencia o capacidad instrumentalque incluiría características asociadas a la inteligencia, habilidad para alcanzar metas prestigiosas o racionalidad
Cordialidad, en la que se agruparía aquel contenido que se refiere a características relacionadas con aspectos como amabilidad, honestidad, simpatía o sinceridad.

Según el modelo, cuando evaluamos a los miembros de grupos sociales podemos considerarlos altos o bajos, tanto en competencia como en cordialidad. De este modo, estas dos dimensiones se pueden combinar dando lugar a cuatro posibles categorías: Competentes y cordiales, competentes y fríos, cordiales e incompetentes, fríos e incompetentes.

Postulan que las creencias estereotipadas que se mantienen sobre los miembros de un grupo en cordialidad y competencia derivan de las relaciones estructurales de los grupos. Concretamente, de las evaluaciones que realizamos acerca del estatus que poseen y de si compiten o no con nuestro grupo por la obtención de recursos.
Los grupos se perciben como más competentes si tienen alto estatus y poder, y como más incompetentes si su estatus y poder es bajo
Los grupos se perciben como cordiales si cooperan con nuestro grupo (o si no compiten con él por recursos) y como fríos si compiten con él.
Por lo tanto, teniendo en cuenta las relaciones estructurales de estatus y competitividad entre los grupos, que determinarían las percepciones de cordialidad y competencia, así como las reacciones emocionales hacia ellos, se puede predecir qué tipo de emociones incitará cada grupo y el tipo de prejuicio que inducen.

Z

Los estereotipos de género

Definición y componentes
En la investigación sb el género, lo relacionado con:
La dimensión femenina // denomina expresivo o comunal
La dimensión masculina // denomina instrumental o agente.

Parsons y Bales hace otra distinción a su vez entre las orientaciones de rol instrumental y expresivo. La orientación de rol instrumental hace referencia a los comportamientos dirigidos a la productividad, eficacia, autonomía, independencia y competición para el logro de ciertas tareas. La orientación expresiva hace referencia a todo lo relacionado con los factores afectivo / emocional y relacional, así como al mantenimiento de la cohesión grupal.

Los estereotipos de rasgo hacen referencia a las características de personalidad que se considera que definen de manera diferente a hombres y mujeres.
Los estereotipos de rol incluyen las funciones que se consideran más apropiadas para hombres y mujeres.

Es importante precisar que dentro de los estereotipos de género, al igual que en el resto de estereotipos, no existen únicamente a nivel general, sino que existen subtipos de hombres y mujeres sobre los que existen estereotipos concretos. Las características de la situación pueden primar que se usen determinados rasgos asociados a diferentes subtipos al percibir a una persona.

T.12 Análisis psicosocial del prejuicio

La conceptualización del prejuicio en psicología social

El prejuicio está caracterizado por la orientación social porque se trata de un fenómeno que se origina en los procesos grupales y que está inevitablemente unido al contexto de las relaciones entre grupos ya que: Va dirigido a grupos, tiene una orientación socialmente compartida y una naturaleza claramente intergrupal.

Gordon Allport The nature of Prejudice  Definió el prejuicio como una antipatía u hostilidad basada en una generalización defectuosa e inflexible. A partir de ese momento, su concepción del prejuicio como una actitud negativa hacia un grupo fue ampliamente aceptada.

Ashmore conceptualizó el prejuicio como una actitud negativa hacia un grupo definido socialmente y hacia cualquier persona percibida como miembro de ese grupo.
Cuatro puntos básicos en común entre todas las teorías: Se trata de un fenómeno intergrupal, con una orientación negativa, es algo “malo” (injusto y sobregeneralizado) y es una actitud.
Según Eagly y Diekman el prejuicio consiste básicamente en una devaluación de los miembros de un grupo particular por miembros equivalentes de otros grupos.
En consonancia con Allport el prejuicio continúa siendo actitudinal, por lo que puede ser manifestado en creencias, emociones, y conductas. Sin embargo según estas autoras la devaluación no produce necesariamente una actitud negativa hacia todo el grupo (si no hacia miembros individuales del grupo que ocupan o pretenden ocupar roles incongruentes), ni el contexto general hacia el grupo objeto de prejuicio es necesariamente negativo.
En la actualidad encontramos formas más sutiles y modernas de prejuicio hacia las minorías étnicas o hacia las mujeres, en las que se demuestra que el prejuicio no conduce siempre a la discriminación manifiesta o violenta si no que existen otras formas más sutiles de control y explotación.

La investigación psicosocial realizada en los últimos años, si bien no niega la base actitudinal del prejuicio, ha puesto de manifiesto que éste no es uniformemente hostil o negativo, sino ambivalente, específico y sobretodo dependiente al contexto social, político y cultural en el que tienen lugar las relaciones intergrupales. Asimismo el prejuicio puede adoptar diversas formas y manifestaciones y tener orígenes diferentes en función del grupo con el que se interactúa.

Enfoques predominantes en el estudio psicosocial del prejuicio

Si cuando una persona se comporta de manera extremadamente prejuiciosa tendemos a explicar su conducta haciendo referencia a su personalidad, tildándola de “especial” o incluso patológica estamos explicando el prejuicio a nivel individual.
Adorno Teoría de la personalidad autoritaria. Postulaba que los niños objeto de una educación severa y conforme a los códigos morales convencionales experimentaban sentimientos hostiles y agresividad hacia sus padres qye desplazaban hacia personas que consideraban más débiles por una excesiva deferencia o admiración a la autoridad, rigidez de pensamiento y actitud de hostilidad hacia los grupos minoritarios o de menor estatus sobre los que descargar sus frustraciones.

Rokeach Teoría del dogmatismo. Puntualiza que la intolerancia y la rigidez mental no son exclusivas de la política de extrema derecha, sino de cualquier tipo de ideología extrema. Parece estar claro que las numerosas variables del contexto determinan el prejuicio en mucha mayor medida que los factores de personalidad

Brown. Esta perspectiva puede ser útil para explicar el prejuicio en sus formas más extremas, pero es limitada porque no permite explicarlo en sus manifestaciones cotidianas más comunes.

En general los enfoques más utilizados en este análisis de  este fenómeno han sido las concepciones del prejuicio como actitud negativa y como conflicto intergrupal. Las mismas teorías que se han utilizado para explicar las relaciones intergrupales son las que también se han aplicado en la explicación del prejuicio (Teoría del conflicto realista, teoría de la identidad social y la teoría de la categorización del yo)

La perspectiva que concibe el prejuicio como actitud ha sido muy común en psicología social ya que permite aplicar el estudio de las actitudes a este ámbito. La actitud prejuiciosa puede caracterizarse:

Como un juicio que implica una evaluación, en la que el objeto actitudinal son uno o varios exogrupos y sus miembros, que se mantendrá de forma relativamente estable y duradera en el tiempo y una vez formada, influirá, mediará y guiará el comportamiento del individuo hacia los miembros de los exogrupos.

Así el prejuicio como cualquier actitud, estaría formado por tres componentes:
Componente cognitivo // Creencia de las características así como la evaluación (+ o -) asociada a dichas creencias
Componente afectivo // Sentimientos y emociones experimentada hacia los miembros del exogrupo
Componente conductual // Intención de conducta o los comportamientos (+ o -) que las personas llevan a cabo

Podemos mantener estereotipos culturales negativos sobre ciertos grupos y, sin embargo, no experimentar emociones negativas hacia sus miembros. O podemos sentir emociones negativas hacia otros grupos pero no mostrar una conducta discriminatoria.

La investigación al respecto ha demostrado que el componente más importante para predecir la discriminación es el afectivo más que el cognitivo (estereotipo)

Evolución y tendencias en el estudio psicosocial del prejuicio racial: Tres corrientes

Dovidio Propone que es posible identificartres corrientes en el análisis psicosocial del prejuicio racial.

Primera: 1920 y 1950 concibe el prejuicio como una psicopatología, una aberración peligrosa del pensamiento normal. En 1950 el prejuicio era considerado un problema social, en muchos casos un tipo de cáncer social. En esta etapa los estudios de centraban en medir y describir el problema y comprender su origen. Así en este periodo la atención se dirige básicamente a identificar, a través de tests de personalidad y actitudes, quién es prejuicioso, suponiendo que el resto de la sociedad funciona con normalidad.

Segunda: 1950-1990 comienza con una asunción opuesta. El prejuicio está basado en procesos normales, no en procesos anormales. En esta etapa los estudios están destinados a conocer cómo los procesos normales asociados con la socialización y las normas sociales subyacen al prejuicio y ayudan a su transmisión. Así surgen en los años 70 importantes aproximaciones.

                         Perspectiva macro. Tiene en cuenta todo el contexto social considerando múltiples factores que influyen en el prejuicio. Tajfel Desarrollo de la teoría de la identificación social. Esta teoría puso de manifiesto el importante papel que desempeñan la categorización e identidad social en los procesos psicosociales subyacentes al prejuicio. Las investigaciones con el paradigma del grupo mínimo demostraron que bastaba con categorizar a las personas como pertenecientes a nuestro grupo o a otro diferente, siguiendo un criterio arbitrario, para que se produjera discriminación a favor de los miembros del propio grupo (favoritismo intergrupal) y, a veces, en contra del exogrupo. Estos resultados ponían de manifiesto que el prejuicio es un proceso normal, que permite a la persona obtener una identidad social positiva favoreciendo a las personas de su grupo.

                         Perspectiva micro. Centrándose en los procesos individuales. Enfatizaban la normalidad del prejuicio. Este enfoque considera que la categorización social automática es un elemento central en este proceso. La cognición social concibe el prejuicio, la estereotipia y los sesgos como el resultado de procesos cognitivos normales, asociados al hecho de manejar y almacenar el gran flujo de información que recibimos diariamente. Esta perspectiva cognitiva e intraindividual complementaba la aproximación motivacional y grupal aportada por la teoría de la identidad social reforzando así la concepción sobre la normalidad del prejuicio.

En este periodo surgen teorías basadas en sesgos encubiertos y no intencionados como el racismo simbólico, el racismo moderno o el racismo aversivo.

Sherif (Chicos de campamento) Puso en relieve el fomento del prejuicio y la hostilidad entre dos grupos a través de la competición, así como su disminución mediante la creación de metas comunes. Ello demostró la conexión entre el prejuicio y las relaciones funcionales entre grupos.

Tercera corriente mediados 1990. Enfatiza los aspectos multidimensionales del prejuicio y se beneficia de nuevas técnicas. Se asuma la existencia de creencias y sentimientos negativos automáticos. Pero es en este periodo cuando se han desarrollado nuevas perspectivas conceptuales y metodologías destinadas a comprender y medir las creencias y actitudes implícitas (automáticas e inconscientes) puede ayudar a distinguir a los racistas tradicionales de los racistas modernos o aversivos y de las personas realmente no prejuiciosas.
La corriente actual considera los procesos interpersonales e intergrupales en mayor medida. Actualmente se consideran las respuestas y adaptaciones de las víctimas del prejuicio, así como las consecuencias del prejuicio en las interacciones entre los perceptores y las víctimas. Ahora se comprenden mejor las consecuencias de la estigmatización como más dinámicas y complejas, y se investiga ampliamente cómo los grupos objeto de prejuicio afrontan la estigmatización y se adaptan a ella.

Modelos contemporáneos en el estudio del prejuicio

El prejuicio sigue estando presente solo que ahora se valoran los ideales democráticos igualitarios y tolerantes, y se rechaza e inhibe la expresión abierta de actitudes y/o comportamientos discriminatorios por motivos de sexo, etnia, cultura o religión. Ello no impide que las personas discriminen de forma más sutil e indirecta. El prejuicio directo, abierto y manifiesto ha sido sustituido por nuevas formas de prejuicio más encubiertas. Así el odio y la hostilidad manifiesta característicos del prejuicio tradicional, que conducían a la realización de conductas destructivas u hostiles contra los miembros de los grupos inferiores, se transforman, en las nuevas formas de prejuicio, en una cierta incomodidad, inseguridad e incluso miedo, que nos hace evitar el contacto con los miembros del exogrupo o experimentar ambivalencia.

Prejuicio racial

Estados unidos:
                         Racismo aversivo Gaertner y Dovidio
                         Racismo moderno McConahay
                         Racismo ambivalente Katz
                         Modelo de disociación Devine

Europa:
                         Modelo del prejuicio sutil y manifiesto Pettigrew y Meertens

Racismo aversivo

Gaertner y Dovidio Se basa en el conflicto existente entre la negación por parte de los blancos de ser prejuiciosos y los sentimientos y creencias negativas inconscientes que mantienen hacia los afroameticanos, transmitidas de generación en generación y potenciadas institucionalmente durante muchos años- Estos sentimientos negativos no reflejan una hostilidad manifiesta hacia los negros, sino que incluyen una cierta incomodidad, inseguridad e incluso miedo. El racista aversivo muestra un favoritismo endogrupal más que un rechazo exogrupal, lo que es más difícil de reconocer y menos amenazante para su autoconcepto de persona no prejuiciosa. Como la discriminación ocurre en forma de favoritismo endogrupal es difícil abordar legalmente.
No discriminarían en situaciones en las que existan normas sociales claras y en las que la discriminación será obvia para ellos mismos y los demás. Lo harán cuando puedan justificar o racionalizar una respuesta negativa basándose en factores distintos a los raciales.
Principales características:
                         1. Defienden un tratamiento igualitario y justo hacia todos los grupos
                         2. Evitación. Inconscientemente experimenan incomodidad hacia los grupos minoritarios
                         3. Cuando el contacto es inevitable experimentan ansiedad e incomodidad (retirada lo antes posible)
                         4. Su preocupación por comportarse de forma inapropiada o prejuiciosa, se adhieren a reglas y códigos de      conducta establecidos en situaciones que no pueden evitar.
                         5. De forma consciente y cuando les sea posible controlar la adecuación de su conducta, tratarán de no            discriminar.

El perfil del racista aversivo se corresponde con una persona progresista, que mantiene abiertamente creencias no prejuiciosas, con buenas intenciones hacia las minorías pero que inconscientemente expresa sentimientos negativos de una manera indirecta y justificable.

El resultado es que el racista aversivo emite mensajes mixtos en los contactos interraciales, que pueden ser percibidos por las personas pertenecientes al grupo objeto de prejuicio. (Ellos mismos no se dan cuenta pero los discriminados si)

En general los estudios ponen de manifiesto que hacer que las personas sean conscientes de su prejuicio es un método muy eficaz para reducirlo en quienes defienden explícitamente principios igualitarios y a la vez poseen sesgos implícitos. A nivel grupal y con objeto de reducir el sesgo endogrupal adoptar la estrategia de recategorización es lo más adecuado (consiste en inducir a miembros de grupos diferentes a imaginar que forman parte de un único grupo y no de grupos separados)

Racismo moderno

McConahay.

Este tipo de racismo está caracterizado por:
                         1. La defensa de los valores tradicionales de la ética protestante
                         2. La creencia de que los grupos minoritarios (afroamericanos en eeuu) no respetan estos valores y se                aprovechan de la discriminación positiva
                         3. Afecto negativo difuso hacia los miembros de los grupos minoritarios, como consecuencia de largos años      de racismo institucional

Los racistas modernos se caracterizan por:
                         1. No considerase racistas ya que “sus creencias son hechos objetivos”
                         2. Identificar el racismo con las características del prejuicio tradicional
                         3. Considerar que en la actualidad no existe discriminación hacia los grupos minoritarios
                         4. Creer que las demandas de estos grupos son excesivas y que se les da más de lo que merecen

El racista moderno otorga una importancia fundamentar a la trasgresión de los valores anglosajones, es decir, que determinadas políticas a favor de los grupos minoritarios puedan limitar ciertas libertades.

Estudio sb racismo moderno en nuestro país: El racismo moderno estaba relacionado con la expresión de emociones negativas sutiles y que la ausencia de emociones positivas hacia los exogrupos era un buen predictor del prejuicio medido  través de la escala de racismo moderno de McConahay. También se halló un resultado contrario a los estudios revisados y es que las emociones negativas tradicionales eran buenas predictoras del racismo moderno en adolescentes.

Racismo ambivalente

Katz. Los racistas ambivalentes experimentan un conflicto emocional entre sentimientos positivos y negativos hacia grupos raciales estigmatizados. Se trata por una parte de la defensa de los valores democráticos, igualitarios y humanitacios que lleva a los americanos a empatizar y simpatizar con los negros por el trato injusto que han recibido a lo largo del tiempo. Y, por otra el individualismo basado en los principios de la ética protestante, según la cual cada uno es responsable de su propio destino. Ello favorece a que se hagan atribuciones internas de la situación desfavorable en la que se encuentran los afroamericanos, es decir, que se busque la explicación de sus características personales.

Dovidio y Gaertner sugieren que el racista aversivo mantiene fuera de su consciencia estos sentimientos ambivalentes y, en función de la situación en la que se encuentre y/o de la posibilidad de justificación no racial disponible, mostrará o no su prejuicio.

Katz La ambivalencia produce inestabilidad conductual: las respuestas del individuo serán positivas o negativas dependiendo de que la actitud que se active en una situación determinada sea favorable o desfavorable. Pero además los racistas ambivalentes exagerarán sus respuestas (Extremas + o -) con el fin de proteger su autoestima.
La dirección de la respuesta dependerá de la accesibilidad relativa de sentimientos favorables o desfavorables. Es decir, del contexto social en el que se encuentre el individuo y de la información que esté suministrando el miembro de ese grupo minoritario. Si este muestra comportamientos positivos, el individuo negará los sentimientos negativos que también experimenta hacia esa persona y dará una respuesta positiva exagerada hacia él. Y a la inversa, si el miembro de un grupo minoritario muestra sobretodo comportamientos negativos, el racista ambivalente negará sus sentimientos positivos hacia él y dará una respuesta extrema de discriminación. (Sexismo marcado por una ambivalencia similar)

Modelo de disociación

Devine también recurre al conflicto para explicar la paradoja del prejuicio. Concretamente, esta autora analiza la contradicción que se genera en las personas que mantienen actitudes no prejuiciosas entre sus respuestas basadas en el estereotipo cultural y sus creencias personales. Si queremos comprender el prejuicio contemporáneo es necesario plantear una distinción entre dos tipos de estructuras cognitivas: Los estereotipos culturales y las creencias personales que mantenemos hacia los miembros de un exogrupo.

En este modelo los estereotipos se definen como el conocimiento sb los atributos estereotípicamente asociados a un grupo particular. Los estereotipos están fuertemente arraigados en las personas desde su más temprana socialización, por lo que se activan frecuentemente y de forma automática sin requerir necesariamente el control consciente de la persona. Las personas con y sin prejuicios son igualmente susceptibles a la activación automática y el uso de los estereotipos, ya que ambas poseen el mismo conocimiento sobre el estereotipo cultural del exogrupo.
Las creencias personales se desarrollan más tardíamente que los estereotipos, como consecuencia por ejemplo del contacto con miembros del exogrupo o de recibir una educación más igualitaria. Son estructuras menos accesibles automáticamente que los estereotipos culturales y requieren de un procesamiento controlado para su activación.

Como consecuencia, la respuesta por defecto, incluso en personas no prejuiciosas, es una respuesta basada en el estereotipo cultural, que las personas igualitarias pueden inhibir si disponen del tiempo y la capacidad cognitiva para iniciar procesos controlados, como traer a su mente sus creencias personales. A ello hay que sumar que tienen que estar suficientemente motivadas.

Según el modelo, las respuestas exentas de prejuicio dependen de procesos controlados e intencionados y las personas requieren de una decisión consciente para comportarse de forma no prejuiciosa. Mantiene que el objetivo de las personas no prejuiciosas consiste en aprender el modo de inhibir las respuestas automáticas basadas en aprender el modo de inhibir las respuestas automáticas basadas en el estereotipo y reemplazarlas por respuestas basadas en sus creencias personales, lo cual, probablemente requiera considerable atención y tiempo. Según esta autora las formas contemporáneas de prejuicio existen, en parte, porque las personas bajas en prejuicio no han logrado ser lo suficientemente eficaces y eficientes a la hora de generar respuestas exentas de prejuicio y consistentes con sus creencias no prejuiciosas.

Modelo de prejuicio sutil y manifiesto

Europa. Meertens y Pettigrew.
Dos tipos de prejuicio: Manifiesto y sutil.
Manifiesto: Se corresponde con el prejuicio antiguo o tradicional y se caracteriza por el rechazo abierto del exogrupo y la percepción de amenaza a los recursos del endogrupo así como por el rechazo al contacto y a las relaciones íntimas o cercanas con el exogrupo.
La principal aportación de estos autores es la concepción del prejuicio sutil. Al igual que el racismo moderno, el prejuicio sutil también se basa en parte en una defensa de los valores tradicionales, junto con la perceoción de que el exogrupo minoritario no los respeta y está recibiendo favores inmerecidos. El racista sutil tiene una percepción exagerada de las diferencias culturales entre el endogrupo mayoritario y el exogrupo minotitario. Esto le permite justificar la situación de inferioridad social del exogrupo, porque percibe una inferioridad cultural en lugar de genética. También evita expresar emociones abiertamente hostiles hacia grupos minoritarios, porque sería socialmente indeseable pero al mismo tiempo tampoco experimenta emociones positivas hacia ese grupo.
Dos escalas de prejuicio (Manifiesto y hostil) Quienes puntúan alto en las dos se denominan fanáticos. Puntuación alta en sutil y baja en manifiesta se denominan sutiles. Y los que puntúan bajo en ambas escalas igualitarios.

El prejuicio sexista

Distinción planteada por Swim, Aikin, Hall y Hunter entre viejo sexismo y sexismo moderno, caracterizado por una oposición a las demandas feministas basada en las creencias de que las mujeres ya no son objeto de discriminación y que las políticas de acción afirmativa no son necesarias.
Tougas  Neosexismo que hace referencia al conflicto existente entre los valores igualitarios hacia las mujeres y los sentimientos negativos que aún experimentan hacia ellas.

Teoría del sexismo ambivalente
Reconocer la coexistencia de dependencia e independencia en las relaciones entre las personas de ambos sexos es un mérito de la teoría del sexismo ambivalente según la cual existen dos tipos de sexismo: Hostil y Benevolente.

Sexismo Hostil: Caracteriza a las mujeres como un grupo subordinado y legitima el control social que ejercen los hombres.
El sexismo benevolente: Idealiza a las mujeres como esposas, madre y objetos románticos, presuponiendo también la inferioridad de las mujeres al considerar que necesitan de un hombre para que las cuide y las proteja.

En el sexismo hostil a las mujeres se les atribuyen características por las que son criticadas y en el sexismo benevolente características por las que son valoradas. No debe pasarse por alto que ambas formas de sexismo tienen como finalidad última legitimar y reforzar la posición subordinada de las mujeres, es decir, la desigualdad de género.

Ideologías de género hostiles y benevolentes que subyacen a estas dos formas de sexismo:

Patriarcado o poder estructural masculino: La justificación de la dominancia masculina. Esta justificación tiene un lado hostil (paternalismo dominante) y un lado benévolo (el paternalismo protector)
                         Paternalismo dominante: Creencia de que los hombres deberían tener más poder que las mujeres.
                         Paternalismo protector: Percepción de que los hombres deben proteger y mantener a las mujeres que              dependen de ellos

La diferenciación existente entre hombres y mujeres. Componente hostil (diferenciación competitiva) y otro benévolo (Diferenciación de género complementaria)
                         Diferenciación de género competitiva: Creencia subyacente de que como grupo las mujeres son inferiores      a los hombres en dimensiones relacionadas con la competencia. Características estereotípicas de las mujeres las sitúan en un plano inferior percibiéndolas como incompetentes al ejercicio del poder.
                         Diferenciación de género complementaria: Se basan en que los roles convencionales de las mujeres                complementan y cooperan con los de los hombres.

Heterosexualidad: Lado hostil y benévolo (intimidad)
                         Hostilidad heterosexual: Creencia de que las mujeres son peligrosas y manipuladoras para los hombres.          Grupo dominante (H) dependientes del subordinado (M)
                         Intimidad heterosexual: Las relaciones románticas heterosexuales son esenciales para la verdadera felicidad en la vida de ambos sexos.

La ambivalencia se resuelve de dos modos. En primer lugar dividiendo el objeto de actitud (M) en múltiples objetos de actitud que se evalúan de modo diferente. Atribución diferencial de características a tres subtipos de mujer.
Segunda estrategia se pone en marcha cuando consideran un tipo específico de mujer.

T.13 Psicología de los grupos

Una aproximación al concepto de grupo

Tres atributos clave en los que convergen los autores para caracterizar a los grupos: La interdependencia, la estructura social y la identidad.

La interdependencia se refiere a la dependencia recíproca entre los miembros del grupo, como ocurre cuando en una determinada tarea lo que hace un miembro del grupo tiene implicaciones para los demás.
Lewin Que insistía en la necesidad de que una definición de grupo debe basarse en la interdependencia de sus miembros y no en la similitud entre ellos, como a menudo se señalaba. Algunos autores definen el grupo centrándose en la existencia de una estructura social formal o implícita, normalmente en forma de relaciones de roles, estatus y normas, que determine qué corresponde hacer a cada miembro del grupo, cuál es su posición en él y cuáles son las normas y los valores compartidos que regulan su comportamiento.

La identidad de sus miembros. Compartir una identidad es lo que hace que las personas se consideren miembros del grupo, sin que sea necesaria la interacción entre ellos. La identidad alude al sentimiento de pertenencia común, a la conciencia colectiva de sí mismos como entidad social diferenciada, y a la tendencia a percibirse y definirse como grupo.
Tajfel y Turner conciben el grupo como un conjunto de individuos que se perciben a sí mismos como miembros de la misma categoría social, que comparten alguna implicación emocional con respecto a la definición compartida de sí mismos y que alcanzan algún grado de consenso social acerca de la evaluación de su propio grupo y de su pertenencia a él.

Procesos de influencia en grupo

Analizar la influencia del grupo en situaciones en las que, debido a su ambigüedad, no somos capaces de determinar por nosotros mismos cuál es la forma válida de responder ante ellas (consenso social). No nos limitamos a imitar o acercarnos a la respuesta mayoritaria, sino que en la interacción con los miembros de la mayoría construimos e interiorizamos un marco o norma de referenciaque nos permita establecer y validad nuestros juicios.
Sherif Normalización: Creación de normas sociales

Festinguer Los demás nos influirán si tenemos que emitir juicios subjetivos (Sb la realidad social) pero no cuando se trata de juicios objetivos (Sb la realidad física). Experimento Ash paradigma experimental (conformidad cambio público pero no privado de opinión)

La dependencia informativa se produce cuando una persona desea dar una respuesta adaptada a la realidad, pero es incapaz de evaluar por sí misma esa adecuación, por lo que depende de la información que los demás le aportan. La respuesta que se da por válida se interioriza y se actúa de acuerdo con ella.

Dependencia normativa se produce cuando la persona está motivada a mantener una relación positiva con el resto de los miembros de un grupo y desea recibir su aprobación o evitar el rechazo de la mayoría. En ese caso, la influencia es solo manifiesta, es decir, pública, pero ello no implica que la persona haya tenido necesariamente que cambiar de opinión.

Toma de decisiones en grupo

Polarización grupal y pensamiento positivo

Polarización grupal: tendencia de los grupos a alcanzar un punto medio o compromiso a partir de las opiniones individuales. Risky shift (desplazamiento o cambio hacia el riesgo)

Moscovici y Zavalloni. Efecto de la polarización: el promedio de los juicios de los miembros del grupo en la fase de postconsenso cambia hacia una postura más extrema en la dirección que ya era dominante en la fase de postconsenso. Se constató que los grupos no cambian ni a decisiones más arriesgadas ni a decisiones más prudentes sino que se polarizan más.

El pensamiento de grupo

Janis Observa en los miembros de grupos cohesivos, cuya tendencia a la unanimidad supera la motivación por evaluar de forma realista cusos de acción alternativos, fenómeno que denominó pensamiento de grupo. Se caracteriza por el deterioro de la eficacia mental, de la contrastación de la realidad y del juicio moral, como resultado de las presiones de grupo.

Ocho síntomas del pensamiento grupal que se clasifican en tres tipos:

Ilusión de invulnerabilidad: Alude al optimismo excesivo que ciega a los miembros del grupo ante las advertencias de peligro.
Creencia incuestionable en la moralidad del grupo: Los miembros asumen la moralidad inherente a su grupo e ignoran cualquier reparo ético o moral que cuestione su decisión.
Racionalización colectiva: Se desestima, mediante justificaciones colectivas, cualquier información que cuestione la decisión de grupo
Punto de vista estereotipado del oponente: Los miembros del grupo consideran a los grupos oponentes demasiado malos como para negociar con ellos, o demasiado débiles y carentes de inteligencia como para defenderse a sí mismos de la iniciativa planteada.
Autocensura: Los miembros del grupo tienden a anular los recelos, temores y opiniones que contradigan la decisión adoptada, con tal de no romper la armonía.
Presión sobre los disidentes: Con objeto de mantener la unanimidad, se presiona a quienes plantean dudas acerca de las suposiciones y planes del grupo, e incluso se les ridiculiza o se les echa.
Ilusión de unanimidad: La presión sobre los disidentes y la autocensura crean este síntoma, una ilusión de consenso y acuerdo acerca de la decisión del grupo.
Existencia de guardianes de la mente: Algunos miembros protegen al grupo de cualquier información que contradiga su decisión.

Janis También propuso varias medidas destinadas a reducir la aparición del pensamiento grupal: Lider adopta una postura imparcial, Se forman subgrupos que se reúnan por separado para llevar a cabo un análisis crítico, invite a personas cualificadas externas al grupo para que pongan en tela de juicio a las decisiones.

Los efectos del liderazgo sobre la conducta grupal

Lewin, Lippitt y White. Estudio de las atmosferas democrática, autocrática y laissez-faire.
Lewin según resultados obtenidos fueron una prueba evidente de que el ajuste de la conducta de los chicos a las tres situaciones (autócrata, democrática y laissex-faire) no se debía a diferencias individuales. Era el estilo de liderazgo ejercido el que provocaba las diferentes respuestas de los grupos.

Relaciones intergrupales

Teoría del conflicto realista y teoría de la identidad social

Teoría del conflicto realista: Muchas relaciones intergrupales están caracterizadas por la tensión, desconfianza y recelos. Las personas evalúan a los miembros de su grupo más favorablemente y les asignan más recursos que a los miembros del exogrupo.
La competición por recursos escasos es un prerrequisito para que emerja el conflicto. En la medida en que los miembros de un grupo perciben que el otro grupo representa una amenaza a sus propios recursos, surgirá el conflicto y las relaciones intergrupales se deteriorarán. Basta con que amenace el interés endogrupal. Cuando la consecución de las metas requiera la cooperación entre los grupos, lo que se denomina interdependencia positiva, la teoría defiende que las relaciones intergrupales mejorarán.
Esta teoría postula que el conflicto intergrupal surge por la competición entre grupos por recursos que todos desean y que la cooperación entre los grupos mediante metas supraordenadas reducirá dicho conflicto.

La teoría de la identidad social: Tajfel, Billig, Bundy y Flament Paradigma del grupo mínimo. La idea inicial era comprobar si la mera clasificación de las personas en dos categorías endogrupo/exogrupo sería suficiente para desencadenar la discriminación intergrupal. Requisitos: Ausencia de interacción cara a cara entre los participantes, que no debían mantener ninguna relación durante el experimento, o el completo anonimato de los miembros del grupo, es decir, la tarea debía llevarse a cabo basándose únicamente en la pertenencia de los individuos a un grupo u otro, pero desconociendo a qué personas concretas afectaba. Un aspecto importante es que la respuesta no debía tener valor utilitario para el participante, es decir, excluido el interés personal, por lo que no se actuaría motivado por el beneficio propio.
Reparto de dinero que afectaba a individuos de los que solo conocían su pertenencia al exogrupo o endgrupo. Demostraron que la mera categorización era suficiente para desencadenar favoritismo endogrupal. Desarrollaron la teoría de la identidad social.
Según la teoría de la identidad social la categorización de las personas en grupos sociales les proporciona una identidad social. Estos procesos de comparación social, combinados con una motivación intrínseca a percibirse de forma positiva es lo que da lugar a la diferenciación intergrupal positiva y al favoritismo endogrupal.

Tajfel y Turner señalaban que las actitudes y conductas intergrupales dependen tanto del grado de identificación social con el grupo como de la estructura social de las relaciones intergrupales.
Características de la estructura social que se combinan con la identidad social para determinar cómo se comporta una persona categorizada: La legitimidad percibida de esa estructura, su estabilidad y la permeabilidad de las fronteras grupales.

Es la percepción de permeabilidad de las fronteras grupales la que determina qué estrategias pueden utilizarse para obtener una identidad social positiva cuando dicha identidad sea insatisfactoria.
Según Tajfel y Turner en condiciones de identidad social insatisfactoria podrían adoptarse las siguientes estrategias:

Movilidad individual: Abandono del grupo que proporciona una identidad social inadecuada para pasar a formar parte de otro más valorado.
Creatividad social: Modificar o redefinir la forma en la que se lleva a cabo la comparación. Esto puede lograrse de tres modos:
Comparando al endogrupo y al exogrupo en una dimensión nueva
Invirtiendo el valor asociado a determinadas características
Modificando al exogrupo de comparación
Competición social: Consiste en tratar de superar al exogrupo de comparación en la dimensión o dimensiones en las que previamente se salía desfavorecido

Mejora de las relaciones intergrupales

Teoría del contacto intergrupal
Allport La naturaleza del prejuicio. Estas hipótesis establece que el contacto intergrupal reducirá el prejuicio el prejuicio y el conflicto entre grupos, siempre que se cumplan los cuatro requisitos siguientes:
Igualdad de estatus en la situación de contacto
Existencia de metas comunes
Cooperación intergrupal
Existencia de apoyo social o institucional

En los últimos años, se han añadido otras dos condiciones que se consideran críticas para que el contacto intergrupal sea exitoso. Se dé la oportunidad de que los miembros de los grupos se conozcan personalmente y que la situación de contacto favorezca el establecimiento d relaciones de amistad con miembros del exogrupo.

Se evidenció que a medida que amentaba el contacto entre los grupos disminuía el prejuicio. Este resultado general puede aceptarse si se descartan tres explicaciones alternativas. Sesgo de selección de los participantes (sólo se incluyeran en los estudios a aquéllos que desean el contacto) Se demostró que la disminución del prejuicio era mayor, incluso cuando los participantes no tenían ninguna posibilidad de elección sobre el establecimiento el contacto, la existencia de este sesgo se descartó. Se incluyeron estudios sin publicar que tenían un efecto incluso mayor que los publicados.

Porqué el contacto tiene efectos positivos

Allport. Contacto facilita un mayor conocimiento del exogrupo. El contacto entre miembros de diferentes grupos, especialmente si se establecen relaciones de amistad entre ellos, favorece la adopción de la perspectiva del otro grupo y un mayor sentimiento de empatía hacia sus preocupaciones e intereses. El contacto intergrupal reduce la amenaza y la ansiedad intergrupales. La influencia de los factores afectivos es más importante que la de los cognitivos en la disminución del prejuicio.

La mejora de las relaciones intergrupales mediante el contacto indirecto

Forma de contacto indirecto:
Extendido: Cuando sabemos que un miembro de nuestro grupo es amigo de un miembro del exogrupo
Vicario: Si observamos que un miembro del endogrupo interactúa con un miembro del exogrupo
Imaginado: Consiste en imaginarnos interactuando con un miembro del exogrupo

Wright, Aaron.. Hipótesis del contacto extendido Según el cual el mero hecho de saber que un miembro del endogrupo mantiene una relación cercana positiva con un miembro del exogrupo puede reducir el conflicto intergrupal.

Bandura Contacto vicario: Ver u observar una interacción positiva entre un miembro del endogrupo y uno del exogrupo mejora las actitudes intergrupales. (Programas de televisión)

Turner Contacto imaginado. Dos aspectos clave para que tenga los efectos deseados. Participantes deben implicarse activamente en la simulación mental de la experiencia de contacto y el contacto imaginado ha de ser positivo.

Estrategias de mejora de las relaciones de grupo basadas en la categorización social

Descategorización, diferenciación intergrupal mutua y recategorización

Descategorización
Wilder. Consiste en debilitar la saliencia de los límites grupales para reducir esas consecuencias. Esta estrategia se centra en fomentar que las personas de diferentes grupos se leracionen entre sí como individuos e interactúen de forma interpersonas (yo/tú) en lugar de hacerlo basándose en su pertenencia grupal (nosotros/ellos). Implica percibir a los miembros del endogrupo y del exogrupo como individuos.
Personalización: Implica recibir información personal relevante sobre un miembro
Categorización cruzada: Minimizar el impacto de la categorización social haciendo saliente a los miembros de los grupos implicados su pertenencia común a dos o más grupos que no están relacionados con las categorías que generan las tensiones endogrupo-exogrupo.

Dferenciación intergrupal mutua
Ocasiones en las que intentar difuminar las fronteras grupales puede generar resistencia y aumentar el prejuicio hacia los miembros del exogrupo.
Hewstone y Brown Diferenciación intergrupal mutua. Las relaciones intergrupales serán armoniosas cuando las identidades grupales no se eliminen, sino que permanezcan mutamente diferenciadas mientras se mantienen interacciones grupales cooperativas.

Recategrización
Una tercera estrategia consiste en crear una categoría de orden superior común que englobe a los miembros del endogrupo y el exogrupo. Gaertner y Dovidio.
Hay ocasiones en las que cuando se pretende inducir una identidad común, los rupos ofrecen resistencia, lo que puede aumentar el prejuicio entre ellos como modo de reafirmar su distintividad positiva. Ocurre sobretodo cuanto mayor es la identificación grupal y cuando se percibe la iniciativa de establecer una categoría superior común procede de miembros del exogrupo y no del endogrupo.
No obstante, también se ha contatado que, cuando la identidad común es muy saliente para los miembros de dos grupos, éstos pueden considerar que las características de su grupo son más portotípicas de la categoría común que las del otro grupo. Esto ocurre cuando el exogrupo es juzgado como inferior o desviado por lo que aumenta el conflicto intergrupal.