Adolescentes en las Instituciones Educativas: Perspectivas Sociológicas

Miradas Antropológicas Fundamentales

Diferencia y Semejanza

La comparación construye al «otro», estableciendo diferencias de grado y calidad (de menor a mayor, de malo a bueno). Esta perspectiva adultocéntrica crea una relación asimétrica y tensional de poder entre adultos (+) y jóvenes (-), donde el adulto es el modelo a seguir para el cumplimiento de las tareas sociales y la productividad. Otro discurso, el de «tribus juveniles», asocia los agrupamientos juveniles a una organización social de menor valor. Esta mirada genera desconfianza, falta de reconocimiento y dificulta la comunicación. Es crucial reconocer la diferencia para construir positivamente.

Diversidad y Universalidad

Imponer un único modo de ver y ser, desconociendo al «otro» como legítimo, niega la diversidad de prácticas culturales, trayectos biográficos y construcciones de juventud. Se busca la homogeneidad, no la heterogeneidad.

Desigualdad e Igualdad

El discurso de la igualdad de oportunidades, como marco de inclusión social, oculta la desigualdad al presentarla como consecuencia del comportamiento individual, en vez de una construcción histórica. El «otro» desigual, de la misma naturaleza pero desviado, se convierte en una cultura aparte, estereotipada peyorativamente. Se recomienda el reconocimiento de la diferencia, respeto por la diversidad y lucha por la igualdad social.

Jóvenes en las Instituciones Educativas

Joven y Alumno: Dos Versiones

Para los jóvenes, la escuela es un lugar importante para socializar, relacionarse con pares y otras generaciones. El estudiante es un actor complejo con intereses, deseos y necesidades propias. Se debe reconocer al joven como legítimo, con confianza, no como una fuente de peligro, sino capaz de hacer, decir y pensar.

La escuela, sin embargo, exige al joven solo como alumno, no como sujeto. Se le ve como posible transgresor, sin valores propios, considerando únicamente lo que el adulto dice y hace.

Relaciones, Roles y Jerarquías: ¿Hacia una Juventud Autónoma?

La escuela, como institución, contribuye a la construcción de individuos heterónomos, no autónomos. Un individuo autónomo es un agente racional y libre, capaz de crear sus propias reglas. Sin embargo, en su inserción social, el joven está en posiciones de subordinación. La escuela, como institución de relaciones intergeneracionales, transmite el conocimiento acumulado, generando una disputa generacional permanente. Además, otras mediaciones disputan la difusión de la información. Es necesario reconocer y trabajar con la diferencia y la diversidad.

  • Autónomo: Constructor del proceso educativo, agente racional y libre.
  • Heterónomo: Sujeto a las normas sociales, al «deber ser».