Proceso de urbanizacion de gran bretaña

2.3. Librecambio y protección en el siglo XIX

 Además de su rápido crecimiento, ya señalado, el comercio exterior se caracterizó a lo largo del XIX por la alternancia de políticas proteccionistas y librecambistas. Gran Bretaña sería el primer país en implantar esta última, mientras que los del continente se mantuvieron hasta más tarde fieles a las prácticas mercantilistas de control aduanero.El triunfo del libre comercio en Gran Bretaña es inseparable del debate en torno a las Corn Laws (tarifas sobre la importación de granos), que enfrentó a los grandes propietarios con los representantes de las ciudades y de los intereses manufactureros. El crecimiento de la población y de la urbanización hicieron virtualmente imposible la autosuficiencia alimentaria, por lo que el Parlamento acabó aboliéndolas en 1846. A partir de 1850 el libre cambio se extendió por el continente europeo. Sin embargo, es cuestión discutida si la política comercial se orientó primariamente por el deseo de obtener los beneficios máximos del comercio o por el de utilizar las tarifas arancelarias como fuente de ingresos fiscales. De ahí las contradicciones y oscilaciones de la política comercial. En algunos casos, además, los gobiernos se limitaban a reaccionar a la demanda de los grupos de presión, que pretendían obtener beneficio imponiendo una determinada tasa a las importaciones. La imbricación entre el contexto social y la política económica de los Estados salió así a la luz con relativa frecuencia.

Fase librecambista, 1850-1873

Una vez adaptado el libre comercio, Gran Bretaña se mantuvo fiel a él hasta la crisis de 1929. La reducción de índices tarifarios entre 1841 y 1881 fue del 12 % y la tarifa arancelaria media, el 5,8%. La práctica librecambista se extendió por el continente mediante una serie de tratados bilaterales, el primero de los cuales seria el anglo-francés (Cobden-Chevalier) de 1860, seguido por el franco-prusiano (1862) y por una docena más a continuación. Todos ellos incluían la cláusula de «una nación más favorecida», consistente en que la reducción de aranceles o concesión de cualquier otra ventaja a un tercer país implicaba automáticamente que se reducían o se concedían también a todos los demás países con los que existían tratados. De esta forma se creó, en la práctica, un sistema multilateral, cuyo eje central era Gran Bretaña, que lo hacía funcionar por medio de la exportación de capital. La consecuencia de todo ello fue el notable crecimiento del comercio internacional, no sólo dentro del continente europeo, sino con los países ultramarinos. En segundo lugar, los tratados produjeron una reorganización forzada de la industria para responder a la mayor competencia.Entre los países desarrollados, el menos afectado por esta práctica sería Estados Unidos. Su posición geográfica proporcionaba al principio escaso incentivo para que el gobierno prestase atención a los extranjeros en la imposición de tarifas, por lo que las fuerzas más influyentes en este sentido eran los grupos de presión: por ejemplo, la reacción ante la crisis de 1857 dio lugar a la imposición de la Morrell Tariff Act de 1861, que introdujo derechos ad valorem bastante altos. El triunfo nordista después de la Guerra de Secesión agudizó esta tendencia a causa de la ideología proteccionista de los norteamericanos. Por supuesto, una política aduanera independiente exigía, a su vez, una autonomía política total, lo que no era el caso de los países coloniales (la India) o semicoloniales (caso de China) que hubieron de aceptar tratados en los que se fijaba autoritariamente el límite de sus tasas aduaneras.Hay que advertir que los economistas no se ponen de acuerdo sobre su interpretación. En opinión de la escuela neoclásica, hubo una tendencia a la equiparación de ingresos nacionales per capita como consecuencia del comercio y de la movilidad factorial en las economías abiertas de Europa. En otros países donde existían barreras políticas e institucionales el progreso fue menor, pero, de todas formas, se beneficiaron del proceso conjunto. Por el contrario, P. Bairoch adelantó en su obra clásica –Commerce extérieur et developpement économique de l’Europe au XIXe siècle– que el comercio creció en las fases proteccionistas a un ritmo superior que en las librecambistas, por lo que duda de la ventaja de los bajos aranceles en lo relativo a la estimulación mercantil. Además, según sus cálculos las diferencias existentes entre los diferentes países europeos en lo relativo al nivel de industrialización y al desarrollo económico -medido a través del PNB per capita- se acentuaron a lo largo del periodo que estamos considerando. Sus tesis, pues, no son muy lejanas a la doctrina Prebisch-Singer [centro desarrollado y periferia subdesarrollada o menos desarrollada], que predice una tendencia al deterioro de la relación real de intercambio de los países especializados en productos primarios con las naciones industriales, tesis que ha sido incorporada a la interpretación del atraso económico de la Europa periférica en el siglo XIX. De todas maneras, no está totalmente claro el papel del comercio exterior en el desenvolvimiento de los países atrasados y la relación que tienen con las metrópolis.B.

Fase proteccionista, 1873-1914

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[Causas]

Las nuevas circunstancias ligadas a la Gran Depresión finisecular explican la respuesta defensiva de casi todos los Estados con la señalada excepción de Gran Bretaña. Ello coincide, sin embargo, con el inicio del fin del poder político y económico europeo en los años anteriores a la Primera Guerra Mundial. El problema no residía en una pérdida de influencia sino en el acrecentamiento de las rivalidades entre los países industriales.

[Manifestaciones]

Para empezar, la mayor parte de los agricultores europeos se enfrentaron a las duras condiciones que imponía la bajada de los precios mundiales de alimentos y la necesidad de una reconversión agrícola en Europa. Frente a esta situación, poco a poco, los principales Estados introdujeron aranceles proteccionistas: Alemania en 1879 y 1890; Francia en 1881 y 1892; Italia en 1886 y 1892; España desde 1890 (viraje proteccionista de Cánovas del Castillo), etc. En cuanto a Rusia y Estados Unidos, siempre habían sido proteccionistas, pero ahora elevaron aún más sus aranceles. Sobre todo ello insistiremos en el tema siguiente.En cuanto a la industria, aparte del proteccionismo, se sorteó la desfavorable coyuntura mediante la concentración empresarial, fenómeno de gran importancia en Alemania y Estados Unidos, y la implantación de las nuevas tecnologías. Gran Bretaña, como ya se ha señalado, fue el país más perjudicado por la crisis y el que menos modificaciones introdujo. Las pérdidas relativas en potencial industrial se suplieron con mayores ganancias en el comercio e inversiones exteriores, beneficiándose así de la prosperidad de sus rivales potenciales. De todas maneras hubo un retroceso enorme en la trascendencia industrial inglesa, que ve cómo paulatinamente otros países van adelantándola en las posiciones de cabeza (en principio Estados Unidos y Alemania) de la producción manufacturera y de la tecnología mundial.