Emociones Básicas: Características y Factores Moduladores
Alegría
La alegría es el sentimiento con valencia positiva, que se produce cuando se eliminan contingencias negativas u ocurren acontecimientos positivos, cuando tenemos una experiencia estética.
Los factores moduladores relacionados: la personalidad extrovertida está más ligada con esta emoción. El consumo de sustancias y el contexto sociocultural también influyen en la emoción.
Puede perder su carácter adaptativo, dando paso a un estado emocional alterado desprovisto de las características funcionales y experienciales propias de este afecto positivo.
Hablamos de hipomanía en su forma más moderada y de manía para identificar su manifestación más extrema.
Sorpresa
Es considerada la emoción básica más singular. La sorpresa es la única emoción que es hedónicamente indeterminada.
Algunos autores la relacionan con la respuesta de orientación, asociado a un incremento en la sensibilidad de los órganos sensitivos, para aumentar y optimizar la receptibilidad del organismo.
Puede ser facilitada por estímulos ambientales e internos. Dada su escasa duración, normalmente se transforma en otra emoción.
Libera el pensamiento de contenido irrelevante y facilita al sujeto la dirección de su atención.
El proceso de análisis y evaluación de los sucesos inesperados se compone de 4 subprocesos:
- Verificación de la discrepancia del esquema.
- Análisis de las causas de un suceso inesperado.
- Evaluación del significado del evento para el bienestar personal.
- Valoración de su relevancia para la actividad que se está realizando.
Ira
El sentimiento que emerge cuando la persona se ve sometida a situaciones que le producen frustración o que le resultan aversivas.
Como factores moduladores encontramos dentro de los patrones de personalidad que las personas que muestran elevada autoestima y alto narcisismo son más proclives a la cólera.
Los sentimientos de ira modulan nuestra conducta interpersonal y, a su vez, a través de los agentes de socialización (padres, hermanos, amigos…) y del contexto cultural se regula su expresión en la interacción con otros.
En los primeros años de vida aparece en las primeras transacciones entre el niño y sus cuidadores. La cólera infantil hace las veces de una señal social que estimula a estos a ayudarle a mitigar su malestar.
En el adulto, las manifestaciones de ira indican a nuestro interlocutor que su conducta nos perjudica o daña y, en la medida en que éste la corrige, evitan la confrontación violenta.
Asimismo, la ira puede eventualmente sesgar la valoración que hacemos de una situación social, induciéndonos a realizar inferencias hostiles que propician el comportamiento agresivo.
La ira es el componente emocional del complejo AHI (Agresividad- Hostilidad-Ira). La hostilidad hace referencia al componente cognitivo y la agresividad al conductual. Dicho síndrome está relacionado con trastornos psicofisiológicos, especialmente las alteraciones cardiovasculares.
Miedo
Es un legado evolutivo vital que tiene un valor de supervivencia obvio.
El miedo evolucionó para producir respuestas adaptativas, soluciones conductuales al problema de la supervivencia, cómo detectar el problema y cómo responder al mismo.
Los estímulos que desencadenan el miedo pueden ser tanto naturales como adquiridos mediante aprendizaje.
Algunos estímulos que provocan miedo pueden ser adquiridos también por aprendizaje vicario.
A nivel fisiológico el miedo produce aceleración de la frecuencia cardíaca, incremento de la conductancia y de las fluctuaciones de esta.
Los procesos cognitivos relacionados con el miedo se producirían por:
- Una valoración primaria: amenaza.
- Valoración secundaria: ausencia de estrategias de afrontamiento apropiadas.
Las fobias condicionadas presentan las siguientes características:
- Existencia de miedo desproporcionado en relación con el carácter amenazante de la situación.
- No existe una posible explicación lógica del fenómeno (la persona es consciente de esta irracionalidad).
- Sobrepasan el posible control voluntario.
- Producen cierto grado de malestar o sufrimiento.
Asco
La emoción de asco, aversión o repugnancia ha sido reconocida como una emoción básica desde Darwin.
Define una marcada aversión producida por algo fuertemente desagradable o repugnante.
Es una emoción compleja, que implica una respuesta de rechazo.
Mediante el proceso de condicionamiento se puede aprender una aversión a un sabor en particular.
En algunos estudios se afirma que el asco y el miedo tienen mucho en común, ya que ambas emociones tienen valencia negativa, alta activación y conductas de retirada.
En la infancia, el asco se limita a sabores amargos y agrios.
Los niños más mayores muestran repugnancia ante cualquier estímulo ofensivo.
En los adultos, los objetos que causan repugnancia son la contaminación corporal, contaminación interpersonal y moral.
El aprendizaje cultural determina en gran medida lo que el adulto considera como contaminación en los tres niveles.
La función de la repugnancia es el rechazo.
Puesto que la repugnancia genera aversión, las personas aprenden las conductas de afrontamiento necesarias para evitar condiciones que producen repugnancia.
Existen evidencias en señalar que hay una estrecha relación entre sensibilidad al asco y sintomatología obsesivo-compulsiva.
Tristeza
Es el sentimiento con valencia negativa caracterizado por un decaimiento en el estado de ánimo habitual de la persona. Se acompaña de una reducción significativa en su nivel de actividad cognitiva y conductual.
Experiencia subjetiva oscila entre la congoja leve y la pena intensa propia del duelo o de la depresión.
Los factores moduladores respecto a variables de personalidad: alta inestabilidad emocional que se observan en frecuentes sentimientos de desesperanza y depresión.
Presentan una autoimagen negativa, baja autoestima y alta propensión a experimentar culpa.
Otro factor modulador referido a un determinante cognitivo es el fenómeno de la indefensión aprendida en el que la persona está convencida de que sus conductas voluntarias no influyen en forma alguna en el logro de los resultados deseados.
El factor sociocultural influye en la expresión de la tristeza ya que culturalmente se puede percibir como una emoción negativa.
En general, desde el enfoque cognitivo: la valoración de pérdida o daño que no puede ser reparado y focalización de la atención en las consecuencias a nivel interno de la situación.
La tristeza puede inducir a un proceso cognitivo característico de depresión, que según Beck, son los factores principales en el desarrollo de dicho trastorno emocional.