Que son los valores deportivos
Sobre todo, el Comité Olímpico Internacional (COI) y la FIFA, que comercializan estos productos estelares del entretenimiento mundial, se han convertido en verdaderas sociedades financieras no sometidas a ningún control. Resultado: las sospechas de corrupción, la optimización fiscal, las violaciones del derecho laboral, el desplazamiento de poblaciones pobres para hacer sitio a infraestructuras a menudo inútiles y el cuestionamiento de la democracia acompañan a estos eventos. Y todo en beneficio, principalmente, de esas sociedades financieras y de sus patrocinadores, entre los aplausos del público en los estadios.
Para organizar estos eventos y venderlos al planeta entero, ahora está permitido todo, o casi todo. Considerados acontecimientos festivos y consensuales, esos grandes momentos de competición deportiva se han convertido en sinónimos de despilfarro de dinero público, de desplazamientos masivos de gente pobre de las ciudades, de degradación de las condiciones de trabajo en el sector de las obras públicas, de ocupación del espacio público por las fuerzas de seguridad y de inundación publicitaria a gran escala.
“A veces es preferible un menor grado de democracia”
No obstante, la FIFA ha estado implicada en varios escándalos de corrupción, de falsedad y de malversación de fondos. Una investigación judicial suiza sobre la empresa
ISL, encargada del marketing de la FIFA, ha dado pie a varias inculpaciones. La organización impone a los países anfitriones un régimen de excepción draconiano: exoneraciones fiscales para la FIFA y sus socios comerciales, compromisos estrictos en materia de infraestructuras y equipamientos, libertad total de exportación y conversión de divisas, suspensión de las obligaciones de visado, derogaciones del derecho laboral, delimitación de “zonas comerciales exclusivas” para las multinacionales patrocinadoras, protegidas por una “policía de marcas”… Como lo explicaba ingenuamente Jérôme Valcke, secretario general de la FIFA, “voy a decir un dislate, pero a veces es preferible un menor grado de democracia para organizar una Copa del Mundo. Cuando se tiene a un hombre fuerte a la cabeza del Estado capaz de decidir (…), resulta más fácil para nosotros los organizadores.
”
Miles de millones para el Mundial y los Juegos Olímpicos de invierno…
Este conjunto de medidas genera un verdadero agujero negro financiero en detrimento del público destinatario final y en beneficio de la FIFA, de sus socios comerciales y de ciertos sectores empresariales locales (inmobiliario, construcción, seguridad). Al mismo tiempo, la FIFA ha podido repatriar tranquilamente a Suiza varios millones de beneficios libres de impuestos.
Para los JO de invierno en Sotchi, Rusia habrá gastado, según estimaciones, entre ¡17 y 36 mil millones de euros! Es cierto que los grandes eventos deportivos comportan aparentemente toda una serie de ventajas económicas indirectas e intangibles, pero parecen bastante dudosas a la vista de las sumas invertidas.
“Peor que el régimen de apartheid”
En Brasil, “la Copa del Mundo de la FIFA conculca derechos humanos como el derecho a la vivienda, la libertad de reuníón y de circulación, y el derecho al trabajo”, denuncian los organizadores de los Public Eye Awards/3, el “premio de la vergüenza” de las grandes empresas mundiales, que en la edición 2014 tenía como candidatas a la FIFA, a los fabricantes de pesticidas BASF, Syngenta y Bayer, a la marca de ropa Gap, al banco HSBC y a la empresa petrolera rusa Gazprom (es esta última la que ha salido elegida por los internautas). En aquel entonces al menos teníamos derecho a una casa de ladrillos.” Un informe del Centro de Derecho a la Vivienda y Desahucio (COHRE) considera a su vez que los JO comportaron, entre 1988 y 2008, la expulsión directa o indirecta de dos millones de personas, la mitad de ellas tan solo con motivo de los JO de Pekín.
Por supuesto, los países anfitriones prometen ahora organizar los eventos deportivos más “verdes” de la historia.
McDonald’s os alimenta, Coca-Cola os relaja y Visa financia vuestras compras
Para las direcciones y los accionistas de las empresas constructoras, en cambio, los beneficios están claros: con motivo de la Copa del Mundo en Sudáfrica, no solo multiplicaron sus ganancias por 12 en comparación con los ejercicios anteriores, sino que también aprovecharon la ocasión para intensificar los ritmos de trabajo (el número de empleos creados no ha sido proporcional a la mayor carga de trabajo) y agravar todavía más los desfases salariales entre los obreros y las direcciones. Una vez concluidas las obras, la mayor parte de esos obreros pasan a engrosar la lista de parados.
Sin hablar del aumento exponencial del tráfico de drogas y de la prostitución.
Drones, misiles y portaviones para los JO de Londres
De ahí la necesidad permanente de establecer un estricto control de la seguridad del evento, tanto hacia fuera como hacia dentro. La organización de los grandes eventos deportivos constituye tanto un laboratorio como una fuente de pingües beneficios para las empresas de seguridad: mientras que el presupuesto de seguridad en los JO de Sidney solo era de 180 millones de dólares, en Atenas, cuatro años después, ya era ocho veces mayor (1500 millones de dólares), para alcanzar los 6500 millones en Pekín, que mantiene el récord en la materia hasta hoy.
Es cierto que determinados países organizadores han tratado de negociar unas condiciones menos draconianas con la FIFA o el COI, pero esos esfuerzos no parecen contrarrestar el peso de la baza comercial.
Un capítulo del libro La coupe est pleine ! Los mismos agentes se preparan para reeditar la operación en Brasil en 2014. Las obras de los estadios brasileños han sido objeto de varias decenas de huelgas.
Para los sindicatos, la FIFA todavía no se ha sentido suficientemente presionada.
Por parte de los países organizadores, Suecia, candidata a la organización de los JO de invierno de 2022, ha prometido establecer unos criterios de protección muy estrictos de los derechos de los trabajadores y ha firmado un acuerdo en este sentido con las organizaciones sindicales inte