Los hermanos tiberio y cayo graco ,mario y sila tras las guerras punicas en roma

Las reformas de los Gracos


Las crecientes dificultades fueron los principales problemas que Tiberio Sempronio Graco se propuso atajar durante el tiempo que ejerció como tribuno de la plebe (133 a.C.). Propuso, mediante una ley agraria, restablecer a los campesinos desposeídos. La tierra necesaria fue adquirida por la imposición de un límite legal a la extensión de las apropiaciones y reclamando en nombre del Estado a los que tenían tierras en propiedad por encima del límite establecido. Supuso una grave amenaza de los intereses creados de muchos propietarios acaudalados y despertó una intensa oposición. Las tensiones se agravaron cuando decretó que las riquezas legadas por Átalo III de Pérgamo fueran destinadas a financiar la reforma agraria. El intento de Graco de presentarse a un nuevo tribunado fue el detonante del enfrentamiento con la oligarquía conservadora, que acabó con la muerte de Tiberio sus seguidores. Su hermano Cayo Sempronio Graco dirigió un ataque más radical contra el orden establecido. Obtuvo dos tribunados consecutivos (el de 123 y 122 a.C.), en los que introdujo una amplia gama de reformas destinadas a paliar los problemas más acuciantes de la sociedad y la administración romanas. Aprobó una nueva ley agraria, promoviendo la fundación de colonias en Italia y África. Propuso la mejora de las condiciones del servicio militar, la organización del suministro de trigo a la ciudad de Roma.
Atacó la corrupción senatorial e intentó frenar los abusos de los magistrados. Reorganizó el procedimiento, mediante la creación de un tribunal regular de justicia. Intentó ampliar el derecho de voto, otorgando derechos de ciudadanía a los latinos y los derechos latinos a los aliados itálicos.
Fue rechazada por la plebs. Cuando expiró su mandato se produjo una tentativa de revocar sus leyes y sus seguidores protestaron con violencia. El Senado aprovechó para declarar el estado de excepción y Graco y muchos fueron asesinados. La importancia histórica de la obra se debe al alcance de su legislación. Nada semejante se había visto en Roma y no se repetiría hasta Julio César. A partir de esta época comienzan a identificarse dos tendencias políticas en el seno de la nobilitas. Por una parte una mayoría conservadora, que defendía la autoridad del Senado y se oponía a cualquier intento de reforma, optimates. Figuras importantes seran Sila o Cicerón. Por el contrario, los llamados populares miembros de la nobilitas pero que, intentaron tomar medidas en nombre del pueblo. También los populares utilizaron la manipulación de las masas, con el objetivo de consolidar su propio poder personal.

Mario y la reforma del ejército


Entre 113 y 105 los ejércitos sufrieron duras derrotas frente a tribus germanas en la Galia. La última de estas derrotas, dejó a Italia a merced de los germanos. Surge la figura de Cayo Mario.
Un homo novus, que ascendió debido a su sólida competencia militar y a su popularidad por sus éxitos en combate. Cónsul en siete ocasiones dirigió las victorias de Roma contra el rey númida Yugurta y contra los teutones,

conseguidas por un ejército que él mismo había transformado en una fuerza eficiente y disciplinada. Con el campesinado en declive, el único camino para el problema del reclutamiento no era otro que limitar la cualificación de propietario a efectos del servicio militar, o ignorarla. La acción de Mario fue la etapa final en la formación de un ejército profesional que dejó de basarse en la dedicación parcial de los campesinos a tareas militares. Tuvo importantísimas consecuencias en la sociedad y la política republicanas: el servicio al ejército se convirtió en una forma de empleo para hombres que no poseían tierras. La consecuencia fue que los ejércitos empezaron a reclamar una remuneración permanente por sus servicios. El Estado no estaba preparado para garantizar un sistema regular de remuneración de lotes de tierras para compensar a los veteranos. Los soldados comenzaron a apelar a sus jefes para obtener el beneficio deseado. Los ejércitos se convirtieron en instrumentos de intereses políticos, dinámica que caracteriza el último siglo de la República. En la guerra contra Aníbal, Roma había estado al frente de una alianza de comunidades itálicas a las que debía la victoria. Pero los aliados se dieron cuenta de que eran súbditos que llevaban el peso de unas guerras de las que no obtenían beneficio. Estas reivindicaciones acabaron en un conflicto militar entre Roma y los aliados, “guerra social”. Los romanos consiguieron la victoria militar, pero reconociendo su derrota política.

La dictadura de Sila


Apenas resuelta la crisis itálica, hubo un desastre en las provincias orientales. Roma se mantuvo a la expectativa ante el ascenso del reino de Mitrídates VI (121-63 a.C.). En 89 a.C. un pretor romano provocó un ataque contra Mitrídates, quien invadió la provincia de Asia ordenando la matanza de todos los romanos allí residentes. La tarea de conducir un ejército contra Mitrídates le fue encomendada al cónsul Cornelio Sila.
Los acontecimientos se precipitaron: Sila se reunió con las tropas que esperaban partir hacia y Asia marchó sobre Roma, que se rindió. Sila marchó a Oriente para enfrentarse a Mitrídates y líderes populares como Cinna y Mario, se hacen con el control de Roma. Tras hacer retroceder a Mitrídates. Sila regresó a Italia, estallando la guerra civil. Luchas en Italia y en las provincias, en las que se destacó el joven Pompeyo. Instalado en Roma desde el 82 a.C., Sila llevó a cabo una dura purga mediante las proscripciones, con ejecuciones y confiscación de bienes. Sila se convirtió en dictador e introdujo una serie de leyes con las que pretendía anular la capacidad de acción de los populares. Intentó minar el poder del tribunado de la plebe. Acometió diversas reformas y amplio hasta 600 el número de senadores. Sila atacó los síntomas de la crisis de la República pero no las causas. Estableció una estructura que tuvo más poder que nunca la oligarquía senatorial, pero basada en la violencia.