Que paises de africa colonizo Gran Bretaña en el imperialismo

La Comuna de París,1870


Uno de los movimientos sociales más originales del siglo XIX es la Comuna de Parías del año 1871; un intento de gobierno obrero que refleja problemas agudizados por la guerra franco-prusiana. La derrota de Sedán produjo la huida del gobierno francés a Versalles; en septiembre de 1870 París queda en manos de unos comités de distrito, con un comité central, que tiene bajo sus órdenes a los 66.000 hombres de la guardia nacional y unos servicios de vigilancia. Este comité reclama una comuna directamente elegida por el pueblo y rechaza la autoridad del gobierno de Versalles. En enero de 1871 llegan los prusianos a las puertas de París; Bismarck exige la convocatoria de elecciones para cubrir el vacío de autoridad dejado por la caída de Napoleón III. De las elecciones sale de París una Asamblea Comunal, que organiza 10 comisiones, equivalentes a los ministerios: comisión de finanzas, de subsistencias, de trabajo, de justicia, etc. En la Asamblea hay grupos distintos: jacobinos, blanquistas, proudhonianos, bakuninistas. Se intenta organizar como ha estudiado Charles Rihs, un nuevo modelo político, en el que todos los poderes son de procedencia directamente popular.La “Declaración al pueblo francés”, fechada en el 19 de abril, pide autonomía para todas las comunas que se constituyan en ciudades y departamentos, derechos ilimitados de reunión y prensa, enseñanza gratuita y obligatoria, supresión del trabajo nocturno. Los talleres abandonados por los dueños son dirigidos por comités obreros en régimen de autogestión, se requisan los pisos vacantes, se decreta –redacción de Courbet-, la liberación del arte.Las tropas del gobierno de Thiers avanzan hacia París. Mac Mahon con un ejército de 170.000 hombres ha de entablar duras batallas, durante los meses de abril y mayo, para entrar en la capital. Por ambas partes se utilizan rehenes y se fusila a prisioneros. Tras vencer la resistencia, la represión, dirigida por el general Gallifet, es durísima; en París, el número de fusilados asciende a varios miles.La repercusión de la Comuna es enorme. En muchos países se culpa a la Internacional y se persigue a las asociaciones obreras, a las que se las considera enemigas de la paz pública. En España, tras larga discusión con el Congreso, en el que Sagasta las llama asociaciones de criminales, se las prohíbe. La sección francesa de la Internacional desaparece. De su contenido se deducen muchas similitudes con el anarquismo; por ejemplo, el régimen de autogestión en las fábricas, o la autonomía de la Comuna con respecto a cualquier poder político exterior. Sin embargo, también los socialistas la aplauden; Marx la considera como un modelo de fase transitoria de dictadura del proletariado.


II Rev.Industrial:Capitalismo. Nuevas industrias, formas de producción e innovaciones técnicas


La aparición de nuevas fuentes de energía y sus aplicaciones industriales.


La electricidad

Ya era conocida, pero ahora se trataba de producirla en cantidades industriales, a bajo precio, y resolver el problema de su transporte. En 1873, Bergès descubrió que podía obtenerse electricidad en centrales hidroeléctricas, a partir de la fuerza del agua. Desprez, en 1881, resuelve el problema de su traslado ideando el transporte de la corriente a alta tensión, posibilitada por la reciente invención del transformador. El abanico de sus aplicaciones fue enorme: alumbrado (en 1878, Edison ultima su lámpara de filamento o incandescente), sistemas de comunicaciones (telégrafo, teléfono y radio) y de transporte (ferrocarril, tranvías eléctricos y el “metro”). –

El petróleo

Adquirió importancia cuando empezó a utilizarse como combustible en los medios de transporte. Ello fue posible tras los inventos del motor de combustión interna, obra de Rudolf Diesel, y del motor de explosión, construido por los alemanes Gottlieb Daimler y Karl Benz. En cualquier caso, la utilización de la electricidad y del petróleo como fuerza motriz siguió siendo modesta hasta 1895. Desde 1890 estaban ya a punto el motor de petróleo y el motor eléctrico, pero el monopolio de la máquina de vapor seguía siendo total a finales del siglo XIX: el carbón suministraba más del 90% de la energía producida y consumida en Europa.

2.
La nueva metalurgia: la “era del acero”. Hasta ahora el acero se obtenía por pudelado y ello producía un acero muy caro. El panorama va a cambiar al aparecer nuevos procedimientos de obtención. Bessemer, en 1856, con su convertidor se incrementó la producción de acero. El procedimiento presentaba, no obstante, un inconveniente: no permitía utilizar un hierro con elementos fosforosos. En 1877-1878 Thomas construyó un convertidor capaz de eliminar el fósforo. Otro método, el de los hermanos Martín y Friedrich Siemens triunfó sobre los procedimientos anteriores. Estas invenciones permitieron una reducción en el precio del acero (alrededor de un 50% entre 1850 y 1880) y, con ello, una extensión de sus utilizaciones.

3. La industria química

Las investigaciones en este campo dieron lugar a nuevos productos: abonos para la agricultura, colorantes artificiales muy demandados por la industria textil, fabricación de la sosa por el método Solvay, explosivos (la nitroglicerina, por el italiano Sobrero, y la dinamita, por Alfred Nobel) y productos farmacéuticos.

4. La aceleración del progreso técnico

De 1850 a 1900 hubo un mayor número de invenciones técnicas que durante la primera mitad del siglo. El progreso técnico, por tanto, se acelera tras la primera revolución industrial, y ello se explica por una mejor y más rápida difusión del progreso técnico gracias a las publicaciones científicas y las exposiciones universales, y también por la mejor organización de la investigación científica y tecnológica. La primera fase de la revolución industrial no tuvo una estrecha conexión con la ciencia pura como ahora en esta segunda fase. Al invento fruto de iniciativas individuales, sucede el logrado a través del diálogo entre varios investigadores o bien el invento conseguido en laboratorios financiados por la industria. El caso de Alemania es llamativo. La fábrica Bayer contrataba a químicos con estudios universitarios para investigar sobre materias colorantes o farmacéuticas; también en Alemania, la relación entre la universidad y la industria se estrechó al mantenerse contactos entre los laboratorios de las empresas y los de la universidad.

5. La concentración industrial

Entre 1850 y 1900 el número de empresas se estabiliza o tiende a disminuir, en cambio la producción creció. Hubo, en efecto, un proceso de concentración industrial que se explica por dos razones. En primer lugar, por el mismo progreso técnico, al elevar el costo de las máquinas utilizadas. En principio, sólo las grandes empresas contaban con recursos para invertir en nuevas tecnologías, frente a las dificultades en que se encontraban las empresas pequeñas. En segundo lugar, el mecanismo por el que se busca la concentración es para conseguir un aumento de la productividad del trabajo y la consiguiente disminución del coste medio de cada unidad producida. Con ello se competía más favorablemente en el mercado y se lograba conquistar nuevos mercados. Esa concentración podía hacerse de forma horizontal o bien vertical. En la primera se fusionaban empresa con la misma actividad productiva (por ejemplo, el siderúrgico); en la segunda se integraban empresas complementarias en el proceso de producción (por ejemplo, carbón, mineral de hierro y siderurgia).

6. El avance de la industrialización

A mediados del siglo XIX, Gran Bretaña era la primera potencia industrial en Europa; la segunda, con una potencia mucho menor, era Francia. A partir de 1860, la producción industrial alemana superaba a la de Francia. En 1890-1900, Alemania estaba a punto de alcanzar a la economía británica; a su vez, la mayoría de los países europeos estaban ya industrializados (Austria-Hungría, Italia, España) o bien daban comienzo a la industrialización, como era el caso de la Rusia zarista. Si del ámbito económico europeo nos trasladamos al mundial, entre 1850 y 1900 se observa como Europa va perdiendo su superioridad mientras EE.UU. se ha convertido en la primera potencia mundial. La economía europea, sin embargo, superaba a la de los EE.UU. en la disposición de mercados internacionales, en el de los transportes marítimos y en el del mercado de capitales.Sin embargo, la IGM pondrá a prueba este sistema económico y obligará a introducir profundos cambios en la economía europea.


Cambios que genera el fenómeno de la industria en las sociedades europeas


A mediados del siglo XIX, Gran Bretaña era la primera potencia industrial en Europa; la segunda, con una potencia mucho menor, era Francia. A partir de 1860, la producción industrial alemana superaba a la de Francia. En 1890-1900, Alemania estaba a punto de alcanzar a la economía británica; a su vez, la mayoría de los países europeos estaban ya industrializados (Austria-Hungría, Italia, España) o bien daban comienzo a la industrialización, como era el caso de la Rusia zarista. Si del ámbito económico europeo nos trasladamos al mundial, entre 1850 y 1900 se observa como Europa va perdiendo su superioridad mientras EE.UU. se ha convertido en la primera potencia mundial. La economía europea, sin embargo, superaba a la de los EE.UU. en la disposición de mercados internacionales, en el de los transportes marítimos y en el del mercado de capitales (es decir, Europa, en concreto, Francia, Gran Bretaña, Alemania y Bélgica, disfrutaban de los intereses de sus inversiones en el resto del mundo). Sin embargo, la Primera Guerra Mundial pondrá a prueba este sistema económico y obligará a introducir profundos cambios en la economía europea.La urbanización estuvo ligada a una diversificación de la población activa: descendió la empleada en el sector agrario y aumentó la del industrial. Progresivamente fue ganando importancia el sector terciario (comercio, servicio doméstico, burocracia, etc.)El nacimiento de una sociedad capitalista dividida en clases:

Frente a la sociedad estamental-feudal, la sociedad de clases supuso en principio, la equiparación de todos los individuos ante la ley. Pero esa igualdad legal no se correspondería con la división social, estructurada en torno a dos clases fundamentales: la burguesía, propietaria de los medios de producción (fábricas, maquinaria, tierras, etc.) y el proletariado (sin propiedades y por ello necesitado de vender su fuerza de trabajo a cambio de un salario).Durante las primeras fases de la industrialización y hasta que la legislación social mejorase la situación, el proletariado estuvo sometido a una sobreexplotación que posibilitó a los patronos la acumulación de grandes fortunas. La promulgación de normas protectoras relativas al trabajo infantil y femenino, la reducción de jornada laboral y la mejora de la salubridad en las fábricas, fueron consecuencia directa de la presión ejercida por el movimiento obrero. La burguesía se erigió en la clase dominante de esta nueva sociedad, en lugar de los antiguos privilegiados tras una serie de oleadas revolucionarias que se sucedieron a lo largo del siglo XIX y que le permitieron imponer sus formas y valores de vida. La doctrina económica en que se fundamentó tal prosperidad fue el liberalismo.


Acumulación de capital, y organización empresarial:


Entre 1850 y 1900 el número de empresas se estabiliza o tiende a disminuir, en cambio la producción creció. Hubo, en efecto, un proceso de concentración industrial que se explica por dos razones. En primer lugar, por el mismo progreso técnico, al elevar el costo de las máquinas utilizadas. En principio, sólo las grandes empresas contaban con recursos para invertir en nuevas tecnologías, frente a las dificultades en que se encontraban las empresas pequeñas. En segundo lugar, el mecanismo por el que se busca la concentración es para conseguir un aumento de la productividad del trabajo y la consiguiente disminución del coste medio de cada unidad producida. Con ello se competía más favorablemente en el mercado y se lograba conquistar nuevos mercados. Esa concentración podía hacerse de forma horizontal o bien vertical. En la primera se fusionaban empresa con la misma actividad productiva (por ejemplo, el siderúrgico); en la segunda se integraban empresas complementarias en el proceso de producción (por ejemplo, carbón, mineral de hierro y siderurgia).//Junto al modelo de concentración que acabamos de ver, hubo otra de tipo financiero, como el trust y el cartel. En el primero, diversas empresas decidían agruparse para tener una administración común; en el segundo, las empresas seguían siendo independientes pero se ponían de acuerdo para fijar un precio de venta común. Con todo, este proceso hacia la concentración no debe hacer olvidar que la empresa pequeña, donde había unos cuantos obreros en torno al empresario, seguía siendo la más numerosa a comienzos del siglo XX aunque su peso en la producción total había disminuido.//Si los pioneros de la industrialización habían financiado sus negocios en buena medida con capital familiar, las nuevas necesidades impulsaron la búsqueda de nuevas fuentes de financiación. Es el caso del ferrocarril, para cuya implantación y desarrollo se necesitaban grandes cantidades de recursos que desbordaban las posibilidades de los particulares adinerados. 

Destacaron como formas o instrumentos de capital:


La Banca: los empresarios acudieron a ella en busca de créditos con los que hacer frente a los crecientes desembolsos de inversión.//Las sociedades anónimas: constituidas por socios propietarios de acciones (participaciones) de la empresa, que se repartían los beneficios generados proporcionalmente. La compra y la venta de acciones tuvieron como escenario la Bolsa.//Durante la primera industrialización los capitales estuvieron dispersos en pequeñas empresas que competían en un mercado libre. Durante la Segunda Revolución Industrial se tendió a la concentración de capitales en pocas manos y a la fusión empresarial. Las compañías más poderosas absorbieron a las más débiles y controlaron las distintas ramas de la producción pretendiendo controlar el mercado en régimen de monopolio. 

Destacaron tres fórmulas de concentración industrial:

El cártel: acuerdo entre dos o más empresas, que conservaban su autonomía financiera para fijar precios, cuotas de producción y repartirse el mercado.

El trust: fusión de empresas para imponer los precios de venta y la producción. Ej., la Standard Oil Company, o la fábrica de automóviles Ford. 

El holding: sociedad financiera que controla empresas pertenecientes a sectores productivos diversos mediante la adquisición de la mayoría de sus acciones en Bolsa.

Nuevas formas de control de la producción y del trabajo:


La complejidad del entramado empresarial y de los procesos de producción puso de manifiesto en esta segunda fase de la industrialización la necesidad de nuevos sistemas organizativos.//El Taylorismo: Buscaba la planificación científica del proceso productivo en la empresa. La idea partió de F. Taylor quien en su obra «The Principles of Scientific Management», publicada en 1911, teorizó sobre la especialización de las funciones en el trabajo y la estandarización de los procedimientos a seguir. Según él las tareas debían realizarse con el menor esfuerzo y en el menor tiempo posible eliminando pasos y movimientos innecesarios con el objeto de reducir los costes de fabricación. El obrero debe ser aislado convenientemente y tener todos los elementos que manipula a su disposición y fácil alcance. El trabajo intelectual y el manual deben estar separados. Corresponde al primero organizar, impartir directrices y supervisar al segundo. Establece un riguroso cronometraje de cada tarea a fin de evitar el descuido o pérdida de tiempo del operario.


Presencia Europea en África anterior a 1885:


Antes de 1885 los europeos no conocían de África nada más que sus costas, el  interior, salvo alguna excepción, seguía siendo como en épocas anteriores una gran  mancha blanca en el mapa. La explotación de las costas de África se daba desde el siglo  XV, los portugueses se asentaron allí estableciendo factorías para comerciar con el interior y obtener, entre otras cosas, esclavos negros. La dominación del litoral africano se basaba en un interés estratégico, así ese dominio costero se acentuaba en las desembocaduras de los grandes ríos considerados como vías naturales de penetración hacia el interior.Los portugueses estaban asentados en la costa de Angola y Mozambique desde el siglo XV.La emigración francesa se dirigió a la costa mediterránea africana (Argelia) ya desde el año 1830, la conquista de ese mismo territorio se produciría ya en 1880; además de Argelia los franceses se habían asentado en Túnez, Senegal y Gabón. Los ingleses tenían factorías a lo largo de casi toda la costa africana, estas factorías eran puntos importantes en el abastecimiento de los barcos en la ruta hacia la India, entre ellas destacan Gambia, Sierra Leona, Ghana, la colonia de El Cabo en el sur del continente y desde 1878 habían apartado a los franceses de Egipto donde controlaban el Canal de Suez, punto clave para la ruta hacia la India.

Factores que desencadenan la carrera imperialista:


Se pueden señalar como motores de la expansión de la demografía, la economía, la política y, finalmente, aspectos culturales e ideológicos.//El crecimiento de la población europea provoca en muchos países  una fuerte presión demográfica, que no tiene otra salida que el intento de muchas de iniciar una nueva vida en otros continentes. Cuarenta millones de europeos abandonan sus patrias desde comienzos del siglo XIX hasta 1930, plazo que podría reducirse a 1850-1914; se trata de las migraciones más intensas de la historia. En los años 80 se alcanza la cifra de medio millón anuales, en 1887 se llega a los 800.000, es un proceso cada vez más acusado, en el que incide el progreso del transporte (barcos de vapor) y fenómenos psicológicos de imitación; América se convierte en un señuelo, en una palabra prometedora de fortunas rápidas. En los puertos se señala la presencia de esta marea humana; las compañías transatlánticas hacen sus negocios con la afluencia de viajeros.//Los factores económicos han sido sobrevalorados, pero no pueden subestimarse. En otros continentes encuentran Inglaterra, Francia, Alemania, Holanda y Bélgica, campos de inversión para sus capitales; construyen la red de ferrocarriles, modernizan las instalaciones de los puertos, efectúan préstamos a los gobiernos que carecen de fondos para iniciar el desarrollo; son los aspectos financieros de la expansión. La crisis económica de 1873 y el cambio de Trend, con un descenso de los precios, inclina a las potencias al proteccionismo, con lo que se suscita la necesidad de encontrar nuevos mercados que no estén protegidos por barreras aduaneras; la expansión colonial y proteccionismo suelen aparecer juntos. La búsqueda de materias primas para la industria contribuye a la aparición de europeos en minas y plantaciones; los belgas encuentran en el Congo enormes riquezas mineras, los franceses se abastecen de seda en el Extremo Oriente tras la ruina de su sericicultura (cría de gusanos de seda) a mediados de siglo, los ingleses buscan con afán el algodón egipcio, especialmente preciso durante el “hambre de algodón” provocada por la guerra de secesión norteamericana, los holandeses hacen de la Insulindia un imperio de industrias de extracción.//Los factores políticos, de prestigio, son muy claros en la expansión francesa, inspirada por el deseo de olvidar la vergüenza de la derrota de 1870; las preocupaciones estratégicas determinan las líneas marítimas del imperio inglés y están siempre presentes en el reparto de áfrica. Para España la derrota del 98 señaló el inicio de una mayor preocupación por áfrica. La navegación a vapor exige disponer alrededor del mundo de depósitos de carbón donde puedan avituallarse las flotas. Política y estrategia se dan la mano; un imperio es una red de comunicaciones con múltiples bases de apoyo, cada conquista exige una conquista nueva; en ocasiones son los colonos los que reclaman la continuación de la actividad colonizadora, los de Nueva Zelanda presionan sobre Londres para la adquisición de las islas vecinas, los franceses de Argelia inducen la conquista del sur de Marruecos.//Las razones ideológicas se aducen con frecuencia, evocando la historia; Gran Bretaña habla de su misión civilizadora, Italia recuerda nostálgicamente el imperio romano, España el siglo de oro. Los misioneros católicos y protestantes se sienten llamados por la urgencia de la evangelización de los pueblos atrasados; los escritores e intelectuales hablan de la misión civilizadora de los blancos, que llevan a otros continentes su instrucción, su higiene, la mejora del nivel de vida, la matemática europea, el estilo de la arquitectura, la ingeniería y los hospitales europeos.

 

Conferencia de Berlín:


La conferencia se realizó entre el 15 de noviembre de 1884 y el 26 de febrero de 1885, allí se sentaron las bases para el reparto consensuado de África y Asia.Asistieron, aparte de Alemania, el país anfitrión, el Reino Unido, Francia, Bélgica, Portugal, España, Italia y Turquía, como partes más implicadas, pero también Países Bajos, Dinamarca, Suecia-Noruega, Rusia, Austria-Hungría e incluso Estados Unidos. No estuvo representado ningún Estado africano.Se establecieron dos principios básicos:

-una colonia no era colonia hasta que el resto de los países la reconocían como tal.

-y la doctrina de la «ocupación efectiva», es decir que era necesario contar con autoridad suficiente en un área determinada para reclamar su posesión. Es decir que no bastaba con llegar, había que dominar.

Otros acuerdos básicos adoptados eran: la libertad de navegación y comercio en la cuenca del río Congo, incluidos algunos derechos para los indígenas, la libertad religiosa y de las actividades religiosas en la zona.  En resumen, la conferencia estableció que toda potencia instalada en la costa podría reivindicar la zona correspondiente, pero que esta ocupación solo se consideraría efectiva si se hacía de forma inmediata y se notificaba inmediatamente a las demás potencias. La Conferencia de Berlín, apoyó y estimuló la carrera de la ocupación de territorios en África, todo bajo un marco legal, de acuerdo sólo a los intereses europeos. Todas las potencias se apresuraron en expandirse lo antes y máximo posible, por lo que en los quince años siguientes el mapa del continente negro acabó por configurarse de una manera definitiva. Dos potencias, el Reino Unido y Francia, terminaron controlando gran parte del continente, siendo en definitiva las principales beneficiarias del reparto de África. Hacia el año 1900, únicamente Liberia y Etiopía (por poco tiempo en el segundo caso) conservaban su independencia real.

Causas de las rápida expansión de Europa:


A)causas demográficas

En Europa el desarrollo agrario e industrial va a generar un crecimiento importante de la población.  Se calcula que unos 40 millones de europeos abandonaron el viejo continente a lo largo del siglo XIX. El éxodo fue más fuerte en la década de 1870-1880, se calcula que en esos años saldrían de Europa una media anual de entre unos 300 y 500 mil hombres, siendo el año 1887 el año con más salidas. Al iniciarse el siglo se continuaría esta tendencia y en 1907 salieron un total de 1.400.000 europeos. No entraremos en las causas de estas migraciones pero habría que hacer referencia a las crisis económicas europeas y el brillante panorama que aparecía en los países de ultramar. Sólo señalaremos un hecho, que son en los años en los que se consolida la expansión colonial en los que más población sale de Europa (1870-1914). También hemos de aclarar que todos los emigrantes que salen de Europa no van a las colonias, un gran número se van a los países nuevos como Estados Unidos, Argentina, Brasil, Venezuela, etc.

B)causas económicas:

Un hecho determinante es la crisis de ciclo largo que asola Europa a partir de 1873, esto hace que casi todos los países (menos Gran Bretaña) opten por una economía proteccionista, ante la imposibilidad de exportar capitales y productos en Europa debido al proteccionismo de otros países, es necesario buscar nuevos mercados fuera de Europa que no tengan trabas aduaneras, de esa manera se justifica la inversión en zonas alejadas en Asia y África.  Por último la carrera industrial y la competencia entre las economías de los países europeos lleva a una lucha por conseguir materias primas baratas para abastecer la industria y otros sectores económicos, esas materias primas se van a encontrar en África (productos tropicales, minerales,..) y en Asia (opio, seda…).

C)causas políticas

Están muy relacionadas con el nacionalismo, que canaliza los esfuerzos nacionales hacia nuevas empresas para buscar el engrandecimiento de la nación que está llamada a un gran destino. La idea de prestigio dará lugar a la interpretación de que un país sin colonias es un país de segunda fila, eso lógicamente acelerará la lucha por la conquista de territorios. En Francia a través de la conquista de nuevos territorios se intenta borrar la humillación por la pérdida de Alsacia y Lorena en la guerra franco-prusiana. De la misma manera España se lanzará a la conquista de Marruecos para olvidar el desastre de 1898. El nacionalismo, que genera el imperialismo en muchas potencias europeas, va a producir muchas rivalidades entre ellas, rivalidades que darán lugar a la IGM, pero esas fricciones serán remarcadas por la disputa por el dominio de vastas zonas en África o Asia. 

D)causas ideológicas:

Tanto en Gran Bretaña como en Francia la opinión pública se ve sacudida por la ideología patriótica y nacionalista que extenderá la idea de conquista como un deber ineludible para con la patria. Echando mano del pasado cada nación encuentra en su Historia una etapa de esplendor y gloria a la que hay que imitar, hay que restaurar la gloria y el honor: los italianos hacen referencia al Imperio Romano, los franceses a Carlomagno,etc. esa es la justificación ideológica. Unidas al nacionalismo no debemos olvidar otras ideas, como la consciencia generalizada de que el hombre blanco era superior y que su misión era someter a los pueblos salvajes a los que consideraba inferiores, es, evidentemente una corriente racista. Frente a esto encontramos otras ideas que podemos llamar filantrópicas en las que el hombre blanco siente necesidad de difundir la cultura y los avances de la civilización en estos países más retrasados, un gran número de médicos y maestros serán enviados a estos territorios. Muy unido a esto está la labor de los misioneros, tanto católicos como protestantes.


Los grandes imperialismos coloniales: Inglaterra y Francia


El Imperio Inglés:

El reino unido, en plena decadencia de otros (español o imperio francés) sigue ampliando sus territorios, y llega a disponer en 1876 de cerca de 22,5 millones de kilómetros cuadrados, es decir, más de la mitad del total de los territorios colonizados por las potencias en esta fecha.Sus colonias, con funciones muy diversas, estaban distribuidas por todos los continentes. En Europa disponía de Gibraltar, Malta, Corfú y las Islas Jónicas; en América de Canadá, Honduras, etcétera, en África, de Sierra Leona o África del Sur, entre otras; en Asia, de la India, como principal colonia de explotación de todo el imperio, Hong-Kong, etcétera, y en Oceanía, de Australia o Nueva Zelanda, entre las principales.//A partir de 1877, fecha en las que la reina Victoria es coronada emperatriz de la India, la expansión de los ingleses es bastante rápida y va a tener como su zona principal África donde se intenta crear un imperio continuo de norte a sur (de El Cairo a El Cabo es el sueño de Cebil Rhodes). Se busca, por otra parte, asegurar las rutas hacia las colonias principales o hacia los grandes centros comerciales, como la India o China, respectivamente, y afianzar la seguridad de algunas zonas importantes del imperio (anexión de Birmania, por ejemplo).//A principio de siglo XX Inglaterra logra el mayor imperio del momento, que ocupa aproximadamente 33,5 millones kilómetros cuadrados y está habitado por cerca de 440 millones de personas. En este punto cesa su expansionismo, pues no queda zonas de gran interés y los gastos y problemas de tan vasto territorio obligan a ello. Además, los conflictos que surgen en Europa llaman su atención, y comienza a dedicarse también a ellos, saliendo así de su anterior aislacionismo. La organización del imperio adquiere formas diversas. En primer lugar están los, dominios, territorios con un alto grado de autogobierno, peor en los que la política exterior queda reservada a Londres. Éstos eran Canadá, Australia, Nueva Zelanda y la Unión sudafricana. El rey estaba representado por un gobernador general y el sistema fue derivando hacia una confederación. Los protectorados y las colonias de explotación, gobernados con el apoyo de jefes indígenas o no, tienen en la practica un sistema muy similar. Forman parte de esto todo el resto del imperio y los ejemplos más claros son la india y África (excepción hecha de la unión sudafricana). No poseen ningún tipo de autonomía de gobierno. Su función principal es suministrar materias primas a Gran Bretaña y comprar a ésta productos industriales.El Imperio inglés es el mayor proveedor y consumidor de productos británicos. Y dentro del Imperio, la India, con sus casi 300 millones de habitantes, el principal mercado, a pesar de su bajo nivel de vida y sus hambres cíclicas, que provocan movimiento nacionalista y revueltas. La India aportaba, a cambio, algodón, yute, trigo, té, etc.

El imperio Francés:


Francia parte en 1870 de un imperio muy inferior al británico. No llegaba al millón de kilómetros cuadrados y los territorios provenían, en parte de los restos del primer imperio colonial, ya perdido, como las posesiones en América Central y Las Antillas (Guyana, Martinica, etc.), y, sobre todo en la labor colonizadora llevada a cabo entre los 30 y 50 y completada por Napoleón III. En este periodo se habían conquistado Argelia (en 1830 Carlos X había tomado Argel), así como Senegal y algunas zonas de Madagascar (África) y Tahití (Oceanía). Con Napoleón III se ponen las bases del imperio de Extremo Oriente mediante la anexión de Nueva Caledonia y Cochinchina y el establecimiento de un protectorado de Camboya.Igualmente se inicia la conquista de ciertos territorios del África Noroccidental.

El año 1870 marca un hito en la política francesa, ya que la derrota frente a Prusia hace que se proclame la III República y que se lance la nueva fase colonizadora (provocada también por la crisis económica de postguerra). Los gobiernos Gambetta, Ferry y Delcassé se lanzan por el camino de la política imperialista, como medio de solucionar los problemas, especialmente los económicos, del interior.//En Asia se ocupa el resto de indochina (Annam, Tonkín, y Laos) hasta formar la unión Indochina. De ella extraen minerales y productos agrícolas (arroz, fundamentalmente) En África, partiendo de Argelia, se conquista las zonas del mediterráneo occidental (Túnez, y Marruecos – tras la conferencia de Algeciras-), para lanzarse después hacia el sur y unir estas posesiones con las de Senegal y el Congo, creando así un gran imperio en el África noroccidental. Los intentos de extenderse hacia el este y, por tanto, al valle del Nilo, chocan con, los intereses ingleses (Fashoda). Además se consigue Djibuti y terminan la colonización de Madagascar, dirigida por Galliéni (1883). Se conquistan también algunos archipiélagos del Índico y el pacífico.

De este modo Francia llega a 1914 con un amplio imperio pluricontinental. La organización del mismo es por medio de asimilación a departamentos metropolitanos y de protectorados o colonias de explotación. De todas ellas obtienen gran cantidad de materias primas minerales o agrícolas, que cubren ampliamente sus necesidades industriales o alimenticias, en caso de escasez. El comercio francés con las colonias es mucho más reducido que el británico y no supone la parte fundamental del comercio exterior, aunque aumentó bastante en el siglo XX y llegó a su máximo con la crisis de 1929.


Consecuencias del Imperialismo (conolización):


Las repercusiones del proceso son inmensas en la metrópoli y las colonias. Se puede hablar de europeización del mundo, del nacimiento de una nueva geografía. El salto experimentado por los países colonizados supone una aceleración de siglos. El impacto de Europa se deja sentir en primer lugar en las costas, donde se construyen puertos con instalaciones modernas; más tarde en el interior, al que se accede por vías férreas. Surge una nueva estructura de las comunicaciones. En todas partes se intentó fomentar un cultivo básico, por ejemplo el caucho en Indochina, el cacao en Nigeria, el café en Tanganika. La producción aumentó. En Argelia los viñedos se multiplicaron por cuatro entre 1881 y 1895; Indochina exportaba en 1900 un millón de Tm de arroz. Las colonias compran productos a la metrópoli; la economía de mercado suscita la necesidad del papel moneda con lo que la economía monetaria se yuxtapone a la de subsistencia, característica del período pre colonial.

En el orden demográfico se consiguen las primeras victorias contra las enfermedades tropicales, se instalan hospitales y se aplican terapéuticas europeas;  pero, al mismo tiempo, el progreso de las comunicaciones permite una difusión más rápida de las epidemias, y el contacto con los europeos provocó en algunas sociedades una disminución de la población. En general el descenso de la mortalidad, con mantenimiento de una natalidad alta, permitió el incremento de la población.

Las sociedades indígenas experimentaron transformaciones profundas. La vida urbana rompió las estructuras tribales. Una burguesía de negociantes y funcionarios se instaló en los niveles más altos de la escala social. Incluso en el campo se produjeron cambios, con la introducción de nuevas plantas y la extensión de la agricultura comercial y la moneda.

En el orden intelectual misioneros, escuelas, edición de periódicos produjeron un retroceso del analfabetismo. Pero, por otra parte, el impacto de la cultura occidental hizo perder su identidad a las culturas indígenas, perturbó sus creencias y tradiciones. Este drama de la aculturación explica que los movimientos nacionalistas hayan levantado como bandera en la descolonización la recuperación de la cultura nacional.

Desde el punto de vista político se produce en áfrica la balcanización, las fronteras no guardan ninguna relación con el mapa étnico y viejas civilizaciones ven parcelado su solar por la confluencia de los dominios europeos, y las viejas lenguas se enfrentan al desafío lingüístico de los vencedores. En ocasiones tribus y pueblos son espectadores atónitos de las rivalidades de las potencias; franceses e ingleses en Sudán y Egipto, ingleses y alemanes en áfrica austral, franceses e italianos en Etiopía, ingleses y rusos en Asia Central.

Por el contrario, las potencias europeas sin otro sacrificio que el riesgo de lo desconocido obtienen ventajas indudables. En el orden demográfico las colonias de poblamiento se constituyeron en zonas de descarga que podían resolver los excedentes de mano de obra en una crisis económica, como en las pilsaciones inglesas de los años difíciles, o brindar asilo a las víctimas de las crisis políticas, como los franceses que huyen a Argelia tras la represión de junio de 1848 o los alsacianos que prefieren no vivir bajo yugo germánico tras la guerra de 1870; pero aunque áfrica pasó de en un siglo de 135.000 europeos a 4 Millones y por todas partes nacieron sociedades blancas la emigración apenas alivió la tensión demográfica de los países emisores, puesto que el destino preferente de los emigrantes fueron las naciones jóvenes que habían sido en la edad moderna colonias, como los Estados Unidos o el cono sur de la América meridional. En el orden económico las rentas del capital invertido en ultramar incrementaron las posibilidades del capitalismo europeo; Gran Bretaña obtuvo rentas de 35 millones de libras esterlinas en 1870, más de cien millones en 1900, casi 200 millones en 1913; una riada de beneficios colma todas las expectativas y algunas colonias se convierten en los mejores clientes de las potencias industriales: Argelia, de Francia; la India, de Inglaterra. La obtención barata de materias primas constituye otro capítulo fundamental: caucho, algodón, fosfatos, lanas; el segundo impulso en la industrialización europea se vio estimulado por esta ampliación del área de suministros. No obstante, no deben exagerarse las ventajas, porque si es cierto que la formación de los imperios coloniales posibilitó la consolidación de la segunda fase de la revolución industrial, la del capitalismo financiero, las metrópolis obtuvieron sus materias primas y colocaron su productos en sus colonias solamente en un porcentaje; en 1914 las colonias francesas proveían a su metrópoli únicamente de la décima parte de sus necesidades en materias primas industriales.


Causas de la IGM:


Ante la eventualidad de un conflicto en el espacio balcánico, los bloques de potencias se consolidan; los Estados mayores fijan los detalles de la cooperación militar; Francia provee con nuevos créditos a la aceleración de los ferrocarriles estratégicos rusos; una convención naval entre Francia y Gran Bretaña se distribuye la tarea de las respectivas flotas. Pero los Balcanes constituyen sólo la zona principal de un mundo en bloques y con tensiones entre las grandes potencias. Los motivos de rivalidad entre estas son de índole territorial, económica y psicológica.

A) Rivalidades territoriales:Entre Francia y Alemania perdura el contencioso de Alsacia y Lorena. El nacionalismo francés no deja de reivindicar los territorios; los alemanes adoptan medidas de germanización que provocan incidentes con la población. En Saverne se enfrentan los militares germanos y la población alsaciana. La “Ligue pour la défense de l’Alsace-Lorraine” mantuvo encendidos los sentimientos franceses.//Polonia continuaba dividida. En Galitzia la administración austriaca era conciliadora; en cambio en la Prusia polaca se había intentado borrar el nacionalismo polaco con la instalación de colonos germanos,  y en la Rusia polaca se procuraba fomentar intereses entre los polacos para que se uniesen definitivamente al Estado ruso. Las fuerzas nacionalistas polacas, en torno al socialista Pilsudski, se habían refugiado en Galitzia, y reivindicaban la resurrección de Polonia. Este era otro motivo de desconfianza de los rusos hacia los austríacos.//En el espacio balcánico se producen asesinatos y torturas entre las diferentes etnias y religiones, especialmente en Macedonia; los gobiernos viven en un estado de inseguridad que les obliga a mantener efectivos importantes sobre las armas. El trazado de fronteras enfrentaba a Albania y Grecia. El gobierno de Atenas trataba de conservar el Epiro norte, cuya población era en su mayoría de laguna griega, pero una comisión de delimitación la adjudicó a Albania.//El destino de las islas turcas del mar Egeo suscitó tensiones entre turcos y griegos, bajo la mirada ambiciosas de los italianos. Por añadidura, se despierta otra vez la cuestión de los estrechos. Los alemanes arman al ejército turco y modernizan sus fortificaciones; el gobierno ruso mira con inquietud la presencia alemana; su preocupación aumenta al ver la guarnición del Bósforo en manos de un militar alemán. La inseguridad de las fronteras en unas zonas, las reivindicaciones nacionalistas en otras, son elementos que deben ser considerados en la tensa situación internacional del año 1914.

B) Rivalidades económicas:Hasta finales del XIX la supremacía industrial inglesa parecería incontestable, era el principal proveedor de las potencias continentales; pero desde principios de siglo el rápido desarrollo de la industria alemana la había convertido en un competidor temible. En 1913 Francia adquiría tantos productos alemanes como ingleses; en Bélgica las importaciones alemanas  conquistan el primer puesto, incluso en Amberes, feudo tradicional de los ingleses; los holandeses prefieren decididamente los productos germanos y Rotterdam se convierte en un puerto de salida para el comercio alemán; en Rusia las importaciones alemanas llegan a cuadruplicar a las inglesas. Alemania había conquistado muchos mercados aprovechando su situación geográfica central en el continente y estableciendo una flexible organización en su sistema de créditos.//En cambio, en los mercados financieros, Londres y París siguieron siendo los dos centros mundiales de distribución de capitales. Alemania no pudo competir en la colocación de su dinero fuera de sus fronteras, pero supo orientarlo hacia la inversión interior. En los primeros meses de 1914 los movimientos internacionales de capitales provocaron ásperos debates. En Rusia la industrialización se había efectuado con dinero francés y belga, pero la presencia de las finanzas alemanas es cada vez más fuerte. Cuando las fábricas Putiloff, las mayores productoras de material de guerra, que estaban sostenidas por la Creusot francesa, necesitaron aumentar su capital, apareció una oferta de la Krupp alemana, que fue obstaculizada por una decisión del gobierno ruso. Que en algunos casos las finanzas orientaban la política, los prueba la posición de Francia en los Balcanes; en la crisis bosniana de 1908 Francia no apoya a Rusia porque en esos momentos los estados balcánicos y Turquía constituyen un buen cliente para los capitales y artículos ferroviarios franceses; en 1914 ha descendido la cifra de inversiones francesas en Turquía, por lo que a Francia le resulta más fácil el apoyo decidido a Rusia frente al imperio turco. No debe exagerarse esta influencia de los negocios en la política, que en el caso de los Balcanes no se refleja en la documentación. Pero tampoco debe ser desdeñada y en algunos otros casos puede ser comprobada documentalmente.

C) Rivalidades psicológicas: Se destaca entre las fuerzas profundas los estados de ánimo colectivos, producidos por distintas circunstancias. La política de armamentos fue un resultado de la tensión, pero a su vez contribuyó luego a agravarla. Alemania aumentó, de 1913 a 1914, su ejército, de 621.000 hombres a 820.000. Austria-Hungría había aumentado sus efectivos de 100.000 a 160.000, en vísperas de la primera guerra balcánica, y estudiaba su ampliación. En Francia una ley fijó el servicio militar activo en tres años y elevó el ejército a 750.000 hombres. Rusia llega a disponer en 1914, de 1.800.000 soldados, fuerzas excesivas para la paz.//Para que la opinión pública y los parlamentos acepten el aumento de las cargas militares, los estados mayores se ven obligados a insistir en el peligro de la guerra. La prensa se hace eco del riesgo y abunda en innovaciones patrióticas, especialmente en Alemania, donde las asociaciones germanistas glorifican la idea de la guerra: “La hora solemne de ajustar las cuentas está próxima.” En Francia y Gran Bretaña la opinión pública reflejó actitudes más pacifistas. En Italia se sentía más inquietud por los problemas interiores. Pero la actitud pasiva de las masas obligaba a los gobiernos a insistir en el peligro internacional.


El impacto económico de la Gran Guerra:


El largo conflicto ha provocado terribles pérdidas demográficas. Alrededor de 10 millones de hombres han muerto. Alemania ha perdido 1.800.000 lo que supone el 12% de sus hombres entre los 15 y 50 años; Francia ha perdido 1.400.000, el Reino Unido casi 750.000. Con respecto a Rusia, se han calculado cerca de 3 millones, a los que habría que añadir los muertos en la guerra civil, que posiblemente duplicaron a los de la guerra europea. A estas pérdidas, de intenso reflejo demográfico, porque afectaron especialmente a los jóvenes y provocaron una superpoblación femenina relativa, habría que añadir varios millones de heridos y mutilados. Muchas familias quedan sin padres; el elevado número de huérfanos fue una preocupación para los gobiernos.

Las destrucciones materiales no fueron menos intensas; en este aspecto Francia fue el país más afectado. Tres millones de hectáreas quedaron devastadas, la red ferroviaria interrumpida, los puentes y miles de construcciones destruidos. El coste de la guerra ha supuesto para Francia el 30% de su riqueza nacional, para Alemania el 22%, para Inglaterra el 32%, para Italia el 26% y para los Estados Unidos el 9%.

Al término de la guerra fue necesario reconvertir las industrias que habían estado destinadas durante años a la producción de guerra. El proceso fue lento y se vio entorpecido por una crisis que se alargó hasta 1924. La «economía de guerra» dislocó el sistema productivo y eliminó de la política económica los principios del liberalismo. La tendencia se consolidó durante la posguerra fruto de las políticas de los gobiernos de izquierda, especialmente los socialdemócratas. El intervencionismo económico del Estado fue la pauta seguida durante el período de entreguerras salvo en el caso de Estados Unidos, hasta la llegada a la presidencia de F. D. Roosevelt.

El gasto bélico se financió en parte acudiendo a las reservas de oro y al endeudamiento mediante la emisión de deuda pública, complementado con el recurso a créditos exteriores, especialmente de origen estadounidense. Se recurrió a la fabricación del papel moneda, lo que provocó una fuerte inflación, agravada en la posguerra por el desequilibrio entre demanda y producción.

Sin embargo hubo países a los que la guerra benefició económicamente. En primer lugar aquellos que habían permanecido neutrales durante el conflicto y se habían convertido en proveedores de materias primas y alimentos para los contendientes, casos de Brasil, Argentina y España. Pero fundamentalmente la guerra consolidó el crecimiento de dos grandes potencias: Estados Unidos y Japón cuyo comercio experimentó un aumento sin precedentes en detrimento de las potencias tradicionales de Europa, que perdieron sus mercados exteriores y vieron cómo su espacio económico se fragmentaba.  Estados Unidos prestó importantes cantidades de dinero a los aliados y les suministró abundante material bélico, bienes de equipo y víveres. Se convirtió en el mayor acreedor (más de 250 mil millones de dólares) de los países europeos, que en adelante entraron en una estrecha dependencia de los créditos norteamericanos para hacer frente a la reconstrucción económica. El dólar se convirtió junto a la libra esterlina en el principal instrumento de cambio en las transacciones internacionales y la bolsa de Nueva York consiguió el liderazgo mundial.


Consecuencias de la IGM:


Serán tremendas tanto en el número de víctimas como en la destrucción de los países afectados, veremos esos aspectos.

1. Las pérdidas demográficas son dramáticas, se cree que en conjunto han muerto en la guerra unos 10 millones de hombres. De ellos Alemania ha perdido 1.800.000, es decir, el 12 % de sus hombres entre 15 y 50 años; Francia 1.400.000, Gran Bretaña 750.000; y Rusia unos tres millones. A todos estos datos debemos añadir los millones de heridos y mutilados de guerra. El número de huérfanos fue también muy alto. Se produjo en muchos sitios una superpoblación femenina y en muchos casos no había hombres para realizar algunos trabajos.

2. Las pérdidas económicas fueron también grandes. Los enemigos se ceban en destruir las infraestructuras y atacar los centros de producción, destruyéndose ferrocarriles, puentes, carreteras, fábricas… El país más afectado fue Francia donde se devastaron grandes superficies. El coste de la contienda es enorme para los distintos países, para Francia supuso el 30% de su riqueza nacional, para Alemania el 22%, el 32% para Gran Bretaña. Junto a esto hemos de decir que todos los países aliados se endeudaron con Estados Unidos para poder hacer frente a sus gastos bélicos, ese endeudamiento será tremendo y supondrá un lastre para la economía. Tras la guerra vendrá el racionamiento, el hambre, la escalada de precios sobre todo en los países vencidos, etc. Y a todo esto hemos de añadir que los países vencidos deben pagar fuertes indemnizaciones de guerra a los vencedores, lo cual hipotecará aún más su recuperación.

3. Las transformaciones sociales serán importantes, la más destacada es que debido a la ausencia de hombres las mujeres accederán a puestos de trabajo hasta entonces reservados exclusivamente a los hombres. Cuando llegue la paz esta tendencia se consolidará y las mujeres van a participar con más intensidad en el mundo laboral.

4. Una consecuencia importante es la inadaptación de los ex -combatientes que una vez que acaba el conflicto no logran adaptarse a la vida civil y originarán enfrentamientos y serán la base de movimientos revanchistas e hipernacionalistas.

5. El peso político de Europa decae y será sustituido por el de otras potencias extraeuropeas: Estados Unidos, Japón y más tarde la Unión Soviética

La regulación de la paz


Tras acabar la guerra se reunirán los vencedores para elaborar los tratados de paz que deberán firmar los vencidos. Por parte de Francia estará presente el presidente Clemenceau que se mantendrá firme e intransigente con Alemania, Lloyd George será el representante inglés, Orlando el italiano y Wilson el americano.

Los 14 puntos de Wilson:


De todos ellos destaca Wilson que intenta imponer una serie de principios que se conocen con el nombre de los 14 puntos de Wilson en los que dice en qué condiciones deben firmarse las paces, entre otras estas son sus ideas:

A) critica el juego de alianzas secretas que han llevado a la guerra, eso no deberá volver a repetirse

b) Se debe permitir el libre tránsito por las aguas internacionales y los distintos países deben reducir los obstáculos al comercio con los demás.

c) Quizá el más importante es el principio de las nacionalidades, en territorios donde más del 55% de la población pertenezca a una lengua, allí se creará un estado independiente tras un referendum de la población. Esta idea determinará la aparición de muchos estados independientes en la Europa central y oriental

D) En los nuevos países y en los antiguos imperios hay que potenciar los regímenes democráticos

Los tratados de paz.La paz con Alemania: el tratado de Versalles (28-VI-19)


Es el tratado más importante de todos los que se firmaron, ya que Alemania era el país más importante de los imperios centrales. A Alemania se le considera la única responsable de la guerra y por tanto se le impondrán fuertes sanciones. A la hora de tratar a Alemania había dos posturas, la francesa que era de intransigencia y dureza y la de Gran Bretaña y Estados Unidos que era más flexible.

Desde el punto de vista territorial

Alemania va a perder Alsacia y Lorena que pasarán a Francia. Entregará a Bélgica dos ciudades fronterizas: Eupen y Malmedy. En la zona oriental tiene que ceder parte de la Prusia Oriental a Polonia y reconocer a Danzig y Memel como ciudades libres para que Polonia tenga salida al Báltico. Fuera de Europa perderá sus colonias que pasarán a Gran Bretaña y Francia.
Desde el punto de vista militar sufrirá graves sanciones, el ejército alemán no podrá contar con más de 100.000 hombres y se abolirá el servicio militar obligatorio. Francia, como garantía para su seguridad, impone que la zona al este del Rhin (Renania) permanezca desmilitarizada y ocupada por los aliados. Esta parte de Alemania se dividió en tres zonas y cada una fue ocupada por un tiempo, los franceses quisieron hacerse con El Sarre, una rica zona carbonífera pero ingleses y americanos lo rechazaron, no querían otra Alsacia y Lorena, a cambio aceptaron que los franceses la explotaran durante 15 años.
Desde el punto de vista económico a Alemania se le exigió una indemnización de guerra que ascendía a 220 millones de marcos, una cifra desorbitada y que originará continuas tensiones con los franceses que recibirían la mitad de ese dinero, cuando Alemania no pueda pagar esa cantidad anual en 1923, Francia ocupará la cuenca del Ruhr para cobrársela en carbón.//Como consecuencia de todas estas imposiciones, los alemanes más que del Tratado de Versalles hablarán del dictado de Versalles, los representantes alemanes son aislados, no les ha escuchado sus objeciones y el país entero ha sido humillado aunque se haya preservado su unidad territorial. Fruto de todo esto es un ansia de revancha y esto será una de las causas de la II Guerra Mundial.

La paz con Turquía: el tratado de Sevres (11-VIII-20)


Turquía va a sufrir enormes pérdidas territoriales. En Europa quedará reducida a una presencia marginal (Estambul y alrededores). Pero será en Asia donde tendrá graves pérdidas, Siria, Mesopotamia (actual Irak) y Arabia pasarán a ser controlados por Francia y Gran Bretaña. En la misma Anatolia tiene que reconocer la independencia de Armenia y la ocupación de Esmirna por los griegos. Italia conservará las islas del Dodecaneso y Rodas. Además se le impone a Turquía la libre navegación por los estrechos que comunican el Mediterráneo con el mar Negro.//Mustafá Kemal Ataturk acabará con el poder del sultán y proclamará la república laica en Turquía, expulsará a los griegos de Esmirna y mantendrá y liquidará a los armenios, será el fundador de la nueva Turquía, sus conquistas serán reconocidas en el tratado de Lausana de 1923. Fue un tratado de paz que estableció las fronteras de la Turquía moderna, revocando el tratado de Sevres.

La creación de la Sociedad de Naciones (SDN)


Es el precedente de la actual ONU, su creación fue inspirada por el punto 14 de Wilson y su realización incluida en el tratado de Versalles. Su objetivo fundamental sería evitar el estallido de cualquier conflicto en el mundo a través de una Asamblea que decidiría en cualquier disputa entre países. Las dos instituciones más importantes serían la Asamblea, ya citada, y el Consejo integrado por 9 miembros, cinco fijos y cuatro elegidos por la Asamblea. Además la S.D.N. tendría otras instituciones como el Tribunal de Justicia de La Haya.//Además de mantener la paz tenía otras funciones como encargarse de la administración de un territorio u otorgar su administración a otros países (excolonias alemanas y antiguos territorios turcos que fueron entregados como mandatos a Francia y Gran Bretaña). También se preocuparía por la colaboración económica y humanitaria internacional.Al final de la década de los 30 perderá eficacia y se verá desbordada por la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini. El no entrar en esta organización Estados Unidos y las rivalidades en los años Treinta entre Francia y Gran Bretaña hace que esta organización entre en decadencia


Desconolización:


Tal y como afirmaba en febrero de 1999 el por entonces Secretario General de la ONU, el ghanés Kofi Annan, el movimiento descolonizador fue sin lugar a dudas uno de los acontecimientos más importantes, a la vez que trascendentales, de la historia del ya terminado s. XX. Desde siempre, las naciones poderosas se han visto seducidas por la idea de someter, dominar y/o controlar a las débiles, por lo que no es ajena a la naturaleza propia del hombre la situación a la que el mundo llegó tras el apogeo de la expansión imperialista alcanzado a finales del s. XIX. Así, si el colonialismo supuso la imposición del poder sobre los pueblos amerindios, asiáticos y africanos, la descolonización representa la lucha de esos mismos pueblos sometidos contra el predominio de los países europeos.

Concepto y causas del proceso:

El término “descolonización” fue utilizado por primera vez por Henri Labouret en 1952 en su obra Colonización, colonialismo, descolonización, siendo éste un concepto que admitiría varias interpretaciones. En general, podría afirmarse que como tal se entiende el acceso a la independencia por parte de los pueblos que están bajo régimen colonial, el proceso mediante el cual estos consiguen la independencia respecto a sus dominadores coloniales; es decir, el proceso mediante el cual se pone fin jurídica y políticamente al colonialismo y, por otra, se forman Estados independientes y soberanos.

Principales causas de la descolonización:

Los factores o causas que explican la descolonización, interviniendo decisivamente en la misma, son complejos variados, y actuaron además interrelacionados entre sí.


Afirmación antioccidental de la descolonización

Desde el final de la Gran Guerra, con el comienzo de un cierto declive occidental, poco a poco en los territorios coloniales iría surgiendo una afirmación antioccidental, una clara oposición hacia el Occidente imperialista y opresor, que en muchas ocasiones contribuyó a dotar de cuerpo teórico a muchos nacionalismos. A grandes rasgos, y con diferentes nomenclaturas según los autores, podrían distinguirse hasta 3 grandes movimientos de afirmación antioccidental:

• “Asiatismo”. Muy influido en su configuración tanto por el ejemplo del Japón como por la  revolución del gigante chino, no se traduciría tanto como una comunión de intereses asiáticos sino más bien como una voluntad de oposición a Occidente, un reflejo de defensa.

• “Islamismo”. Identificado con el Imperio Turco, se definiría como la reacción contra Occidente de la comunidad religiosa islámica, a pesar de su fragmentación política y dispersión, basada en la creencia de que la renovación del Islam le permitiría recuperar, frente a las fuerzas exteriores y hostiles, la fraternidad y la solidaridad de los musulmanes.

• “Africanismo” o “Negritud”.  Movimiento nacido en América, entre los descendientes de la esclavitud negra, cuya clave  explicativa la encontraríamos en la identificación que establecía entre población de raza negra y continente africano. Sería ya a partir de 1945, tras el “V Congreso Panafricano” celebrado en Manchester, cuando los líderes e intelectuales africanos se integrarían en este movimiento, aunque ya con un talante mucho más reivindicativo: carácter anticolonialista y antioccidental.

• “Panasiatismo”, “Panislamismo”, “Panarabismo” y “Panafricanismo”. Junto a las

anteriores conjuraciones, y complementándose con las mismas, también fueron elementos clave los movimientos de solidaridad y colaboración entre los pueblos afroasiáticos, que fomentaban las relaciones y la unidad entre ellos.


El nacionalismo colonial y sus líderes

La aparición y desarrollo de los movimientos nacionalistas en las colonias afroasiáticas, en los que se consolidó una mentalidad emancipadora, ayuda a entender mucho mejor el camino seguido por el proceso descolonizador en el siglo XX. Básicamente, en la formación de éste intervendrían los siguientes elementos: • La contradicción de los países colonizadores, que reivindicaron para sí la plena soberanía política y económica, negándosela a su vez a sus colonias. • La difusión de las ideología democrática europea y el cambio de mentalidad, llevado hasta allí tanto por los soldados coloniales como por los jóvenes nativos que habían estudiado en las universidad europeas, asimilando los conceptos de libertad, soberanía e independencia, que luego tratarían de implantar en sus lugares de origen. • El protagonismo alcanzado por las colonias durante la IIGM, y el rechazo a la

explotación a la que estaban sometidas por sus metrópolis. • El odio racial a los blancos europeos, y la denuncia del capitalismo y el imperialismo. • La recuperación de la identidad nacional y la afirmación de los propios valores frente a los europeos.

Sería en el continente asiático donde, aparte de más tempranamente, el nacionalismo se manifestara de un modo más general; en África, un territorio mucho menos desarrollado que el asiático desde todos los puntos de vista, ese sentimiento nacionalista sería más débil y tardío. Por último, destacar que para representar una fuerza política, los movimientos nacionales debían convertirse en movimientos de masas, algo para lo cual fue indispensable el crucial y decisivo papel que jugaron los distintos líderes nacionalistas, quienes se encargaron de encarnar la idea nacional al proponer programas políticos que serían acatados por todos dada su autoridad moral.


-Favorable contexto internacional:

Las dos grandes guerras mundiales que tuvieron lugar en la 1ª mitad del siglo XX repercutieron notablemente en las relaciones hasta entonces existentes entre las metrópolis y las colonias, creando una nueva situación en sus mutuos vínculos de intercambio y de dependencia. Sus consecuencias (Ej. Consiguiente debilidad europea) trastocaron y pusieron patas arriba el tablero de las relaciones entre potencias imperiales y sus entonces aún dependencias coloniales.

• El despertar de la I Guerra Mundial y el inicio del resquebrajamiento del sistema colonial. Tras la I Guerra Mundial, y a pesar de que Occidente seguía manteniendo su confianza en la perennidad de la colonización, como lo demuestra el hecho de las renovadas ambiciones coloniales de los beligerantes y las múltiples promesas reformistas realizadas a sus colonias durante el conflicto bélico, el posterior incumplimiento de éstas, junto a otros factores y problemas ya larvados (ej. enormes reclutamientos y pérdidas, tanto humanas como materiales), la situación derivó hacia el inicio del resquebrajamiento del sistema colonial. Imprescindibles para entender el futuro proceso descolonizador fueron las tesis formuladas un año antes de la conclusión de la I Guerra Mundial, en enero de 1918, por el entonces presidente norteamericano Thomas Woodrow Wilson: los famosos “14 puntos de Wilson”, pusieron sobre la mesa los principios de igualdad y soberanía de los territorios dependientes y el anhelo de que cada pueblo fuera libre de disponer de su destino y gobernarse por sí mismo. Por otro lado, para la Unión Soviética, la descolonización era un medio de facilitar la penetración de la ideología marxista y de ampliar su órbita de influencia.• La II Guerra Mundial y la inutilidad del obsoleto sistema colonial. Tras una II Guerra Mundial que multiplicaría los efectos de la primera, y el colapso de los imperios europeos y japonés, Europa despertaría de su “bonito sueño” tras la pérdida de su hegemonía en el mundo. Así, ante la imposibilidad real de seguir conservando las colonias más importantes de Asia, unido ello a la cada vez mayor fuerza de las ideas anticolonialistas pregonadas por las dos superpotencias vencedoras, además de la clara postura anticolonial que desde su constitución mantuvo la nueva ONU, las potencias imperialistas acabaron por convencerse de la inutilidad del obsoleto sistema colonial.


Fases y cronología de la desconolización:


Aunque la descolonización propiamente dicha diera comienzo ya antes del siglo XX (Ej. Proceso descolonizador americano), bajo la etiqueta de “época de la descolonización” se engloba solamente la transformación internacional que tuvo lugar en el mundo tras la IIGM, de manera incontenible, y que se prolongaría en el tiempo hasta la década de los setenta. Así, en el proceso descolonizador de los territorios coloniales a lo largo del siglo XX se pueden distinguir diferentes fases: 1º)

1919 – 1945

Tras la independencia conseguida en los siglos anteriores por algunos de los territorios coloniales de los viejos imperios del Reino Unido, Portugal y España, el periodo de Entreguerras de esta etapa se denomina ‘’la fase de preparación y orígenes del proceso descolonizador’’, aunque durante la misma también se dieran las independencias de los antiguos territorios musulmanes del Imperio Otomano administrados como mandatos bajo tutela franco-británica: Irak, Jordania, Siria y Líbano. 2º)

1945 – 1955

Tras la I Guerra Mundial y hasta la Conferencia de Bandung de 1955 fue cuando, fundamentalmente en el continente asiático, el proceso de la descolonización se mostraría en toda su magnitud. (Ej: India, Malasia, Pakistan,..) 3º)

1955 – 1980

Desde ese 1955, y hasta 1980, se darían las independencias de la mayor parte de los restantes territorios coloniales, en esta ocasión básicamente en el continente africano, tanto en el norte de África (Marruecos, Túnez, Argelia y Libia) como en el “África negra” (Ghana, Nigeria, Kenia, Camerún, Gabón, Chad, Sudán, etc.).4º)

1980 – … :

Aunque el proceso se diera ya por finalizado en ese 1980, todavía quedaron algunos pequeños flecos en forma de territorios residuales, cada uno de ellos con sus propias dificultades y particular problemática, que poco a poco han ido, e irán en el futuro, superando su situación y despojándose, de una u otra forma, de su dependencia. Lógicamente, el proceso descolonizador no se produjo de la misma manera en todos los territorios, al estar condicionado éste tanto por el sistema administrativo y organizativo impuesto por los europeos como por la situación geopolítica de la colonia, así como por la actitud de ambas partes. Por ello, se distinguen varias modalidades o vías de descolonización:

• La vía pacífica fue la opción adoptada por el Reino Unido, quien actuó con gran realismo y, aunque a veces fueran inevitables las tensiones, en general “renunció a sus territorios” con el objetivo de salvaguardar los lazos comerciales y monetarios, integrándose entonces sus antiguas colonias como miembros de la “Commonwealth”. Para ello, dotó a sus colonias, progresivamente, de mayores cotas de autogobierno e instituciones semejantes a las europeas, hasta que, de común acuerdo, se proclamaba la independencia.

• La vía revolucionaria supuso la violencia y el enfrentamiento armado entre colonias y metrópolis, encarnando a la perfección esta modalidad las actuaciones de Holanda y Portugal en sus antiguas posesiones de Indonesia, Angola o Mozambique.

• También hubo un modelo mixto, seguido por Francia, dependiendo de la colonia y del momento: se opuso furibundamente a la independencia de Indochina y Argelia, lo que provocó dramáticas guerras en dichos territorios; por contra, aceptó la independencia pacífica de la mayoría de sus colonias africanas.


Desconolización de Asia:


Fue un largo proceso iniciado ya a finales del siglo XIX, cuando en las colonias comenzaron a emerger diferentes movimientos nacionalistas, a imagen y semejanza de los idearios occidentales y muchas veces como consecuencia del progreso material alcanzado, en un intento por recuperar las identidades nacionales históricas o, cuando éstas no hubieran existido con anterioridad, conseguir lograr una revolución social que transformara su existencia. De todos modos, hasta después de 1945 el proceso no enfilaría su tramo más sustancial e importante, caracterizado éste por la consecución de la independencia, aunque siempre en difíciles condiciones internas de la mayor parte de los pueblos asiáticos (ej. múltiples divisiones étnicas, religiosas y sociales; carácter insular de muchos pueblos…).


La independencia del Próximo Oriente:

Tras la derrota del Imperio Otomano en la I Guerra Mundial, los territorios árabes que lo componían pasaron a depender de la Sociedad de Naciones, quien encargo su administración y tutela, en forma de mandatos, al Reino Unido (Irak, Transjordania y Palestina) y Francia (Siria y Líbano). Precisamente, el proceso descolonizador en aquel contexto se vio profundamente alterado por la rivalidad existente entre dichos administradores, además de por la desmembración artificial del territorio, la enemistad entre árabes y judíos, y las guerras por el control del petróleo y el Canal de Suez. Así, Irak se independizó en 1930, Siria y Líbano en 1946, cuando también la Transjordania se convirtió en el reino de Jordania; el Estado de Israel fue proclamado el 14 de mayo de 1948 (aunque su creación estuviera ya prevista allá por 1917, “fue necesario” el genocidio judío a manos de los nazis); y luego ya el resto de países árabes: Omán (1951), Kuwait (1961), Yemen (1967), Qatar, Bahréin y los Emiratos Árabes Unidos (1971).


La independencia del Asia Meridional

Atendiendo a las diferentes potencias colonialistas en este ámbito, señalar que: • El subcontinente indio, la perla del Imperio Británico desde el siglo XVIII, hoy en día alberga a las naciones independientes de la India (1947), de mayoría hindú, y Pakistán (1947) y Bangladesh (1971), de mayoría musulmana; también posesiones británicas en aquel ámbito, asimismo independientes, son Myanmar (1948), Sri Lanka (1948) y Malaysia (1957), entre otras. Muchos autores han coincido en calificar a aquel proceso, a pesar de las sangrientas matanzas que le siguieron, como modelo ejemplar. • Las antiguas y heterogéneas Indias Holandesas del sureste asiático, es decir, la actual República de Indonesia (1949), se vieron obligadas a conquistar su independencia por las armas debido a la política conservadora y autoritaria de su metrópoli aunque, eso sí, viéndose ayudada en dicho trance por un muy favorable contexto internacional. • La península de Indochina, la posesión más valiosa del Imperio Francés y en la que se mantenía una postura autoritaria que no preveía ninguna independencia, estaba compuesta por los llamados “países annamitas” (Tonkín, Annam y Cochinchina), Camboya y Laos. Tras la II Guerra Mundial, aunque pasando por múltiples conflictos y vicisitudes, Laos (1949), Camboya (1953) y Vietnam (1954) lograron por fin alcanzar su independencia.

Desconolización de África:


El continente africano, casi en su totalidad todavía en manos de las potencias imperialistas al finalizar la II Guerra Mundial, salvo las excepciones de Liberia (1847), la Unión Sudafricana (1910), Egipto (solo en teoría, pero independiente desde 1922,) o Etiopía (nunca colonizada, salvo durante el intervalo 1936-1941), no alcanzaría su total independencia al menos hasta mediados de la década de los 70.


-La independencia del norte de África

Zona de larga tradición musulmana y anticolonial dominada por Francia y Reino Unido, sería ella la que haría de ‘’punta de lanza del proceso’’:• Libia, colonia italiana repartida entre los aliados tras la derrota fascista, se independizó en 1951. • En el ámbito británico, Egipto no alcanzaría su verdadera independencia hasta 1953; mientras, al Sudán ésta no le sería concedida hasta 1956. • Respecto a la independencia del Magreb colonial de Francia, resaltar lo difícil del proceso allí dada la importante colonia europea allí asentada, a veces desde hacía generaciones. Aun así, Marruecos y Túnez lograron pacíficamente su independencia en 1956; la cruz de la moneda fue Argelia, nación que no lograría su emancipación, trágica, hasta 1962.


-La independencia del ‘’África negra’’:

En el resto del continente, denominado “África Negra” y caracterizado por su gran diversidad étnica, lingüística y cultural, se distinguen claramente 2 vías hacia la independencia según fuera la política descolonizadora seguida por cada una de las potencias imperialistas.

• El Reino Unido, tras la IIGM, decidió poner fin de forma pacífica a sus muchos años de explotación intensiva y fue concediendo la autonomía progresivamente a sus muchas posesiones coloniales en África, quienes también pasarían a formar parte de la “Commonwealth”: Ghana (1957), primer Estado negro independiente; Nigeria y Somalia (1960), Tanzania y Sierra Leona (1961), Uganda (1962), Kenia (1963), Malawi y Zambia (1964), Rhodesia (actual Zimbabwe) y Gambia (1965), Botswana y Lesotho (1966), Swazilandia y las Islas Mauricio (1968), y, finalmente, las Islas Seychelles (1976). • Francia, que siempre apostaría más por la asimilación que por las concesiones, se encontró con un gran rechazo y consiguientes independencias iniciadas por Guinea-Conakry (1958); poco después llegarían las de Senegal, Costa de Marfil, Chad, Níger, Camerún, Mali, Gabón, Mauritania, Burkina Faso, Benín, Togo, la Rep. Centroafricana y Madagascar, todas ellas en 1960; finalmente, las Islas Comores (1972) y Djibuti (1977). • En sus dominios coloniales, el paternalismo del monarca belga y su política descolonizadora a medio camino entre las 2 anteriores, condujo a la independencia del Congo Belga (posterior Zaire y actual Congo) en 1960, Burundi (1962) y Ruanda (1962).


-La independencia de las colonias de España y Portugal

También los viejos imperios coloniales de las seculares potencias ibéricas quedaron casi finiquitados en la 2ª mitad del siglo XX con la descolonización de sus colonias africanas: en el caso español eso ocurriría a raíz del ingreso de España en la ONU en 1956, mientras que en el portugués vendría de la mano de la “revolución de los claveles” de 1974. • Englobando los viejos territorios coloniales y algunas otras pequeñas islas, Guinea Ecuatorial se proclamaría independiente en 1968; Ifni sería entregada a un Marruecos que no cesó de reclamarlo desde que alcanzó su soberanía; en relación al “Sahara Occidental”, el territorio que más problemas planteó en su momento, y todavía plantea, España renunciaría a todos sus derechos sobre él, repartiéndolo por el “Tratado de Madrid” (1976), entre Mauritania y Marruecos. • Portugal, última potencia colonial en África, concedió la independencia a sus posesiones a mediados de los 70 tras una larga lucha contra los nacionalistas, el fuerte desgaste y descontento existente y, sin duda, por los cambios acaecidos en su metrópoli: Guinea-Bissau (1974), Mozambique, Angola y Cabo Verde.


-La ‘’especial situación’’ en Sudáfrica:

La Unión Sudafricana, Estado independiente desde 1910, merecería un lugar destacado en la historia del siglo XX, aunque ello fuera más por su actitud desde que alcanzó su soberanía que por su pasado colonial. Me limitaré a comentar la cuestión más importante, aparte de la cuestión del colonialismo local sudafricano en Namibia (finalmente independiente en 1990): el “Apartheid”. Definido por sus teóricos como “desarrollo separado de las comunidades diferenciadas”, llegaría a ser denunciado por la ONU por “crimen contra la humanidad” y calificado como “grave amenaza para la paz y la seguridad internacionales”. Aquel sistema, que desde 1950 “estructuró” la nación sudafricana, por decirlo de algún modo, no era más que una estricta política discriminatoria, en todos los sentidos, contra los no blancos. Los negros se veían obligados a vivir en zonas marginales, no tenían derecho a votar, no podían sindicarse, determinados puestos de trabajo y lugares les eran totalmente inaccesibles, no podían contraerse matrimonios mixtos…; la minoría blanca dominante manejaba los resortes políticos, así como los recursos económicos, por lo que resultaba fácil el mantenimiento de tamaña atrocidad.//A finales de 1991 ya se había abolido la base legal del “Apartheid”, pero aún no se había conseguido un derecho a votar para todos que no se alcanzaría hasta las elecciones del 10 de mayo de 1994; en ellas vencería Nelson Mandela, líder del ACN que se había pasado 30 años encarcelado tras haber propuesto la desobediencia masiva a la población negra como medida de protesta, convirtiéndose así en el primer presidente negro de Sudáfrica. Desde la distancia que nos dan tan sólo unos años, parece mentira cómo eso fue legal a fines del pasado siglo.


Configuración del mundo actual. El mundo tras la caída del muro de Berlín:


La caída del muro de Berlín en 1989 y la desaparición de la Unión Soviética en 1991 son los hitos que marcaron el final de la Guerra Fría. El hecho de que terminase la tensión entre las superpotencias nucleares y de que la inmensa mayoría de los ciudadanos del Este de Europa aceptaran gustosamente, cuando no fomentaran, la transición hacia regímenes democráticos y liberales contribuyó a crear un ambiente de optimismo. Estados Unidos, triunfante, se situaba como la única superpotencia mundial, adalid de lo que se denominó nuevo orden mundial, caracterizado por la universalización del modelo político y económico de occidente. Surgió entonces la tan exitosa como contestada teoría del fin de la historia, propuesta por Francis Fukuyama, quien planteaba que el parlamentarismo capitalista  liberal ofrecía la más perfecta forma de organización social posible, y que los países que aún no lo habían adaptado debían iniciar la transición hacia ese exitoso orden, toda vez que su alternativa, el socialismo real, había fracasado tan estrepitosamente. En realidad, pocas aportaciones ideológicas aparecerían en estos años para sumarse a las ya presentes en el siglo XIX –anarquismo, socialismo-comunismo y liberal-capitalismo, principalmente-, quedando en nada iniciativas como la Tercera Vía propuesta desde Gran Bretaña por Tony Blair y en menor medida por el estadounidense Bill Clinton, inspirados por la obra de Anthonny Giddens.

El optimismo internacional aumentaba ante la pacífica independencia de numerosas repúblicas exsoviéticas como Ucrania, Estonia, Letonia, Lituania o Kazajstán, entre otras -si bien casos como el de Chechenia se convertirían en un largo y cruento conflicto-, ante la reunificación de Alemania y ante las perspectivas económicas que abrían los denominados dividendos de la paz, producto del previsible descenso en el gasto militar mundial una vez desaparecida la rivalidad de los dos grandes bloques político-ideológico-militares del medio siglo anterior.

La primera prueba a que se vio sometido aquel nuevo orden mundial fue la Guerra de Golfo de 1991. El presidente de Irak, Saddam Hussein, ocupó Kuwait, rica en petróleo, en un intento de anexión para mejorar su economía  y acrecentar su prestigio, maltrecho tras la cruenta e inútil guerra que había mantenido con Irán entre 1980 y 1988. La comunidad internacional reaccionó enérgicamente: una fuerza de coalición autorizada por la ONU, compuesta por 34 países y liderada por EEUU expulsó a los invasores iraquíes en pocas semanas. El derecho internacional parecía así imponerse en situaciones en que hasta entonces la Guerra Fría lo había hecho imposible, como en Hungría (1956), Checoslovaquia (1968) o Afganistán (1979-1989). El prestigio estadounidense como garante del nuevo orden mundial animó a este país a otra operación, esta vez con fines humanitarios, en Somalia. Las bajas sufridas en esta aventura donde los intereses de EEUU eran inciertos, harían que en el futuro este país evitara cuidadosamente comprometer a su ejército de tierra en futuras operaciones militares. Esta última circunstancia se pondría de manifiesto en la intervención estadounidense en Bosnia-Herzegovina (1992-95), resuelta en los acuerdos de Dayton de 1995 tras los intensos bombardeos de la OTAN contra las tropas serbobosnias y el apoyo logístico y financiero a los aliados de EEUU, pero nunca mediante implicación de infantería.

Desaparecida la Unión Soviética, el pujante Complejo Militar Industrial estadounidense presionó para justificar su existencia, arguyendo nuevas amenazas globales a la seguridad, entre las que destacó en los primeros años 90 la denominada guerra contra la droga, en la que ya se había sentado un precedente en la invasión de Panamá de 1989, mediante la que se depuso al dictador y narcotraficante –y ex aliado de EEUU- Manuel Antonio Noriega, que había sumado al país en un colapso económico al priorizar sus oscuros negocios y había protagonizado sonados asesinatos de opositores. Esta operación militar se denominó Operación Causa Justa, realizando así la importancia dada a legitimarla.  Esta nueva “guerra” no era comparable a la amenaza de la Guerra Fría, surgiendo en poco tiempo un nuevo paradigma mucho más amenazador: el choque de civilizaciones. Éste término acuñado por el politólogo de la Universidad de Harvard Samuel P. Huntington, planteaba que una vez superados los conflictos ideológicos tras el hundimiento del bloque comunista, el futuro iba a deparar enconados enfrentamientos entre las áreas del mundo –no sólo entre naciones- de distinta identidad cultural, que agrupaba del siguiente modo: occidental, latinoamericana, islámica, china, hindú, ortodoxa, japonesa y africana. El mensaje implícito era que Estados Unidos y sus aliados de la OTAN –que coincidían tanto con la primera de sus civilizaciones como con el corazón del sistema capitalista liberal- debían estar preparados militarmente si no querían ser derrotados y perder su hegemonía cuando llegasen los conflictos con el resto. Su teoría tuvo una enorme influencia en el ámbito político, académico y de las relaciones internacionales. De este modo, se justificaba el rearme o, más bien, la continuidad del enorme Complejo Militar Industrial sobre cuyos peligros ya había advertido en su despedida como presidente de EEUU el general D. Eisenhower.

El ataque a las Torres Gemelas de Nueva York el 11 de septiembre de 2001 trajo consigo un nuevo clima de inseguridad internacional, motivando un ya imparable realce del militarismo, algo que parecía superado tras el final de la Guerra Fría. Así, Estados Unidos lideró dos operaciones militares de gran envergadura sin apoyo de Naciones Unidas: las ocupaciones de Irak (Desde 2003) y Afganistán (desde 2001) en una nueva guerra, esta vez contra el terrorismo internacional encabezado por la organización Al-Qaeda. Consecuencia directa fueron una serie de  medidas de seguridad interna estadounidenses que recortaron sensiblemente los derechos y libertades civiles de los ciudadanos, con una serie de resoluciones cuyo epítome fue la Patriotic Act, y que consideraban especialmente sospechosa a la comunidad islámica en su conjunto, más que a individuos con antecedentes o características peligrosas.

Respecto al papel de la ONU como árbitro de las intervenciones militares internacionales, que pareció sólido a los más optimistas tras la Guerra del Golfo de 1991, cabe señalar que el derecho de veto que disfrutan los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad posibilitaba que uno solo de estos Estados pudiera paralizar cualquier acción militar legal internacional, así se estuviese llevando a cabo incluso un genocidio. Este hecho no tuvo grandes repercusiones tras el final de la Guerra Fría hasta el debate surgido en torno a Kosovo en 1999. En aquella ocasión, el previsible veto de China y Rusia hizo preferible no votar una posible intervención que permitiese terminar con la política represiva y de desplazamientos forzados de Yugoslavia contra los albaneses de la región serbia de Kosovo. Aquel escenario era consecuencia de tensiones acumuladas durante décadas y sobre todo de las acciones de la guerrilla albanesa UCK. Los elevados niveles de violencia hicieron que la prensa internacional denominara los acontecimientos como genocidio. La OTAN, organización cuyo tratado especifica su naturaleza puramente defensiva, alegó que aquella situación era intolerable, de modo que, ante la parálisis de la ONU, debía tomar la responsabilidad y llevó así a cabo aquella guerra humanitaria, oxímoron que se uniría a otro, también popularizado en la contienda: fuego amigo, siendo el término daño colateral el tercer término que se popularizó en los medios durante el conflicto. Además de justificar con argumentos humanitarios la discutida razón de existir para la OTAN, Estados Unidos terminaría instalando en Kosovo la mayor base militar de que dispone fuera de sus fronteras. La campaña de Kosovo contó con innumerables apoyos y escasísimas críticas desde la sociedad civil, muy concienciada tras los recientes genocidios de Ruanda (1994) y Bosnia-Herzegovina (1992-95), existiendo un clima de consternación internacional y deseo de no repetición de un nuevo genocidio. Aquellos dos terribles casos de violación masiva de derechos humanos dieron lugar a dos tribunales penales internacionales ad hoc, a los que seguiría una institución permanente, el Tribunal Penal Internacional, establecido en La Haya en 2002. La conciencia de que era necesario proteger a las poblaciones civiles de graves situaciones de indefensión también llevó a la ONU a proclamar el principio de la  Responsabilidad de Proteger, enarbolado por primera vez en la práctica por la intervención militar de la OTAN en Libia en 2011. La validez real de ese principio dejó serias dudas al no aplicarse en la gravísima crisis humanitaria de Siria que siguió inmediatamente a la de Libia, evidenciándose que el equilibrio de poder entre las principales potencias implicadas –en este caso EEUU frente a China, Rusia e Irán-, pesaba más que la protección a los cientos de víctimas que cada semana aumentaban unas cifras escandalosas.

Por otra parte, el masivo apoyo de la opinión pública a la guerra de Kosovo, de legitimidad discutible –si bien justificable para evitar un genocidio-, pero de flagrante ilegalidad, habían llevado a innumerables analistas a pensar que una vez superado el miedo a la bomba atómica el movimiento pacifista había entrado en una fase de crisis terminal. Sin embargo, aquellos análisis tan pesimistas fueron desmentidos en 2003: el domingo 15 de febrero, a propósito de la invasión estadounidense de Irak, tuvieron lugar unas 600 manifestaciones en las que participaron alrededor de 30 millones de personas. Cabe destacar que nunca antes en la historia un número tan elevado de personas se había manifestado simultáneamente por la paz ni por ninguna otra causa como aquel día. Resulta, además, fundamental observar la evolución y madurez de la conciencia ciudadana respecto a los precedentes de la segunda mitad del siglo XX. A diferencia de las multitudinarias marchas antinucleares de los sesenta y los ochenta, no existía ningún tipo de amenaza directa para los manifestantes, que entonces temían ser víctimas de una guerra nuclear total que veían posible. Mientras en las protestas contra la guerra en Vietnam, que despertó una gran corriente pacifista entre la ciudadanía, la principal motivación de los manifestantes era el temor a perder la vida de jóvenes compatriotas en una guerra incierta, en 2003 primaba la solidaridad con las previsibles víctimas iraquíes, el rechazo a lo que percibían como política unilateral y neoimperialista estadounidense, la crítica a lo antidemocrático de la decisión de invador Irak y, por último, expresar el deseo de que se abordara por medios pacíficos el publicitado choque de civilizaciones, reavivado tras el 11 de septiembre de 2001.

Además, tanto en las pancartas presentes en las manifestaciones como en la publicidad y comunicados distribuidos por los cientos de organizaciones participantes, no se trató sólo de una denuncia de gran parte de la sociedad contra la intervención en Irak, sino contra la propia idea de la guerra como mecanismo válido para resolver conflictos, contra la falta de democracia de las decisiones políticas -las encuestas de España y Reino Unido, países que apoyaron incondicionalmente la invasión, mostraron un abrumador rechazo ciudadano a la invasión de Irak-, contra la manipulación informativa que trataba de justificar el conflicto y contra el dominio del petróleo iraquí por parte de potencias extranjeras. Los derechos humanos, pues, se identifican cada vez más con la justicia social, equivalente a la paz positiva por la que ha ido abogando, progresivamente, el pacifismo. Así, más allá de movilizaciones puntuales, existe un movimiento por la paz de gran solidez, constituido por miles de organizaciones y millones de activistas, y que realiza una labor continua que solo esporádicamente implica tomar las calles o realizar eventos como el Foro Social Mundial. Aquellos hechos obligaron a una reflexión: si bien en el mundo contemporáneo hay más injusticia y desigualdades que nunca, como nos recuerdan persistentemente los indicadores de Naciones Unidas, tampoco ha habido en la historia un número tan elevado de ciudadanos que, de una u otra forma, dediquen parte de su tiempo y recursos al movimiento pacifista en cualquiera de sus múltiples variables como a comienzos del siglo XXI.

Por otra parte, la economía internacional tras la Guerra Fría se caracterizó por la progresiva desregularización de los mercados y por un cada vez mayor peso de las inversiones especulativas sobre las genuinas en bienes y servicios. También por el surgimiento de nuevas potencias económicas, como el conjunto de los denominados Dragones Asiáticos y, sobre todo, de China, que, experimentando unas astronómicas tasas de crecimiento, logró en 2010 colocar su volumen de negocio sólo por detrás de Estados Unidos, al que superó en 2013. En este escenario, tuvieron lugar varias crisis económicas, relacionadas básicamente con los mercados financieros, en 1992, 1997 y, sobre todo, en 2007.

La otra gran característica de los últimos años de la década de los 90 fue la denominada globalización, posible gracias a la mejora y abaratamiento de los medios de transporte y a los avances en ciencia y tecnología. Éstos se hicieron especialmente visibles en materia informática, popularizándose el uso de internet pero sobre todo posibilitando una desconocida capacidad de movimientos de capital –aumentando así las operaciones especulativas y de blanqueo de dinero- y el acceso a los mercados y la mano de obra que ofrecieran condiciones más ventajosas a los inversores, poco interesados en las consecuencias sociales de sus actos. Por ello, abundaron las críticas a una globalización centrada en beneficiar a los capitales, bienes y servicios, pero no al conjunto de la ciudadanía. Una consecuencia directa fue la progresiva polarización de la riqueza mundial, popularizándose el esquema de la copa de champán, que mostraba como cada vez menos habitantes de la Tierra concentraban más riqueza en sus manos, y viceversa.