Dieta hipoproteica indicada para pacientes
ALIMENTACION EQUILIBRADA
Una alimentación es equilibrada o racional cuando permite al individuo, tanto si es adulto
como si está en época de crecimiento o se haya en alguna situación fisiológica
especial, el mantenimiento de un óptimo estado de salud a la vez que le permite el ejercicio
de las distintas actividades que conlleva cada tipo de trabajo.
Una dieta variada que incluya todo tipo de alimentos en una proporción correcta es
una dieta equilibrada.
La alimentación equilibrada o racional debe ser variada, agradable y suficiente, así
como satisfacer los requerimientos energéticos del individuo. Las características que
conducen a un equilibrio nutritivo las podemos resumir en los siguientes puntos:
· Establecer el valor calórico diario adecuado a cada individuo, edad y circunstancia.
· Proporcionar los aportes glucídico y lipídico que son fundamentales para la función
energética.
· Cubrir las dosis proteicas óptimas (al menos la mitad de las proteínas deben ser de
alto biológico).
· Asegurar la ingesta vitamínica recomendada.
· Incluir las cantidades adecuadas de elementos minerales y de agua en la
alimentación diaria.
· Aportar una cantidad suficiente de fibra.
RECOMENDACIONES DIETÉTICAS
– Comer variadamente de todos los alimentos aumentando el consumo de
carbohidratos hasta un 55-60% del ingreso energético total, sin que la
ingestión de azúcares simples sobrepase el 10% del total. Se recomienda
aumentar el consumo de frutas, vegetales y granos completos de cereales,
con reducción del consumo de azúcar refinado y alimentos ricos en ella.
– Reducir el consumo de grasas hasta un 30% del ingreso energético total. Para
prevención de enfermedades cardiovasculares se recomienda que las grasas
monoinsaturadas constituyan un 15% del total de las kilocalorías ingeridas y
las saturadas deben constituir menos de un 10% del total. El consumo de
colesterol debe ser como máximo de 300 mg/día.
– Limitar la tasa de proteínas a un 15% del ingreso energético diario o 0,75-0,8
g/Kg de peso y día. Se recomienda disminuir el consumo de carnes rojas y
aumentar el de aves y pescados.
– La cantidad de fibra vegetal no debe ser inferior a los 22 g/día.
– Adaptar las calorías diarias a las necesidades.
– No sobrepasar el consumo de sal en 3 g/día, para evitar un aporte excesivo
de sodio que podría dar lugar a una sobrecarga renal e hipertensión. Evitar los
alimentos con alto contenido en sal, como son los alimentos procesados y las
conservas de comidas preparadas.
– Si se consumen bebidas alcohólicas, hacerlo con moderación.
Parámetros antropométricos
Vienen definidos por la medida de la talla, peso y proporciones del cuerpo. Los
métodos más usados incluyen la talla y el peso, así como el grosor del pliegue del tríceps y las medidas del perímetro del brazo en su porción media equidistante entre el codo y hombro. Los instrumentos empleados deben ser precisos, estar en buenas condiciones y ajustados para su uso. En la medición del peso, las balanzas de cruz o palanca son más fiables que las balanzas de baño. Los procedimientos deben estandarizarse y deberá superarse la posible falta de cooperación, especialmente en los niños.
La talla y el peso corporal proporciona medidas netas de los depósitos de grasa del
cuerpo y de la masa muscular. Ambas medidas son las más usadas en la valoración del estado nutricional y aunque pueden ser comparadas con las normas estándar de peso ideal para la talla, cuando hay variaciones del peso por aumento o por defecto, es mejor compararlas con el peso habitual del sujeto (se acerca mucho más a la realidad). El uso del peso como índice para valorar el estado nutricional, se realiza en base al cálculo del porcentaje de cambio de peso reciente:
Peso Corporal Usual – Peso Corporal Actual
————————————————————— x100 = Peso Corporal Usual
% de cambio de Peso Reciente
Muchas veces es difícil saber qué cantidad de pérdida de peso es significativa, pero
se acepta que una pérdida de peso del 10% en un período de tiempo de seis meses es lo suficientemente importante como para considerar la posibilidad de un estado catabólico.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que la existencia de edema, la deshidratación y la ausencia de partes del cuerpo (amputaciones), puede tener importantes repercusiones en el estado del peso.
La medición del pliegue cutáneo en la zona tricipital y en la zona subescapular,
también son importantes referencias en cuanto a las reservas de grasa corporales y
permiten realizar estimaciones sobre la duración y severidad de una malnutrición
preexistente. Sin embargo, esta técnica requiere calibradores especiales (no se deben
utilizar los calibradores de plástico) y para que las mediciones sean fiables se necesita
bastante práctica.
Otra forma complementaria para valorar el estado nutricional es la medición de la
circunferencia del brazo. Esta técnica sólo necesita una cinta métrica que se coloca
rodeando el brazo, a mitad de camino entre el extremo del acromióm y el olécranon. El
área medida está compuesta de grasa subcutánea y músculos que rodean al húmero.
EMBARAZO
La gestación es un período en el que se incrementan notablemente las necesidades
nutricionales. Este incremento se debe, por un lado a las demandas requeridas para el
crecimiento y desarrollo del feto, y por otro, hacer frente a la formación de las estructuras maternas necesarias en la gestación (placenta, glándulas mamarias y otras) y constituir los depósitos energéticos de la madre con objeto de asegurar las demandas de energía requeridas por el parto y la lactancia.
El estado nutricional de la mujer embarazada influye en el resultado final de su
embarazo, especialmente en el peso del niño al nacer, factor que tiene estrecha relación con la mortalidad del mismo.
Las recomendaciones alimentarias durante la gestación pretenden conseguir los
siguientes objetivos:
– Cubrir las necesidades propias de la mujer.
– Cubrir las demandas nutricionales debidas al crecimiento fetal.
– Preparar al organismo materno para afrontar mejor el parto.
– Preparar la futura lactancia.
ALIMENTACIÓN DE LA MUJER LACTANTE
Este período representa, para la mujer, el mayor esfuerzo calórico que pueda presentarse fisiológicamente. La producción de 750 a 900 ml/día de leche origina un coste energético
de unas 500 Kcal adicionales a las necesidades básicas. Si el amamantamiento se prolonga más de tres meses o el peso de la madre está por debajo del peso ideal, será necesario incluso aumentar su ración energética incluso por encima de 1000 Kcal/día.
Es importante que la madre lactante se alimente bien y procure seguir una dieta equilibrada.
Ventajas para el niño de la lactancia materna
– Es el mejor alimento para el lactante ya que asegura un óptimo crecimiento y desarrollo.
– La leche materna es dinámica en su composición, adaptándose a las necesidades del niño.
– El niño padece menor número de infecciones respiratorias y digestivas.
– Se digiere fácilmente en el estómago del niño.
– Influye en el buen desarrollo del sistema nervioso, agudeza visual y cociente intelectual.
– Protege contra alergias.
– Proporciona mejor respuesta a las vacunas.
– Manipulación nula y óptima temperatura.
– Facilita el contacto íntimo madre-hijo, favoreciendo la maduración psicoafectiva.
Ventajas de la lactancia para la madre
– Es una satisfacción para la madre.
– Mejora la involución uterina.
– Prolonga el tiempo de amenorrea.
– Parece disminuir la incidencia de cáncer de mama y de fenómenos tromboembólicos.
– No hay gasto económico.
– Es cómoda, no necesita preparación, lo que se agradece sobre todo en las tomas nocturnas.
ALIMENTACIÓN EN EL ANCIANO
La vejez, ancianidad, tercera edad, edad avanzada, o edad geriátrica, constituye un grupo extraordinariamente heterogéneo de población, de forma que la fecha de comienzo de esta etapa
fisiológica no está claramente delimitada, aunque para distintos efectos podía considerarse la edad de jubilación, es decir, alrededor de los 65 a 70 años.
Se entiende por envejecimiento los cambios graduales e irreversibles en la estructura y función que ocurre en las personas como consecuencia del paso del tiempo.
Dicho de otra forma, el envejecimiento se refiere a los cambios bioquímicos que determinan alteraciones funcionales y estructurales en las células y tejidos del organismo de acuerdo con la edad
del individuo. Si bien, la existencia de cambios psicológicos y sociológicos también influyen en la alimentación y nutrición del anciano.
El estado de salud física y mental de las personas ancianas depende en parte de la forma de alimentarse durante la vida adulta e incluso durante la infancia. Las condiciones de la vida familiar,
social, profesional y el status económico influyen sobre el comportamiento alimentario. Además, con la edad aumenta la frecuencia de enfermedades crónicas, que modifican las condiciones metabólicas
y necesitan tratamientos que en ocasiones van a afectar a la alimentación.
Los hábitos alimentarios a lo largo de la vida pueden modelar la calidad e incluso la duración de la misma.
CARACTERÍSTICAS FISIOLÓGICAS DEL ANCIANO
– Disminución del metabolismo basal como consecuencia de la menor masa muscular.
– Disminución de la actividad física.
– Pérdida parcial de capacidades sensoriales.
– Deterioro de la estructura dentaria.
– Alteración de las secreciones y procesos digestivos.
– Cambios funcionales seniles.
– Disminución de las capacidades funcionales respiratorias.
– Disminución de las capacidades funcionales osteoarticulares.
– Afectación cerebral.
– Desequilibrio metabólico en general.
– Depresión del sistema inmune.
ANOREXIA NERVIOSA
Es un trastorno del comportamiento alimentario que se puede considerar como una alteración por defecto de los hábitos y/o comportamientos involucrados en la
alimentación. El término anorexia, que proviene del latín, quiere decir literalmente «falta de apetito» (el adjetivo «nerviosa» expresa su origen psicológico). Esta enfermedad se
caracteriza por:
– Pérdida de peso corporal autoimpuesta y significativa, producida por un deseo patológico de adelgazar y por un intenso temor a la obesidad.
– Distorsión por parte del paciente de su esquema corporal (dismorfofobia).
– La pérdida de peso es conseguida por la persona enferma mediante uno o más de los siguientes procedimientos:
· Supresión (ayuno) o reducción del consumo de alimentos, especialmente de aquellos que contienen más calorías.
· Ejercicio físico excesivo.
· Utilización de medicamentos reductores del apetito (anoréxicos), laxantes o diuréticos.
· Vómitos provocados.
Los síntomas que pueden indicar que una persona está sufriendo esta psicopatología alimentaria pueden ser tanto cambios cognitivos y conductuales como
indicios psíquicos y fisiológicos.
DIETA EN LA INSUFICIENCIA RENAL CRÓNICA
El tratamiento dietético se orienta a controlar la ingestión de proteínas y sodio, y a
garantizar un adecuado aporte de energía. La restricción de proteínas por debajo de 0,8 g/kg de peso corporal puede afectar el aporte de aminoácidos esenciales, motivo por el que se debe garantizar que entre 60 y 70 % de las proteínas sean de valor biológico elevado.
Si la dieta aporta menos de 40 g de proteína al día, se le considera nutricionalmente
inadecuada. Además, las dietas que aportan 50 g o menos de proteína por día
proporcionan cantidades insuficientes de calcio, hierro, tiamina, riboflavina, niacina y ácido fólico, lo que exige considerar, según las características del paciente, el uso de
suplementos.
DIETA EN LA HEMODIÁLISIS
En la dieta al paciente dialítico se debe insistir en el control de la ingesta de
proteína, energía, sodio, potasio, líquidos, calcio y fósforo, y los niveles recomendados
estar en función de la frecuencia de la diálisis y del cuadro clínico del paciente.
Los pacientes están expuestos a riesgos por carencia de vitaminas hidrosolubles,
en especial la B6 y el ácido fólico, debido a la pobre ingestión y pérdidas dialíticas. Se
recomienda el uso de suplementos de vitaminas hidrosolubles, que incluya ácido fólico (0,8 a 1,0 mg). Los suplementos de vitaminas liposolubles generalmente no son necesarios, aunque se puede utilizar vitamina D según el cuadro clínico del paciente.
BULIMIA NERVIOSA
Es un trastorno del comportamiento alimentario que se puede considerar como
una alteración por defecto de los hábitos y/o comportamientos involucrados en la
alimentación. Bulimia etimológicamente significa «hambre voraz», es decir, a diferencia de la anorexia, la persona bulímica tiene «deseo» de comer. Este desorden alimenticio se caracteriza por:
– Intenso temor a la obesidad.
– Distorsión por parte del paciente de su esquema corporal (dismorfofobia).
– Episodios recurrentes de ingesta excesiva (atracón), que unen el descontrol y el placer, y definen a la enfermedad.
– Empleo de conductas compensatorias inapropiadas (purgas) para pseudoaliviar la angustia y la culpa que el paciente siente luego de un atracón.
Los métodos purgativos, empleados con el objetivo de compensar el atracón y controlar el peso, son:
– Vómitos, provocados luego de cada ingesta y luego automáticos.
– Uso de laxantes, diuréticos o enemas, que pueden ser utilizados en exceso con daños a la salud, y a veces simultáneamente.
– Dietas exageradas o ayuno.
– Consumo de anfetaminas.
– Abuso de la actividad física.
A veces el comportamiento bulímico se observa en los enfermos de anorexia nerviosa o en personas que llevan a cabo dietas exageradas, pero la bulimia por sí
misma no produce pérdidas importantes de peso.
Los síntomas que pueden indicar que una persona está sufriendo esta psicopatología alimentaria pueden ser tanto cambios cognitivos y conductuales como
indicios psíquicos y fisiológicos.
DIETA EN LA GASTRITIS
La gastritis es una inflamación de la mucosa gástrica, puede ser producida por infecciones bacterianas o víricas, enfermedades autoinmunes, reflujo de bilis hacia el
estómago (reflujo biliar), o por irritación de la mucosa tras la ingesta de alcohol, medicamentos (aspirina y otros AINE), vómito crónico, ingestión de sustancias corrosivas
cáusticas, o por exceso en la secreción ácida (estrés). La gastritis puede presentarse en forma súbita (gastritis aguda) o en forma más gradual que perdura en el tiempo (gastritis crónica).
La sintomatología más habitual puede ser (dispepsia) dolor, flatulencia, pirosis, anorexia, náuseas y vómitos, que en general se resuelven en pocos días.
En la gastritis aguda, el tratamiento dietético debe ir encaminado a procurar el reposo gástrico, prevenir la deshidratación y mantener el balance hidroelectrolítico. Para ello, junto con medidas de tipo médico será necesario:
– Instaurar una dieta líquida, con ello nos aseguramos el reposo gástrico, ya que los líquidos pasan directamente del esófago al duodeno, prevenir o reponer el equilibrio
hidrosalino y permite retirar sustancias irritantes para la mucosa.
– Administrar azúcar con los líquidos en concentración isotónica, para que sin irritar la mucosa gástrica garantice un aporte calórico suficiente.
– Aporte de cloruros para corregir o prevenir la hipocloremia causada por los vómitos (consomés y caldos salados).
La recuperación suele darse en 2-5 días.
Las gastritis crónicas se palian principalmente por la corrección de sus factores causales como hábitos alimenticios perjudiciales, tabaco, alcohol o medicamentos.
DIETA EN EL ULCUS GASTRODUODENAL
Históricamente se han utilizado diversas dietas blandas para el tratamiento de la
úlcera péptica (úlceras gástricas y duodenales). La dieta tradicional del ulceroso pretendía disminuir la secreción de jugo gástrico, neutralizar la acidez estomacal, disminuir la motilidad y no causar irritación mecánica. Pero en la mayoría de los casos, los fundamentos de estas dietas han sido inapropiados, existiendo restricciones dietéticas injustificadas.
Una dieta blanda o las denominadas «dietas para la úlcera» no son más efectivas
que una dieta general para acelerar la velocidad de cicatrización de una úlcera y para
reducir la secreción de ácido gástrico. Estas dietas no facilitan la remisión de los síntomas ni evitan las recurrencias.
Actualmente se sabe que la recurrencia o exacerbación de la enfermedad puede
ser causada por el hábito de fumar y la ingestión de alcohol, entre otras causas, y que ésta puede ocurrir igual tanto si el paciente sigue una dieta blanda, como si no la sigue. Por tanto, la rigidez de la dieta no es necesaria para la curación del ulceroso y en muchos casos esta dieta continuada durante largos períodos sólo sirve para mantener al paciente irritado e infeliz, con un proceder que es fisiológicamente inapropiado y donde la restricción
de alimentos está completamente injustificada. Por el contrario, tanto el estado nutricional como mental de los pacientes parece mejorar más rápidamente si el enfermo no es forzado a seguir una dieta restrictiva. A pesar de esto, si la dieta blanda se utiliza durante breves períodos de tiempo, puede ser beneficiosa en algunos pacientes. Otro aspecto insuficientemente argumentado es la exclusión de las comidas fuertes, por la posibilidad de irritar la mucosa gástrica, sin que exista evidencia de este hecho en todos los casos.
La leche ha sido un componente importante de la dieta del ulceroso, es cierto que
posee un efecto neutralizador de los contenidos gástricos, pero es un efecto transitorio que va seguido de una hipersecreción de ácido clorhídrico. Además, la leche es rica en calcio y este mineral administrado tanto por vía endovenosa como por vía oral estimula directamente la secreción ácida, por lo que debemos abogar por no fomentar las comidas frecuentes a base de leche, aunque sí se deba utilizar a razón de 1 ó 2 vasos diarios como fuente de proteínas para acelerar la cicatrización de la úlcera. Si lo que deseamos es reducir la acidez gástrica, es mejor utilizar cualquier antiácido.
La restricción de especias y otros alimentos debe determinarse en función de la
tolerancia individual.
Es conveniente evitar los estimulantes potentes de la secreción de ácido gástrico y
otras sustancias lesivas para la mucosa gástrica, como son: café, té, café descafeinado, alcohol…. Así mismo se evitaran medicamentos como los salicilatos y corticosteroides. El hábito de fumar cigarrillos reduce la secreción de bicarbonato pancreático que es el amortiguador normal de clorhídrico en el duodeno.
No se ha demostrado que las comidas frecuentes y de pequeña cantidad sean más
efectivas que tres comidas diarias en el tratamiento a largo plazo de la úlcera péptica. De hecho, algunos autores están en contra de las comidas extras ya que aumentan la
secreción gástrica y pueden complicar inadecuadamente los patrones alimentarios de los pacientes. Sin embargo, algunos pacientes señalan una mejoría de los síntomas con comidas frecuentes, especialmente durante las fases agudas.
DIETA EN LAS ILEO-COLOSTOMIAS
Conviene recordar que el íleon terminal absorbe la bilis y la vitamina B12. El colon tiene un papel importante en la absorción de agua y electrólitos. Un tercio del agua ingerida
llegará al colon, donde se absorberá.
La dieta tiene por objeto disminuir el volumen diario de las heces, y evitar que estas sean excesivamente fluidas, para ello:
– Suprimir fibra vegetal.
– Reducir las grasas y la lactosa.
– Suprimir los estimulantes del peristaltismo intestinal.
– Suprimir los alimentos flatulentos.
– Ingerir pequeños volúmenes de alimentos y de agua 6-8 veces al día.
Paulatinamente se produce una adaptación del intestino residual a la nueva situación, aunque puede tardar varios meses en normalizarse el volumen y consistencia de las heces,
siempre respetando los principios dietéticos que hemos mencionado, aunque sin tanto rigor si la evolución es favorable.
DIETA EN LA HERNIA DE HIATO
La hernia de hiato se produce al formarse una bolsa supradiafragmática con una parte del estómago proximal. Sus síntomas son opresión local y un dolor especial
denominado pirosis, causado por el reflujo ácido hacia la bolsa herniaria. Puede llegar a producir una gastritis péptica a este nivel o incluso una verdadera úlcera.
Las normas dietéticas son fundamentales y van dirigidas a evitar el reflujo del contenido ácido del estómago, así como a no provocar una exagerada secreción de HCl
o una irritación local a partir de los mismos alimentos. Las recomendaciones a estos pacientes serían (iguales en caso de esofagitis por reflujo ácido del estómago, a nivel
del tercio inferior del estómago):
– 5-6 ingestas al día, con poca cantidad de alimento de una vez, incluidas las bebidas.
– Tras la ingesta, no adoptar la posición horizontal que propiciaría el reflujo.
– Se evitaran: café, té, bebidas alcohólicas, cítricos, chocolate, picantes y salados, fritos y guisados (salvo los muy simples).
– Limitar la ingesta de muchos alimentos grasos de una sola vez, procurando que no formen parte de la misma comida: embutidos, yema de huevo, leche, queso,
manteca de cerdo. Frutos secos. Pasteles. Azúcar o miel, en cantidad.
– Puede ensayarse la tolerancia a ciertos alimentos: legumbres, huevos fritos, pescado azul.
– Suprimir alimentos flatulentos.
– Si el paciente es obeso, indicarle una dieta de adelgazamiento, ya que la obesidad favorece el reflujo.
DIETA EN LA ENFERMEDAD CELÍACA (Intolerancia al gluten)
Está causada por el gluten, este origina una atrofia de la mucosa intestinal produciendose una malabsorción intestinal. Del gluten se separa dos fracciones proteicas:
gliadina y glutenina; es la primera la causante de esta enfermedad.
El tratamiento es dietético y consiste en suprimir completamente el gluten de la alimentación. De esta forma la enfermedad desaparece en el curso de pocas semanas,
no se puede ingerir ni siquiera mínimas cantidades, pues se puede recaer en la enfermedad.
El gluten se encuentra en el trigo y otros cereales, el arroz y el maíz no lo contienen. No se deberán consumir alimentos que contengan harina de trigo como el pan o
las galletas. El principal problema radica en que en las dietas occidentales es una materia prima fundamental el grano que contiene gluten y los productos que se fabrican
a partir de los mismos. Está muy extendido el uso de emulsionantes, espesantes y otros aditivos derivados de este grano. El paciente deberá leer cuidadosamente el etiquetado
de los alimentos, y si tiene alguna duda no consumirlo.
Seguir una dieta sin gluten no es fácil pero elimina completamente los síntomas de la enfermedad.
DIETA EN LA INSUFICIENCIA RENAL AGUDA
La insuficiencia renal aguda, caracterizada por un descenso súbito de la tasa de
filtración glomerular, con frecuencia se acompaña de alteración de la función
gastrointestinal. Las consideraciones nutricionales dependen de la función del tracto
gastrointestinal, del volumen de diuresis diario y de que se esté empleando o no la diálisis en el tratamiento.
La dieta incluye el control de la ingesta de proteína, sodio, potasio y líquidos, y las
necesidades energéticas. También se consideran las posibilidades de diálisis y otras
necesidades del paciente.
Las posibles insuficiencias nutricionales dependen del tipo de tratamiento indicado
al paciente. Si se prescribe una dieta con bajo contenido proteico, las insuficiencias
nutricionales dependen del nivel de restricción.
DIETA ASTRINGENTE O ANTIDIARREICA
Se puede definir la diarrea como la evacuación anormalmente frecuente de heces
con poca consistencia y gran volumen. Es con frecuencia una alteración simple, pero
también puede ser síntoma de enfermedad grave.
Según su persistencia en el tiempo, las diarreas se pueden clasificar en:
– Diarrea aguda: se caracteriza por la aparición repentina de evacuaciones
frecuentes en un individuo previamente sano.
– Diarrea crónica: se caracteriza por episodios diarreicos persistentes o
recurrentes. Con anorexia, pérdida de peso y debilidad crónica.
En muchas ocasiones la enfermedad se autolimita por si sola, y la normalización del
tracto alimenticio se restablece en 24-48 horas, con o sin tratamiento.
El tratamiento debe consistir básicamente en evitar la deshidratación, mediante
adecuado aporte de líquidos y realizar dieta astringente:
– Se evitará la fibra vegetal, ya que aumenta el volumen intestinal, estimulando el
peristaltismo.
– Pequeños volúmenes en cada ingesta, para no estimular el peristaltismo.
– Suprimir leche, guisados, fritos, embutidos, salados.
– Limitar las grasas (digestión prolongada).
– Suprimir estimulantes peristalticos como el café o el zumo de naranja
azucarado.
En la fase inicial puede estar indicada una dieta absoluta durante las primeras 6 a
24 horas dependiendo de la gravedad.
Habrá que instaurar una pauta de reposición hidrosalina. Existen preparados
comerciales (SueroralR…), en cualquier caso una dieta hidrosalina se puede preparar de la siguiente forma:
– Medio litro de zumo de limón (rico en potasio) con dos cucharadas soperas de
azúcar.
– Medio litro de agua con una cucharada de bicarbonato.
Una vez superada esta fase se instaurará una dieta líquida que incluye agua y
caldos vegetales (agua de arroz, agua de zanahorias).
Ya en la fase de recuperación se instaurará una dieta blanda a base de arroz
hervido, pescado magro o pollo hervido, purés de patatas, pan tostado. Posteriormente se introduce también el yogur, la carne o pescado a la plancha, verduras hervidas o galletas hasta alcanzar la dieta normal.
En ocasiones, el proceso diarreico empeora, en relación con la introducción
demasiado precoz de algunos alimentos. En casos leves pueden eliminarse etapas.
Algunas causas de la recaída o persistencia de un síndrome diarreico son:
– Ingesta de volúmenes demasiado grandes de alimentos permitidos.
– Introducción precoz de la leche.
– Introducción de café, zumo de naranja.
– Dar por terminada la dieta restrictiva demasiado pronto.
DIETA EN EL ESTREÑIMIENTO
El estreñimiento se puede definir como la dificultad para defecar, con
endurecimiento de las heces y, generalmente con disminución del número de deposiciones.
Hay estreñimiento cuando el ritmo de las deposiciones se retrasa más de 3-4 días,
o bien, la deposición es insuficiente y de consistencia anormal, a pesar de que la
alimentación sea equilibrada y se tome suficiente cantidad de líquidos.
RECOMENDACIONES HIGIÉNICAS
– Horario fijo de defecación.
– Comer despacio, planificando el tiempo para reposar la comida (20 minutos).
– Realizar ejercicio físico.
– Evitar el uso de fármacos laxantes.
RECOMENDACIONES DIETÉTICAS
Para inducir la evacuación:
– Tomar un vaso de agua fría en ayunas.
– Tomar un vaso de agua fría en ayunas con sorbitol.
– Tomar una cucharada de aceite de oliva virgen en ayunas.
– Tomar mermeladas laxantes.
– Tomar fruta laxante.
– Tomar café en ayunas
Para acelerar el tránsito y aumentar el bolo fecal:
– Beber una cantidad de agua elevada al día, ya que es imprescindible que llegue
en cantidad suficiente al colon para unirse a la fibra alimentaria y producir el
deseado aumento de volumen inductor del peristaltismo.
– Consumir productos ricos en fibra: cereales completos, fruta y verdura.
DIETA EN LAS ENFERMEDADES HEPÁTICAS Y BILIARES
Se ha hablado mucho de la dietoterapia en las enfermedades hepáticas, pero en la
práctica hay pocas situaciones que requieran adoptar medidas especiales. También se
hace referencia a que no siempre se “padece de hígado”, sino que la alteración se debe a la funcionalidad de la vesícula biliar.
CIRROSIS
La cirrosis hepática es una enfermedad crónica, de evolución lenta e irreversible.
Hay alteración grave de la estructura del tejido hepático que es sustituido progresivamente por un tejido fibroso no funcionante. La función hepática se encuentra gravemente disminuida.
En las diferentes etapas evolutivas de la cirrosis se afectan distintas localizaciones
orgánicas. La existencia de hipertensión portal produce varices esofágicas que ocasionan sangrados digestivos importantes que son causa frecuente de muerte en estos pacientes.
La ascitis (presencia de líquido en las cavidades abdominales) y la existencia de
encefalopatía hepática también son frecuentes, así como la insuficiencia renal en casos terminales.
A nivel de consejo dietético se deben hacer las siguientes consideraciones:
– Supresión total de bebidas alcohólicas.
– Restricción de sal ante la evidencia de ascitis o hipertensión portal. En el primer
caso la restricción de sodio debe ser más severa.
– Una restricción adecuada de proteínas en la dieta puede prevenir la aparición de
encefalopatía hepática.
LITIASIS BILIAR
El tratamiento dietético se basa en la reducción de la ingesta de grasas,
fundamentalmente colesterol y grasas saturadas (alimentos de origen animal),
pretendiendo disminuir las crisis de dolor y/o la dispepsia postprandial
HIPERTENSIÓN
La hipertensión arterial esencial o primaria representa el 96-99% de los casos
(presión diastólica persistente entre 90-100 mmHg) y en muchas ocasiones con sólo una dieta adecuada se puede llegar a controlar, sin que sea necesaria la administración de antihipertensivos. Cuando la hipertensión es moderada o severa, se requiere tratamiento conjunto, dietético y farmacológico.
El tratamiento dietético consiste fundamentalmente en el control del peso y en la
restricción de la ingesta de sodio. También se indica la limitación en el consumo de alcohol.
Otros factores de la dieta como los nutrientes: calcio, potasio, grasas, fibra y ácidos
grasos, pueden jugar un papel directo o indirecto en el desarrollo de la hipertensión, o en la protección del individuo frente a la misma.
Las principales pautas dietéticas en la hipercolesterolemia son las siguientes:
– Normalizar el peso en caso de obesidad. En el caso de que el paciente sea obeso,
hay que reducir el peso. Si el paciente es delgado la dieta será normoenergética.
– Reducción del colesterol alimentario por debajo de 300 mg/día
– Rebajar el contenido en grasas de la ingesta diaria hasta un 25-30%.
– Disminución de los ácidos grasos saturados y aumento de los ácidos grasos
poliinsaturados. Debemos conseguir una relación poliinsaturadas / saturadas mayor
o igual a 1.
– Dieta rica en fibra, principalmente alimentos ricos en pectinas al reducir la absorción
del colesterol (exógeno) en el circuito enterohepático.
Hay ciertos factores que influyen en la concentración HDL-colesterol en sangre:
– Sexo:las mujeres suelen tener cifras más elevadas que el hombre.
– Actividad física: las personas sometidas a un ejercicio físico regular, tienen una
concentración HDL superior a las que llevan una vida sedentaria.
– Tabaco: se ha comprobado que disminuye las HDL.
– Consumo de alcohol: un consumo moderado puede elevar las HDL, pero parece
que la ingesta excesiva puede disminuirlas, al aumentar las VLDL.
– La vitamina C también tiene una acción favorable sobre las HDL.
DIETA EN LA DIABETES MELLITUS
En general la dieta del paciente diabético no debe ser esencialmente diferente de la
dieta equilibrada normal.
· 55-60 % de hidratos de carbono.
· 15 % de proteínas (que será mayor si la dieta es hipocalórica).
· 25-30 % de grasas, con predominio de las monoinsaturadas.
· < 300=»» mg/día=»» de=»»>
· Alimentos ricos en fibra.
Las diferencias se centran en la necesidad de adaptar la dieta a las características
fisiopatológicas de la enfermedad y al tipo de tratamiento, así como a criterios de
individualización que permitan respetar al máximo los hábitos y preferencias del paciente, aspecto de gran importancia si pretendemos que el diabético pueda seguir de forma adecuada la dieta prescrita.
En muchos casos la dieta prescrita es considerada monótona, pesada, triste, difícil,
e incluso cara, y cuando se revisan los criterios seguidos para establecerla, con frecuencia se observa que el planteamiento ha estado mal orientado, o que ha sido incorrecto o desfasado (el filete a la plancha y la verdura cocida ha sido la única fórmula que se les ha dado a los diabéticos durante muchos años). En definitiva, ha existido una mala adecuación de la dieta a las necesidades o hábitos del paciente, lo que ha supuesto un deterioro de su calidad de vida.
La consecuencia ha sido, y es, la falta de cumplimiento de la prescripción dietética.
En este sentido, la educación del paciente juega un papel fundamental. La motivación, el conocimiento de los alimentos, el cambio de los hábitos alimentarios erróneos o la
mentalización, han de contribuir a que el paciente siga el tipo de alimentación que se le ofrece, adaptada para él, como persona que tiene que seguir la dieta.
DIETA EN EL SÍNDROME NEFRÓTICO
En el síndrome nefrótico se produce el paso anormal de proteínas plasmáticas
hacia la orina por causa de un aumento de la permeabilidad de la membrana capilar
glomerular. Motivo por el cual, el tratamiento dietético se orienta al control de la ingestión de sodio, proteínas y energía.
Cuando la excreción en 24 h excede de 3 g de proteínas, se considera proteinuria
de nivel nefrótico. No obstante, el hecho de que el aumento de la ingestión de proteína
estimula la síntesis de albúmina, también puede incrementar la permeabilidad glomerular, por lo que se recomienda una ingestión de proteína de 0,8 a 1,0 g/kg/día, siempre que los niveles de creatinina y urea sean normales.
La ingestión de energía se debe calcular sobre la base de las necesidades
individuales, y evitar el aporte insuficiente que puede provocar el catabolismo del tejido
corporal magro. Por lo tanto, no se deben imponer estrictas restricciones de energía salvo en los casos donde la reducción del peso corporal es ineludible.
DIETA EN LA UROLITIASIS
Las modificaciones de la dieta en el paciente con cálculos renales dependen del
tipo de cálculos formados y, generalmente, pretenden reducir la ingesta excesiva de algún elemento concreto de la dieta. En el tratamiento de todos los tipos de litiasis renal se recomienda una ingesta abundante de líquidos. Al menos la mitad del líquido ingerido debe ser agua. Otras bebidas pueden contener grandes cantidades de sustancias potencialmente litogénicas, y puede ser necesaria su restricción.
Diluir la orina resulta muy importante. La ingesta líquida se debe distribuir a lo largo
del día para asegurar una producción de orina constantemente elevada. En general, se aconseja la ingestión de 240 a 300 ml de líquido cada hora durante el día y una sola vez de noche si el paciente se despierta para orinar.
Los principales componentes de los cálculos urinarios son el calcio, el oxalato, el
ácido úrico, el fosfato y la cistina.
ALIMENTACIÓN PARENTERAL
Si se realiza a través de las venas cava o yugular se denomina alimentación
parenteral central, mientras que si se realiza a través de las venas de las extremidades se denomina alimentación parenteral periférica.
La alimentación parenteral central, también llamada total, se utiliza cuando no hay
ninguna posibilidad de suministrar alimentos por vía enteral (obstrucción esofágica,
pancreatitis aguda, síndrome de intestino corto, etc.) y debe proporcionar, por tanto, la
totalidad de la energía y nutrientes requeridos.
Si existiera posibilidad de suministrar alimentos por la vía enteral, se utilizaría
entonces una alimentación parenteral periférica (hipocalórica), como complemento de la alimentación enteral. Esto ocurre cuando el paciente requiere una cantidad de nutrientes superior a la que puede recibir por vía oral: estados hipercatabólicos y desnutrición grave, o cuando la cantidad o calidad de los nutrientes necesarios, no puede ser proporcionada únicamente por vía digestiva.
La alimentación parenteral periférica puede utilizarse para suministrar la totalidad de
energía y nutrientes, esto se hará de forma excepcional y por cortos periodos de tiempo.
NUTRICIÓN ENTERAL
Actualmente podemos decir que las ventajas económicas y prácticas de la nutrición
enteral la convierten en una alternativa prioritaria entre las posibilidades de nutrición
artificial del paciente.
La nutrición enteral es la técnica de soporte nutricional mediante la que se aportan
sustancias nutritivas directamente al aparato digestivo, generalmente mediante una sonda implantada por vía nasal, o por vía percutánea (Gastrostomía Percutánea Endoscópica).
Se emplean distintos tipos de sondas que suprimen las etapas bucal y esofágica de
la digestión.
TEMA 23. DIETA EN LA HIPERURICEMIA Y LA GOTA
La gota comprende un grupo heterogéneo de enfermedades que se caracterizan
por depósitos de cristales de urato monosódico en diversos tejidos, sobre todo en las
articulaciones, huesos, piel y riñón, debido a que la cantidad de ácido úrico que circula en la sangre está elevada.
Las purinas se forman normalmente en el organismo durante la hidrólisis
metabólica de las nucleoproteínas. El ácido úrico constituye el producto final del
metabolismo de las purinas.
La demostración intraarticular de los cristales de uratos monosódico es necesaria
para establecer el diagnóstico definitivo de artritis gotosa.
La hiperuricemia se define como una concentración de uratos 7 mg/dl (416
μmol/l), que es el nivel aproximado en que el plasma se sobresatura del mismo.
La gota progresa por 4 fases clínicas: hiperuricemia asintomática, artritis gotosa
aguda, gota intercrítica (intervalos entre ataques de gota) y gota tofácea crónica.
- La hiperuricemia asintomática es común y no requiere tratamiento, pero como
predispone a la gota y a la nefrolitiasis se debería hacer un esfuerzo para bajar los
niveles de uratos a través de un cambio en la dieta y en el estilo de vida.
En esta fase a pesar de que el ácido úrico está elevado, las personas no tienen
ninguna molestia. Puede durar hasta 10 o más años antes de dar síntomas y no
siempre acaba produciendo la enfermedad.
Gota aguda
Es la forma de comienzo en la mayoría de los casos. Se caracteriza por la aparición brusca a menudo durante la noche, de intenso dolor e inflamación en una única articulación, generalmente del pie, tobillo y con menos frecuencia la rodilla. Al principio los ataques ceden en 3 a 7 días y el siguiente ataque puede ocurrir en meses, años o no repetir nunca.Fase entre ataques
Al principio y después de un ataque, los pacientes quedan
completamente libres de síntomas pero a medida que los ataques se repiten, el
tiempo entre ellos es menor y van quedando molestias residuales aunque la
inflamación haya desparecido.
Gota crónica o tofácea
Se produce después de años de ataques agudos. Se
caracteriza por la presencia de los tofos, que son depósitos de ácido úrico que
pueden ser visibles en orejas, codos, dedos o tendones. En esta fase, los ataques
pueden afectar a cualquier articulación o a varias a la vez. Los ataques duran más
tiempo y se pueden producir deformaciones articulares por destrucción del hueso,
debido a tofos que se localizan en su interior. Esta fase nunca aparece si el
paciente está correctamente tratado. El riñón se afecta en algunos pacientes,
después de años de enfermedad y generalmente en personas mayores y cuando
hay otras enfermedades asociadas como la hipertensión arterial, la diabetes o
infecciones repetidas, que no son raras en personas con cálculos (piedras) y con
antecedentes de cólicos nefríticos de repetición. En ocasiones los cálculos de
ácido úrico pueden ser la primera o única manifestación de la enfermedad en
forma de cólicos nefríticos.
Los alimentos con elevado contenido en purinas, generalmente tienen un contenido
elevado también de residuos ácidos y tienden a acidificar la orina e incrementar la
excreción urinaria de ácido úrico.
El tratamiento de la gota presenta 3 metas fundamentales:
1. Control del episodio doloroso agudo
2. Prevenir recurrencias
3. Prevenir o revertir las complicaciones producidas por el depósito de los
uratos en las articulaciones, riñón y otros sitios comprometidos.
DIETA ADECUADA en la obesidad
Actualmente se considera imprescindible la INDIVIDUALIZACION de la dieta del
obeso. Para ello, es necesario conocer los hábitos, forma de vida e historia clínica del
paciente mediante la realización de la ANAMNESIS ALIMENTARIO-NUTRICIONAL. Así, se pueden encontrar alteraciones en el comportamiento alimentario como la hiperfagia prandial (Aumento del volumen y calidad de las comidas, apetito insaciable, principalmente en el hombre), bulimia (base psíquica) o hábitos inadecuados como «picar» entre comidas.
Es esencial la motivación para obtener buenos resultados.
La restricción energética no debe ser demasiado severa. En principio se aconseja
reducir un 40% de la energía de su alimentación habitual, procurando desequilibrar la dieta lo menos posible y sin olvidar las patologías asociadas.
Además hay que tener en cuenta si realiza algún ejercicio físico importante y valorar
su nivel económico y cultural.
Se recomienda un control periódico (semanal o quincenal) para lograr un mayor
cumplimiento. La pérdida de peso será de aproximadamente 1 kilo a la semana, aunque al principio puede ser más rápido por pérdida de agua y electrólitos.
Cuando se alcanza el peso propuesto se pasa a una dieta de mantenimiento que
permita estabilizar el peso conseguido. Se realiza aumentando gradualmente el aporte
energético hasta conseguir el equilibrio en el balance energético (8-12 semanas). Llegados a este punto el paciente debe haber conseguido reeducar sus hábitos alimentarios, que deberán imperar durante toda su vida.
DIETETICA EN EL PREOPERATORIO
Salvo que la intervención quirúrgica sea urgente, debe hacerse una valoración del
estado nutricional del paciente (índices antropométricos y biológicos).
En el caso de un buen estado nutricional se deberá aportar una alimentación
equilibrada y vigilar el estado psicológico.
En caso de desnutrición es necesario mejorar el estado nutricional mediante una
alimentación discretamente hipercalórica e hiperproteica. El fraccionamiento de la dieta a lo largo del día mejora la tolerancia en pacientes inapetentes.
Si la nutrición oral no es capaz de cubrir las necesidades nutricionales habrá que
recurrir a la combinación de alimentación oral durante el día y alimentación enteral durante la noche (mediante bomba de nutrición gota a gota).
Si la alimentación oral no es posible, se recurre a la utilización exclusiva de
alimentación enteral.
Si las condiciones del enfermo son tan precarias que no permite las medidas
anteriores, será preciso recurrir a la alimentación parenteral.
DIETA EN LAS GASTRECTOMIAS
Si se ha procedido a una resección total o parcial del estómago es preciso tener en
cuenta las siguientes consideraciones:
– Se efectuará 6-7 ingestas al día, con una cantidad limitada de alimentos cada
vez.
– No tomar leche (entera o descremada), ya que en el estómago se inicia su
digestión. Se intentará la tolerancia al queso y al yogur.
– No deben tomarse líquidos durante las comidas.
– Debe evitarse el azúcar.
DIETETICA EN EL POSTOPERATORIO
Diferenciamos tres fases:
1. Fase catabólicaDura de 1 a 5 días. Se observa catabolismo como
consecuencia del shock quirúrgico, disminución del peristaltismo intestinal, excreción
elevada de urea y potasio, y balance negativo de nitrógeno.
Se realizará una dieta absoluta y solo se aportarán nutrientes mediante
sueroterapia. El tiempo de ayuno absoluto se mantendrá hasta que remitan las nauseas y vómitos que pueden surgir tras la anestesia. Generalmente su duración oscila entre 12-24h.
Para retirar la vía venosa es preciso comprobar la tolerancia a pequeñas cantidades
de agua, zumo o infusiones.
Durante las 12-48 horas tras la intervención, suele aparecer un síntoma muy
incómodo para el enfermo, la sed, que es producida por la acción de los anestésicos sobre la mucosa bucal y faríngea, por la pérdida de líquidos durante la operación, hemorragias y pérdidas plasmáticas, vómitos, y la retención de sodio, debida entre otras causas a la inhibición funcional de los riñones. En esta fase es fundamental que se haga una adecuada rehidratación.
La alimentación deberá cubrir las necesidades hidroelectrolíticas y frenar al máximo
el catabolismo proteico.
2. Fase intermediaA partir del momento en que se manifiesta el peristaltismo
intestinal se instaurará la denominada DIETA PROGRESIVA, en la cual se distinguen las siguientes etapas:
– DIETA LIQUIDA: compuesta por alimentos líquidos, que puedan ser
ingeridos con la ayuda se una caña (agua, caldos, zumos, etc.). Cada patología
tiene una dieta líquida específica.
– DIETA SEMILIQUIDA: se permiten otros alimentos (según el
diagnóstico) del tipo del flan, yogur o distintos purés (de patatas , etc.).
– DIETA BLANDA: alimentos de textura suave de fácil digestión, no
triturados. No se aceptan los vegetales crudos ni los cereales completos.
Tampoco los fritos ni los guisos. Se limitan las grasas, principalmente de origen
animal.
– DIETA TRITURADA.
3. Fase anabólica: En esta etapa el enfermo debe ganar peso. La progresión
alimentaria de la fase intermedia debe permitir la ingesta de la dieta basal.
DIETA EN LOS TRATAMIENTOS ONCOLÓGICOS
El mantenimiento de un estado nutricional adecuado, puede reducir las
complicaciones del tratamiento oncológico y contribuir al bienestar del paciente.
Los pacientes mal nutridos toleran las intervenciones, la quimioterapia y la
radioterapia peor que aquellos que se encuentran en mejor estado nutricional. Por ello, la caquexia se puede convertir en una amenaza vital más inmediata que los efectos locales del tumor.
La mal nutrición energético-proteica en pacientes con tumores malignos se
encuentra asociada a alteraciones tales como: la anorexia, la mala digestión, la mala
absorción y diversos problemas relacionados con la masticación y deglución.
Los pacientes pueden sufrir un incremento o disminución de la sensación de gusto.
Con frecuencia, se aumenta el umbral para alimentos salados y ácidos, mientras
disminuyen el de los alimentos amargos. La aversión a la carne experimentada por algunos pacientes, con frecuencia es responsable de la disminución del umbral al sabor amargo.