Habilidades para la Relación de Ayuda: Guía Práctica

Relación de Ayuda: Concepto y Estilos

Relación de Ayuda es el vínculo que se establece con una persona que atraviesa un momento difícil. El objetivo es ofrecer recursos, centrarse en sus necesidades y acompañarla en el proceso de autoayuda.

El objetivo fundamental es aumentar la competencia relacional (conocimientos, habilidades, actitudes) y emocional (manejo de la vulnerabilidad, canalización de emociones/sentimientos, capacidad de reconocer y aceptar).

Expectativas del Paciente

El paciente espera que el profesional:

  • Acepte y comprenda sus sentimientos.
  • Examine las dificultades sin juzgar.
  • Muestre empatía.
  • Le ayude a encontrar recursos para mejorar su situación.

Estilos de Relación de Ayuda

Existen diferentes estilos de relación de ayuda, que se pueden clasificar en dos enfoques:

Foco en la Persona

  • Facilitador: Muestra una actitud empática y se centra en las necesidades del paciente.
  • Empático-Participativo: Se interesa por las dificultades y recursos del paciente, teniendo en cuenta su valoración cognitiva y afectiva.
  • Democrático Cooperativo: Ayuda a encontrar alternativas válidas y anima al paciente a usar sus recursos.

Foco en el Problema

  • Directivo, Paternalista: Se centra en la persona del interlocutor y asume su responsabilidad, dirigiéndolo hacia «lo que yo querría que tú fueras».
  • Autoritario: Se centra en el problema del ayudado y quiere ayudarle a resolverlo de manera directiva, estableciendo una relación de dominio-sumisión.

Actitudes Clave en la Relación de Ayuda

Las Distinciones: Concepto

Enfrentar una palabra con otra para extraer un matiz diferente permite nuevas formas de observar la realidad y ayuda a encontrar alternativas desconocidas. Algunos ejemplos son:

  • Tolerancia vs. Aceptación
  • Simpatía vs. Empatía
  • Hipocresía vs. Autenticidad
  • Sincericidio vs. Sinceridad

Actitud en la Relación de Ayuda

Una relación de ayuda funciona cuando el profesional es auténtico, está implicado en la relación, acepta al paciente como persona independiente e individual, ve el mundo del paciente a través de sus ojos y admite cada uno de sus aspectos.

Empatía

La empatía es la actitud que lleva a sintonizar con el sentimiento del otro. Se diferencia de la simpatía (vivencia positiva del mundo emocional de otra persona) y la antipatía (vivencia negativa del mundo emocional de otra persona).

La empatía implica:

  • Meterse en la piel del otro.
  • Ponerse a sí mismo en paréntesis.
  • Comprender al otro.

Comprensión empática: Capacidad de devolver el significado de la experiencia del paciente en un lenguaje adaptado, para que sienta que ha sido comprendido.

Fases de la Empatía

  1. Identificación: El profesional penetra en el campo del otro y no es indiferente a su experiencia.
  2. Incorporación: El profesional puede despertarse el «el también yo» y la observación del otro puede pasar a ser la observación de uno mismo.
  3. Separación: El profesional interrumpe el proceso de incorporación estableciendo distancia y evitando sentimientos de culpa.

Aceptación Incondicional

Las claves de la aceptación incondicional son:

  • Ausencia de juicio moralizante.
  • Acogida de emociones.
  • Confianza en el paciente.
  • Cordialidad en el trato.

Dimensiones de la Persona

Es importante tener en cuenta las diferentes dimensiones de la persona:

  • Dimensión corporal: Sana integración del propio cuerpo del ayudante.
  • Dimensión intelectual: Capacidad de comprenderse a sí mismo y al mundo.
  • Dimensión emocional: Identificar sentimientos, emociones y canalizarlos y comprenderlos.
  • Dimensión social: Cuanto más apoyo tenga la persona más posibilidades de superar crisis.
  • Dimensión espiritual: Trata del mundo de valores de la persona.

Autenticidad y Congruencia

La autenticidad y congruencia se refieren a la capacidad de ser uno mismo en la relación y la coherencia entre lo que uno es, piensa, siente y vive. Implica un buen conocimiento de sí mismo.

Habilidades o Destrezas para la Relación de Ayuda

Escucha Activa

La escucha activa nos permite materializar las actitudes básicas de la relación de ayuda: comprensión empática, aceptación incondicional y autenticidad. Permite una aproximación a la realidad de la otra persona, poner atención y comprenderla, centrarse en el otro.

Requisitos de la escucha:

  • Tiempo
  • Silencio
  • Interés
  • Respeto
  • Empatía
  • Autocontrol
  • Flexibilidad

Elementos de la escucha activa:

  • Oír
  • Atender
  • Voluntad de querer comprender
  • Observar el lenguaje no verbal y verbal
  • Callar
  • Centrarse en las necesidades del otro
  • Acogerse al otro

Obstáculos para la escucha:

  • Pasividad
  • Ansiedad
  • Tendencia a juzgar
  • Hablar en exceso
  • Pensar mientras el otro habla
  • Impaciencia
  • Superficialidad

Reformulación

La reformulación consiste en devolver lo que el otro expresa, tanto de forma verbal como no verbal, presentando con claridad la comprensión de lo que está viviendo.

Tipos de reformulación:

  • Reiteración: Devolver las últimas palabras de lo que se ha comunicado.
  • Dilucidación: Poner orden en lo recibido y devolverlo con más claridad.
  • Devolución del fondo emotivo: Poner nombre al fondo emotivo de lo que se ha recibido.

Personalización

La personalización consiste en concretar y especificar, evitando la generalización, para centrarse en el problema como algo personal.

Sub-destrezas de la personalización:

  • Personalizar significado
  • Personalizar el problema
  • Personalizar sentimiento
  • Personalizar el fin

Normalización

La normalización facilita que la persona vea su dificultad como algo normal.

Funciones de la normalización:

  • Disminuir el grado de malestar o angustia
  • Encuadrar la dificultad dentro de su contexto
  • Concebir la dificultad como algo resoluble o abordable

Confrontación

La confrontación ayuda a descubrir los recursos que se poseen para adaptarse a una situación de dificultad.

Tipos de confrontación:

  • Didáctica
  • Confrontación con la propia experiencia o contradicción
  • Con las propias cualidades
  • Propias debilidades
  • Incitación a la acción

Iniciar la Acción

Iniciar la acción consiste en ayudar a programar un plan de acción, resumiendo las diferentes alternativas, preguntando sobre las posibilidades y proponiendo otras posibilidades.

Es necesario establecer:

  • Objetivos generales, específicos y operativos
  • Identificar los recursos disponibles
  • Examinar ventajas e inconvenientes de las posibilidades
  • Establecer plazos concretos
  • Evaluar periódicamente