El siglo XVIII y el desarrollo intelectual
(LA ILUSTRACIÓN) LAS CARACTERÍSTICAS BÁSICAS DE LA CULTURA EUROPEO-OCCIDENTAL EN EL SIGLO XVIII
La cultura europeo-occidental en el siglo XVIII, se caracteriza por los siguientes rasgos.
EL CRISTIANISMO COMO REFERENTE CIVILIZATORIO FUNDAMENTAL. La religión cristiana sigue siendo el referente fundamental que articula la visión del mundo y las prácticas sociales tanto del campesinado como los habitantes de la ciudad. Las costumbres, las fiestas, el arte. están regidas por las prescripciones del cristianismo. Para trasmitir la doctrina, tanto la iglesia católica como la protestante, se basan en una predicación muy organizada. Durante el siglo XVIII continúa la difusión del cristianismo, sobre todo en América. En 1790 había en México y América del Sur más de 70.000 iglesias y una treintena de obispados. Unas de las misiones más importantes, tanto a nivel evangelizador y sociocultural, fue la que se llevó a cabo por los jesuitas entre los indios de Paraguay. El movimiento más importante de renovación cristiana fue el metodismo, fundado en Inglaterra por John Wesley en 1738, cuyo objetivo era facilitar en los medios populares la biblia y la vivencia cristiana. En las colonias norteamericanas, esta corriente dará lugar a la iglesia Metodista Episcopal. En Alemania cobra importancia el Pietismo*, que acentuaba los aspectos místicos y caritativos del cristianismo, influyendo a su vez en el nacimiento de la corriente espiritual de los Hermanos Moravos. No obstante, factores sociales provocan que el cristianismo mermara en los principales países europeos como Francia, Inglaterra y Holanda.
LA TRANSICIÓN A LA CIVILIZACIÓN DE LA ESCRITURA. En el siglo XVIII tiene lugar el cambio de una cultura oral a otra escrita, proceso que se verá favorecido por diversas causas: – Aumento de la alfabetización en las ciudades. – Aparición de nuevos medios de comunicación (los diarios y revistas).- Aparición de gacetas o periódicos no diarios, en los que había diferente tipología. Algunos se dedicaban a información general, otros a la divulgación de noticias políticas y económicas, otros hacia la creación de opinión.En España llegó también la prensa especializada en economía como El correo Mercantil y el Semanario de Agricultura. – Otro hecho que favoreció la difusión de lo escrito fue el idioma en el que se publicaron todos los escritos, el latín fue sustituido en cada país por la lengua literaria.
¿CULTURA ILUSTRADA VERSUS CULTURA POPULAR? En el siglo XVIII se dio una mayor distancia entre las formas de pensar y de vivir de las elites europeas y de la mayoría de la población campesina. Las elites dejaron de compartir buena parte de los rasgos de la mentalidad popular. A las elites ilustradas les disgustaba la afición del pueblo a la astrología y la adivinación, las pantomimas burlescas. Mientras que los comportamientos populares solían ser más espontáneos, rudos y crédulos; el autocontrol, la sofisticación, y un cierto sentido crítico iban predominando entre elites, especialmente, entre la burguesía ilustrada. Numerosos ilustrados quisieron entablar una verdadera lucha contra las llamadas supersticiones del vulgo. Sin embargo no puede contraponerse, la cultura popular a la alta cultura o cultura de elite ilustrada. A finales del Siglo de las Luces, se extendió entre algunos intelectuales una cierta idealización y admiración por los valores, supuestamente simples y auténticos, del mundo campesino, no corrompido por la civilización. Conectan con este enfoque autores como Rousseau, o incluso Francisco de Goya.
LA HEGEMONÍA MASCULINA Y EL PAPEL SOCIAL DE LA MUJER. En la mentalidad del siglo XVIII y en la sociedad jerárquica en la que surgió el movimiento ilustrado, la esfera pública estaba dominada por los hombres. Podría hablarse de una sociedad patriarcal.Las mujeres prácticamente no tenían acceso a la educación superior ni a los cargos públicos. Pero si desempeñaban un protagonismo social clave en algunos servicios eclesiásticos, de asistencia a los pobres, a los enfermos y a los ancianos. En la mentalidad de la época el papel de la mujer era casi exclusivamente el de esposa y madre, o el de religiosa. En Europa hay que esperar a la coyuntura revolucionaria posterior a 1789 para encontrar reivindicaciones explícitas de los derechos políticos y sociales de la mujer, como en un ensayo de Olimpia de Gouges, la cual rescribió en 1791, desde esa perspectiva, Los derechos del hombre y del ciudadano. Además, se reconocieron algunos de estos derechos en Nueva Jersey y Pensylvania. En la Inglaterra del siglo XVIII comienza a surgir en Europa lo que el individualismo afectivo, empieza a reconocerse allí entre la nobleza, el derecho del hijo o la hija de decidir sobre su matrimonio. Pese a las desigualdades de género imperantes, algunas mujeres pertenecientes a las elites tuvieron en la época de la Ilustración un papel bastante activo como aglutinadoras de círculos de sociabilidad.