Alternativas a la Educación Tradicional: Aprendizaje por Proyectos y el Valor del Juego
Alternativas a la Educación Tradicional: Aprendizaje por Proyectos y el Valor del Juego
¿Por qué trabajar por proyectos es una alternativa?
Porque la forma tradicional se ha quedado obsoleta por muchas razones, como por ejemplo: desvincula a las personas del conocimiento. Al creer que el conocimiento es solo aquello objetivo y comprobable, no dejamos entrar en el aula otros pensamientos. Los aprendizajes desvinculados crean aprendizajes memorísticos. Además, se conciben los conocimientos científicos como verdades absolutas sin cuestionarse nada.
Otra razón por la que el método tradicional está en cuestión, y por lo que nos tenemos que plantear nuevas alternativas, es porque no se tiene en cuenta qué se aprende. Lo importante no es tener conocimiento, sino cómo usarlo y ponerlo en práctica.
Además, la práctica tradicional tiene otro aspecto que es terriblemente negativo, y es la parcelación de las asignaturas, lo que origina que se dé prioridad a unas asignaturas por encima de otras, dependiendo del valor que le demos a estas. Los conocimientos son elegidos por editoriales o la administración, cosa que, al trabajar por proyectos, no ocurre, ya que el eje sobre el que se basará nuestro proyecto es elegido por los alumnos con la supervisión del docente. En la forma tradicional no se tienen en cuenta las necesidades ni prioridades del alumnado, y esto nos lleva a que al alumnado no le mueve el proceso educativo, sino las recompensas, como puede ser obtener un título, y no el mero hecho de aprender.
Esto nos hace pensar en la sobrecarga de conocimientos que tiene el método tradicional, ya que la escuela suma conocimientos, pero no los remodelamos. Hoy en día lo que hace falta es dotar a los alumnos de criterios suficientes para que ellos solos puedan discriminar la información que reciben, pero esto no se puede lograr de la forma tradicional, como es una clase magistral, sino con la práctica y con conocimientos que sean creados por los alumnos a partir de su realidad más cercana y que les ayuden a comprender el mundo que les rodea.
Por ello, la alternativa ante estas deficiencias del sistema es trabajar por proyectos. Es una manera de trabajar partiendo del conocimiento de la realidad en la que los niños y niñas viven, se desenvuelven, maduran, avanzan, etc. Supone escuchar a los niños y niñas de la clase, descubrir lo que les interesa y motiva a partir de lo que ya saben, para llegar a lo que quieren saber. Todo ello da como resultado un aprendizaje significativo, es decir, un aprendizaje que pretende partir de lo que los niños y niñas ya saben.
El maestro o maestra ayuda y guía a los niños y niñas a pensar y a investigar, creando constantemente en el aula situaciones que les estimulen a tomar decisiones, analizar, reflexionar, debatir, contrastar, buscar información, etc. Permitiendo que los alumnos se desarrollen de forma íntegra y armoniosa. Y cuando hablamos de forma íntegra, también nos referimos a la enseñanza en valores y emociones, ya que esta forma de trabajar nos permite conocernos más a nosotros mismos, así como al resto del grupo. También decir que no significa que tengan una mera adquisición de contenidos conceptuales, sino que sean capaces de equivocarse, de proponer, de investigar, etc., pues sólo de esta manera podrán entender la realidad que les rodea, y somos nosotros quienes debemos favorecer.
Y, por supuesto, el trabajar por proyectos es una forma mucho más democrática, ya que todos los participantes están al mismo nivel y el docente es un guía hacia el verdadero conocimiento, y no una figura de autoridad.
¿Por qué es importante el juego? 5 razones
El juego es una actividad donde el niño se distrae, pero además implica una serie de procesos que contribuyen al crecimiento integral de los niños, ya que les sirve para comprender el mundo. Ayuda a estimular el desarrollo intelectual, permitiéndoles hacer juicios sobre su conocimiento propio al solucionar problemas. Asimismo, desarrolla su creatividad, imaginación e inteligencia. Aprenden a memorizar, imitan roles y también desarrollan la curiosidad por descubrirse a sí mismos y a su entorno. Lo motivan a llevar sus ideas a situaciones de la vida real. Pero además el juego es importante porque también desarrolla habilidades motrices y aprende a controlar su cuerpo. El juego provoca un desahogo de energía a la vez que le enseña a coordinar sus movimientos e intenciones para lograr los resultados deseados en el juego. Dichos movimientos le van a permitir ir construyendo el aprendizaje del mundo. Como en esta etapa juegan con su propio cuerpo, esto le va a permitir conocer las características de los objetos. El juego es utilizado por los niños como una vía de escape para expresar emociones que no saben explicar o no pueden con palabras. Permite al niño desarrollar una actividad sin tener responsabilidades totales o limitantes a sus acciones. Ayudando a adquirir confianza y fomentando su personalidad y un sentido de independencia, ya que se les permite tomar sus propias decisiones y reglas. A través del juego el niño se va haciendo consciente de su entorno cultural, aprenden vocabulario nuevo, desarrollan la capacidad de decisión, funciona como ensayo para experiencias venideras. De esta manera, también aprende a cooperar y compartir con otras personas, también aprende las reglas de ganar y perder.
El juego les resulta gratificante y les permite dejar atrás la etapa egocentrista. Durante el juego también asumen roles y, a veces, se vinculan a la cultura dominante, y esto sí hay que evitarlo, ya que puede llevar connotaciones negativas. Por lo demás, es una de las mejores herramientas que tiene un docente a la hora de trabajar en el aula.
5 Aspectos que cambiar en la escuela y por qué
1. Dar más voz a los alumnos
Debemos acabar con las lecciones magistrales para convertir las clases en verdaderas aulas donde todos tienen voz y voto, donde los participantes se encuentren al mismo nivel. El alumnado debe ser el protagonista de su propio proceso de enseñanza, partiendo de sus intereses y necesidades, no de una realidad que le es totalmente ajena a él. Para ello, el docente debe escuchar más al alumno. De esta manera se podrán realizar aprendizajes significativos y relevantes para que puedan entender el mundo que les rodea y, a su vez, sean críticos con este. Porque el conocimiento es aquello que utilizamos para comprender y entender la realidad y el mundo, siendo subjetivos. El conocimiento no vale si no nos sirve para pensar y actuar sobre nuestra realidad. Esto es lo que podríamos llamar sabiduría, que es cuando el conocimiento afecta a la vida, es decir, cuando lo pones en práctica. Pero para que esto se dé dentro de las aulas, los aprendizajes deben ser cambiados.
2. Plantear retos
Por ejemplo, la escuela enseña ciencia, pero no tiene en cuenta que los alumnos sean productores de ciencia. Esto es lo que debe cambiar. Para que el aprendizaje sea significativo, no podemos dedicarnos exclusivamente a transmitir datos y conceptos para que los alumnos los memoricen. Debemos despertar su curiosidad a través de retos que deben resolver buscando información, investigando y planteándose interrogantes. Más que enseñar a dar respuesta a preguntas y resolver problemas, debemos enseñar a plantear preguntas y problemas. Es importante que los alumnos entiendan cómo aplicar a la vida cotidiana aquello que aprenden, que le encuentren sentido.
3. Trabajar las emociones
La escuela, por mucho que les pese a algunos, no es un lugar aséptico donde las emociones y el sentimiento no tienen cabida. Al contrario, la educación emocional es una herramienta básica para evitar problemas de convivencia y un elemento fundamental para una adquisición significativa del conocimiento. Por ello, el trabajo sistemático en el aula de aspectos que tengan que ver con las emociones debe ocupar un lugar prioritario en los objetivos de cualquier docente.
4. Parcelación del contenido
La fragmentación del contenido en asignaturas origina que se dé prioridad a unas asignaturas por encima de otras, dependiendo del valor que le demos. Esto ocasiona un egocentrismo intelectual; lo propio se ve como una asignatura autosuficiente, por lo que crea una mayor división del conocimiento y esto lleva a crear una dificultad.
5. Fomentar el trabajo colaborativo
El estudio y la adquisición del conocimiento no son exclusivamente una práctica individual y solitaria. El trabajo en equipo, además de ser una herramienta que los alumnos necesitarán dominar en el futuro, es una manera motivadora y creativa de trabajar en el aula, además de contribuir a enriquecer el clima de confianza necesario para que afloren los problemas y errores, y puedan reconocerse y celebrar asimismo los éxitos. Para ello es necesario, entre otras cosas, flexibilizar el diseño y la distribución de los muebles que hay en el aula. Hay que acabar con las aulas auditorio.
6. Reformular la manera de evaluar
Replantearse la idoneidad de los exámenes que valoran la capacidad de retención de conceptos es fundamental para lograr una nueva forma de enseñar en nuestras aulas. Nada de lo dicho anteriormente tiene sentido si, al final, los alumnos tienen la percepción de que lo único importante es aprobar y que para ello solo tienen que retener los conceptos fundamentales de lo que se ha trabajado en clase. La evaluación debe ser continua y el peso de los exámenes tradicionales, mínimo, no acabar con ellos por completo.
Cuáles son los rasgos que caracterizan al docente innovador
Convertirse en un profesor innovador implica superar las prácticas pedagógicas tradicionales planteando y llevando a la práctica nuevas propuestas a los problemas pedagógicos. Para que un docente sea innovador, requiere de ciertas características, como:
- Hábito lector: El hábito lector del docente es una condición necesaria para la reflexión. La formación profesional no debe quedarse en lo obligatorio, sino que el docente que desee ser innovador en su práctica educativa ha de dedicar un tiempo a la autoformación.
- Colaboración: La colaboración entre compañeros y actores que entran en la escuela es el inicio hacia el cambio. Por ello, el docente innovador debe crear oportunidades donde la cultura colaborativa sea el centro del fortalecimiento educativo y las innovaciones mediante la práctica democrática. Dentro de esta colaboración se intercambiarán ideas y experiencias para ir avanzando hacia el modelo de escuela deseada.
- Coherencia: Otra característica importante para un docente innovador es la coherencia entre su discurso y su propia práctica. Esto quiere decir que, si el docente decide educar en valores, estos han de estar siempre presentes durante su práctica, y no que la enseñanza en valores se limite a una actividad concreta. Esto es traicionar nuestro pensamiento y discurso.
- Democracia: La democracia dentro de una aula innovadora no puede faltar, así como es fundamental que el docente innovador sepa llevarla de manera adecuada, porque la democracia no es sólo un mecanismo de representación, sino una forma de entender la vida y las relaciones sociales. Esta dota de más autoridad y poder al alumnado, profesorado, padres y a la comunidad.
- Pedagogía del error: Por supuesto, el docente innovador debe hacer que su alumnado no tenga miedo al error, ya que en la actualidad el error se ve como un fracaso, pero esta mentalidad debe quedar atrás para dar paso a una pedagogía del error, en la cual el error forme parte del proceso educativo, ya que de los errores se aprende a construir el conocimiento. Como la mayoría de los inventos de hoy en día formó parte de una cadena de muchos errores, es por ello que debemos verlo como una oportunidad de crecer.
Otro aspecto que es imprescindible para la innovación es una educación basada en los intereses reales del niño. Esto es imprescindible para que se pueda trabajar por proyectos y que estos sean efectivos, porque si no conseguimos motivar al alumnado, no conseguiremos aprendizajes relevantes, sino memorísticos, como el sistema tradicional. Esto también nos lleva a que el profesorado tiene que ser capaz de seleccionar de manera adecuada los contenidos en los cuales quiere centrarse y, por supuesto, al trabajar por proyectos, el docente debe estar preparado para responder de forma rápida y eficaz a los posibles problemas o preguntas que se planteen en el aula. Aunque el docente innovador no debe olvidar que su papel no es ser autoritario, sino que tiene un papel compartido con el alumno, es como un guía hacia el conocimiento. Por supuesto, los contenidos en un aula innovadora deben ser contextualizados para que el alumnado pueda crear un aprendizaje relevante.
Para que todo lo anteriormente mencionado se pueda llevar a cabo, es imprescindible la curiosidad del alumnado, ya que sin ilusión ni motivación no existe posibilidad de aprendizaje. Es por ello que esta curiosidad crece en función de la relación que se establece con su profesor. Además, esta curiosidad refuerza su seguridad y autoestima. Por ello, el docente debe mantener la curiosidad de sus alumnos como una fuente principal para la innovación en el aula.
Además, la innovación permite establecer relaciones más significativas entre distintos saberes de manera más progresiva para ir adquiriendo una perspectiva más elaborada de la realidad. Esto es un principio fundamental que debe comprender y respetar el docente innovador, y para que ello se realice, en la práctica docente esta debe partir de los hechos más cotidianos, así como de la experiencia y la práctica.
Y ya por último, pero no menos importante, sino todo lo contrario, decir que para que se dé lo anteriormente mencionado, el docente debe tener una mente abierta a los cambios, así como saber que la innovación no es una meta a alcanzar con un fin, sino que es algo que nunca tiene fin, solo es cuestión de superarse una y otra vez.
¿Qué hay que cambiar de la escuela, por qué hay que cambiar y hacia dónde queremos que se produzca el cambio?
Para hablar de cambio, lo primero que hay que tener en cuenta es que no es lo mismo cambio que reforma, ya que no es necesario realizar una reforma educativa para que se produzca un cambio y este nos lleve a la innovación educativa que tan necesaria es hoy en día, ya que la escuela se encuentra en un proceso delicado, porque es sabido por todos que la escuela se encuentra descontextualizada por completo, ya que en la actualidad la sociedad cambia muy rápidamente, por lo que la escuela debe dar respuesta a esto mediante un aprendizaje sólido que les permita afrontar críticamente los cambios acelerados de la sociedad, de manera que les ayude a tener autonomía.
La escuela no puede volver atrás ni limitarse a leer, escribir, contar o a conocer en exclusividad la cultura dominante. La escuela exige otro tipo de conocimiento, una participación más activa del alumnado en su propio proceso de aprendizaje.